AERONAUTAS Y CRONISTAS

jueves, 9 de julio de 2020

CURSO DE ACCIÓN CONTRA LAS DROGAS


CURSO DE ACCIÓN CONTRA LAS DROGAS
Teniente Coronel Iván González U.

ANÁLISIS DOCTRINARIO
Base Aérea Tres Esquinas. Junio 1996.







Cuando un problema afecta a varias instituciones y en este caso a las naciones, es común poner los pensamientos en el campo de las culpas de los demás. Sucede en forma espontánea y sin ninguna intención de deshacerse de las propias responsabilidades. Existe en el ser humano un reflejo instintivo por no admitir aquello que lo señale como responsables de un error.

Entonces, hacemos los análisis más profundos y amplios de lo que compete a los demás con quien compartimos el problema. Dejando, instintivamente, a un lado la propia evaluación esperando que sea asunto de otros.

El propósito de esta propuesta es la de encontrar una solución equilibrada para ambas partes y afirmar la posición adoptada en los discursos. Aportar un curso de acción coherente y compartido, según las realidades mutuas. Buscando que la medicina duela menos que la enfermedad y la cual presentaré en la conclusión.

EL ORIGEN
Se preguntan con extrañeza mis hombres, cuando combatimos los narcóticos, desde la Base Aérea en el departamento del Caquetá. ¿Cómo se puso en movimiento el poderoso motor del comercio de los narcóticos? - Un producto natural, con muy poca capacidad de dañar al ser humano en su forma silvestre. ¿Cómo ha podido convertirse en un factor destructor del orden social y económico de nuestro país? ¿Cómo se está haciendo realidad la sentencia del Doctor Albrecht Erlenmeyer (Alemán)? Cuando califico la cocaína de que seria “El tercer azote de la Humanidad”, junto con el alcoholismo y la morfinomanía, después de haber evaluado los resultados de las pruebas hechas por Sigmund Freud.

¿Cómo un producto surgido de un proceso artesanal, sin mayor complicación técnica y de bajo valor agregado, puede ser tan apetecido comercialmente como para lograr un altísimo valor en la sola distribución?

Para iniciar, indagamos el proceso histórico. Antes de los finales del siglo IXX el producto no estaba refinado, era escaso, no se comercializaba en cantidad y era poco conocido por el público en general. El famoso sicoanalista lo investigó para evaluar sus efectos sicotrópicos y lo propuso como alternativa para el tratamiento de los problemas mentales y de utilidad para las anestesias locales.

Todo se mantuvo en el entorno clínico hasta cuando el químico corso Angello Mariani, en 1893, lo patentó y comercializó como el “Vin Mariani Europa”. De esta forma se le dio una aceptación social de uso normal. Pero el proceso no paró. Inspiró al boticario John Pemberton quien creo el “Vino Francés de Coca”. Posteriormente, vendió al farmaceuta Asa Candler, los derechos de comercialización para fundar la mundialmente famosa compañía productora de la bebida gaseosa de Cola, con esencia de Coca, originaria de Georgia.

El resultado fue la altísima difusión de un producto donde se unificó el concepto de lo placentero con lo saludable, y surgió la idea de tónico medicinal. Que aunque, después, fue retirado el componente originario de la planta suramericana, el hecho es que sin dolencias justificadas se consume masivamente. Y fue admitido sin ningún prejuicio social por el esnobismo y la costumbre pública. La comercialización lo proyecto a la población.

Pero el concepto fue ampliándose y la gente investigo sobre los efectos que tendría si se usaba en forma pura. Y fue expandiéndose en la medida en que era alcanzable al público con mayores recursos. Con su irremediable secuela de la adición debida a la debilidad de la mente humana.

Es evidente el desarrollo de los dos extremos de la cadena comercial: De un lado, una fácil y la poca costosa producción, unida a una demanda creciente por el otro y los precios se fueron al cielo. Imperó la ley del libre mercado juntando la demanda con la oferta para generar un activo Intercambio.

