AERONAUTAS Y CRONISTAS

sábado, 11 de julio de 2020

CAMBIOS DE DOCTRINA



CAMBIOS DE DOCTRINA

Coronel   Iván González U.
Marzo 2001

Introducción.
Compartimos el resumen de conceptos doctrinarios sobre los cuales nos basamos en las acciones contraterroristas y antinarcóticos durante dos años en la Base Aérea de Tres Esquinas, Caquetá. Entre las cuales las más significativas fueron la contribución a la operación Conquista 2. La contención del intento de invasión a la ciudad de Florencia. Y la participación con en apoyo a la Base Miliar de Las Delicias.

LO MENTAL Y LO REAL
Una de la habilidades para diseñar operaciones militares y comandar tropas, es la de aprender y adaptar técnicas y criterios, con rapidez, de si mismo y del enemigo. Pero es evidente que tenemos una cultura para lo académico y otra para lo real. Esa separación entre lo analítico y lo práctico, no nos ha permitido diseñar, ubicar y aplicar, efectivas unidades militares, para evitar que concentraciones guerrilleras las sorprendan en zonas aisladas.

Preocupante la capacidad, cantidad y oportunidad de reacción, para apoyar a destacamentos asaltados en lugares remotos y de difícil acceso. O que sean puestos militares con iniciativa y con capacidad ofensiva, como factor preventivo de agresiones. También, no se entiende la baja capacidad de esas Bases de Avanzada, como suelen llamarse, para resistir un ataque y la consiguiente contraofensiva. Como sucedió con la Base de Las Delicias.

La consecuencia es que si no disponemos de la capacidad de apoyo necesaria, es indispensable diseñarlas con la capacidad de resistencia y contrachoque autónomo. O en su lugar crear bases fuertes donde la resistencia a un ataque o potencia de contrachoque que sea el principal disuasor de ataques enemigos.

Eso implica la adecuada táctica que no solo aproveche las ventajas tradicionales de la guerra sino también las de la organización interna y, en especial, su modo de operación, adaptándose a las características del combate. Es la doctrina de combate que requerimos.

Es obligante hacer una evaluación de sana autocrítica para encontrar el origen de los errores y encontrar soluciones. Necesitamos de un cambio de doctrina, política y concepto operacional. Esta propuesta es producto de referencias históricas y experiencias personales.



SOBRE LA OFENSIVA Y LA DEFENSIVA

Existe diferencia en lo que pregonamos y lo que practicamos. Mientras en lo primero sostenemos que son normales las confrontaciones, otra es lo que pensamos cuando tenemos que contener los ataques que surgen de la iniciativa del enemigo.

Es una malsana costumbre pensar únicamente en que debe evitarse el ataque enemigo a toda costa. Incluso hasta el punto de abandonar la acción ofensiva como medida preventiva de un contraataque. Es frecuente escuchar el criterio de que ser atacados es un grabe error en inteligencia, previsión, falta de mantener la ventaja de poder e insuficiente ofensiva preventiva que genere protección defensiva.

Por supuesto, cuando somos atacados ha existido algún grado de deficiencia en alguna o la mayoría, de estas áreas. Sin embargo, siendo plenamente previsivos y efectivos en todos y cada uno de estos campos, eso no nos da garantía total de prevenir las acciones ofensivas enemigas.

Es un razonamiento autoinculpatorio el insistir en el concepto de que ser atacados, es el principal error militar, cuando es lo natural en un conflicto. En algún momento el enemigo tomara también sus iniciativas. Es tan desproporcionado este criterio que ha sido aplicado en la toma de decisiones, hasta tal punto que es un fuerte limitador del desempeño profesional del militar colombiano.

Es muy corriente en los comentarios y en nuestras tradiciones militares, que son parte de las ponderaciones informales que hacen los comandantes, considerar que ser blanco de un ataque es motivo para descalificar totalmente al involucrado. De esa forma los comandantes tienen el estigma y la certeza total de perder, con un solo ataque enemigo, todo un prestigio profesional duramente logrado con grandes esfuerzos y éxitos de combate. Existe la hoja de vida formal y la informal.

Como la doctrina militar al respecto ha sido tan severa en ese sentido, es razonable que, con frecuencia, resulta mejor no provocar al enemigo para evitar una respuesta. Es preferible la pasividad por ser mas conveniente y seguro para el reconocimiento profesional, que los meritos y el escalonamiento de rango que se puede obtener con la iniciativa de combate y la actitud ofensiva.

Esta es una de las razones principales donde debemos hacer un cambio de raíz en nuestra doctrina militar. Ha sido bastante evidente esa forma de pensar dentro de las costumbres militares. Y es razonable ver como muchos comandantes se han abstenido de emprender acciones ofensivas por temor a provocar a un enemigo que luego repercutirá en su valoración.  Además de tener la incertidumbre constante de no poder contener las descalificaciones de incompetencia por recibir ataques enemigos, que tienen alguna factibilidad de previsión, así sea remota, desde los razonamientos de escritorio.

El militar se expone a la paradoja de ser descalificado cuando pierde en un ataque, que asumió porque lo considero necesario, que cuando por su pasividad y falta de ofensiva permite o propicia  un ataque enemigo. En ambas circunstancias está arriesgando su prestigio.

