AERONAUTAS Y CRONISTAS

martes, 12 de noviembre de 2013

CAPITÁN FRANCO. SEGUNDA PARTE


 

JUAN DE JESÚS FRANCO YEPES

(CAPITAN FRANCO)

Por Jaime Celis Arroyave

Segunda Parte.

 

Generalidades sobre la guerrilla campesina liberal.

Desde su llegada a Pabón, Franco reunió a las gentes, por primera vez en El Hato e inició su trabajo organizativo e ideológico, aclarando que, inicialmente, estas sentían alguna y justificada desconfianza hacia él, la cual desapareció, poco tiempo después, cuando pudieron apreciar sus capacidades.

Con una visión más amplia, tuvo en cuenta la región del occidente y envió emisarios a diferentes sitios, como Murrí, Rio Verde, Guineales y Camparrusia, para que hablaran con sus gentes, en la perspectiva de organizarse y preparar el terreno.

El 28 de junio de 1950, la guerrilla, que se autodenominaba “los paisanos alzados en armas” o “los campesinos enmontados” hizo su primera aparición oficial, en Orobugo, cuando, en busca de armas, atacó la casa de Juan Pablo Herrera dando muerte a sus dos hijos.

En tres años de vida, y gracias a su iniciativa, la guerrilla liberal logro un fuerte dominio militar en buena parte del territorio antioqueño, entre la margen izquierda del río Cauca y la costa Atlántica (alto Sinú), la parte norte del Chocó y poblaciones como Urrao, Betulia, Salgar, Caicedo, Uramita, Dabeiba y Frontino. Tanto que Franco llegó a firmar con el título de Comandante Mayor de las Fuerzas Revolucionarias del suroeste y el occidente de Antioquia. Cuartel General, Comando Pavón (sic). Urrao.

Lo anterior fue posible debido a que el movimiento tuvo como guía un objetivo central, sentido por todos sus integrantes, como fue el de defender la vida, enmarcado dentro de la concepción ideopolítica del sector más avanzado y progresista de la élite, a nivel nacional e internacional. Contraria al fascismo, la cual Franco expresó en varios de sus documentos, como en la carta al Gobernador de Antioquia, el primero de julio de 1953. Por tal razón (la de ser una concepción de la élite), dentro de los ideales guerrilleros no aparecieron inicialmente reivindicaciones como la distribución de la tierra, el desempleo y los bajos salarios. Que eran, entre otras, las necesidades más sentidas del campesinado colombiano. Aunque en el último documento de Franco, Decreto 58 de 1953, el tema se tocó, lo que indica que en el transcurso de la lucha se habían visto nuevas perspectivas.

Los guerrilleros, a nivel nacional, departamental y municipal, fueron los más importantes personajes de esta dolorosa etapa de nuestra historia, pues, como campesinos, afrontaron valientemente, con entrega y sacrificio todo el peso de la violencia. En Urrao, eran básicamente gentes del campo, liberales (no faltaron algunos conservadores), dueños de pequeñas y medianas propiedades, o simplemente desposeídos (arrieros, peones, aserradores, asalariados), que decidieron organizarse, por su propia cuenta, para defender la vida. En algunos casos se vincularon a ellos cuadrillas de indígenas, con sus flechas, que actuaban al amparo de la madre selva (como en Camparrusia), y hasta algunos soldados desertores y policías destituidos.

Por consiguiente, el nivel educativo en general era muy bajo ya que la mayoría había cursado los primeros años de estudio y muchos no sabían leer y escribir. Los intelectuales, tanto profesionales como maestros y estudiantes, brillaron por su ausencia y ninguno se comprometió directamente con la lucha armada. Franco, que cursó primaria y fue autodidacta, se distinguió entre todos por su preparación.

 Los combates.

Fueron muchos los combates y escaramuzas que sostuvieron guerrilleros y gobiernistas, con actos de barbarie principalmente de éstos últimos, sin que faltaran hechos condenables por parte de los primeros a pesar de las normas y sanciones que el propio jefe guerrillero había establecido, por escrito, para tratar de evitarlos.

