AERONAUTAS Y CRONISTAS

martes, 8 de septiembre de 2020

SOBRE LA FORMACIÓN DEL OFICIAL

 

SOBRE LA FORMACIÓN DEL OFICIAL FAC. CONCEPTUALIZACION INICIAL

 

MISIÓN INSTITUCIONAL

Es la razón de ser y del quehacer de la Fuerza Aérea. Es la fundamentación filosófica que le da sentido a la Institución. La Misión institucional FAC integra tres componentes claves para la vida del país, para la supervivencia y el desarrollo de la Nación: SOBERANÍA, SEGURIDAD y DESARROLLO.

Soberanía para definir, orientar y trabajar nuestro propio destino con independencia y libertad. Seguridad tanto interna y externa para vivir y trabajar. Desarrollo porque es el objetivo permanente del ser humano, que permite diferenciarlo del animal.

Es el propósito de cambio positivo, de mejoramiento de la calidad y de las condiciones de vida nacional, institucional y personal a partir de nuestras propias capacidades y recursos y de nuestra riqueza humana y material.

La defensa de estos tres principios fundamentales para la vida del país y de cada uno de nosotros son razón suficiente para comprometer hasta nuestra propia vida en la parte que nos compete: el aire.

 

PROCESO DE FORMACIÓN

La formación del Oficial FAC es permanente no solo durante el tiempo académico sino también durante su desempeño profesional. Y parte de la interpretación adecuada de la Misión Institucional, de su comprensión en toda la dimensión de su importancia, de su aceptación, y del compromiso para desarrollarla y practicarla en el día a día.

Este punto de partida es la base de su identidad y de su desarrollo profesional. Es el ÁREA BÁSICA.

Para responder a las exigencias que resultan del imperativo de la Misión, es preciso desarrollar estrategias que conduzcan al cumplimiento real de esa Misión. Es el ÁREA ESTRATÉGICA.

Y dado que la estrategia se cumple con recursos, estos se canalizan y se mueven como condición necesaria de la estrategia. Es el ÁREA DE APOYO.

Y en últimas, tanto esto es realizado por el Hombre, quien responderá específicamente con sus condiciones, habilidades y potencialidades, sobre un mínimo exigible como requisitos de entrada. Es el ÁREA HUMANA.

El proceso de FORMACIÓN SERÁ INTEGRAL en la medida en que estas áreas se integren y balanceen.

ÁREA BÁSICA

El área Básica comprende la fundamentación filosófica y doctrinal que orienta y determina el comportamiento integral del Oficial durante su vida profesional. Identifica, define, ordena y relaciona los principios de vida del país, de la institución, de la persona. Cuáles son los valores que regulan el comportamiento nacional, institucional, comunitario. Cuál es el ordenamiento ético y legal del comportamiento del Oficial, frente a lo que significa y a la importancia del país, de la Fuerza Aérea y de cada persona. Cuál es el marco doctrinario que guía permanentemente la actividad del Oficial y de la Organización y cuál es el marco de referencia para evaluar y corregir el comportamiento. Son las normas permanentes y que por lo tanto no les cabe necesariamente un plazo.

ÁREA ESTRATÉGICA

¿Los principios y valores sobre qué realidad descansan? De aquí parte el desarrollo del área Estratégica. Es la realidad del país en sus condiciones y potencialidades tanto internas como externas. Es la materialización de los conceptos básicos. El país, su población y su riqueza física histórica, cultural, económica, política. La "residencia" de la soberanía. El país en el mundo, sus ventajas y desventajas. Y dentro de este contexto, lo que significa la Institución Militar y dentro de ésta, la Fuerza Aérea.

Este país con todos sus valores y riquezas es el que enfrenta AMENAZAS internas y externas que es necesario conocer y estudiar para poder DEFENDER. Defender con ideas, con acciones y con armas, en tierra, en agua o en aire. Defender con principios, actitudes y recursos.

Ello nos obliga a conocer nuestras CAPACIDADES humanas, físicas, técnicas y tecnológicas, las condiciones y potencialidades de nuestros RECURSOS, instalaciones, equipos (de vuelo, de apoyo, tierra, comunicación, control, mantenimiento), material de guerra, de intendencia.

Podremos entonces conocer nuestras FORTALEZAS Y DEBILIDADES para planear y dirigir la ACCIÓN necesaria de la Defensa (Operaciones), dentro de un marco Reglamentario y normativo que permita ordenar y controlar el proceso de la acción. Acción tanto preventiva como de sostenimiento y de ataque.

ÁREA DE APOYO (Táctico-Operativa)

Es el área que convierte la estrategia en acción. Es la acción regular y la acción especializada. Es el trabajo especializado del Oficial, dentro de una concepción cada vez más integral, más amplia y global a medida que las responsabilidades del rango crecen. Acciones que partiendo del plano operativo se van convirtiendo en el proceso de ascenso en acciones de mayor contenido administrativo. El apoyo se traduce en operación, en asignación y aplicación de recursos, hombres y tiempo, pero está exigiendo administración, dirección, control. Conocimiento, acción y control humanos, físicos, técnicos y presupuestales.

ÁREA HUMANA (Condiciones de la persona)

Por la importancia del ser humano es importante enfatizar en su conocimiento y en el desarrollo de sus potencialidades para que la acción se dé, la estrategia se cumpla y la misión se logre, no como meta que termina sino como un continuo que explica y Justifica toda una vida.

Es la identificación, definición y desarrollo de la persona en sus aspectos sicológico, físico-atlético, intelectual y cultural para responder integralmente a la acción, a la estrategia y a la misión, con todas sus potencialidades cognoscitivas, sus destrezas y sus actitudes.

ETAPAS DE FORMACIÓN

La formación integral implica trabajar estos cuatro componentes (ÁREAS) en TODO el proceso de formación y desempeño del Oficial. Desde su ingreso como cadete basta el logro esperado de General. En este proceso se identifican las siguientes etapas:

1)      Académica (EMAVI)

2)      Ejercicio   profesional    (Subteniente)

3)      Ejercicio   profesional    (Teniente)

4)      Académica                    (IMA) 

5)      Ejercicio   profesional    (Capitán)

6)      Académica                    (IMA) 

7)      Ejercicio   Profesional   (Mayor)

8)      Académica                    (Precurso IMA)

9)      Académica                    (ESDEGUE)

10)    Ejercicio   profesional    (Teniente Coronel)

11)    Ejercicio   Profesional   (Coronel)

12)    Académica                    (ESDEGUE)

13)    Ejercicio   profesional    (Brigadier General)

 

En las etapas de formación académicas se da un proceso directo, presencial y formal según directivas institucionales. En las etapas de ejercicio profesional se da un proceso generalmente (con sus debidas excepciones) indirecto, no presencial y no formal.

En las etapas académicas, frente a la legislación vigente, es donde se da la opción de títulos académicos. En las etapas de ejercicio profesional caben las opciones de Educación A Distancia y Educación Continuada, para darle solidez a un Sistema Integral de Formación, que dará nuevas opciones de convalidación de títulos.

PROPUESTA DE ESTRUCTURA DE FORMACIÓN

Metodológicamente se trata de responder una serie de preguntas claves:

a.            ¿La estructura por áreas responde a los requerimientos de la Misión, Objetivos y Necesidades Institucionales?

b.            ¿Habría algo por mejorar en esta estructura? Qué y Cómo?

c.            Sobre la estructura acordada (ver formato) cuál sería:

               1) ¿La formación, sobre cada componente, desde cadete hasta general?

               2) ¿El contenido básico de cada componente para todo el proceso?

               3)   ¿La distribución porcentual del contenido para cada etapa académica?

NOTA: Si es del caso se estudiará el aporte a este proceso de lo quese haga en el ejercicio profesional.

RESULTADO ESPERADO

Como consecuencia de este análisis se espera obtener un cuadro-guía de formación que permita observar:

a)  El perfil de formación o perfil académico para cada rango de la oficialidad.

b)  Las responsabilidades generales para cada una de las Unidades que intervienen en el proceso de formación

c)  Un mecanismo de planeación y control de un verdadero Sistema Integral de Formación.

 

LIBARDO DAZA MARTINEZ. IMA, Diciembre 8 de 1990.

 

LIDERES O TECNÓCRATAS

 

 

NECESITAMOS LÍDERES, NO TECNÓCRATAS

Nota: Artículo comentado por el Coronel (FAC) Iván González. Titulado  “We Need Leaders, not Technocrats". Escrito por Lt. Jeffrey Mac Fadden de la Reserva Naval de EE UU. En enero 1990. Obtuvo la segunda mención de honor, en el concurso sobre liderazgo, "Vincent Astor Memorial Leadership Essay Contest". El autor es profesor en el Departamento de Inglés en la Academia Naval de Anápolis. Las Notas son mías.

"Para competir en el mundo y para servir como oficial naval, usted debe tener una formación técnica. Si se convierte en un lector inveterado, si un momento de ocio jamás lo sorprende sin un libro en la mano, el conocimiento amplio vendrá a usted.

Porque sin una formación en conocimientos técnicos profundos, y sin la confianza resultante que lo mueve a desempeñar complicadas situaciones técnicas, donde quiera que las encuentre, usted siempre será como un florero en la pared en el salón del baile del progreso, y su éxito en nuestra profesión sufrirá de conformidad".

Así habló el Almirante Carlisle Trost, Jefe de Operaciones Navales, en la ceremonia de relevo de mando del Director de la Academia Naval de Anápolis, en agosto de 1.988. Con su mensaje indicaba que la competencia técnica es la piedra angular del liderazgo y del profesionalismo. Era una de victoria en una lucha política que data desde de los mediados de 1.970.

El cuerpo de oficiales entrenados en Energía Nuclear, que comprende solo un pequeño porcentaje de los oficiales navales, ha remoldeado al líder del mañana en la imagen del Almirante Hyman Rickover (Ingeniero Nuclear) al abandonar los perennes preceptos del profesionalismo militar. Que han sido las guías del liderazgo. Tan antiguo como la "Ilíada y la Odisea" de Homero. Este énfasis en la competencia técnica probará ser tan peligrosa para el cuerpo de oficiales de los 1.990 como, lo fue la aproximación a la gerencia corporada introducida por el ex-Secretario de la Defensa Robert Mc Namara en  la década de 1.960, quien venía de ser el presidente de la Ford Motor.