Sin embargo, debemos ser conscientes que el ataque enemigo es una consecuencia completamente inevitable en los conflictos. Lo importante es estar preparado para resistir el ataque y comprender, en lugar de juzgar negativamente con deméritos a nuestros hombres.




Por el contrario, ser blanco de ataques enemigos puede ser indicación de múltiples factores positivos. Demuestran la entrega a los riesgos propios de la profesión, el deseo de ser victorioso, el empeño de afrontar un enemigo real y efectivo, el rechazo a la cómoda y pasiva posición de no correr el peligro o por ser descalificado por una agresión no suficientemente prevenida y calculada.
Por estar hostigando considerablemente la amenaza, induciéndola a acciones desesperadas para deshacerse del acoso. O la forma como un enemigo busca hacer una demostración de falsa superioridad, como recurso de salvamento.

SOBRE LA DOCTRINA DE UBICACIÓN DE LAS UNIDADES

La configuración geosocial y geopolítica del país es de ciudades. Somos núcleos concentrados de población urbana con despoblamiento campestre. Tenemos migración hacia la ciudad y centralismo administrativo, económico, cultural y geopolítico. Por tal razón, las unidades militares mayores, históricamente, han sido emplazadas, en los cascos urbanos. Han asumido mas funciones de control ciudadano que de defensa territorial, desplegando actividades de naturaleza policial.
Muchas de nuestras bases militares menores están alejadas, sin vías de aproximación para apoyos terrestres, ni fluviales, ni marítimos y, con frecuencia, sin la garantía del apoyo aéreo. Este último, aunque es altamente flexible, rápido y tiene la superioridad aérea, también tiene sus limitaciones, como las meteorológicas.

Por eso, las bases militares fijas, que han resultado arrasadas por el enemigo, debieron ser calculadas como unidades atacables, (aspecto inevitable) mas no vencibles (factor calculable), según la magnitud de la amenaza existente en su sector. El resultado ha sido el de una configuraron del dispositivo donde los fuertes batallones bien dotados están en los cascos urbanos, donde es menor la amenaza, y de destacamentos débiles, sin la adecuada protección, en las zonas remotas. La consecuencia ha sido su destrucción con altas pérdidas de hombres. Es decir, aplicamos la doctrina de la defensiva desde los grandes poblados, en lugar que la ofensiva en las líneas de choque lejanas.

Quizás en el pasado (Décadas del 50, 60 y 70) la acción revolucionaria estaba muy arraigada en las masas universitarias y en las doctrinas revolucionarias sindicales, que causaban graves desórdenes urbanos buscando afectar las actividades productivas. Estos fenómenos se han reducido con el cambio de actitud en los ambientes estudiantiles, con la llegada de nuevas generaciones de pedagogos. Los que muchos fueron adoctrinados en ideologías revolucionarias importadas de los países comunistas. Ya hay un sentido nacionalista mas autentico en todos los niveles, con la lenta aparición de agremiaciones laborales constructivas, en lugar destructivas y con el significativo incremento de la capacidad policial para controlar los desordenes urbanos.

De esa forma se reducido la ruralización de la insurgencia alejando la confrontación hacia áreas remotas donde prevalece el pequeño poblado sin autoridad armada. Ha sido la conversión de la insurgencia urbana, con supuestas ideologías sociales, en delincuencia común y terrorismo rural. Lo que era en el pasado la causa de la inseguridad en las ciudades se traslado al campo con otra configuración ideológica.

Desde allí hace múltiples intentos de retornar a los núcleos de poder económico y político que existe en las ciudades. Ese cambio de configuración ha ameritado, hace años, una transformación radical de la doctrina militar adecuándola al nuevo perfil del problema.

Se requiere, entonces, menos Unidades Militares. Y las que se conformen deben ser fuertes, agresivas, disuasoras y sobretodo sin rentabilidad alguna para un ataque enemigo.  Que, aunque fijas, sean realmente efectivas para poner en peligro la supervivencia del enemigo. Que estén dentro de las mismas áreas que ocupa la insurgencia. Normalmente sectores selváticos, de poca infraestructura vial y bajo desarrollo social, pero ricas en recursos naturales y de economías florecientes.

Son los sectores preferidos por los terroristas porque les proporcionan el ocultamiento, la dispersión y el despoblamiento de la poca presencia humano. Siendo así, la lógica misión de nuestras fuerzas es la actuar de disuasoras, de contención y primordialmente, de eliminación de la amenaza con operaciones ofensivas en profundidad. Con capacidad de dominio y control de amplio y largo alcance, basada más en las maniobras, el movimiento, la rapidez, la sorpresa, la furtividad, la iniciativa y la duración, que la de la simple presencia y convivencia en el lugar.

Si la mayoría de nuestros Batallones se ubican próximos a las líneas enemigas y se confunden con el medio rural, la amenaza se verá desplazada y perderá el medio donde se ha mimetizado durante muchos años. Perdida la clandestinidad queda como pez fuera del agua, con limitación para la subsistencia y sin posibilidad de movimiento.


SOBRE LA DOCTRINA OPERACIONAL

Además de la ubicación y de la doctrina, se debe aplicar la actitud operacional. La estrategia fundamental es la de tener unidades fuertes y visibles. Donde el ataque enemigo resulte una acción superflua y hasta peligrosa por el contragolpe. Pero de ninguna forma vencibles, como si ha sucedido con muchas bases militares menores. Muchos de los actuales emplazamientos ha sido establecidos con propósitos de presencia, pero sin capacidad de agredir y hasta, en muchas ocasiones, de defenderse de los ataques enemigos.