El 22 de julio de 1951, en una casa, cerca al río Calles, en donde se preparaba un ataque a La Encarnación, Franco perdió la mano izquierda, con la que sostenía un pequeño tubo de cuero, en donde revolvía varias clases de pólvora, para fabricar una granada, cuando sorpresivamente se le estalló hiriéndolo, además, en el ojo, el pecho y la espalda del mismo lado; por tanto, tuvo que ser llevado, de urgencia, en barbacoa, hasta Pabón, junto con otro compañero, también herido por la explosión, quien murió en el camino, en donde el médico Bernardo Ospina Román, venido de Medellín, varios días después, le amputó lo que quedó inservible y le hizo las curaciones del caso.

Desde entonces, fue llamado, además, El Capitán Mocho.

Fin de la Vida Mala.

El 13 de junio de 1953, el General Gustavo Rojas Pinilla dio golpe de estado al derrocar a Laureano Gómez; para ello contó con el apoyo de un sector del conservatismo, otro de la iglesia, uno más del partido liberal y parte de las fuerzas armadas, todos ellos cansados de la violencia y temerosos de que las guerrillas variaran su rumbo inicial y tomaran posiciones clasistas, tal como venía ocurriendo en algunas partes del país.
Desde un primer momento, el nuevo mandatario planteó la amnistía, propuesta que causó desconfianza, inicialmente, pero que, más tarde, fue acogida con beneplácito por los guerrilleros, tanto a nivel nacional como local, quienes determinaron que el objetivo fundamental, salvar la vida, quedaba garantizado de esta manera y, por consiguiente, no había razón para continuar armados.
Inclusive, consideraron al mandatario militar como un Libertador y le erigieron un busto en el pueblo (esquina de la calle 27 con carrera 32), en junio de 1954 el cual sería derribado, en 1957, por cinco estudiantes venidos de Medellín. El mismo Franco llegó a afirmar que “Hubiéramos podido pelear durante diez años. Teníamos capacidad para ello. Quizás no hubiéramos tumbado al gobierno, pero nuestro propósito era mantenerlo en dificultades”.

El proceso.

La entrega guerrillera en Urrao fue lenta y difícil, pues a pesar de la intención de hacerlo, no se crearon los espacios adecuados, por parte del gobierno, para el diálogo. Entre Franco y las autoridades se hicieron varias reuniones, bien sea en La Magdalena o en El Camellón, cerca de la Plazuela de La Madre y, en este último, el jefe guerrillero fue traicionado por el alcalde militar Ricaurte Padilla, quien había pedido refuerzos para capturarlo, cuestión que se dio, en medio de una balacera, en la que murieron varios guerrilleros, entre ellos Ascensión Serna, y el propio militar fue herido en una pierna.

Franco fue trasladado preso a Medellín, pero el proceso de entrega continuó, hasta cuando casi todos los combatientes lo hicieron, a diferencia de unos pocos que siguieron en la lucha armada cometiendo todo tipo de tropelías.

Fin de Franco.

Luego de ser detenido y golpeado, en Urrao, el 26 de agosto de 1953, fue trasladado a Medellín, en donde estuvo en los calabozos del batallón Girardot y en la cárcel de La Ladera. Fue llevado a La Picota, en Bogotá, para terminar su peregrinar en la Penitenciaría de Tunja, en donde estuvo hasta mayo de 1957, cuando recuperó su libertad. En todos estos lugares fue maltratado y amenazado de muerte. No se le quiso conceder amnistía, pues los Decretos del gobierno sobre este tema, la excluían para quienes hubieran sido integrantes de las fuerzas armadas.

