AERONAUTAS Y CRONISTAS

jueves, 7 de noviembre de 2013

CONCORDIA. FRENESI Y GUERRA. CAPITULO 17


CONCORDIA. FRENESÍ Y GUERRA

CAPITULO 17

EL DEFENSOR DE BETULIA.

En cierta ocasión conversando con los Altamiranos, me decían que yo había ido a su tierra muy bien armado: con el Indio y con Ernesto Vasco. Existía una seria rivalidad política y administrativa entre la cabecera de Betulia y su principal corregimiento, Altamira. Los últimos, un domingo por la noche atacaron al pueblo siendo Vasco el principal defensor, matando a tres Altamiranos en 1948 cuando se empezó la violencia política. Ernesto ya vivía como carnicero en el municipio de Caldas, Antioquia. Siendo provocado por el resguardo de rentas, presentose abaleo en donde hubo tres muertos, todos se los atribuyeron a Ernesto. Hubo legítima defensa. Vasco decía que eso había sido nada, sólo una riñita porque el Resguardo lo estaba persiguiendo por liberal.

EL PRIMERO DE LA SANTAMARÍA

Vino la elección de Guillermo León Valencia para el segundo período del frente nacional. En Concordia voté por Valencia e hice votar a centenares de liberales por él. Valencia trató al Partido Liberal con guante de seda y con mano de hierro a las guerrillas, las cuales tenían contenido de clase y su embrión había estado en la contienda partidista del 49 al 57. Su ministro de guerra casi le da un golpe de estado. Seguíamos en nuestra permanente bobada. La cúpula liberal lo miraba bien y tenía confianza en sus actos. Creo que influyó bastante su actitud en la plaza de toros de la Santamaría en 1944, antes del golpe de estado, en Pasto. El segundo incidente en esta plaza de toros sería el que sucedió por parte de los gendarmes guardaespaldas de la hija de Rojas Pinilla para los años 50.

VISITA A POPAYÁN

En 1942 los bachilleres del Liceo Antioqueños visitamos a Popayán. Allí contemplamos los cuadros históricos, visitamos los museos, los altares y las casas de los 18 presidentes que ha dado el departamento del Cauca. Quedamos aturdidos con tanta anécdota. Alcurnias, títulos, pergaminos, condecoraciones y nombres de familias ilustres.

El grupo escogió a tres estudiantes, uno conservador Guillermo Quijano de Titiribí y a dos liberales: Pablo Cárdenas y a mi persona con el fin de contactar al maestro Valencia y pedirle una audiencia. Convenimos en encontrarnos a las ocho de la mañana en el parque principal de Popayán para conversar con el maestro. A esas ahora el hacía su paseo matinal. Quijano hablaría sobre su vecino, el Concordiano Ñito Restrepo. Pablo Cárdenas lo llevaría el campo de la política internacional. Yo trataría acerca de la cultura europea y en especial los poetas malditos franceses.

Al presentarnos se conmovió al saber que éramos antioqueños. Contó que había estado con Ñito Restrepo en el aniversario de la batalla de Ayacucho y que lo había recibido en su casa de Paletará. Que había sido amante de las buenas escopetas y los buenos perros. Le gustaba la casa de noche. Quijano le contó que Ñito tenía un hijo, el cual vivía en Titiribí con su madre María de Jesús Castaño y llamado familiarmente Castañito. El maestro se sorprendió ante esta noticia que era un aspecto desconocido en la vida del gran Ñito.

Después de una hora de hablar de antioqueños yo le dije: Maestro, lo felicito por esa hermosa traducción suya del "retrato" de Baudelaire. Dijo: cuando estuve en el Mediterráneo lo que más me llamó la atención fue el acento, la fuerza y la sensualidad de los poetas franceses. Su cultura y hasta los prostíbulos orientales tenían su encanto. Maestro, díganos cuál es la cultura que supera la francesa o la alemana. Contestó: Francia sabe más de política que Alemania. Dominó a los estados alemanes durante más de 40 años. Las guerras napoleónicas las guerras napoleónicas y la política de control natal parece que la han agotado. La universidad alemana es científica, muy superior a la francesa, semillero de técnicos e ingenieros. En Alemania hay una gran reacción contra los franceses. Trátase de un problema histórico de acción y reacción. Francia se opuso a la islamización de Europa con Carlomagno y con Carlos Martel se opuso a la germanización del mundo latino.

EL CAPITÁN FRANCO

A raíz de las dos visitas efectuadas a Bolívar por Mariano Ospina Pérez en el 45 y 48 y a la reunión efectuada por el secretario de gobierno Carlos Mariano Londoño en Bolombolo, en donde clavó un cuchillo sobre una mesa, diciendo a los concurrentes: que así se iba a tratar, en lo sucesivo, al Partido Liberal, se organizaron las brigadas fascistas con epicentro en Bolívar y se generalizaron los aplanchamientos. Ante la acción conservadora se provocó que una parte del liberalismo del suroeste decidiera no dejarse castigar, organizando movimiento guerrillero con base en el municipio Urrao, localidad estratégica.

Se seleccionó por su gran extensión, su variedad de climas, su riqueza agropecuaria y su acendrado liberalismo. La guerrilla tuvo como jefe al andino Juan de Jesús Franco, denominado Capitán Franco, conocedor del terreno y de la disciplina militar. En un accidente con una bomba casera, en la vereda Calles, perdió una de sus manos. Tuvo su cuartel general móvil en las veredas la Colunga, en el río Pabón, en la vereda Santana, cerca la finca la Palmera de los Ospinas. Su acción se extendía a los municipios de Betulia, Concordia, Salgar, Anzá y el occidente antioqueño.