En cambio, unidades mayores y potentes, no solo desestimulan el ataque enemigo sino que pueden desplegar operaciones furtivas, usando el mimetismo y el secreto de la maniobra, en una amplia región donde su influencia es primordialmente operacional antes que presencial. Generan la mencionada, pero no lograda seguridad de área, por medio de movimientos en profundidad y maniobras activas, antes que por su localización pasiva dentro de una segura instalación militar.

Ellas pueden y deben sorprender al enemigo con emboscadas en las rutas de desplazamiento, con asaltos a las áreas de influencia, con acción de hostigamiento armado y sicológico, con negación del apoyo social, con impedimento al reagrupamiento y la organización. Desarticulando las líneas, la cadena de mando, la autoridad y destruyendo el apoyo poblacional que logran con amenazas y atemorizando a los desprotegidos y pocos habitantes del lugar. Además estas unidades pueden dificultar la acción del enemigo. Al mismo tiempo que demuestran solidaridad con la población para ganar su adhesión e impedir el flujo de información indispensable.

Es mejor pocas unidades musculosas y potentes, con alta capacidad de retaliación por medio del lanzamiento de ataques sorpresivos y recuperaciones relámpagos. Que hagan infiltraciones encubiertas y recuperaciones abiertas, dejando desubicado al enemigo. Que dispongan de capacidad de reacción con control territorial por su largo alcance y mejor capacidad operacional. Que se pueden dar el lujo de mantener la presencia estática, puntual e identificable  por el enemigo. Pero que al mismo tiempo con su sola existencia lo desmoraliza.

Que el enemigo sepa que si intenta un ataque será un fracaso porque no tiene posibilidad de éxito debido a su capacidad de defensa, resistencia y retaliación. Un caso de ello fue el ataque a la Base Aérea de Palanquero en la noche de fin de año en 1952. O los dos bombardeos con cilindros a la Escuela Marco Fidel de Cali en 1999. No como ha sucedido con unidades menores que han resultado destruidas en la ya larga lista de casos donde hemos tenidos considerables perdidas.

Es lo contrario a lo acostumbrado hasta el momento. Una gran cantidad de pequeñas unidades minúsculas sin suficiente capacidad de autoprotección, desperdigadas y sin posibilidad de apoyo. Que ha resultado copadas por un enemigo, que ha podido aglomerar medios suficientes para atacar con alta probabilidad de éxito.




SOBRE LA DOCTRINA DE LA MANIOBRA

Si la penetración es furtiva, los repliegues se tienen que hacer con recuperaciones de tropas y dispositivos abiertos, imprevistos, sorpresivos y organizados, de impacto sicológica. Son demostraciones de fuerza que causen sentimientos de vulnerabilidad, indefensión y debilidad al enemigo cuando son  penetrados sus esquemas de información y alerta temprana. Se le produce la sensación de inferioridad relativa por el miedo que infunde el tener que enfrentar un contrincante con muchos deseos de combate y alta moral para derrotarlo.
Ese mismo impacto atrae y pone de nuestra parte la voluntad y el respaldó de los moradores. El mismo que pierde el enemigo. Dejan la impresión de una verdadera fuerza militar protectora, actuante y solidaria, con las necesidades de seguridad de los campesinos. Les crea confianza y sensación de autoridad y orden, siendo atraídos a nuestro favor, creándose las redes de apoyo y participación comunitaria, que aumentan la gobernabilidad del Estado.

Como el enemigo es de naturaleza rural, de estructura dispersa, mimetismo poblacional, acostumbrado a la vida de supervivencia con los mínimos recursos y desplazamiento constante, las unidades que las enfrentan tienen que accionar acorde con esas características. Pero sin reducción de la capacidad de amortiguamiento de los ataques. Que resultan inútiles por la protección que le brinda su unidad suficientemente protegida. Y de dónde puede lanzar nuevas operaciones con hostilidad constante. Porque no es una unidad débil y desguarnecida. Y menos sin la suficiente protección de apoyos debidos a la atomización y la distancia dentro de su jurisdicción.

Eso se logra con movimientos, maniobras y operaciones continuas, en lugar de una localización inactividad en espera de reaccionar cuando sea agredida, sin tomar la iniciativa.

Lo anterior implica unidades grandes, así sean menos, pero con mayor rango de acción. Antes que muchas sin ningún alcance operacional. Que sean bien dotadas y fuertes. Por supuesto, siempre se piensa que son costosas, pero que resultan más productivas bajo el concepto de economía de escala. Como las cargas económicas resultan prohibitivas, para el presupuesto disponible. No es el caso pretender montar una considerable cantidad de bases grandes. La solución lógica es la de cambiar la doctrina de muchas débiles por pocas fuertes.

Es eliminar tanta unidad pequeña vulnerable, con reducida capacidad de cobertura, y agruparlas creando emplazamientos con poder de acciones en profundidad. Disuasoras de ataques por su tamaño y dominio territorial con operaciones a larga distancia. Además, se genera economía por sinergia operacional.    