Nota: “Nombrado por el presidente Kennedy, quien consideró que siendo ejecutivo exitoso en la industria privada lo sería también en la dirección de la empresa militar aplicando los mismos o similares criterios empresariales”.

El concepto del líder como tecnócrata ha traspasado todas las áreas de la defensa nacional desde la presidencia hasta la selección, entrenamiento y educación de los candidatos a oficiales (Los cadetes). Esta aproximación al liderazgo militar, con su énfasis en los detalles, más que en lo global, en las reglas más que en el juicio, en la maquinaria más que en los hombres y mujeres, deshumaniza. Una destreza que depende de atributos humanos específicos. Como la habilidad para tomar un grupo de individuos provenientes de un amplio espectro en formas de vida y moldearlos en una unidad de combate cohesiva tanto en paz como en guerra.

LAS RAÍCES DEL CONFLICTO

El 30 de abril de 1.975 cayó Saigón  bajo el ejército del Vietnam del norte. Cuatro meses más tarde, el contralmirante Kinnard Mckee, asumió el mando como el 47° Director de la Academia Naval de Anápolis. Estos dos eventos marcaron el fin de una revolución en Liderazgo Militar, y el comienzo de otra. La guerra de Mc Namara se acababa y la de Hyman Rickover comenzaba.

El ingeniero puro, Rickover, introdujo en cada uno de sus oficiales la creencia que se podía manejar cualquier crisis a través de una familiarización rigurosa con los detalles más ínfimos de cualquier sistema. Consideraba como tal, que cada problema tiene al final una solución definida. Y los buenos líderes deberían conocer tanto como sus subalternos acerca de las políticas y programas en ejecución, con el objeto de que sus subordinados se mantuvieran fieles y honestos.

Desafortunadamente, este estilo de liderazgo ha producido efectos colaterales indeseables. Tales como la inhabilidad de emprender o articular una estrategia amplia dar la impresión de desconfianza entre los subordinados para realizar sus trabajos. Además la tendencia a dedicarse a detalles de poca monta cuando les conviene.

A pesar de las duras lecciones aprendidas en Vietnam, la Armada de los mediados de 1970, en la ansiosa búsqueda de alta tecnología, continuó entretenida en la ficción estratégica de que la próxima guerra iba a ser un asunto manejado y trashorizonte con solo apretar botones.

En noviembre de 1.976, la revolución del liderazgo tecnológico se propagó de la Armada a la nación, cuando otro hombre de la ideología de Rickover, James Earl Cárter fue elegido presidente. Durante los siguientes cuatro años, mientras el presidente Cárter se levantaba todos los días a las cinco de la mañana para dominar todos los ínfimos detalles de cada uno de los programas y políticas puestas en marcha por su administración, la Armada más grande del mundo fue cortada por la mitad en número de buques, los soviéticos invadieron Afganistán, terroristas tomaron de rehén la embajada de EE UU en Irán y el pueblo americano, por poco, se resigna a la caída del estatus de su país como una gran potencia.

Rápidamente la Academia Naval se convirtió en la escuela preparatoria para energía nuclear. Se redujeron las materias electivas en humanidades, algunas especialidades fueron eliminadas. Y el desempeño académico, más que el desempeño militar, vino a ser el puntal del potencial para el éxito en la flota. Los oficiales entrenados en Energía Nuclear ejercieron enorme presión sobre los cadetes con el objeto de satisfacer las cuotas de producción. En una decisión, que la Comisión de Energía Nuclear lamenta a la fecha, la promoción de la Escuela en l980 fueron incorporados al programa de Energía Nuclear.

Para 1.978, se podían escuchar voces de desacuerdo de otras partes de La Flota. El Vicealmirante James Stockdale, un acreedor de la medalla de honor y quien pasó siete años y medio como prisionero de guerra en Vietnam, creó un curso en el Colegio de Guerra Naval (donde sirvió como presidente) denominado "Fundamentos de la Obligación Moral). Stockdale aseguró, que su trabajo como Capitán de Corbeta en Stanford y sus muy fuertes bases en filosofía, ética y las clásicas, lo prepararon, más que cualquier otra experiencia educacional o militar, para soportar física y moralmente la brutalidad mental y la vida humillante como prisionero de guerra.

En un ensayo titulado “El Mundo de Epítetos", escribió: “La educación debe resaltar los valores, no enterrarlos entre lo trivial. ¿Están nuestros estudiantes captando el mensaje de que sin integridad personal, las habilidades intelectuales no tienen valor alguno? Yo creo que una buena educación clásica y el entendimiento de la historia pueden determinar mejor las reglas por las que se debe vivir. Estas también proporcionan la capacidad de analizar sus razones y constituyen la guía en la forma de cómo aplicarlas ajustándolas su propia situación".

Más tarde, ese mismo año de 1978, otro exprisionero de guerra, el contralmirante William Lawrence, remplazo al Almirante Mckee como Director de la Academia Naval de Anápolis. Firmemente identificado con las filosofías educacionales del Almirante Stockdale, Lawrence reenfocó la educación del liderazgo nuevamente en principios más humanísticos y menos técnicos.

Electo Ronald Reagan de presidente en 1.980 nombró a John Lehman como Secretario de la Armada, que trajo una aparente finalización del reinado de los tecnócratas. Lehman quien fue estudiante de filosofía, política, y economía en la universidad de Cambridge, Inglaterra, y en la universidad de Pensilvania, sacudió el templo tecnológico desde su base, retirando del servicio al Almirante Rickover en 1.982. Y, mediante la expedición de una directiva que alteraba radicalmente las admisiones, y los criterios de selección de especialidad para los candidatos a ser oficiales (Los cadetes).

Impulsado con la ayuda de personas tales como Almirante Stockdale y el entonces ayudante del Secretario de la Armada James Webb Jr. abolió la relación en personal de 20/80% entre las especialidades técnicas y no técnicas, respectivamente. Ordenó que a los exámenes de admisión, se les diera igual ponderación entre aptitud verbal y matemáticas, cuya relación era de 1 a 3 en favor de las matemáticas. Y estableció programas de honor en humanidades.

La ordenanza del Secretario de la Armada Lehman, aunque no oficialmente constituye letra muerta, ahora que tanto él como su sucesor James Webb, han dejado el cargo. La insistencia de Lehman, en que se le dé igual ponderación a los resultados de los exámenes tanto en matemáticas como en aptitud verbal y humanidades, en el proceso de admisión de los cadetes para todos los programas, ha sido sobreseída por instrucciones locales.

Nota: “Consideraban que las humanidades tenían más incidencia en la capacidad gerencial del oficial (Especialmente el Liderazgo) que los conocimientos de ciencias y disciplinas exactas”.

Lehman como Webb y Stockdale creían firmemente que las instituciones encargadas de producir líderes combatientes, no estaban haciendo lo suficiente para desarrollar el carácter de sus alumnos a través del estudio de las artes liberales.

A finales de 1.987, ante la tendencia de cadetes hacia las especialidades no técnicas,  el Almirante Mckee, el Almirante Trost, y el Vicealmirante Nils Thunman, Jefe de Educación y Entrenamiento Naval, todos entrenados en Energía Nuclear, reaccionaron al cambio de política. Empezaron a circular memorandos entre estos oficiales y el entonces Director Contralmirante Ronald Maryott. Discutían una propuesta para restablecer una relación inicial ajustada a 30/70 sobre las especialidades no técnicas (administrativas) y técnicas (Vuelo).  Y reajustar de 50/50 la ponderación de las calificaciones en los exámenes de ingreso y para la especialidad, entre la aptitud verbal para propósitos administrativos (Logística) contra la de matemáticas para las operaciones (Vuelo).

Nota: “La gestión o administración, ejercida con liderazgo es un concepto más cualitativo que cuantitativo. Mientras que la ingeniería es al contrario El administrador no adquiere destrezas profundas de ingeniería. Pero esta tampoco otorga, por si misma las habilidades propias de un buen liderazgo.

Lo mismo que sucede en la aviación. Un buen piloto no significa ser un buen administrador. El ingeniero o el vuelo son actividades especializadas del concepto más general llamado administración. Porque ambas proveen, miden, manejan bastantes conceptos de administración. Y efectúan una gestión. Pero la ingeniería es en su mayoría sobre factores cuantitativos, más que todo materiales. La administración pura agrega una especialidad muy importante, como lo  es, por sí mismo, el factor humano. Entonces se considera que esta más próxima al liderazgo que a la administración. Razón por la cal ha solido decirse que la Administración es la especialidad de la generalidad”.

Que por costumbre en el lenguaje cotidiano se suele denominar simplemente administración. Aunque que ambas áreas son administrativas. Una más cuantitativa y bastante tecnológica o matemática y la otra más cualitativa y ponderada  por ser más del factor humano. Pues todos los sistema productivos, ya sean de bienes o servicios, son la conjunción de la técnica y el hombre. Siendo este último quien ha desarrollado tecnología. Por ello el factor más importante dentro del contexto productivo es el componente humano.

De tal forma que ambas  son administración pero especializadas en su sector. Así un piloto es un administrador, más del área de la ingeniería por operar una sofisticada máquina. Y el gerente de la empresa es administrador más del área humana. Luego no debería existir competencia por definir cuál es el más idóneo o trascendente. Como a veces se discute para definir el perfil de estudios y las destrezas del aspirante a la vida militar. Pues ambas son igualmente importantes y necesarias.

Entonces, el gerente ideal es aquel que pueda administrar bien las cosas. Por eso dentro de una fuerza militar debe haber dos comandantes, o gerentes en una empresa, de igual nivel de importancia que se complementan mutuamente en forma muy coordinada. El Comandante operativo y el Comandante logístico. O el de producción y el de suministros en una industria. Ambos bajo una gerencia general que los armoniza y orienta. 

No es corriente que una persona se preparada o diestra en ambas cosas. Eso requiere un alto interés académicamente y profesionalmente que no es habitual. O se adquiere pero por medio de una larga vida profesional, y prácticamente siempre en el mismo negocio o entidad. Razón por la cual la profesión militar no es una ocupación de ocasión, sino de tiempo completo y dedicación permanente por escalafón. Por eso las organizaciones productivas han generado el progreso de la vida moderna.