Así se originó el fenómeno. Miremos ahora la estructura. Son dos lados. Una sociedad con recursos económicos dispuestos a pagar, los consumidores y la otra necesitada de esos dineros para el mejoramiento de su modo de vida, los productores. El resultado es el mercadeo de un producto que deteriora la estructura social, la economía, la autoridad y es el origen de una delincuencia que amenaza la organización nacional. Que degrada la democracia.
La democracia que es el pilar fundamental de la felicidad colectiva.

Por otra parte, se pierde la salud física y la mente de manera  catastrófica. Las personas se hacen improductivas y dependientes. Se convierten en lastre de la comunidad, causan dolor moral para sus familiares y son una costosa carga para el Estado.

LOS ANÁLISIS
Desde la unidad que comandamos, podemos ver toda la realidad mundial del fenómeno. A pesar de estar metidos entre la inmensa vegetación de la selva amazónica que es una muralla de bosque tropical. Aquí nos es fácil ignorar todo lo que le sucede al planeta y sus problemas sin prestar atención a las consecuencias externas de la producción de narcóticos.
Sin embargo, no pensamos ni actuamos de esa manera. Nos esforzamos por mantener permanente contacto con el exterior, intercambiando conceptos relacionados con la sensibilidad humana y la solidaridad con otros pueblos. Y somos permeables para entender un problema transnacional. Sabemos cómo el producto afecta a las personas así estén en lugares lejanos.

Surgieron otras preguntas: ¿Cómo romper la cadena? ¿Cómo combatir el consume o la producción causando los menores traumas posibles a ambas partes? ¿Qué método emplear? Especialmente, ¿Porque motive hacerlo? Lógicamente deberíamos tener una razón válida, ya fuese de origen material o moral, para trabajar en la dura y peligrosa tarea.

Sobre el primer motive, el material, surgían muchas dudas. Gran parte de las personas que cultivan la coca provienen de las zonas cafeteras de Colombia donde las oportunidades laborales han disminuido después de la caída de los precios del mercado. Una alternativa encontrada por los desempleados consistió en sustituir el producto legal y permitido como el café, pero de poco valor. Debido,  en especial, a la manipulación del mercado por los compradores.

Mirando sin ningún prejuicio, la coca es una magnífica oportunidad comercial. Tiene bajo costo de producción y mercadeo. El poco volumen y peso, facilita su manipulación y además no requiere de publicidad para la venta. En relación con otros productos de origen agrícola, es una sustancia de larga duración.
No necesita un procesamiento sofisticado comparado con las manufacturas de alto valor agregado procedentes de actividades industriales de compleja tecnología. Tiene magnificas ventajas comerciales.

Ni costosas plantas petroquímicas de tecnología de punta como las de la Dow, Monsanto o la Röhm and Haas. Que producen los famosos herbicidas e insecticidas como el Agente Naranja, el Glifosato, el DDT, el Ditane  y muchos otros. Solo unos simples ranchos de  maderas cubiertos con techos de hojas de palma y extremadamente simples.  

Los países no desarrollados compramos los productos industriales que no producimos internamente y a cambio ofrecemos nuestros productos agrícolas o del renglón primario no disponibles en los países avanzados. Con estos bienes equilibramos la balanza comercial, así tengan bajos precios y se requieran altos volúmenes de producción. De esta manera, restringir la oportunidad de plantar cultivos de narcóticos más rentables nos parece contradictorio a la lógica de la libre empresa.

El resultado fue el gigantesco comercio del narcotráfico. Con fuertes concentraciones de riqueza en manos de organizaciones llamadas carteles, mafias y narcoterroristas. Que no dan aplicación social al dinero sino de beneficio puramente particular y violento.

Además, a los comercializadores les surgió el deseo de adquirir poder político e influencia social. Generaron confrontaciones con el Estado y entre ellos. Crearon el negocio del sicariato, atemorizando a la población y agrediendo al gobierno legítimo con actos terroristas, donde han asesinado y herido una gran cantidad de personas de manera indiscriminada y masiva. Todo eso sin contar los daños materiales.