Durante el gobierno de Gaviria, la política de paz sufrió un gran traspié a pesar del éxito de la ofensiva militar. La toma de Casa Verde (1990) la presentamos como un gran triunfo militar. Logramos desalojar al enemigo de su santuario y eso lo debilitó temporalmente. Sin embargo, debemos admitir que, en gran parte, fue el repliegue de la guerrilla del Guayabero hacia el Yarí. Como mas tarde, en 1996, lo vinimos a saber, con la operación Conquista Dos en el Caquetá.
Después de eso, las FARC se reorganizaron en fuerzas que llegaron a lograr penetrar instalaciones militares importantes, como el Batallón de Armenia y por supuesto múltiples puestos y estaciones de Policía.

La serie de ataques contra las instalaciones militares causaron considerables derrotas seguidas desde 1995 y dieron la impresión de una insurgencia triunfante con capacidad de combatir con técnicas de guerra regular. Reveces iniciados con los combates en Patascoy y se prolongaron hasta el de Coreguaje el 22 de Jun del 2001. Sin embargo, las tropas fueron aprendiendo cada vez más a responder mejor a este tipo de ataques.

Ante considerables derrotas militares, desde Puerres hasta Mitú, el Ejército tomó la decisión de cambiar su estructura y el concepto operativo. Mejoró la logística, la inteligencia y el armamento. Fue una especie de reingeniería no calculada sino circunstancial. En donde concentraba sus fuerzas en unidades más grandes y al mismo tiempo conquistaba más movilidad y labores de inteligencia. Fue su respuesta a una insurgencia que se le estaba igualando en confrontaciones con características de combates de guerra convencional.

Política que no se continuó ni implantó como doctrina en todas las FF MM.
Los cambios de apreciación, después de que fueron destruidas varias de nuestras bases, se ha logrado en parte, lo indispensable de las operaciones conjuntas entre las tres Fuerzas Militares. Agrupadas en unidades fuertes y sólidas. Acción que en esos años se daba por la fuerza de las circunstancias y de manera espontánea, sin planificación ni como política de comando, sino solo por el impulso de la generación espontánea.
Circunstancia que hizo que no continuara afianzándose ese criterio que, de seguro, habría evitado desastres como el de Iscuandé.

Ahora la implantación de la doctrina, que ha partido del más alto nivel organizacional, con los Comandos Conjuntos, es lógico que resulten en la reaparición de las unidades conjuntas potentes, como se ha estado presentando. De tal manera que los colombianos creemos que las FF AA han mejorado hasta el punto de hacer posible una victoria militar. Han mejorado en parte por las inteligentes reformas aplicadas por el alto mando militar y en parte por la ayuda de los EE UU. Pero no es claro cuánto se ha logrado.

Mientras tanto la insurgencia también ensayó la conformación de unidades mayores, temporales, flotantes, producto del reagrupamiento momentáneo para una acción mayor, siendo luego dispersadas para evitar su identificación y localización. Después de un ataque significativo, como el de Las Delicias, pasaban a ser el simple y pequeño frente guerrillero dedicado a azolar una reducida región.

Así recorría y copaba un territorio planteando batallas típicas de la guerra de movimientos. Es de admitir que en ese cambio de concepto también sufrió grandes reveses como los de Puerto Rico y Puerto Lleras donde se le causaron considerables bajas.

Las últimas operaciones evidenciaron algo sustancial, la anticipación y su secuela inmediata, el gran poder de combate de la sorpresa. Ya fuese con operaciones furtivas terrestres, con el fuego aéreo directo o con la rápida penetración del asalto helicoportado. Con ello la aviación del Ejército y la FAC ha descargado golpes devastadores.

La estrategia  de golpear de manera relámpago ha sido la más positiva para nosotros y la tenemos que seguir aplicando con más tecnología. Acción que solo es posible si se tiene unidades agrupadas y comandadas de manera conjunta. Operaciones de esa índole solo pueden partir de unidades grandes que aglutinan todos los medios necesarios para actuar con tal contundencia. Como lo hecho cuando la recuperación de Mitú lanzada desde el cantón militar de Apiay.

Si algo demostró la guerra de Afganistán es la capacidad de infiltración con un alto poder aéreo. La verdad es que no es la solución completa de un conflicto pero es parte importante de la decisiva acción combinada. Bien valdría la pena evaluar el esfuerzo militar colombiano y pensar en este nuevo modelo de combate que puede cambiar la actual situación militar.

SOBRE LA COMPOSICIÓN DE LA TROPA

ADAPTACIÓN AL ENTORNO
El militares colombiano, principalmente en los mandos, es de cultura y costumbres citadinas. O, como mínimo, tiene gran inclinación por la vida urbana debido al atraso del campo. La condición de vida y las costumbres lo jalonan hacia las poblaciones mayores. Al menos espera, con frecuencia, que su permanencia en las áreas remotas y de combates, llamadas Zonas de Orden Público, sean solo temporales. El combatiente, no importa su rango, aspira, por natural y legítimo deseo, no durar demasiado en las zonas donde se presentan continuos enfrentamientos y busca regresar, tan pronto le sea posible, a su modo de vida familiar y social, el urbano, que le es seguro y tradicional

Sin embargo, si dispone de unidades bien dotadas, donde se justifica la costosa inversión al ser compartida por un número considerable de tropas, se sentirá mas predispuesto y tendrá mas deseos a mantenerse dentro del área de operaciones. La incomodidad de unidades remotas y aisladas seria llevadera reduciéndose el impulso de buscar la más agradable vida de la ciudad. Con mejores medios de recuperación y descanso se atenúan los motivos personales para no estar en ellas.