La gestión y el tecnicismo en la profesión militar, por ello, no son sustitutivos pero si complementarios. Dicho concepto parte de la teoría más general es que la educación del ser humano está basada en dos aspectos fundamentales: La habilidad de compresión y la destreza matemática. El resto de conocimientos son complementarios, de apoyo y adquiridos memorísticamente. Razón por la cual unas personas son más propensas a la operación. En el campo militar a las operaciones, el combate y otros a la administración, la logística militar. En el primer campo, por razones lógicas, se prevee un tiempo de desempeño profesional más corto que en el segundo. Motivo por el cual muchos pilotos de combate terminan, con el tiempo, siendo más directos que combatientes.

Así se logra un buen aprovechamiento y de gran utilidad a su experiencia previa en la problemática del combate. Sin embargo, para desempeñar con buenos resultados el nuevo rol que adquiere con el tiempo y, normalmente, en la última mitad de su carrera profesional, requiere haber recibido preparación y haber adquirido las necesarias habilidades de comando, gestión y liderazgo. Debido a ello es por lo cual la mayoría de FF MM en el mundo, prefiere que sus máximos comandantes siempre sean de la línea de combate antes que los administrativos.

Pero tampoco debería ser la regla general. Pues es normal que surjan grandes líderes y estrategas, que en el campo militar han sido brillantes sin haber tenido grandes experiencias en todos los campos. Como lo fue el general Rommel, que siendo un oficial de infantería supo dirigir bien la combinación de infantería mecanizada, los blindados y la artillería, junto con la aviación.

Aunque a veces surge reticencia sobre una idea diferente. Como la de que el Comandante General, tanto en paz y aún más en guerra, siempre debe ser del Ejército debido a criterios no fáciles de sostener. Como el pensar que la sola antigüedad de las fuerzas da la mejor destreza o idoneidad de la persona que comanda. Porque se considera, a pie firme, que eso es producto del hecho de que por evolución histórica de la humanidad el Ejército fue el primero y muy anterior a la fuerza naval y la aérea. Pues estas últimas surgieron solo por el desarrollo tecnológico y la invención de la vida moderna.

Así que la antigüedad entre fuerzas no es algo no tan claro de argumentar para sostener la idea de que los comandantes más idóneos son solo los de la fuerza más antigua. La capacidad de comando y liderazgo es fundamentalmente algo personal antes que de origen institucional.

Por eso es que en la preparación de los directivos militares debe haber una adecuada relación proporcional en los estudios que cubra ambos campos. Lo que es lograble creando dos contenidos en el glosario de materias y que sean complementarias: el combate y la logística. Y la consecuencia lógica es la de existan dos escalafones independientes pero simétricos: el de  cargos al de grados. Que siempre tienen que ser igual en grados para ambos casos por las necesidades en cada especialidad. Como la jerarquía, las funciones, el ascenso la capacitación, los méritos y, por supuesto, la idoneidad. Y para el Alto Comando, solo en ese caso, se elige a cualquiera indiferente de su especialidad y fuerza. Algo cuando ya no importa tanto esa separación. Pues es ya un cargo más político, doctrinario y genérico que especializado”.   

COMO SE ESTA ENSEÑANDO EL PROFESIONALISMO MILITAR HOY

¿Dónde se encuentran las virtudes como el deber, el honor, la integridad y el coraje moral? ¿O un foro para su exploración en medio de un ambiente de aprendizaje analítico y de alta tecnología? El liderazgo es un arte, no una ciencia. Como cualquier arte, una educación en liderazgo requiere fundamentarse en conceptos clásicos. Es imposible ser un buen pintor sin estudiar a Rembrandt, ser un buen compositor sin estudiar a Mozart y ser un buen líder naval sin estudiar a John Paul Jones.

Profundizando en el estilo y técnicas de los grandes maestros que nos han antecedido, el artista líder incorpora estos principios artísticos a su propio y único estilo. Demasiada confianza en la competencia técnica es para el liderazgo, lo que la pintura por medio de números es para el impresionismo.

Nota: “En las academias militares de los EE UU se ha tendido la política que la elección de especialidad sea optativa por el alumno. Entre nosotros son muy pocos los que, desde un comienzo, ingresan con la intención de no ser oficiales de vuelo. En gran parte porque desde el principio del proceso de incorporación se induce o exige (La política ha fluctuado en algunas ocasiones) que el aspirante quiera y sea apto para el vuelo.

Quizás debido a que se prevee que serán tantos los que no resulten con la idoneidad mínima requerida para volar, que es factible que no se logre la cantidad necesaria de personal de vuelo que requiere la institución. Y por ello que los eliminados de la especialidad de vuelo, si no se retiran, serán suficientes para llenar las necesidades de las demás especialidades. Pero esto es una forma aleatoria y sin planificación por la vía del ambiguo acierto/error. No por medio de un plan previsto y bien calculado. Basado en un análisis profundo, científico y confiable del perfil de las necesidades institucionales.

Produce un fuerte trauma de decepción en el alumno que no calificó para vuelo y, luego, se le ofrece asumir cualquiera de las otras especialidades. Lo cual parece más un favor y por ello no es tan motivante. Pues es como si fuese un simple consuelo. Lo cual afecta la moral y con ello a la institución. O al menos no tan motivado”.

Todo problema técnico tiene repuesta discreta derivable. Pero para dominar el arte del liderazgo, uno debe aprender a operar en "áreas grises”. Una destreza rara vez invocada en la solución de problemas técnicos. Esta distinción demarca la línea entre educación y entrenamiento. Tomando de ejemplo de otros comandos de entrenamiento en la flota, el curriculum de liderazgo, para el oficial subalterno, enseña mucho más acerca de gerencia y administración que de liderazgo. Tópicos clásicos, tales como el temor a morir en combate, los tan diferentemente marcados valores en el personal de suboficiales, o la decisión de desobedecer una orden, dan vía a la jerarquía de las necesidades de Maslowe. El programa naval de acción, seguridad y consejo sobre el alcohol, y los árboles de decisión.

RETORNO AL LIDERAZGO HUMANÍSTICO

Hacia este fin, es que debe dársele renovado énfasis, a las filosofías educacionales que apuntalaron el curso de “fundamentos de la Obligación Moral" del Almirante Stockdale y la ordenanza 1331-2 del Secretario de la Armada. La educación en liderazgo en la Academia Naval, en la Escuela para Candidatos a para Oficiales y en para los Cuerpos de Entrenamiento para los oficiales de la Reserva Naval, en todo del país, deben redefinir el profesionalismo militar en términos de principios morales innegables perennes. Las ciencias sociales y la gerencia deben admitir la filosofía, la política, y los estudios humanísticos.

 

viernes, 4 de septiembre de 2020

FUNDAMENTOS DEL OFICIAL NAVAL

 

“BOLETÍN PROFESIONAL”

ENERO DE 1991

Nota: - “La Armada Nacional ARC y la Fuerza Aérea Colombiana FAC, son dos fuerzas militares fundamentadas, especialmente, en el uso de sofisticadas máquinas y de personal altamente capacitado en conocimientos técnicos. Debido a esa  característica común, también se asemejan, en algunos aspectos, en la problemática. Dentro de los cuales está la idoneidad del recurso humano.

Por ello compartimos este artículo que, a pesar de los años, no ha perdido vigencia. Nos da luces sobre la importancia de establecer el perfil para la formación del hombre y su preparación académica. Tanto en capacidad de gestión y liderazgo, como en ciencias exactas.

Boletín editado en la Escuela Naval de Cadetes ARC.

Las Notas son nuestros comentarios”-  

 

EDITORIAL

Siendo nuestra Armada una Institución relativamente joven, que ha logrado  quemar etapas de progreso, analizando, acogiendo y adaptando experiencias de otras Amadas, con resultados altamente satisfactorios, se considera conveniente que hagamos un análisis retrospectivo. Así podremos determinar si algunas de estas circunstancias, que han afectado, en las dos últimas décadas, a la Armada de los Estados Unidos, también han afectado o están afectando a nuestra Institución. Para sacar conclusiones que nos puedan ser útiles.

La primera lección que nos provee la experiencia de la armada de los Estados Unidos es que todo exceso es malo. En un momento dado se trató de lograr un perfil del oficial con base en una alta calificación técnico-científica. Con un profundo desprecio por otras cualidades necesarias en el oficial. En especial la adecuada formación humanística absolutamente necesaria en quien tiene la difícil tarea de ser un “Líder”.

Los criterios de selección pusieron excesivo énfasis, el 80%, en las destrezas matemáticas en la prueba de aptitud. Mientras que en las habilidades en otros campos, especialmente el de las ciencias sociales y humanísticas, tenían un peso relativamente intrascendente, 20%. Similar orientación recibieron los programas académicos habiendo desaparecido del curriculum aquellas materias que podrían contribuir al desarrollo de las cualidades inherentes a un “conductor de hombres”, en el amplio sentido de la palabra.

Actualmente el péndulo se ha movido en otra dirección y surgen pugnas en la búsqueda de un adecuado equilibrio cualitativo y cuantitativo en estas dos características primordiales en la formación del oficial. Aparentemente estas pugnas no han sido resueltas aún y se denuncian acciones tendientes a obviar instrucciones del Secretario de la Marina USA, con disposiciones de carácter local.

Mientras tanto en el colegio de Guerra Naval la catedral denominada “Fundamentos de Obligación moral”. Cátedra basada en las experiencias de los oficiales de insignia como prisioneros de guerra, por largos años, durante el conflicto de Vietnam. Busca llenar, así sea parcialmente, el pasivo en la formación del oficial dejado por la una obsesión en la educación técnico-científica. Doctrina inducida por gobiernos y militares de alto rango en épocas anteriores.

¿En qué sitio se detendrá el péndulo? Es difícil predecirlo. Teniéndose en cuenta que sobre el problema gravitan circunstancias especiales que van desde una fuerte presión de la demanda por oficiales tecnócratas hasta el alto sentido de culpabilidad generado a nivel nacional por el síndrome de “Vietnam”, el cual ha afectado seriamente a la sociedad americana.

Si bien el acelerado ritmo de desarrollo en el campo técnico y científico, presente y latente en las unidades navales modernas, exige en el militar una muy sólida preparación profesional en esta área, nuestra Armada debe estar en condiciones de identificar correctamente sus necesidades reales (Nota: Desarrollar el perfil de necesidades y de soluciones) en cada faceta del complejo patrón que deben conformar la personalidad del oficial naval, alrededor de los siguientes criterios:

Primero. El oficial naval, cualquiera que sea su orientación técnica, es ante todo un “Directivo”. Cargo profesional que debe inculcarse desde el primer momento en la escuela de formación a través de un agresivo programa con énfasis en ciencias humanísticas y sociales. Con amplio espectro de materias tales como el Don de Mando, relaciones humanas, psicología militar, historia general y naval, literatura, oratoria, derecho, reglamento y doctrinas, etc.