También los subversivos, brutales y violentos, se han aprovechado del fenómeno para obtener recursos económicos. Se convirtieron, por medio de la amenaza con las armas, en parte de la cadena productiva. Protegen a los productores contra la represión violenta del Estado,  asegurándoles recibir las riquezas provenientes del consume.

LAS RESPONSABILIDADES
Los colombianos tenemos únicamente dos alternativas: escoger entre dos males inevitables que nos plantean los compradores extranjeros, producir café o Coca. Y optamos por el mejor económicamente. Aun siendo la producción de narcóticos menos deseable que el café pero produce más rentabilidad la coca. Así el primero nunca haya amenazado la estabilidad nacional. De esa forma se justificó la producción de narcóticos.

En cuanto al factor social. Hay un fuerte deseo, tanto de los pueblos consumidores como productores, de proteger su propio futuro con la esperanza de un mundo mejor. El concepto se materializa en quienes lo disfrutarán, nuestros niños y jóvenes. Y a los adultos nos compete la función de vigilar con acciones eficaces a los que son nuestro relevo generacional. Todos tenemos niños que proteger. Y no es posible pensar en forma unilateral de que los narcóticos son solo peligrosos para los consumidores.

Si el planeta no se estuviese transformando, en forma Inevitable, en la “Aldea Global, podíamos creer en la posibilidad de mantenernos inmunes al contagio. No es posible poner barreras y vivir herméticos al mundo, dirigiendo la producción de narcóticos con destino exclusivo al exterior. Como si se tratara de “Zonas Francas” de régimen aduanero especial con un estricto control de las mercancías. Tal criterio es inaplicable porque es contrario a nuestras creencias de la libre información e intercambio en todo el planeta.

Por otra parte, los campos de cultivo están en zonas remotas y dispersos en grandes extensiones. Son áreas abiertas facilitando la permeabilidad humana y el mimetismo. Parte del producto se filtra al consumo domestico sin posibilidad de control. Nuestros jóvenes son tan vulnerables como los de otros pueblos con quienes compartimos el problema.






Sin embargo, creemos que nos resulta bastante menos dañino controlar el consumo interno con adoctrinamiento y tratando a los que, de todas formas se contagien del vicio, que el sostener una cruenta guerra interna. Solo para proteger a jóvenes de otras naciones. Las mismas que no hacen significativo esfuerzo en la prevención.

Los recursos naturales son otro motive para estar comprometidos moralmente con la humanidad. Para la producción de narcóticos se buscan territorios alejados con alguna capacidad agrícola. Es allí donde existen los grandes bosques de la selva milenaria surgida por larga evolución. Las selvas son de difícil acceso permitiendo la clandestinidad para la producción.

La Jungla se afecta con la destrucción del precioso recurso natural, desertizando el suelo con quemas. Transformando la cubierta vegetal en otra de poca capacidad productiva que limita la autorecuperación espontanea. Adicionalmente se contamina la tierra y las aguas con agroquímicos y abonos mal utilizados.

Habiendo aclarado como es el fenómeno, para poderlo combatir nuestra única alternativa es el área de la producción interna. El consumidor externo, aunque es numéricamente mayoritario, no está a nuestro alcance. Entonces, encontrar la respuesta apropiada nos obliga a ser consecuentes con la premisa original de no señalar culpables. Solo de buscar soluciones.

Por el solo hecho de destruir la producción, lo más probable es que no lograremos ningún efecto sobre el consumo. Quien siempre encontrará otros proveedores de narcóticos o los fabricará en laboratorios con capacidad de proceso sin usar la planta como materia prima. Sin embargo, decidimos correr la suerte de la ley de Murphy: “Si algo puede salir mal, saldrá mal”.

Después de analizado, concluimos que solo existen dos formas de obtener resultados masivos con los pueblos: Con convicción o con imposición.

La convicción. Es la preferible por ser civilizada y se ajusta a la capacidad de pensar del ser humano. Demanda adoctrinamiento, liderazgo y habilidad para unificar las mentes en una sola conciencia colectiva orientándola hacia el bien común. El método de la convicción es aplicable tanto en el consumo como en la producción. Como para el consumidor no es un producto vital es más factible tener éxito con él usando el adoctrinamiento y la educación. Mientras que es imposible con el productor porque es vital para su supervivencia.