Una de las frecuentes quejas no es el peligro de la guerra, sino la falta de medios y calidad de vida que se tiene que soportar en la medida en que las instalaciones son mas alejadas, pequeñas, mal dotadas y rudimentarias. La situación logística es un factor que mina más el espíritu de combate que los riesgos del conflicto.

ACEPTACIÓN DEL MEDIO
La forma más efectiva de solucionar esa realidad, que se da dentro de las filas, consiste en aumentar el personal de origen rural. Para el combatiente, en los tres rangos, oficial, suboficial y soldados, no resulta tan incómodo ni pesado como lo es para el militar oriundo de la ciudad. Que debe aprender a vivir en  el campo. Al soldado campesino le resulta natural permanecer en su mismo lugar de origen donde logra con facilidad el reconocimiento grupal y el posicionamiento social.

Lo normal es que aspire a ser parte de un Ejército localizado en su tierra y no en las ciudades, que lo aleja de su entorno natural en donde está adaptado. Es decir, lo contrario de quien es extraído de una ciudad y llevado al ambiente rural. El espíritu de cuerpo que se desarrolla entre un soldado campesino y la población local es de importante empatía, más que la que logra una persona desadaptada del entorno y por ello no de la mayor confianza. De esas circunstancias resulta la compaginación del individuo con la institución al mismo tiempo que con su grupo social, donde convive y del cual recibe respaldo o rechazo según los resultados.

Para contrarrestar esta circunstancia, nada mas practico que un ejército de conformación campesina. Es un ejército de naturaleza local y con el respaldo de su propia gente. La similitud en el modo de vida rural entre un ejército local y un enemigo de iguales características, es una vital ventaja para enfrentar la amenaza. Una persona desconocida y de evidentes comportamientos no acostumbrados resulta un extraño y hasta es visto como un extranjero quien no es grato brindarte plena aceptación.

OTRAS FORMAS DE TROPA.
Paralelismo que debió lograrse con el Servicio Militar Rural propuesto por el Gr. Fernando Landazabal si se hubiese implantado plenamente. O las iniciativas similar y legales, que desde hace años se han planteado, con diversos nombres. Tenemos las llamadas Milicias Voluntarias, Milicias Ciudadanas, Policía Rural, Defensa Rural, Defensa Civil, Guardia Civil, Servicio Civil, Vigilancia Civil, Guardia Nacional, Protección Ciudadana, Fuerzas de Apoyo, Fuerzas de Seguridad Local, Grupos de Apoyo, Convivir, Autodefensas Legales, Fuerzas Paramilitares, Ejercito de Primera Línea, Reservas, Redes de Apoyo, etc. Propuestas que se han disuelto mas por la discusión del termino con el cual se les debe denominar que por su utilidad real y funcionalidad practica.

Son instituciones inmersas y permanentes, en el mismo sitio donde han de combatir, el área rural, porque es de donde surge, subsiste y actúa el enemigo. El solo hecho de conformarlas con la gente del lugar, es una negación del principal recurso del terrorista, el humano. Limitando al enemigo la posibilidad de dotarse de hombres por sola sustracción de materia.
Pues muchos jóvenes se enlistan en las filas de la insurgencia por necesidad económica o buscando confianza para su futuro. O hasta por simple admiración deseando emular el poder y la autoridad que demuestran el poder que ejercen con la amenaza de las armas.

Y de esa forma compensar su sentido de inferioridad ante el resto de la sociedad a la cual ven como injusta discriminadora. En todos los sentidos ante las diferencias en calidad de vida entre la ciudad y el campo. Lo cual termina en rencor social desde los tempranos días de su vida. Pues piensan que esa autoridad foránea, que solo llega a atropellar, no le dará la oportunidad de ingresar a su filas para satisfacer su orgullo personal. Ni será una vía de escalamiento social. Sin opción de tener reconocimiento ni sentido de pertenencia en un estrato con mejores oportunidades. Debiendo optar por la vía de los rebeldes que lo adoctrinan sobe su deber de defender a su pueblo y su cultura local.  




Las unidades militares pequeñas son una tentación que por su tamaño incitan al enemigo a atacarlas debido a su reducida capacidad de combate y falta de apoyo. Porque pueden ser vencibles y copables. Y no pueden sustentarse solo en una desproporcionada confianza en si mismas sin fundamento real. O en su alto patriotismo, deseo de servir a la nación y heroísmo, hasta el máximo sacrifico. A eso hay que agregarle es un enemigo que no desaprovecha la oportunidad de arrasarlas. A las que no se debe temer por su baja resistencia ya que no son temibles ni letales. Como fue el caso de Las Delicias.


EJEMPLOS HISTÓRICOS DE REVESES Y ACIERTOS.

Tenemos ejemplos históricos, en ambos sentidos, de la valides de esta teoría. En donde hemos tenido lamentables derrotas. Como fue la toma de las Bases de La Pedrera y El Encanto a comienzos del siglo pasado.

