AERONAUTAS Y CRONISTAS

lunes, 14 de abril de 2014

EL SUEÑO CUMPLIDO. SEXTA PARTE

EL SUEÑO CUMPLIDO
SEXTA PARTE

BOMBARDEROS

También llego a ser tan exacta que muchos de los ataques en la segunda guerra mundial se hicieron bajo esa técnica. Operación que demandaba dedicación completa de un navegante que coordinaba con los pilotos y los artilleros bombarderos para el lanzamiento exacto de las armas. No disponían de las ayudas modernas electrónicas para llegar a los blancos, además de tener que sortear amenazas enemigas.

APRENDIENDO LA NAVEGACIÓN

Cuando se podía se hacían procedimientos de aproximación de no precisión o de baja precisión por medio de las ayudas de radio como los ADF y los VOR. Eran muy escasos los aeródromos con radio ayudas de precisión. La navegación y las aproximaciones por radar no se hacían. No existían ningunas de las ayudas tales como los sistemas RNAV, Loran o Inerciales. Los Omega, Doppler y otros solo en los últimos años. Por supuesto que la navegación satelital eran inexistentes hasta cuando, finalmente, fue liberado del uso exclusivamente militar y dieron dar a conocer este sistema.

CONSTELACIÓN SATELITAL DEL GPS

El alcance de las señales de radio no era la mejor ya que la altura de vuelo acostumbrada también es baja por ser unos aviones sin presurización y de poco rendimiento. Así que las estaciones de radio comerciales preferidas para navegar eran las comerciales más potentes, como la Radio Difusora Nacional o la Radio Sutatensa, entre otras. Los radiofaros aeronáuticos eran de poca potencia, solo en proximidades de los aeródromos y más bien escasos. Por todo eso se llegó a ordenar no volar instrumentos nocturnos en algunos de esos aviones. Aunque tratando de ayudar al máximo las tropas de tierra, en ocasiones nos llegaba la noche y teníamos que hacerlo de todos modos. En especial cuando los malos tiempos y los fenómenos meteorológicos retardaban las operaciones.

Por lo lentos, el vuelo de lo que se daba en llamar “ El vuelo de Paisajeo” es una diversión en los tramos largos. Nos entreteníamos identificando constantemente los accidentes geográficos, los ríos por sus cauces, tamaños, direcciones y colores. Las poblaciones por sus cascos urbanos, carreteras, puentes y cultivos. Se llega a conocer tanto el país que hasta las fincas y los hatos de los Llanos se aprendían.  El suelo patrio me llego a ser tan familiar como el piso de mi propia casa. Cuando comencé a volar deseaba también aprovechar para a viajar y conocer, en especial el país.

LOS DC 6

Mis compañeros me pedían con frecuencia que los remplazara en muchos de los vuelos que les asignaban. En especial cuando eran los fines de semana cuando ellos viajaban a visitar su novias. Eso hizo que acumulara muchas horas de vuelo durante los tres años en el grado de Subteniente. Lo que a su vez también mejoraba mis ingresos. Por eso durante los primeros diez años casi ni pensaba en comprometerme en familia con el fin de disponer de la plena libertad de gozar esas experiencias. Ya para el grado de Capitán, después de satisfecha la mayoría de esa afición, reduje las correrías me estabilice familiarmente, como finalmente lo hice para más satisfacciones. Ya tenía más tiempo para dedicarme a compartir ampliamente con la familia.


FAMILIA DEL MILITAR

Esas máquinas demandaban mucha atención en muchos aspectos. Por supuesto que era una operación fatigosa y estresante, pero ponía a prueba las destrezas del piloto. Imponía un conocimiento íntimo de la máquina, sus rendimientos y de las técnicas de pilotaje. Si se entraba en emergencia exigía una dedicación a toda prueba. Así que cada vuelo era una batalla, un riesgo y una aventura constate que consumía mucha adrenalina.
Fueron bastantes las emergencias por pérdida de motores. Por su edad y sus múltiples reparaciones, esas situaciones eran hasta frecuentes y nada ajenas al diario trascurrir. Al comienzo me dio por llevar la cuenta de ellas pero después deduciendo que serían más de lo previsto, decidí no contar y dejar que solo las circunstancias lo decidieran. No valía la pena y parecía una inapropiada costumbre morbosa el seguir enumerando cosas que no tenían nada de agradable. Aunque el resultado fue que nos convertimos en peritos de sortear inconvenientes no exentos de sustos y temores. Era consciente que en algún momento podía suceder algo irremediablemente peligroso. Algunas de las cuales contaré por separado en otras crónicas.
La principal satisfacción de estos riesgos y de tener que superar tantas dificultades, estaba en el servicio que se prestaba. Era estimulante el ver la alegría de los Soldados cuando recibían los abastecimientos mensuales de víveres, los correos de sus seres queridos y familiares. Las dotaciones nuevas, las medicinas, la llegada del pagador, el sacerdote y las noticias. Los que salían de licencia saltaban de alegría. Los enfermos y los heridos ponían todas sus esperanzas en estos apoyos.

LOS SOLDADOS

Los paracaidistas se alistaban con mucho tiempo y en forma muy cuidados para realizar sus saltos que les hacían sentir su valor corriendo el riesgo de salir al vacío confiando en volar con sus equipos. Se entrenaban con detalle y esperaban el avión con paciencia desde varis horas antes de nuestra llegada.  Ponían una sagrada emoción en el cumplimiento de sus misiones de asaltos aerotransportados para estar preparados, si fuese necesario, para sorprender a un enemigo. Siempre los admiré porque nunca me sentí capaces de hacer tal maniobra. El salto militar en paracaídas demanda mucho de coraje.