Tuvo excelentes soldados, en su orden: Herlindo Montoya, Delio Mejía, Octavio Caro, Luis Castillo, Aristides y Fabio Urrego, Manuel Rodas y mujeres de la talla como Ascensión Serna, Otilia Durango, María Montoya, Graciela Borrego y La Santera. Guerrilla mal armada, sin logística y unidades sanitarias. Una acción sin ideas. Guerrilla romántica de carácter liberal.

La dirección ideológica tuvo, incluso, divisiones entre los liberales oficialistas y los emerrelistas donde incluso en el mismo Consejo municipal fue muerto uno de los oficialistas y otro del bando contrario en el Café Central.

DARÍO ECHANDIA

Me invitaron a una concentración en la plaza pública de Urrao presidida por Darío Echandia. En el hotel Hernando Agudelo representó a Echandia quien se emocionó profundamente cuando le conté que había sido condiscípulo y colega de su secretario de salud en el departamento del Tolima, Carlos Torrente. Su viuda, doña Consuelo Posada, estaba en esos momentos en Concordia. Pensó en acompañarme con el fin de saludar a Consuelo. Carlos murió en un accidente de tránsito un sábado por la noche entre Ibagué y Girardot, al chocar su carro contra un camión con la paradoja o tragedia que quien lo recogió herido en la carretera fue un carro oficial que venía de Ibagué con Darío Echandia, quien viajaba hacia Bogotá. Llevaron a Carlos al hospital de Girardot en donde murió. Torrente era conservador laurianista y futuro gobernador del Tolima.

EL CONSEJO MUNICIPAL DE CONCORDIA

Fui llevado al Consejo municipal en el año 64 por primera vez. Tuve como opositor del partido contrario a ciudadanos respetuosos como Jesús María Arias, Miguel Martínez, Juan Laverde y Alirio Montoya. También ciudadanos campesinos y humildes del MRL muy civilizados y correctos como Pablo Arturo Velázquez.

Estos consejos se rigen por unas leyes de 1913, obsoletas y anticuadas. Sus funciones son muy precarias: aprobar el presupuesto, vigilar la ejecución y se gasta en funcionamiento el 80% quedando una parte mínima para inversión la cual se hace sin seguir un plan de desarrollo racional. Es la tragedia de la célula municipal. Fui concejal por los 10 años siguientes y luché para la construcción de una carretera al corregimiento de El Socorro de la cual se ha logrado sólo 13 km. Abriríamos al municipio a la electrificadora Antioquia. Conseguimos una agencia de bienestar familiar. Nos comprometimos en la ampliación del acueducto urbano. Se luchó en reforestar ciertos causes de aguas y veredas. Se construyeron escuelas rurales como la de Honda, Burgos Medio y la León de Greiff en la Herradura. Se aprobó el estatuto sobre valorización con el cual se pavimentaron las principales calles. Se hizo la dotación médica del hospital San Juan de Dios. Se creó el centro de salud del Socorro. Se defendió la construcción de la carretera al Concilio. Se luchó por la paz entre liberales y conservadores.

EL DEPARTAMENTO DE URABÁ

En 1972 se presentó un debate sobre la creación del departamento de Urabá. Esta región necesitaba una integración no sólo económica, sino racial y de clases. El antioqueñidad era un mito ya que estábamos frente al fenómeno de la costeñización del departamento. A José Aníbal Cuervo le grité que la industria antioqueña era otro mito porque se trataba de una industria liviana y de mala calidad. Que no había un embrión de una industria pesada. Se enseñaba manejar el torno y el automóvil y no a fabricar por completo estos medios de capital.

DIEGO CALLE RESTREPO.

Del 70 al 74 gobernó el país Misael Pastrana Borrero con su célebre "Pastranazo" económico. Creó los upacs. Desde entonces vino el descuadernamiento de la economía colombiana. Políticamente desarticuló a la Anapo, movimiento populista con ingredientes comunistas, el cual cogió una fuerza arrolladora durante los últimos días del gobierno de Carlos Lleras. Cuando la elección de Pastrana, la Anapo sostuvo que le habían robado las elecciones.

Tuvo como gobernador de Antioquia a Diego Calle Restrepo, liberal nacido en Bolívar. Economista de profesión, ministro de hacienda de Guillermo León Valencia. Me constituí en la asamblea en uno de los defensores de su gobierno. Aceptó una invitación mía para ir a Concordia donde lo lleve al hospital prometiéndonos y dándonos después casi toda la dotación, ya que posee rayos X, aparatos de anestesia, lámparas cielítica, instrumental quirúrgico, y equipo completo de ontología. También se preocupó por la electrificación rural.

Con Diego planificamos un homenaje a varias poblaciones y a sus hijos célebres del suroeste. En Titiribí a Uribe y a Juan Bautista Montoya Flores. La cabalgata seguiría hasta la Barca de los Pobres, frente a Concordia. Pasaríamos a rendirle un homenaje a León de Greiff en la finca la Herradura. Ascenderíamos al Socorro. Allí en la época de la guerra civil, Diego Calle sufrió un traumatismo que le afectó una rodilla. Seguiríamos a la Cristalina donde todavía Diego añoraba una novia. En Concordia rendiríamos homenaje a Antonio José Restrepo y a Salvo Ruiz. La misma cabalgata seguiría a la Margarita en Salgar. Luego al municipio de Bolívar, su solar natal. Luego iríamos a Andes a rendirle homenaje al Indio Uribe y después a Bolombolo para inaugurar la escuela Salvador Ruiz. Esperamos tres meses la señal de Diego Calle pero ésta nunca llegó.

José Ignacio González Escobar