En el presente tenemos las Bases de:
(“A”sesinados. “H”eridos. “S”ecuestrados)

Orito   1992             (26 A.)
Trasandino 1994     (17 A.)
Patascoy                (22 A.)                   
Puerres                   (10 A. 18 S.)
Las Delicias            (30 A. 27 H. 60 S.)
El Billar                   (62 A. 27 S.)
La Hormiga             (33 A. H. 28)
Riosucio (Choco)     (42 A. 43 H. 21 S.)
La Uribe                  (75 A. 107 S.)
Miraflores                (16 A. 63 S.)
Mitú                        (16 A. 63 S.)
Dabeiba                  (61 A.)
Dagua                     (19 A.)
Coreguaje               (30 A.)
Iscuandé                 (15 A. 25 H.)
Arauca 06 - 04 – 05 (18 A.)
Teteyé 22 – 06 – 05 (22 A.)
Bagadó.  26 12 05   (8 A. 26 S.)
Vista Hermosa 27 12 05    (28 A. 26 H)
La Carpa

Como ejemplos exitosos, que confirman estas teorías, tenemos la ubicación estratégica de la unidad militar de La Arandia. Aunque externa al caso urbano de Florencia, no es factible que pueda ser tomada por los terroristas. Ni siquiera se vio amenazada cuando el desplazamiento forzado por las FARC de 45.000 colonos con intenciones de invadir la ciudad de Florencia. Por retaliación y para detener la operación Conquista Dos, que los golpeó en el corazón de sus dominios.
Por el contrario, se ha convertido en una unidad que controla un amplio territorio habiendo hecho replegar a las FARC hacia áreas alejadas, selváticas y despobladas, donde están siendo diezmadas con operaciones en profundidad.

Tenemos el caso del Grupo Aéreo del Oriente, sobre el río Terecay, (Marandúa), en el Vichada. La amenaza ha estado rondando por la región, pero no le ha sido factible intentar un ataque exitoso contra su infraestructura. Su efecto operacional, en un extenso territorio, ha causado evidente reducción y entorpecimiento del principal negocio financiero del enemigo, el narcotráfico.

Ejemplos de más trayectoria lo constituye la Unidad de la Armada Nacional en Puerto Leguízamo. Y la Base Aérea de Tres Esquinas en el Caquetá, provenientes desde la guerra con el Perú.

Esta última unidad estuvo prácticamente reducida a una condición de subsistencia básica y en algunas ocasiones se propuso el desmantelamiento. Sin embargo, ha resistió varios ataques, logrando mantener la fortaleza suficiente sin haber estado en inminente riesgo de ser destruida y dominada. Sus capacidades de amortiguamiento, resistencia y reacción fueron factores disuasores por el alto costo para el enemigo y sin casi ninguna garantía de éxito, como ya había sucedido en dos ataques anteriores.

En Las Delicias el enemigo uso una correlación de fuerzas de cuatro a uno. La que contra Tres Esquinas le era bastante difícil de lograr por su tamaño. Era, de antemano, el principal obstáculo para intentar un asalto. Situación mucho más remota ahora, cuando se ha convertido en una potente unidad de combate.

La base militar de Las Delicias fue atacada debido a su menor tamaño con respecto a la Base Aérea de Tres Esquinas al norte. Y el Batallón del Ejército en La Tagua y la Base Naval de Puerto Leguízamo al sur. Estando a similares distancias de tan solo unos 70 kilómetros en ambas direcciones por vía fluvial. Aunque no era un blanco tan rentable en cuanto a impacto estratégico pero si táctico. Por eso fue atacada por ser un blanco fácil de vencer.

Por el contrario, en los últimos diez años, La Base de Tres Esquinas pasó de ser el Pequeño Grupo Aéreo del Sur que fue durante 60 años, creado después del conflicto con el Perú, al actual Comando Aéreo de Combate 6. Ha sido objeto de potenciación operacional contra el narcotráfico y el terrorismo.

Y para demostrar que estábamos convencidos de las bondades de la nueva y diferente concepción que pregonábamos de como asumir el conflicto, replegamos nuestro puesto militar destacado en el caso urbano del municipio de Solano. A tan solo ocho kilómetros de distancia y a donde había sido destacado unos diez años antes. De igual forma y por las mismas apreciaciones habíamos recomendado, levantar la base de Las Delicias hacia su unidad madre, el Batallón de La Tagua. Sugerencia que no fue acogida. Algunos desconocedores del aspecto estratégico, diferente, nuevo y  más amplio de nuestra doctrina lo calificaron como una retirad por miedo. Pero no sabían que estábamos en una trasformación sobre otra forma de combatir en un conflicto de baja intensidad y de guerra irregular.   

El Grupo Aéreo del Sur GASUR, ganó su actual importancia estratégica, partiendo de una acción continua de repotenciación desde 1995 cuando demostró lo efectivo que resultaba el estar próximos al enemigo. En posición de avanzada ofensiva y ratificándose como punto fundamental de reacción y lanzamiento de operaciones contundentes, después de la lamentable perdida de la Base de Las Delicias.

Actualmente, y sin haber sido un plan premeditado durante esos años, solo por la fuerza de las circunstancias, ha llegado a ser uno de los principales bastiones contra la insurgencia en Colombia, cuando se hizo evidente que las FARC se habían acantonado en los Llanos del Yarí. Por ello fue el centro de comando de la Operación Conquista Dos.