En la misma forma como se comercializaron los productos que difundieron el uso del estupefaciente, penetrando el mercado con publicidad, así mismo es igualmente aplicable la educación para corregir al consumidor. Es necesario inducirlo a dejar el vicio y al mismo tiempo impedir que surjan nuevos adictos.

El segundo método, el de la imposición con el productor. Es agresivo porque hiere y deja secuelas. Es lo más inapropiado para interactuar con la comunidad. Solo se justifica cuando es para evitar el terrorismo más no tanto por impedir el mercado. Pues la mayoría de sus comunidades se oponen abiertamente. Y los indiferentes, que no viven de la producción,  finalmente terminan por aceptar la reacción violenta de los productores para evitar la guerra. Pero sufren, indirectamente el uso de la fuerza que ejercen las autoridades por su oposición a la ley y a la autoridad.

Lógicamente, bajo los parámetros de los procedimientos establecidos para evitar el incumplimiento de los conceptos universalmente aceptados, como los DD HH. Pero que nos deja en desventaja combativa. Porque el enemigo no tiene en consideración tales criterios. Emplea la violencia sin ninguna restricción.

Para nosotros la lucha contra el narcotráfico alcanza el nivel de operaciones de guerra. Y aunque Clausewitz afirma que la guerra es un acto mayoritariamente destructivo, nos esforzábamos, por todos los medios, de no alterar el entorno. Siendo selectivos y utilizando la fuerza únicamente requerida para cumplir la misión y al mismo tiempo garantizar nuestra seguridad.

Usar la convicción con el productor y obtener resultados tangibles y rápidos es poco efectivo, porque tiene alta dependencia económica para su supervivencia. El productor ha llegado a pensar que es una actividad lícita sin mirar las consecuencias ajenas. Su posición es diferente a la del consumidor quien tiene la alternativa de recibir apoyo de su entorno para subsistir.

Utilizamos operaciones sicólogicas, dando información e invitando a los moradores a cambiar los cultivos usando una emisora de radio local y con mensajes escritos.
Para demostrar nuestra buena voluntad de ayudar a las personas, prestamos servicios médicos desde un hospital y transportamos personas enfermas hacia otros centros de atención con un servicio de ambulancia aérea.
Compramos los productos de consume que cosechan los campesinos y hacemos actividades de promoción de la comunidad.






Las autoridades políticas locales cuentan con nuestro apoyo, en especial lo referente a la educación, la seguridad y respaldando sus decisiones.

Simultáneamente, nuestro mayor esfuerzo está en las operaciones militares contra dos objetivos: el primero es la amenaza armada. El segundo es el narcotráfico como su fuente de recurso. Localizamos los cultivos y laboratorios para su destrucción. Capturamos las personas responsables entregándolas al sistema judicial. Hacemos interdicción de las materias primas que provienen del exterior y del producto terminado que sale del área. Se hacen operaciones terrestres, fluviales y aéreas.

Las medidas tomadas afectan en forma considerable la economía de los terroristas e, inevitablemente la local. Hasta el punto que después de la Operación Conquista II provocaron una marcha generalizada de miles de personas (aproximadamente 45.000) que se desplazaron hacia la capital departamental para protestar por las acciones de control al narcotráfico. Fue necesario colocar fuerzas de contención para prevenir saqueos y daños en la ciudad por la multitud.

Entonces las respuestas a las preguntas fueron: el método más efectivo es la educación con el consumidor. Y, en segundo lugar, la interdicción con el productor.

LOS RECONOCIMIENTOS
La implantación de la estrategia del adoctrinamiento y la formación humana requiere el reconocimiento de mutuas responsabilidades. Ha sido costumbre que las exigencias nos vengan de afuera sin que nosotros exijamos los de los consumidores. La única alternativa posible es la estrategia concertada y aceptada por intermedio de un compromiso de ambas partes. Donde se especifican las acciones a ejecutar y los objetivos a obtener por las dos partes.