Asimismo, durante el periodo de formación, debe darse al cadete la oportunidad de ejercer la práctica de la autoridad bajo la supervisión y guía de oficiales, psicólogos y especialistas que pueden detectar y corregir aspectos débiles. e  imbuir al joven de las cualidades inherentes a un Jefe.

El último año de escuela es esencial. Al Guardia Marina, Alférez o Pilotín se le entrega la daga, símbolo del mando. Con ella adquiere el joven un compromiso como Comandante. Compromiso que lo acompañará prácticamente toda su vida profesional. Y que será cada vez más demandante en la medida en que se escale posiciones dentro del escalafón.

El novicio líder debe tener conciencia de su condición de aprendiz de este difícil arte y de mantener latente, en sus actuaciones, la necesidad de perfeccionar su disposición para conducir hombres. Aprovechando, al máximo, sus cualidades innatas y compensando con mucho estudio sus puntos débiles.

Durante este periodo, la supervisión de sus superiores debe estrecharse aún más con el objetivo de determinar claramente si el alumno se hace merecedor del título de Director, que se le otorgará en el momento en que se le entregue la espada que lo acredita como oficial.

Nota: -“Deficiencia que vimos, desde nuestra posición como cadetes, en el comportamiento de los alféreces por una falta de conocimiento y habilidad innata para conducir sus subalternos y ejercer la autoridad. También como sus superiores instructores habían sido incapaces, por desconocimiento, de enseñarles el arte de mandar. Razón por la cual tenían que dejar que aprendieran empíricamente mandando a los cadetes de primer año. Cometiendo más errores que aciertos bajo su desconocimiento. Hasta, incluso, del nivel de llegar a ser retrógrados.

Porque para calificar bien de alférez, como fuese, no sólo tenían que demostrar más capacidad de imposición que de convicción. Más con autoridad moral dando ejemplo de rectitud, ecuanimidad, lógica y justicia. Y de esa forma arbitraria ganar méritos para su graduación.

Por lo cual su desempeño era más para ganar méritos en vista más de un interés personal que institucional. Y ese espíritu por surgir, a cualquier costo, aún de sus compañeros, fue luego detectable en el resto de su vida profesional. Incluso habiendo alcanzado altos grados y cargos.

De esa forma la profesión se convertía más en una competencia. Donde la persona se siente irremediablemente acosada a confrontar permanentemente donde solo  gana y sobrevive el más fuerte. En astucia, intriga, lambonería o apariencia fingida, que en méritos personales o profesionales reales, siendo esto último lo fundamental para la Fuerza Aérea Colombiana”-

No son ajenos a nuestras instituciones casos en los cuales excelentes alumnos académicos, en ingeniería y en ciencias navales, carecen de condiciones como conductores de hombres. Es este momento propicio para determinar si su condición de oficial sería benéfica desde el punto de vista institucional. O si, por el contrario, sus ejecutorias como superior, con jerarquía y mando sólo traería como consecuencia problemas con sus subalternos. Que se reflejarían en casos de indisciplina, desmoralización, malos tratos. Y, eventualmente, accidentes o daños en el material, derivados de su incapacidad de lograr la colaboración irrestricta de sus subalternos. ¡Ésta en juego desde irreparables vidas hasta costosos equipos!

Segundo. No puede negarse de plano la necesidad que tiene la institución de contar con oficiales cada vez más capaces en las áreas netamente técnicas. El acelerado avance científico y tecnológico ha traído como evidente consecuencia un cambio radical en la estructura académica de la formación y capacitación del oficial. Es necesario, en general, que el oficial cuente con una base científico técnica para desempeñar adecuadamente las funciones inherentes a su cargo y especialidad.

Sin embargo, la experiencia lo ha demostrado, no necesariamente todos los oficiales han de buscar los más altos niveles en este campo. En tal sentido se han orientado recientes disposiciones del mando naval, en relación con los cursos de complementación profesional. Permitiéndose, de esta manera, un manejo más racional del recurso más importante, el humano. A la vez que sin limitar el tránsito por el escalafón naval militar de oficiales. Independiente a nivel de capacitación técnica de cada individuo. Y que permita utilizar cualidades y capacidades especiales de cada uno de los oficiales en los diferentes campos. De acuerdo con los requerimientos institucionales.

Oficiales con condiciones naturales sobresalientes para trabajo de alto contenido técnico-científico, podrán hacer tránsito hacia el cuerpo administrativo, con el fin de aprovechar al máximo estas cualidades. No se descarta, sin embargo, que si además demuestran condiciones como líderes escalen normalmente el escalafón de mando. Las disposiciones que regulan este esquema se sintetizan en la circular 02331/Dinem (Mayo/1988) y en la “Cartilla de Información General Sobre Cursos de Complementación Profesional” publicada por la Escuela Naval.

En resumen, se considera que la Armada Colombiana identifica, en forma sensata y oportuna, los peligros implícitos en la toma de decisiones extremas. Sin miramiento otros aspectos esenciales en la estructura profesional del oficial. Es de primordial importancia enfatizar en el desarrollo de sus condiciones como conductor de hombres. Buscando un adecuado equilibrio con otros requerimientos, especialmente, en la capacitación profesional. El Jefe de Operaciones Navales de los Estados Unidos aconseja a los cadetes en Annapolis con la siguiente máxima: “Conozca su trabajo. Conozca sus subordinados. Conózcase usted mismo”.

Tal vez un ordenamiento más ajustado de este consejo a nuestros propósitos, sea: “Conoces usted mismo. Conozca sus subordinados. Conozca su trabajo”. Entendiéndose claramente que las dos primeras sentencias hacen referencia a la condición del oficial como Comandante, que hemos preferido denominar como “Conductor de Hombres”. Y la última hace referencia a su nivel de capacitación académica. Nota: -“70%- 30%. Hombre/máquina”-.

Otro aspecto fundamental de la estructura del perfil profesional del oficial es su formación moral. Aspecto que demanda cada vez más atención en la medida que nuestra sociedad, en general, sufre grave deterioro en este campo.

Esta situación presenta retos cada día más grandes para una institución que tiene el deber de preservar los más altos valores éticos y morales, en un mundo convulsionado por cambios radicales en las actitudes y costumbres sociales y morales. Con nefastas consecuencias que van desde el derrumbamiento del núcleo familiar con un alto índice de divorcios, separaciones, conflictos familiares, uniones de hecho o ilegales, drogadicción y el tenebroso narcotráfico. Además de la mal llamada “revolución sexual”.

Con sus mortales secuelas, la inversión de valores. En donde el bandolero y el delincuente común, cebado en el delito, se presenta con imagen de guerrillero con aureola de héroe épico.

Donde los medios de comunicación masiva hacen presencia permanente en los hogares con un elevado contenido de violencia, sea ésta real o ficticia. O hacen apología de prácticas amorales, dando la apariencia de que éstas son normales en la vida real. Bien se dice que el impresionante desarrollo de las comunicaciones ha convertido el mundo en una pequeña aldea, a la que puede aplicársele el refrán popular: “pueblo chiquito, infierno grande”.

Este preocupante marco de vivencia afecta gravemente la capacidad del niño y del joven de discernir entre lo que es “moral” o “inmoral”. O de decidir qué es “bueno” o “malo”. Un analista americano conceptuaba preocupado: Es aparente que el código de vida de la juventud moderna gira alrededor de la máxima: “Fast cars. Fast women. Fast cash” (carros rápidos, mujeres rápidas, o mejor dicho: fáciles, dinero rápido).

No importa que si en su loca persecución se pierden el honor, dignidad, el buen nombre, la libertad y, en muchas instancias, la vida.

Nota: - “Los oficiales subalternos ante la dificultad de la pésima calidad del personal de tropa y ante la exigencia de sus superiores por obtener resultados, suelen consolarse diciendo: “Es que no se puede conseguir más con lo que da la tierrita”. Precisamente uno de los motivos por los cuales se dieron situaciones que terminaron en el grave error de los llamados “falsos positivos”-

En general, puede decirse que, con la excepción de contadas vetas, la cantera de donde nuestros institutos de formación extraen su recurso humano, presenta un perfil ético y moral muy bajo. Inducido casi imperceptiblemente por las circunstancias anteriores referidas, de las cuales sólo se ha mencionado una mínima parte.

Por lo tanto, el reto es portentoso: Debemos reconstruir en el joven cadete y futuro oficial, las bases de una sólida formación ética y moral. Infundiéndole la práctica de un estricto código de honor que garantice su capacidad para resistir los embates de una sociedad cada día más en crisis. Inclusive, a riesgo de que se nos tilde de retrógrados. Pero con el convencimiento de que, a la larga, lo que ha sido tradicionalmente moral, bueno correcto, es lo trascendental.

En este contexto, debemos tener claridad de propósitos en nuestra misión. Es necesario FORMAR a nuestros cadetes MORAL, MENTAL Y FÍSICAMENTE e imbuirlos en los más altos ideales del DEBER, HONOR Y LEALTAD, a fin de entregar a la institución, graduados de una dedicación absoluta a la carrera naval. Con un potencial adecuado para su futuro desarrollo, en mente y carácter, para asumir las más altas responsabilidades de comando, ciudadanía y gobierno.

Como conclusión final debemos manifestar que el perfil de la personalidad del oficial naval es de gran complejidad. Su formación requiere de un cuidadoso balance y la búsqueda de soluciones de compromiso. Teniendo especial cuidado en no caer en excesos que conduzcan a estigmatismos que pueden ser altamente perjudiciales para la institución.

 


miércoles, 2 de septiembre de 2020

LIDERAZGO DEFICIENTE

 

 

 

LIDERAZGO DEFICIENTE

 Teniente Coronel G.E. Secrist

Nota: “Esta traducción comentada es un artículo publicado en una revista de los EE UU. Es la apreciación de la problemática de las promocione militares que tiene conceptos similares a los existentes en las FF MM de Colombia. Por ello su utilidad en nuestro medio. Sin saber cómo, la primera página se perdió. Pero el resto del artículo sigue siendo válido, razón por la cual lo compartimos. Las “Notas” son nuestros comentarios. Coronel (FAC) Iván González. 1999”.