Al quedar libre, fue nombrado como detective al servicio de la inteligencia del Estado, con lo que se desmiente la acusación de que se había enriquecido en la guerrilla. Luego, el Gobernador de Antioquia, Alberto Jaramillo Sánchez, lo envió a apaciguar un grupo guerrillero que hacía presencia por los lados del río San Jorge y no había querido firmar la paz.
Allí pereció, el 29 de junio de 1959, y aun cuando hay quienes dicen que fue una muerte accidental pues la lancha en que viajaba fue volteada por un tronco que la golpeó, haciendo que Franco se ahogara, versión poco creíble pues era experto nadador, existen evidencias muy serias de que fue asesinado.

Según sus hijas Melba y Ruth, de acuerdo al relato que les hizo Jorge Montenegro, en la Johnson viajaban, además de Franco, cuatro personas: Mirlo, Rajadura (exguerrilleros que actuaron en Pabón), un tal Honorio e Ignacio Galeano, quien también había sido guerrillero, con el apodo de El Pollo Salgareño. Como se presentó una discusión acerca de que Mirlo se había robado una plata y, Franco, conocedor del hecho, manifestó que lo iba a denunciar ante las autoridades, porque no aceptaba que los hombres que habían estado bajo su mando fueran ladrones, los tres primeros lo atacaron a machete, ante lo cual intervino Galeano para defenderlo, muriendo en la refriega (fue enterrado en Salgar).

El jefe guerrillero fue herido y arrojado al río, yendo a parar a la orilla, donde falleció, poco después. Esta versión (el motivo pudo haber sido otro) es la que más se acerca a la realidad, no solamente por la minuciosidad de los detalles, sino, principalmente, por cuanto Ruth y Albeiro, sus hijos, tuvieron la oportunidad de ver el cadáver, durante unos pocos minutos, y apreciaron en él varias heridas.

Su cuerpo fue traído a Medellín y colocado en cámara ardiente, en la sede del Directorio Liberal. Luego, trasladado a Urrao, en una caravana que los campesinos salían a saludar en la carretera. En nuestra población fue también expuesto, en la edificación contigua a la Casa Cural, mientras recibía el tributo de admiración de las gentes y del Concejo Municipal. Finalmente, llevado al cementerio en un apoteósico cortejo, acompañado por la multitud, el primero de julio, al anochecer, en medio de un fuerte aguacero. En el camposanto hubo discursos de varios dirigentes liberales, como Emiliano Guzmán Larrea. Allí se encuentra su tumba, desafortunadamente en mal estado.

La avenida por la que se ingresa al pueblo, cuando se viene de Medellín, fue bautizada Capitán Juan de Jesús Franco Yepes, por Acuerdo del Concejo Municipal, e inaugurada con solemne ceremonia en donde participaron sus familiares.

Concepción política de Franco.

Dicha concepción, a la cual no se le ha dado la debida importancia, enmarcada dentro de unos objetivos e ideales democráticos, patrióticos y republicanos, de corte liberal, contraria al fascismo, con la cual dirigió el movimiento guerrillero del occidente antioqueño, y lo muestran como un dirigente político y no un simple bandolero, quedó consignada básicamente en tres documentos como son:

1-Carta al Gobernador de Antioquia, Pioquinto Rengifo (primero de julio de 1953), en donde muestra las causas del conflicto.

2-Decreto No. 58 (24 de julio de 1953), en donde explica cuáles son las peticiones para disolver la guerrilla, entre las cuales figuran, entre otras, la distribución de tierras y la ayuda a los campesinos pobres.

3-Código disciplinario de la guerrilla, en donde establece las prohibiciones (por ejemplo de actos de barbarie, violaciones, etc.) y las drásticas sanciones para quienes las infrinjan.

Ver estos documentos en Historia general de Urrao.

Datos tomados de Historia general de Urrao, de Jaime Celis Arroyave, 2009.

Los paisanos alzados en armas, Wilson Horacio Granados Moreno, 2004.

La Vida Mala en Urrao, de Mauricio Fernández Taborda, fotocopia, 2005.

La violencia en Colombia, Monseñor Germán Guzmán Campos, 1968.

A sangre y fuego. La violencia en Antioquia, Colombia. 1946-1953, Mary Roldán, 2003).