Las palabras claras, directas a la idea, en forma personal y en nuestro propio suelo, expresadas en la reciente visita de un señor General norteamericano para tratar el tema, (más bien verificar) nos evidenció el cambio de criterios que están comenzando a surgir en esa nación. Y nos dio los conceptos que necesitamos escuchar de quien ha dicho ser nuestro aliado. Pero en la acción punitiva no la educativa.

Lo dicho, ha sido la mejor forma de comprender la primera de las dos cosas que debe evitar un Soldado honesto: Las dudas mentales y el manejo inadecuado de las armas. Ya no es posible combatir ciegamente sin razones trascendentes y sin objetivos claros, así sean los Soldados, pues ellos también piensan. Con las ideas correctas lo demás será más fácil.

Reconocemos el esfuerzo sincero de todas las partes para erradicar el flagelo que a nosotros nos avergüenza como productores. Y a ellos enferma como consumidores y desprestigia ante el resto del mundo.

Para nosotros es evidente lo difícil que será el proceso de adoctrinamiento. Los resultados no son inmediatos. Se verán a largo plazo, pero es el principio que esperábamos para continuar en la brega.

LAS DECISIONES
Por el momento será necesario imponer restricciones proporcionales, tanto al consumo como a la producción, mientras se desarrolla la concientización. Sera absolutamente indispensable aplicar represión en los dos lados para impedir los flujos de los dineros hacia los productores y del narcótico hacia el consumidor. Pero la prioridad es con los primeros.

También de los insumos. Especialmente de las armas ilegales que proceden del consumidor, con destino a los terroristas, que dicen proteger al productor de la acción punitiva del Estado. Fuerzas brutales e inconscientes que emplean esas armas para atemorizar, someter y esclavizar a las personas indefensas causándoles dolor humano.

Quienes las reciben las usan sin ninguna restricción doctrinaria o cultural porque solo saben aplicar la ley de la fuerza irracional y primitiva. Por el contrario las armas en nuestras manos, los dedicados a sostener la democracia, las correctas costumbres y proteger el bien común, no preocupan a nadie. Son portadas por mentes sanas para una causa justa y sin intensiones diferentes a las de favorecer al pueblo que las ha puesto a nuestra disposición.

Nuestra acción militar contra el narcotráfico ha sido más impositiva que publicitaria y promocional. Por ese error, el gobierno de la narcodemocracia consumidora ha buscado justificarse bajo el concepto de que los cultivos, laboratorios, rutas e insumos son más identificables en nuestro lado, la narcodemocracia productora.

Y poco a la red distribuidora y menos a los adictos. Es verdad que el consumidor final puede pasar inadvertido por mucho tiempo en la masa de las grandes ciudades y posiblemente nunca se ponga en evidencia sino llega al nivel de consumidor identificable. Por eso la convicción es necesario que inicie desde la escuela. Y es más aplicable por ser más un cambio de actitud mental sobre al abstinencia del joven consumidor allá, que de sanción física al adulto productor acá.

Aunque la judicialización sobre el mercadeo no puede descartarse. Al intermediario también le es aplicable la acción de la autoridad y la sanción de la ley. Pero el comercializador desaparecerá cuando se elimine la demanda.

LO PARADÓJICO
Los flujos de recursos parten desde las mismas calles de las urbes donde se consume el producto. Cuando, nosotros, los que estamos dedicados a reprimir esa misma producción, estamos recibiendo el apoyo logístico y técnico de las personas están en contra del vicio y que habitan en esas mismas ciudades. Pero esos abstemios solo quieren que hagamos la guerra armada contra la producción acá para ellos no tener que hacer la guerra mental contra el consumo allá.

bastantes de nuestros hombres creen que la acción impositiva acá, de carácter agresiva, es porque quienes se oponen a la adicción en el extranjero no desean aplicar la fuerza contra el consumidor allá. Para ellos es preferible que sea por fuera de su país. Sin importar el daño ajeno con tal de evitarse el esfuerzo propio.