EL SISTEMA DE PROMOCIÓN MILITAR

Lo profesional y lo personal. Es más frecuente de lo que se cree la existencia de quienes se subordinan a los procederes que se consideran requisitos para obtener un informe favorable de oficial sobresaliente y necesario para crear la imagen mínima de calidad exigida para un ascenso.

LA MARATÓN POR EL ASCENSO. La inquietud moral por el progreso en la carrera militar se detecta inmediatamente por aquellos que están estrechamente ligados con la milicia. El Capitán Frank Wood ha llevado a cabo entrevistas informales, durante más de 100 horas, con oficiales subalternos de la USAF durante sus primeros diez años de servicio. Y ha informado sobre la inclinación hacia el desinterés en el beneficio del grupo y en favor del bienestar personal.

El descubrió esta tendencia como la actitud de "yo primero". Esto concuerda con la evidencia que proyecta la clase militar alejándose de la tendencia institucional, donde el trabajo es "vocación", hacia una actitud con vista a un trabajo civil, donde es más frecuente el énfasis en el "interés personal".

Nota: “Dicho interés personal es algo muy evidente, desde el comienzo, en bastantes cadetes que ingresan a la Fuerza Aérea solo con el propósito de aprender a volar. Sin saber y si lo saben no lo admiten, que la profesión en la que se desempeñarán es la militar y para la cual se les instruirá. Volar en la FAC es solo una especialidad, entre otras, y solo complementaria a la profesión del militar destinado a cuidar el espacio aéreo nacional. El vuelo de aeronaves es indispensable y estimulante, pero accesorio al fundamento de la profesión como militar FAC.

De tal forma que las demás especialidades y sus oficiales también son tan importantes como la del piloto de combate. De por si la mayoría de pilotos terminan, en la última etapa de la carrera, desempeñando más funciones administrativas y de comando que de tripulaciones de vuelo.

Las miras de los jóvenes que desde el inicio tienen ese pensamiento, son las de retirarse, luego de haber aprendido a volar, para convertirse en pilotos comerciales, ya que no tienen suficiente espíritu militar . Su perfil natural es para ser alguien bien entrenado tecnológicamente para volar una máquina sofisticada, pero no para el desempeño gerencial y la capacidad de liderazgo.

Por ello, en los primeros grados del escalafón militar, se dan cuenta que han llegado pronto a su nivel de incompetencia. Porque la carrera militar en la FAC, en el rango de oficial, es esencialmente y más, una actividad de dirección. De gestión y de mando de la institución. Motivo por el cual, en ese tiempo, se presentan los más altos incides de deserción debido a que han logrado su objetivo inicial o debido a su frustración en su aspiración.

Ellos aprovechan la dificultad  de la institución para seleccionar a los más aptos y con verdadera vocación, en el proceso de inscripción e ingreso y que con el tiempo muestran sus verdaderas intenciones. Pero esta deficiencia la compensa bastante con un efectivo método clasificador de los mejores para la profesión militar. Una creciente exigencia de disciplina, orden y subordinación que afronta el cadete en el primer año de instrucción. Aunque también sería bastante útil la implantación de un proceso propedéutico,

En esa etapa inicial el alumno descubre el verdadero contenido de la vida militar y muchos deciden el retiro, a tiempo para buscar otros horizontes en las demás profesiones liberales. Como la aviación comercial. Algo bastante conveniente a la Fuerza Aérea pues persisten los selectos y mejores individuos verdaderamente idóneos para la exigente vida militar. Y, por ello, con el más alto sentido de pertenecía y deseo de servicio patriótico a la nación.

Pues así le resulte costoso al país, devuelve a la sociedad una persona con buenos principios sociales, morales, aunque solo sean iniciales. También es la razón por la cual la instrucción de vuelo, que es una fuerte carga económica al presupuesto nacional, no se da desde el primer año”.

Richard Gabriel ha sostenido que durante las dos últimas décadas el Ejército de EUA ha engendrado tal afán por progresar en la carrera al extremo que la profesión y el ascenso puede haberse transformado en los objetivos primordiales de un gran número de oficiales. Otros han ampliado aún más dicho concepto manifestando que para ayudar a alcanzar los máximos rangos, General o Almirante, es necesario que el militar observe una conducta brutal y ultraegoista pensando solo en su propio interés.

Nota: “Cuando se observa el comportamiento de algunos alféreces (Cadetes Antiguos) practicando el ejercicio del mando, sin suficiente ilustración y entrenamiento para ello y usando a los cadetes de menor antigüedad como conejillos de indias, se ve con claridad que es allí donde se genera esa actitud. Que, luego, bastante persiste durante toda la carrera profesional del oficial”.

Hasta un nivel donde se subordinan los procederes que se consideran como requisitos, para obtener un reporte de efectividad como oficial sobresaliente, y necesarios para crear la imagen con vista al ascenso.

La actitud pasiva. LA conducta de un líder con miras a su carrera antes que nada está en conflicto con la dedicación a la efectividad de la misión. En términos del Vicealmirante James B, Stockdale, la obstinación por evitar errores para mantener su carrera suplantan la ejecución positiva. La canalización de los talentos y las energías substanciales, con vista a permanecer en la carrera y el objetivo de ascender, llegan a alterar los valores personales.

La conformidad, el control y la coordinación compulsiva, se tornan en modalidades típicas de la conducta para así reducir los riesgos de error. La propensión a "evitar riesgos" o "jugar a lo seguro", se debe al temor de que un error o un fracaso pudieran venir a empañar el concepto que otros tienen de ellos. Algo que pone en peligro el ascenso o el progreso en el escalafón. Nota: “La actitud de los pasivos y temerosos".

Las consecuencias son severas por no pararse bien, Nota: "No saludar todo cuanto se mueva y pintar lo que está quieto", termina siendo la actitud de no estar dispuesto a afrontar riegos para no querer exponer el futuro de su carrera por defender los principios. Lo que, generalmente, obstaculiza el progreso, la innovación y mejor eficiencia. Es lamentable que asuntos similares hayan contribuido a consecuencias aún más graves, tales como las atrocidades de "My Lai", el problema de "Watergate", la deplorable dirección de la guerra de "Vietnam", la reciente erosión y reducción de las Fuerzas Militares y de la ventaja tecnológica de Estados Unidos.

INTOLERANCIA A LA DIVERSIDAD Y EL DISENSO

Otra manifestación del liderazgo deficiente consiste en la inhabilidad para lidiar con el disenso de un modo constructivo. Se han empleado varios eufemismos para describir este apasionamiento por la tolerancia. Por ejemplo. Se aconseja: “Trata de seguir. No pongas reparos. No lo critiques todo”. Se hace demasiado hincapié en que debemos seguir la corriente más bien que practicar la innovación, la originalidad y las ideas independientes.

El Coronel Edsel Field ha señalado que existe una relación entre las tragedias de Vietnam y Watergate y la falta de nuevos diseños, en cuanto a las decisiones importantes, que se apartan de la posición clave de los líderes. Es más importante opinar como los demás que objetar las decisiones inmorales, imprudentes o ilegales.

Hay quien ha sugerido que la presión para seguir la corriente en el sector militar es tan fuerte que la función de los beneficiosos "Juan Contrarios" moderados se considera un obstáculo para la acción, que suele impedir el debate constructivo referente a las alternativas.

Nota: "Claro que también existen los "Juan Contrarios" extremos. Se suele decir jocosamente de estos últimos "Juan Contrarios", que son los que tienen la costumbre sistemática de arrimarse a los grupos de conversación preguntando: ¿De qué hablan para contradecir?  Los que a todo le sacan y exageran los defectos, falencias y debilidades, pero tampoco, nunca tienen valoraciones o ideas positivas sobre las fortalezas o las oportunidades para la ejecución. Siempre saben por qué las cosas no se deben hacer.  Y nada de cómo se lograrán hacer. Los sistemáticos negativistas de oficio con los cuales es imposible construir o ejecutar las cosas o superar las dificultades. Desde luego los destructores moderados, pero habituales y hasta morbosos (Porque les emociona oponerse todo), del espíritu vencedor y victorioso de una fuerza militar. Personas que deben ser neutralizadas para que no estimulen el espíritu perdedor”.

El disentimiento constructivo. Sin embargo, al inquirir, debatir y disentir, antes de tomar decisiones, se logrará mayor efectividad que recobrarse de las malas decisiones. Opiniones diversas, participación y debates, reforzarán las decisiones finales y engendrarán una mayor dedicación y motivación cuando se pongan en práctica las determinaciones.

Aun cuando la discusión y disenso dan ventajas apreciables, se requieren líderes fuertes, visionarios y seguros de sí mismos, para originar condiciones que faciliten la expresión de opiniones distintas e ideas nuevas.

Nota: “La duda sistemática en el uso de la autoridad y el débil liderazgo del militar, se traduce en la mala costumbre de algunos subalternos de consultar a los superiores todo cuanto deben ordenar, siendo parte de sus funciones, cargo y grado. Con frecuencia debido al temor de cometer un error o que sea una decisión que no guste. Y por ello que afecta su prestigio y la opción de promoción. De esa forma, casi siempre inconsciente pero errada, trasmiten y comparten la responsabilidad de sus  decisiones para atenuar la culpa de un desacierto.

Entonces termina convertido en un transcriptor de funciones al superior debido a su incompetencia o debilidad en el ejercicio del mando. Es un autocastramiento que se hace crónico con los años perdiendo la capacidad de decidir por sí mismos, aún en las cosas más corrientes de la vida. Se pierde la iniciativa y la creatividad personal para la ejecución, no solo bien sino mejor.

Que cuando pasan a las Reservas, No son capaces de asumir su nuevo rol y otras actividades, en especial las personales, con las cuales entretener la mente y aprovechar el tiempo disponible. Porque la persona se habitúa a que cuanto debe hacer, debe estar previamente auditado. Razón por la cual muchos Reservistas sienten ansiedad y una apremiante necesidad de buscar otro trabajo profesional dentro de una organización comercial o empresarial, aún sin necesidad económica. Con tal de disponer de un superior o encajar dentro de una estructura u organización humana en la cual puedan tener un superior. Porque la necesidad mental de sentirse guiados los  apremia más que la falta de dinero o, incluso, saber que son subordinados.

