AERONAUTAS Y CRONISTAS

martes, 7 de mayo de 2019

IDEOLOGÍA POLÍTICA




Hagamos un poco de claridad sobre el dilema actual en la escogencia de presidentes. Tenemos dos opciones. Una comunista y una capitalista. Entendamos cómo funciona la confrontación entre las dos ideas.

Primero, el capitalismo. Se basa en la propiedad privada. Cuando es exagerado, cerrero y materialista, conforma una pequeña clase social extremadamente rica. Con  todas sus necesidades humanas satisfechas. Y, con el poder económico, domina a una gran masa pública empobrecida y llena de necesidades. Es una injusticia. El deseo de la masa pobre de eliminar sus necesidades insatisfechas los estimula a trabajar cada vez más como forma de lograr la comodidad mínima indispensable para su felicidad. Y se hacen esclavos de la clase dominante.

Por el contrario el comunismo es aquella donde toda la riqueza de la comunidad se reparte por igual y por lo tanto, supuestamente, no existen ricos ni pobres. Solo hay un solo rico, el Estado, porque lo posee todo. Pero en este ambiente no hay motivación ni espíritu de competitividad para la superación individual de lograr cada día más satisfacción. Y por supuesto los más astutos buscarán gobernar.
Para aprovecharse de la gran riqueza comunal. Para sobrevivir cómodamente sin tener que esforzarse por producir ni trabajar. Y nuevamente surgirá una burocracia dominante que es llamada, engañados, la dictadura justa del proletariado. Una élite privilegiada que nuevamente dominara a la gran masa pública. Y las burocracias comunistas son más tiránicas que las capitalistas. Como ya dijimos  que sucede también en el capitalismo. Pero en este caso con pobreza y en el otro con riqueza.

Por supuesto sin estímulo para esforzarse en ser productiva. Porque todo aquel que lo sea sólo disfrutará una pequeña parte de su sudor. El resto se repartirá a muchos otros que, ante esa facilidad, nunca más querrán empeñarse en producir. Entonces no es posible alcanzar un punto ideal porque es simplemente utópico e irrealizable, por la debilidad y deficiencia innata del ser humano y de las sociedades.

Pero existe un punto de equilibrio entre los dos extremos del capitalismo y del comunismo. Y ese es el que hemos dado en llamar el espíritu social. El socialismo. Punto de equilibrio extremadamente sensible que tiende con frecuencia al desbalance. Por ello las fluctuaciones que hemos visto históricamente entre los pueblos luchando por mantenerse lo más estables posibles. Pero ni aun así este punto es el ideal. Es necesario que existe una pequeña tendencia hacia el capitalismo para que el crecimiento económico conduzca a la mejor felicidad posible de los grupos humanos.

Es aquel que tiende ligeramente hacia el capitalismo para que siempre exista un motivo de estímulo por lograr más satisfacción, cada día  bajo el principio del perfeccionamiento y el mejoramiento constante
El camino para lograr esa realización es la democracia social. Es la forma más civilizada de gobierno y de convivencia humana.

Ya que el otro lado, el de la dictadura, cualquiera de las dos que sea, la del capitalismo burgués exagerado o la del proletariado, es el  que no funciona cuando es imposible un entendimiento entre las dos ideologías. Y se supone que cada día hacemos esfuerzos por entendernos mejor entre nosotros como seres inteligentes.

Estas ideas son las que nos han conducido a la conclusión de que siempre es mejor un moderado capitalismo, por la vía de la democracia, con sentido social. La que es la menos propensa a evitar la explotación humana. Así no sea totalmente exenta de serlo. Como mínimo da mayor oportunidad al individuo  de establecer su propio destino.  Es decir  la que ofrece mayor libertad así esta no sea total pero es la menos peor.

No como el lado contrario. El comunismo que es de un esquema tan cerrado que las individualidades desaparecen completamente.
Y así la democracia capitalista este muy lejos de ser la forma ideal de gobierno. Pero resulta ser la menos imperfecta.

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