De esta manera impactan lo menos posible a sus propios conciudadanos adictos y aquellos que se benefician de la comercialización en su país. Es para no tener que hacer mayor esfuerzo por disminuir el consumo con adoctrinamiento. Aunque es evidente que la educación no causa lesiones físicas. Los procesos de educación no generan protestas ni manifestaciones públicas como las provocadas nosotros en una amplia zona productora en el sur del país. En los departamentos del Caquetá, Putumayo y gran parte del Meta.

Una multitud de arrestos y enjuiciamientos masivos de consumidores es una alternativa impracticable, como lo dijo el señor General, debido a la cantidad de personas que están involucradas. Por eso cree que es más aplicable actuar sobre los productores que son menos. y tan adictos al dinero fácil como el consumidor por el narcótico. Lo que ignora es que para nosotros detener en forma contundente la producción, es igualmente y hasta más, imposible acá, que la que tienen ellos para acabar con el consumo allá.

Así dispusiéramos de todos los recursos bélicos para una acción de fuerza total, no se alcanzará el objetivo por las razones dichas. Solo se lograría con un cambio en el consumo. Si ellos no son capaces de impedir, con todo su gran poderío militar, que los narcóticos ingresen a su país, sí que menos nosotros impedir que se produzcan y salgan del nuestro.





Sería mejor que los norteamericanos, que no quieren que sus hijos y compatriotas consuman narcóticos, se gastaran su dinero educando allá, que no derramando sangre acá. Dándonos  armas para agredir a nuestros compatriotas acá. Eso no solo les evitaría impedir que salga su plata de su país sino que nosotros no necesitamos su plomo.

La acción es primordialmente educativa contra el consumo, antes que represiva con la producción. Eso favorecería tanto a los países consumidores como a los productores, restableciendo las buenas costumbres con los menores traumas.

CONCLUSIÓN
Si podemos conquistar la mente del hombre para gobernar su comportamiento con un método benigno, como lo son las buenas costumbres sobre los vicios, vamos a lograr eliminar el error del pasado que se hizo con el intensivo adoctrinamiento comercial. El iniciado a finales del siglo IXX, cuando se popularizaron las bebidas placenteras y estimulantes, con extracto de Coca, sin sospechar los efectos futuros.

Es necesario tener en cuenta al traficante para obligarlo a cambiar su exagerado deseo por el dinero, por un método que no sea maligno para la comunidad.

Al productor se le deber dar la oportunidad de subsistencia sin reducirlo a la indignidad. Debe evitando aquellas necesidades creadas ficticiamente por la publicidad comercial. Como la desplegada por las bebidas de Cola.

Para contrarrestar el daño causado con los bajos precios  del Café, producto lícito, los EE UU deben subsidiar el producto. Ya que buscan hacerse a la hegemonía mundial, que comiencen por apoyar al cafetero colombiano. Para que no tenga que sembrar Coca. En la misma forma como subsidia a los agricultores norteamericanos. una buena forma de comenzar para hacer realidad su aspiración de ser el gobierno global. 

En el lado del consumidor se ha de preparar, desde niño, para rechazar religiosamente la Inclinación a la felicidad artificial. Aprender a encontrar satisfacciones en la vida colectiva y participativa. Saliéndose del micromundo de lo individual o de una existencia sin objetivos.
Es necesario generar deseos por los actos altruistas que mejoran la personalidad y el agrado por una vida productiva. Con la cual se gana el prestigio social y el posicionamiento grupal.

La demanda, y las utilidades exorbitantes son los impulsores del comercio y se corrigen con capacitación eliminando el consumo. y con dinero la producción. seria un alivio a nuestros sudores en la lucha contra el flagelo. Es un reconocimiento a los hombres ofrendados en pro de sus convicciones de defender lo que le es más querido: La patria y su futuro por encima de sus propias vidas. Vidas perdidas por culpa de vicios extranjeros.

La verdadera globalización es cuando se comparten responsabilidades por igual. De lo contrario, es falso pretender continuar con la política de imponer a los demás los caprichos particulares. Pretendiendo ignorar los deberes propios.