Es la consecuencia del vivir durante bastantes años y aún ritmo laboral exigente. Dentro de una organización muy jerarquizada y verticalizada donde las cosas se hacen solo como cumplimiento de órdenes y consentimientos de un superior. Donde solo se hace lo que se ordena. No más ni menos y con milimétrico cumplimento de instrucciones, que deben provenir solo del superior. Que si se consideran insuficientes se deben pedir.  Aunque el discurso diga que hay que dar primacía a la Carta a García. Que se predica pero no se practica.

Síndrome que estigmatiza tanto al militar que, cuando se retira del servicio, se siente desprotegido, desorientado y no sabe actuar autónomamente. Por eso es común al militar jubilado los frecuentes tratamientos sicológicos, en personas de edad, porque han desarrollado algo, así sea moderado, del trauma de guerra”.

El ostracismo perjudicial. Maureen Mylander ha sostenido: “La atracción a la conformidad ha eliminado a muchos de los oficiales más sobresalientes e ingeniosos”.

Nota: "O inducen a los que no son conformistas, al retiro por su fuerte desagrado con esa incomoda costumbre de la cual no desean participar".

El ostracismo (negativismo) periódico de oficiales superiores para atreverse a poner en duda ciertos principios generales, imprime verosimilitud a esta suposición. Posición que sirve de ejemplo para aquellos con predisposición a disentir. La pérdida de oficiales de extraordinaria idoneidad, se nota más al considerar la influencia restrictiva de ese ostracismo en la conducta de muchos.

La intolerancia. El rechazo al disenso no se limita a los niveles más bajos del mando. Si no que, al contrario, alcanza a la más alta jerarquía. El Almirante Elmo Zumwalt, exJefe de Operaciones Navales de EUA, informó que fue objeto de amenazas de destitución y de reducción del presupuesto de la Marina, si llegaba a expresar sus opiniones concernientes a las pautas políticas del gobierno. Tales circunstancias fomentan la paranoia y la duplicidad, en vez de la sinceridad y la honestidad.

La burocracia del gobierno perpetúa la intolerancia en cuanto a las opiniones distintas, mediante un proceso de selección y ascensos que busca contener a aquellos funcionarios cuya actitud no ha de amenazar a la administración. En donde el criterio primordial para el ascenso no es la ejecutoria, sino la complacencia de “no causar problemas”.

Nota: “Por eso, en Colombia, los líderes, ideólogos y políticos, de los partidos de izquierda buscan asumir el control militar, exigiendo aval político previo a los ascensos a los altos grados militares. Dictando leyes que son más del interés partidista antes que del interés nacional o de la idoneidad profesional. Para ellos es mejor escoger para los altos grados a los militares menos idóneos y manejables, que es su objetivo.

En ese fin sobresalen los representes de los partidos de los grupos insurgentes armados violentos, los guerrilleros intelectuales, que por no haber logrado tomarse el poder, por la vía terrorista, buscan la retaliación profesional contra los militares que les han sido obstáculo a su propósito, haciendo mal uso del tolerante sistema democrático”.

"Seguir la Corriente". Según el sistema, es casi imposible para cualquiera que no “siga la corriente", llegar a ocupar altas posiciones. Por el contrario, aquellos que no comparten la opinión del grupo, se les fomenta inamistosidad considerable debido a su rechazo honesto e su impaciencia con la incompetencia o la corrupción, por sus “persistentes preguntas embarazosas”.

El hecho sobresaliente que oficiales militares de EUA no hablen en contra de las normas generales o decisiones que violan los principios morales o que no concuerdan con los mejores intereses de la nación, se diferencian de la conducta observada por oficiales del Ejército Canadiense.

En Canadá, el número de Almirantes o Generales que han expuesto públicamente sus carreras por asuntos de principio es mayor que el número de sus colegas en Estados Unidos. Esto concuerda con las observaciones del Coronel Field respecto a la falta de oficiales en la actualidad que poseen las cualidades de Billy Mitchell.

Merece considerarse también otro aspecto de la cuestión de "seguir la corriente". Debe tenerse presente que cuando las metas de una organización son de gran valía y sus medios y métodos son honorables, los integrantes pueden identificar fácilmente y asimilar los valores de la organización. Lo cual hace superfluo el insultante ruego o la actitud de “seguir la corriente". El hecho de que sea necesario coaccionar a los individuos para que "sigan la corriente", constituye un liderazgo deficiente.

Cuando los líderes de una organización se sienten amenazados por la contradicción a la innovación o, al contrario, observan el desacuerdo al cambio de la condición imperante con una actitud demasiado defensiva, consideran la falta de acuerdo como sinónimo de deslealtad. Entonces, crean una rigidez malsana que restringe rigurosamente las innovaciones, la tolerancia al cambio y, con ello, la efectividad de la organización.

Básicamente, las organizaciones militares premian y apoyan a aquellos que demuestran la mayor conformidad.

Nota: “Para los lideres, los conformistas hacen más fácil lo que se planea o el trabajo que se ejecuta, porque es una forma pasiva o ligera de oposición. Así no sean contribuidores a la ejecución pues, como mínimo, no son opositores. Pero estas personalidades también son perjudiciales a los objetivos, quizás tanto como los que se oponen. Por eso es que, en el campo militar, por el poderoso y primordial factor de la lealtad, todos tienen que contribuir al éxito institucional, que es la misión. Así disientan o sean indiferentes del “Que o el Cómo”, se ejecutará.

Que es la decisión que toma el Comandante. Que después de tomada se tiene que asumir como voluntad general de todos. Sin islas de disidentes, pasivos y, menos, de opositores. Porque prima el esfuerzo grupal para alcanzar el interés nacional.

Es en esto donde está la destreza o la deficiencia de un líder. Que es el saber cuánto debe propiciar o exigir el conformismo, al mismo tiempo que rechazar o estimular la disidencia. Por ello para un militar es fundamental ser diestro e inteligente en el manejo de los asuntos de comandar una fuerza militar. Lo que no es suficiente, como ya se dijo antes, simplemente con ser diestro en volar bien un avión. Es una buena ayuda pues forja la personalidad para la toma de decisiones de riesgo, rápidas, oportunas y acertadas. Pero que es solo una parte de las características fundamentales de un líder. Motivo por el cual es una especialidad y no el fondo de la profesión, en el rango de oficial, como militar FAC".

La recompensa a la falta de innovación. Ellas refuerzan o estimulan los comportamientos que, con frecuencia, son la antítesis de la innovación y de la efectividad. Así se recompensa al que siempre comulga con la organización, al hombre servil. Al individuo que nunca opina en contra, que no es en extremo puntilloso en sus funciones, no parlotea los procedimientos y solo repite los formalismos aceptados. La triste consecuencia es que la excesiva conformidad resulta en la pérdida de iniciativa y de ideas creadoras, innovadoras e imaginativas. Es decir, la clase de comportamientos audaces y decididos, que son necesarios para las realizaciones o logros significativos. Y para el incremento sorprendente de la efectividad de la misión.

Nota: "Es necesario no confundir la inclinación al rechazo obstinado de las tácticas o estrategias para salir victoriosos de un conflicto, sin razones válidas o por simple negativismo y pensamiento perdedor. Con el disentimiento constructivo para proponer mejores métodos para lograr el más alto resultado en la guerra. Donde el fin es lograr la máxima superioridad y éxito bélico. Para imponer la mejor condición que se tenía antes de iniciar la confrontación. El único objetivo valido y aceptable. Pues un conflicto es tan costoso y destructivo que solo por ello se justifica".

SUSTITUCIÓN DE LOS PRINCIPIOS POR LA POLÍTICA

Milicia y política. Una excesiva preocupación de un comandante por conveniencia u oportunismo, que se manifiesta al substituir los principios de la guerra con los protocolos políticos, constituye otra deficiencia visible del liderazgo. Es donde se explica, en buena parte, el proceder caprichoso y las artimañas que ponen en juego los oficiales superiores. Cuando las sensibilidades políticas son mayores que los criterios morales, la lealtad, los principios, las normas y los valores militares absolutos.

Nota: -"El General Gutiérrez, antioqueño, en la población de Abejorral durante la confrontación entre los estado de Antioquia y Cauca,  cuando se le propuso un diálogo inconveniente en ese momento para el fin primordial, dijo: "En la guerra los códigos se ponen debajo y las armas sobre la mesa". Con eso decidió que las guerras las evitan los políticos con los manejos diplomáticos, acuerdos, tratados y pactos. Pero cuando no lo logran y declaran el conflicto bélico, la política se aparta para dar campo a los manejos propios de la guerra. Los de la destreza militar. Hacer las dos cosas la vez: Inmiscuir las armas en la política o dejar que la política maneje las armas o, más grave aún, ambas al tiempo, son errores fatales. Por eso Santander se quedó gobernando en Bogotá y Bolívar se fue al sur con las tropas. Winston Churchill dijo: Se puede cambiar de partido por razón de los principios. Pero no de principios por razón de un partido”- 

Esta condición origina un sinnúmero de problemas tipo "Watergate" en miniatura. Crisis artificiales, distorsión y encasillamiento de la información, parroquialismo extremo e inversión de esfuerzos para acumular favores políticos.

Esta politiquería (Entendido como manejo ambiguo y errático de las ideas más para impresionar que para solucionar) del cuerpo de oficiales es causa de gran preocupación, pues constituye un detrimento inaceptable de la funcionalidad institucional, reduciendo la efectividad que propicia una integridad acomodaticia. En los casos menos extremos, viene a ser una habladuría, “tergiversando las palabras correctas". Que solo busca llenar su prestigio con tan solo apariencias visibles, pero sin mayores méritos profesionales. Para solo el interés de “impresionar a las personas idóneas".

Nota: “Los que buscan llamar la atención de comandantes de su interés por razones particulares (Promoción, asignaciones a cargos de prestigio o influencia, destinaciones a guarnición deseadas, misiones de menor riesgo). Algo bastante evidente en el sutil matoneo con burlas y chistes que demeritan a los demás para prestigiarse a sí mismos, a costa del desprestigio de los demás. Ante superiores que son necesarios para escalar posiciones. Las mismas que no les serán otorgados por sus escasos logros y méritos. La típica lambonería, y los cercanos círculos de amigos cepilleros que surgen alrededor de los mandos”.

Las consecuencias más desastrosas de substituir los principios con la política se demostraron traumáticamente durante la guerra de Viet Nam, cuando la generalización del engaño llegó a proporciones epidémicas. Parece que en esta guerra hubo más "decepción deliberada" en las esferas oficiales que en ninguna otra en la historia estadounidense.