SOBRE LOS REPLIEGUES.
A continuación se da un ejemplo de cómo evaluar las circunstancias para entrar a controlar una región conquistada con unidades de las características mencionadas. Ese mismo procedimiento se debe aplicar a áreas de similar perfil como lo es en el Chocó, Nariño, Putumayo, Guainia, etc.

Si usamos la tradición migratoria de la amenaza de las FARC, desde sus comienzos en los años cincuenta hasta el día de hoy, podemos hacer una hipotética proyección de su próximo destino.

El principio del largo itinerario fue Marquetalia. Luego Riochiquito. El cañón del Río Pato, Colombia (Huila). La Uribe (Casa Verde) y, por último, El Yarí. No es confiable asegurar el próximo derrotero, pero si válidamente presumible. En vista de la pérdida de los valiosos llanos del Yarí. La infraestructura de las zonas cocaleras del Caquetá y el Putumayo. La desconexión del apoyo poblacional. Los cierres militares de ríos y trochas hacia el interior del país. Hacia el occidente por Florencia y Neiva, como hacia el norte por la Macarena.

Solo les quedan tres direcciones de repliegue. Si es que puede llamarse de esa forma. Porque fue más bien una desbandada que trató de resarcirse con la toma de Mitú por tan solo unos pocos días. Pero que también fue luego neutralizada.
Los frentes occidentales aposentados en la estribación de la cordillera deberán tomar al sur del Huila, norte del Cauca y sur Valle. A donde, tiempo después se dirigió Alfonso Cano. Los del sur del Caquetá y Putumayo deberán buscar la frontera ecuatoriana buscando cobijo en el vecino país. Donde, luego, descubrimos a Raúl Reyes. Y los frentes de la cuenca del río Caguán y el río Yarí, hacia el oriente en dirección a San José del Guaviare y Mitú. En donde fue dado de baja el Mono Jojoy, después de la muerte del histórico bandolero Tirofijo. Dispersión que fue fatal en su capacidad de combate. Ya que después comenzaron a darse éxitos militares contundentes y emblemáticos. Dentro de bastantes sobresale la operación Jaque.

El oriente implicaba adentrarse en la selva en dirección a las antiguas zonas caucheras de la Tristemente célebre Casa Arana, perdiendo los principales centros de dominio y control tales como las pistas de aterrizaje. Y poblados como Tunía, Candilejas, Caquetania, Canadá el Recreo, etc. Y la estructura de su línea de mando.
Es decir, hacia el departamento del Amazonas. Es el inminente riesgo que ahora pesa sobre lugares como la excolonia prisión de la exótica Araracuara, La Chorrera y los recorridos de los ríos Guaviare, Yarí, Caquetá, Igaraparaná y Putumayo, primordialmente. Por algo esos parajes fueron escogidos para emplazar los gigantescos complejos cocaleros de Tranquilandia y Villacoca en el pasado.

En años recientes se tiene la experiencia de la destrucción la infraestructura del radar que fue instalado por la Aerocivil, un alto costo (20 Millones de dólares) por no haber considerado el real e inminente peligro que corría esa sofisticada infraestructura de alta tecnología sin adecuada protección, a pesar de haber sido advertido.

PRÓXIMOS OBJETIVOS

El Ejército se ha preparado para recuperar la zona del Caguán como lo demuestra la efectividad demoledora con las operaciones de los últimos años dentro de las cuales están la denominada “Siete de Agosto” y “Plan Colombia”
Y si la planificación de la acción a seguir poscombates es la de poner bajo dominio y control las áreas conquistadas y hacer contención de los reductos que se hallan difundido en repliegue, como ultima acción de sobrevivencia hacia los territorios selváticos, entonces es inminente pensar en crear las unidades militares en estos territorios avanzados que aseguren el objetivo.

O, al menos, que las amenazas no se presentarán, al menos, en un mediano plazo. Eso es la seguridad que la población colonizante necesita para que inicie los procesos de inversión, adecuación de tierras, explotación agrícola y desarrollo de la infraestructura básica para la comodidad y la permanencia duradera. En explotaciones licitas de la tierra y sin la esclavización de las fuerzas terroristas. Que no solo los obligan a cultivar ilícitos sino que los chantajean, amenazan, roban, matan y exigen incorporación de sus hijos a las filas criminales.   

Este panorama nos indica que en la región de los Llanos de el Yarí es indispensable el montaje de unidades militares con las características ya mencionadas. Y debe ser una doctrina aplicable en todo el territorio nacional. Similar razonamiento debe darse en el bajo Guaviare, Inírida, Guainía y Vichada. También en diversos sitios de la planicie del Pacífico, en especial al sur y el norte, pues la región central tiene la presencia de la Base Naval de Bahía Málaga. Está es otro fuerte militar que es ejemplo de unidad donde se aplicó el criterio ya expuesto y por ello no ha tenido ningún intento de arrasamiento. Por el contrario ha tenido significativos éxitos de combate.

Hay que cambiar la mentalidad de unas FF MM urbanas y cosmopolitas para ir a la ofensiva en las zonas remotas de la periferia nacional. Lo que evidenciamos en otra crónica de este mismo Blog. Tituladas “Entre Leones y Ratones”.  