Más reciente. La posición predominante de la política permanece inalterable con deficiencias y fracasos. La carencia de progreso, con frecuencia, es debido a los imperativos administrativos. Nota: “Las reglas inventadas por funcionarios incompetentes, pero innecesarios porque solo es para justificar sus cargos, con simple tramitomanía”. R.P. Dunwell ha descrito la milicia como una profesión sumida y contaminada de malos vicios políticos. Hasta el punto en que la excesiva influencia burocrática ha debilitado gravemente la capacidad militar de los Estados Unidos.

El Mayor G. J. Keegan llegó a la misma conclusión con respecto a la efectividad del servicio de inteligencia de EUA. Subrayó que al estar sumamente influenciado por la politiquería, las agencias del servicio nacional de inteligencia habían reducido sorprendentemente la eficacia.

RETORICA VERSUS REALIDAD

La retórica, de los líderes a cargo de la defensa, afirma equivocadamente que la capacidad humana (Más que en las armas) constituye el recurso primordial estadounidense. Es al contrario. El General Lew Alien ha indicado, repetidas veces, que la capacidad estadounidense descansa más en sus recursos humanos que en las armas. Que nuestra mayor ventaja sobre la Unión Soviética consiste en el calibre de nuestros hombres.

Se ha señalado que la Fuerza Aérea, en la actualidad, depende en gran medida del personal idóneo teniendo en cuenta la reducción del 30% del personal ocurrida durante la última década. Especialmente cuando ha sido en el equipo de humano de la más alta tecnología y la escasa dotación militar. Declaraciones similares de otros altos jefes pueden encontrase en las publicaciones de actualidad de la Secretaría de Defensa de EE UU.

Los derechos civiles. Las únicas privaciones de los derechos constitucionales aceptadas por el personal militar son la coartaciones sobre la libertad de expresión. Las actividades partidos políticos. Las condiciones de vida trabajo. Los sacrificios y rigores extraordinarios en los comandos de combate y algunas funciones en el servicio de apoyo. Sin embargo y a pesar de las declaraciones sobre el escaso recurso humano, la aceptación de las coartaciones de los derechos civiles, Nota: “Como en Colombia la negación del voto militar” y los riesgos de la profesión militar, hay poca prueba tangible que esas ideas se hayan traducido en realidad. En términos de recompensas intrínsecas o hasta adecuada compensación manifiesta.

La relativa disminución de estas compensaciones durante el decenio de 1970 vino a combinarse con la perdida de incentivos ocasionada por la acción del personal burocrático y de líderes ineficientes, que ha dado lugar a un clima de motivación de nivel bastante inferior.

Las severas restricciones de estos incentivos intrínsecos, la drástica reducción de oportunidades para mejorar, en el uso de valiosas habilidades para ejercer la iniciativa, la participación y el autocontrol, han causado una realización marginal del potencial humano.

Centralismo absorben y delegación. Aunque unos pocos dirigentes de la Fuerza Aérea han hecho esfuerzos para descentralizar y restaurar la autoridad de quienes están más próximos a ellos, estos empeños no han llegado a penetrar hasta el punto en que tengan un importante efecto saludable. En su mayor parte, tales empeños han sido neutralizados por acciones contradictorias a niveles intermedios del mando.

Así mismo, las sofocantes obstrucciones burocráticas oprimen la motivación intrínseca e impiden la plena utilización de las capacidades y talentos humanos. Por ejemplo, en el campo de investigación y desarrollo (I+D), la dirigencia de la Fuerza Aérea ha llegado a señalar los mayores problemas de gestión en la creación de un ambiente que promueva y estimule ideas nuevas e innovadoras y un medio adecuado para propiciar la labor científica de alta calidad.

Basta ya de habladuría altisonante. La burocracia encargada del desarrollo e investigación está sumida en microgestión, excesiva reglamentación e inspección, propensos al extremo procedimentalismo. Que, en conjunto, constituyen barreras formidables al ambiente innovador y científico de alta calidad que propugnan los tratadistas.

Así es que en realidad, el lenguaje ampuloso hace hincapié en la importancia y valor de los recursos humanos. En tanto que la realidad revela un cuadro de abandono en cuanto a las compensaciones manifiestas y extrínsecas, que enaltecen la vida.

Lo real y lo ideal. La discordancia, entre el campo profesional ideal y el real, es obvia. Se patentiza tanto en los oficiales habilitados para volar como los oficiales de apoyo. Los dos se sienten frustrados por la falta de control sobre el exceso de normas de trabajo, la inflexibilidad de la alta dirección y por la insuficiente autoridad de decisión.

La Fuerza Aérea ha advertido a sus oficiales que no sufran temores por los errores. Una persona que esté buscando una carrera libre de errores, probablemente, es porque no está haciendo nada. Así mismo, la Fuerza Aérea insta a sus miembros a que se arriesguen a hacer innovaciones. A concebir nuevas ideas y a crear métodos para hacer mejor las cosas.

He aquí, otra vez, que la retórica es indudablemente válida. Pero en la realidad el sistema es tan rígido e intolerante, respecto a los errores, que son muchos los oficiales que “juegan al seguro", permaneciendo tímidamente indecisos hasta que pueden obtener suficiente consenso.

Nota: “Muchos son totalmente pasivos e inactivos hasta cuando solo han logrado un respaldo y consentimiento suficiente para actuar. Los paraliza el miedo a equivocarse buscando tener una hoja de vida exenta de deméritos. Pero, igualmente, sin méritos. Como si ese fuese la única manera de hacer méritos. Actitud que hacen de ella su norma de vida en espera de lograr el puntaje necesario para ascender. Es su idea fundamental. Una simple forma de sobrevivir que nada aporta al crecimiento institucional. Al contrario, lo perjudica”

El problema de retención refleja otro caso de desequilibrio entre retórica y realidad. La inhabilidad para atraer y retener personal idóneo está bien documentada. La compensación inadecuada y las truncadas oportunidades para el verdadero mejoramiento y participación han contribuido enormemente al éxodo de los profesionales preparados. Que son tan indispensables para lograr la efectividad de las misiones y ventajas científico tecnológicas de la Fuerza Aérea.

Nota: “Desde un comienzo hemos dicho que la mayoría de las instituciones bien estructuradas, duraderas y, por ello, prestigiosas (Cargos  públicos, la milicia, la religión, el gobierno, la política, el magisterio, etc.) son apetecidas por bastantes personas de poco talento. Por los que se sienten incapaces de tener éxito en la vida corriente. Aun con buena preparación. Eso debido a su temor de fracasar en el medio social independiente. Las consideran un buen escondedero a sus debilidades porque en ellas es fácil pasar desapercibida su poca idoneidad y aptitud, quizá por lo masivas en recurso humano. O como un medio para sobrevivir y superar su falencia.

Por eso estas instituciones tienen que cuidarse de no permitir el ingreso de personas con manifiestas incompetencias. Ya que son realmente pocos quienes ingresan con sincera intención de "vocación" profesional de servir, antes y más que como una oportunidad para devengar y tener con que vivir. Muchos más en las militares donde el sacrificio, el riesgo, la austeridad y el abnegado patriotismo, le son inherentes.

Razón evidente por la cual ha sido su antigua tradición y dogma, el tener sus propias universidades. Institutos que, casi siempre, son internados para lograr la dedicación exclusiva y la disponibilidad permanente a la academia y a la formación integral. Prefieren dictar su propia capacitación a los aspirantes. En ellos, con su filosofía de vida totalmente diferente borran el perfil mental con que llega el alumno nuevo, para implantarle la propia. Donde tiene que predominar el mejor espíritu de cuerpo, el sentido de pertenecía, la lealtad, la doctrina patriótica y la firme confiabilidad en su desempeño. Partes importantes del Código del Honor del Cadete.

Aunque hay que aceptar, también, que dentro de los aspirantes, no altamente dispuestos a esa vida de entrega, algunos terminan asumiendo las cultura interna, logrando la realización de una vida llena de satisfacciones y realizaciones personales y profesionales, por el servicio prestado”.

El General John Roberts ha subrayado este extremo al decir que el interés es solo de boca para afuera respecto a las reivindicaciones legítimas que origina desencanto y problemas de retención.

La laguna entre retórica y realidad se extiende aún más allá de los confines militares, pues afecta gran parte de nuestra sociedad. Una consecuencia grave de esta condición es el declinamiento de la confianza en nuestras propias instituciones militares. Pero sobre todo de las instituciones gubernamentales. Nuestra juventud, en particular, se inclina a la hipocresía, la decepción deliberada y la falta de integridad. La substitución de los principios con la política y la disparidad entre retórica y realidad, son mayormente la causa de que nuestros jóvenes estén desencantados con el gobierno.

La hipocresía y la resultante pérdida de fe en las instituciones militares se traducen en graves problemas de reclutamiento y retención, como los que se experimentaron en años recientes.

OBSESIÓN POR LA APARIENCIA O LA IMAGEN

El mejorar nuestra de la apariencia, a expensas de lo sustancial, ha venido a ser una forma prevalente en el behaviorismo (la conducta) en los organismos militares. La idea que los demás tienen de nosotros debe ser un subproducto de la capacidad real. La elevación de dicha idea para alcanzar estatura como meta o finalidad de por sí puede llegar a ser muy costosa.

Muchos males de la burocracia pueden atribuirse a la propensión a establecer y mantener una imagen de eficiencia y efectividad irreal. Una dirigencia o gestión eficiente se mide en términos superficiales que corresponde a las medidas del proceso administrativo. De tal forma que las medidas del proceso de gestión son sustituidas por cifras válidas del mérito o por criterios de efectividad. Tales como la ejecución de las misiones. Las excelencias cuantitativas y cualitativas. Los avances científicos y tecnológicos. La amplitud y la profundidad de las innovaciones. El mejoramiento de la capacidad operativa, etc.

El resultado primordial del pensamiento con miras a la imagen propia consiste en que la “gestión” se torna en el producto principal. Nota. En lugar del principal: El logro de la “misión”.

La preocupación con la imagen y el proceso estimula la promulgación de posiciones de gestión y del personal. Estas posiciones y el énfasis en el proceso funcionan en reciprocidad creciente. Cada posición genera actividad adicional con mira al proceso, necesidades de información y redundancia interna. La actividad adicional del proceso a su vez produce y justifica el aumento de posiciones del personal y la dirección o gestión.

Los distintos niveles de burocracia y el apasionamiento por trivialidades relacionadas con la imagen se interponen a las funciones lineales o de misión primaria, al crear una marisma de microgestión, ejercicios de planificación, requerimientos de informes, Briefing (Charlas cortas de coordinación o evaluación), revisiones de gestión, papeleo, etc. Luego, para asegurar un cumplimiento estricto, el Inspector General realiza revistas minuciosas y tediosas orientadas con vista al proceso. Nota: "El simplemente funcional, no lo importante, que es lo misional. Orientadas solo a la búsqueda del error para descalificar o sancionar. Pero no para corregir y, por ello mejorar. Menos del éxito para reconocer.

La realidad es que en el área de investigación y desarrollo, la labor del Inspector General es una actividad casi totalmente con vista al proceso.

Una consecuencia especialmente insidiosa de la proliferación y obsesión de la dirección y el personal con los procesos, es la falta de responsabilidad y autoridad que es tan prevalente en las organizaciones militares".

Evaluación. Otra grave consecuencia de la obsesión con el realce de la apariencia o imagen, es la tendencia a relegar a un segundo plano los problemas arraigados referentes al personal o la organización. Como ejemplo en este caso, tenemos las calificaciones de la actuación del personal. No hay la menor duda que el referido sistema de calificaciones de la Fuerza Aérea resulta inadecuado. No obstante, no se han logrado soluciones duraderas con bases científicas.

La calificación de la actuación del personal es la piedra angular vital de casi todas las decisiones importantes relativas a la carrera del personal.

Además, la efectividad de la estructuración de recompensa institucional y su fuerza de motivación están relacionadas directamente en tanto en cuanto a las valiosas recompensas (Ascensos, reconocimiento, premios, privilegios, etc.) dependen del desempeño en el trabajo. Sin embargo, los sistemas de recompensa basados en el desempeño o actuación no son posibles sin una válida calificación del desempeño mediante un análisis franco y abierto.

La evaluación del desempeño del personal es esencialmente un problema métrico altamente complicado que requiere los esfuerzos concertados de mentalidades con gran talento científico. Es necesario un esfuerzo intensivo y sostenido por parte de profesionales con gran preparación para formular o crear sistemas de calificación del desempeño que tenga validez científica y cuantitativa, credibilidad de la dirección, campo operacional, así como la aceptación del personal objeto de la evaluación.

Otro serio problema de organización se refiere a la necesidad de establecer una base científica mejorada para las prácticas de liderazgo y gestión. Como en el caso de la calificación del desempeño del personal, se requiere un continuo e intenso programa de investigación sobre organización que utilice expertos científicos de alto calibre, en vez de un tratamiento superficial y arbitrario.

El ambiente o atmósfera imperante en la organización creado dentro del marco del trabajo mediante la síntesis del estilo de liderazgo, prácticas de dirección y normas de organización y estructura de unidad, puede tener una influencia decisiva en la efectividad del personal.

Con pocas excepciones, la Fuerza Aérea ha hecho frente a estos problemas fundamentales de personal y organización utilizando un enfoque de grupo especial de trabajo. Se ha creado así un manto de actividad frenética perfectamente visible; pero ha habido poco progreso significativo hacia la solución de los problemas a largo plazo.

Estos grupos especiales, ad hoc, de trabajo no han llegado a disponer y llevar a cabo las continuas y necesarias investigaciones a fondo y pericias que se requieren para lograr mejoras substanciales y duraderas. Consecuentemente, la Fuerza Aérea no ha podido adaptar las prácticas de dirección y los ambientes de organización a las características singulares de sus variadas misiones y personal para lograr la estructura institucional ajustada totalmente idónea para producir una efectividad superior.

Actualmente no existe en la Fuerza Aérea programas de investigación y desarrollo de alta calidad con plena amplitud (con inclusión de aplicación y análisis de las reacciones) referente a liderazgo, gestión, motivación, atmósfera desorganización y el desempeño del personal. Es también lamentable la falta de esfuerzos científicos y sistemáticos para seleccionar, evaluar y aplicar en la Fuerza Aérea las investigaciones sobre personal y organización realizadas por otros laboratorios e instituciones.

Sin estos programas, los jefes de la Fuerza Aérea carecen del conocimiento tecnicocientífico en cuanto a gestión que se requiere para lograr la óptima efectividad de organización y el máximo rendimiento del potencial humano.

La imagen. Otros importantes detrimentos relacionados con las actividades de realce de la apariencia o imagen incluyen el mal empleo de la fuerza de trabajo, el desperdicio de los recursos materiales, y la pérdida de respeto y confianza en la dirigencia.

Es más, el interés excesivo de los oficiales superiores en su imagen, origina un efecto contagioso que hace que el realce de la imagen sea el interés primordial de los elementos subordinados del mando. La utilización completa y racional de nuestros escasos recursos humanos exige que los intereses centrales estén en consonancia con las responsabilidades de misión importantes y no con asuntos superficiales o periféricos.

La influencia combinada de todos los aspectos del realce de la imagen, en términos de reducción en la efectividad, en el uso inapropiado de recursos humanos, y en la pérdida de confianza en la dirigencia, es de proporciones substanciales.

El General David C. Jones ha identificado una de las causas del problema y ha descrito su efecto principal así:

“Si tratamos tan siquiera de hacer de la perfección una norma, correremos el riesgo de crear presiones artificiales para el personal y nos concentraremos más en la imagen que en lo substancial. El "síndrome de la buena apariencia" es el enemigo de la integridad personal y de la confiabilidad profesional”.

Los enfoques en lo superficial y en el realce de imagen nunca proporcionan soluciones duraderas a los problemas. Temporalmente los problemas pueden nublarse por componendas de corto plazo. Pero los mismos ocurrirán con toda seguridad y con frecuencia traerán graves consecuencias. Se deberá restringir el énfasis en la forma y la estructura.

Se ha de enfocar principalmente en el fondo y no en la forma. En el contenido de los problemas. El buen aspecto, el llenar el expediente y el dar la apariencia de calidad, deben reemplazarse por una fuerte motivación para lograr una fidelidad genuina en todos los aspectos para el logro efectivo de la misión.

Las cinco manifestaciones de liderazgo deficiente se combinan e interactúan para crear pérdida de confianza y crédito en los líderes. Prácticas de dirección inapropiadas y perjudiciales, y ambientes institucionales hostiles al desempeño efectivo y al máximo rendimiento del potencial humano.

El General George Brown, ya fallecido, resumió varias ventajas importantes que el personal militar estadounidense posee sobre el personal similar soviético.

Estas ventajas son: haber sido criado y educado en la sociedad estadounidense. La mayor voluntad para asumir responsabilidades. Independencia de criterio y acción. Flexibilidad e iniciativa, así como la habilidad para innovar cuando lo requiere la situación.

Lamentablemente, estas mismas cinco deficiencias de liderazgo, crean condiciones que restringen la aplicación para que aporten una ventaja decisiva.

Estados Unidos afronta problemas sin precedencia durante la próxima década, lo cual incrementa sorprendentemente la urgente necesidad de corregir nuestras deficiencias de liderazgo, y de invertir la tenebrosa tendencia hacia la perdida de nuestra superioridad militar y tecnológica.

Comentario del Comandante Robert J. Holub

EL ARTICULO "Liderazgo Deficiente. Un Gran Peligro para EUA" es uno de los más poderosos artículos que he visto publicado en una revista de la Fuerza Aérea. Agradezco al Teniente Coronel G. E. Secrist, por resumir tan completamente todas mis frustraciones con nuestro liderazgo militar actual.

El defecto que rotuló: "Obsesión con el Realce de la Imagen" o, como me gusta llamarlo, “El Síndrome de Lucir Bien”, me llegó al alma. Es ironía trágica que este artículo apareciera al mismo tiempo que altos oficiales de EUA tuvieron que defender su actuación en la masacre de los Infantes de Marina en Beirut.

Frases como "ninguna defensa absolutamente", "no hubo manera de evitarla" ni “que pudiéramos haber previsto el ataque", aparecieron en la prensa, ofrecen poca esperanza de que aprendamos duras lecciones de este trágico evento.

Nota: “Como el desastre del ataque enemigo a la Base Militar de Las Delicias, ubicada en la orilla del río Caquetá. Que lo pudimos evitar cuando nos percatamos de su vulnerabilidad. Pedimos tomar medidas de protección con una retirada táctica preventiva, que no hicimos, y luego nos disculpamos”.

Según mi experiencia personal, yo he visto edificios pintados y después destruidos, cercas tumbadas y levantadas tres veces diferentes. Miles de bordillos o andenes limpiados con arena a presión, y letreros pintados de nuevo por razones estéticas. Todas estas acciones fueron en nombre del embellecimiento de las instalaciones bajo un mando que se lamentaba por escases de municiones y piezas de repuesto. Escoger entre varias más cajas de municiones fue evidente que "lucir bien" había vencido.

Miles de copias del Reglamento “Fuerza Aérea 35-10, Vestuario y Apariencia Personal”, se han impreso y distribuido al personal de la Fuerza Aérea. Me gustaría se prestara igual atención a trabajos como el artículo del Coronel Secrist. Se debería remitir una copia a cada uno de los oficiales en la USAF.

Según el texto del artículo. "Una crisis de liderazgo de magnitud substancial ha puesto a Estados Unidos en un gran peligro". Estoy absolutamente de acuerdo. Base Aérea Langley, Virginia

El Comandante Holub es  asesor del Comando Aéreo de Transporte Militar (MAC). Destacamento 6. Jefatura del Servicio Meteorológico Militar.

Nota: El artículo fue traducido por el Mayor USAF Gregory III cuando se desempeñaba como asesor en el Escuadrón de Entrenamiento de Vuelo en CATAM a donde fue destinado en comisión por petición de apoyo que hizo la FAC a la USAF. Y como instructor de C – 130.

Observó que muchas de nuestras limitaciones eran similares a las de ellos. Por eso tradujo este artículo publicado en una de sus muchas revistas militares que le eran enviadas para repartir como contribución adicional al mejoramiento profesional.

En él se evidencia la coincidencia de la problemática humana. Donde se ve que los militares solo nos diferenciamos en la forma de pensar. Porque en lo demás del ser humano, somos los mismos en todas partes. 1978.