CONCLUSIONES:

  1. Deben replegarse las bases pequeñas expuestas a un enemigo, que ha crecido a tal punto de ser capas de demoler esas unidades sin posibilidades de apoyo de combate efectivos. Incorporar o conformar con ellas, unidades más potentes, que dominan y controlan una región. Más por capacidad operacional. En lugar de bases con presencia local pero sin ser verdaderas amenazas  para el enemigo. Así se evita la fatal dispersión actual que ha cobrado muchos reveses en combates.
  2. Ubicar las mencionadas unidades en áreas próximas a las zonas propicias al surgimiento o donde ya existen amenazas, en la frontera del desarrollo económico, agrícola y coquero. Es decir, modificar la doctrina de las FF MM de perfil urbano por el de rural. No solo bajo el concepto de adecuado lugar de emplazamiento, sino el de la conformación de batallones oriundos de la región.
  3. Batallones de espíritu campesino, para que se genere el concepto de defender lo propio. Al mismo tiempo se produce la acción de contención contra la amenaza que se presenta sobre los centros de mayor actividad industrial y comercial. Porque en ellos es de donde se irradia la económica que ha de llegar al campo. En la periferia nacional donde actualmente se esconde y prolifera el factor que impide y detiene el desarrollo. Quitándole la posibilidad de incorporación a las filas a los jóvenes víctimas de su intimidación. Por el solo hecho de agotar el recurso humano en las regiones remotas, reclutando, por adelantando y para la legalidad, antes que los haga la ilegalidad.
  4. Bien sabemos que la población rural es de innato y cultural espíritu nacionalista. Es quien mejor ve el inmenso valor de la tierra. Es quien sabe que la vida surge de ella y por eso la ama. Es quien tiene la mejor predisposición a cuidarla y defenderla. Solo necesita que quienes dirigen las fuerzas vivas de la nación, la ayudemos en su patriótico y descomunal esfuerzo donde ha luchado bastante en solitario.
Siendo víctima de los delincuentes que lo han explotado durante dos siglos de vida republicana. Estamos cambiando, pero es necesario acelera y es el momento de trasformar para que ese respaldo sea real y efectivo.
  1. Aplicar los criterios de maniobra continua, despliegue furtivo, sorpresivo y rápido, para negar la posibilidad de adoctrinamiento, la organización, el atemorizamiento y el control poblacional del enemigo. Imposibilitar a la ilegalidad, la generación de líneas de mando que se forman cuando no hemos reducido al máximo la clandestinidad, el mimetismo y la dispersión. Condiciones vitales para la conformación de una insurgencia. Subversivos con espíritu bandoleril que prenden estar legitimados por un tergiversado y mal entendido derecho a la insurrección, como lo sostenía el General Santander.
  2. Crear unidades militares grandes, con musculo y fuertes, para combatir un enemigo pequeño, móvil y disperso, es lo mismo que usar un bate para matar un mosco. Eso es aplicar el criterio básico de la guerra regular en un conflicto de naturaleza irregular.
Sin embargo, la idea no se desvalida en la medida en que ellas son lugares seguros para de defensa, la recuperación y el lanzamiento de operaciones y ataques de naturaleza irregular. Adaptando las operaciones a las características y el perfil del enemigo.
Es decir, los medios son los mismos que disponemos para la guerra regular, al mismo tiempo que las operaciones son ejecutadas bajo la doctrina de la guerra irregular. Es la administración de medios dispuestos para la guerra convencional dándoles la apropiada aplicación en las maniobras que exige un conflicto no convencional.
Esa separación es la que nos ha impedido imponer la legalidad sobre la ilegalidad. Es así como se logra el contacto entre lo que debe ser visible contra lo clandestino, lo musculoso en la defensiva y ágil en la ofensiva. Estructuras que resultan inatacable al mismo tiempo que letales al enemigo.

  1. Si las fuerzas del desorden no han podido vencer a las fuerzas del orden, es porque sin mucha academia militar ellas han podido aprender, durante su larga vida de terroristas, lo que no de se debe hacer para evitar perder la guerra, aunque sin ganarla.
Por el contrario, si las fuerzas del orden no hemos vencido a las del desorden, es por tener la capacitación académica de lo que se debe hacer para ganar la guerra, pero sin victoria. De esa forma llevamos medio siglo en un conflicto de baja intensidad sin final a la vista.
  1. Los únicos que pueden ganar la guerra son quienes primero sean capaces de aprender las dos cosas: Lo que se debe hacer para vencer y lo que se debe dejar de hacer para evitar ser derrotado. Por supuesto, a quien compete ganar la carrera es a las fuerzas del orden, haciendo perdedor al desorden. Por ello necesitamos a los militares con más experiencia, para aplicar lo apropiado y evitar lo inapropiado.
  2. Es factible que en circunstancias específicas se requiera una forzada renovación de criterios, pero en la mayoría de los casos siempre es preferible aprovechar el bagaje acumulado, así resulte difícil de convencer y de adaptar a las nuevas ideas. Como mínimo, las imperfecciones de los comandantes tienen valor porque ellas les muestran lo que se ha de evitar y solo basta con enseñar el nuevo enfoque de cómo se ha de hacer.


“La historia militar del siglo veinte está llena de esfuerzos por esquivar las dificultades que implica implantar lo lógico y lo obvio”.
“Edward L. Katzenbach “