AERONAUTAS Y CRONISTAS

sábado, 14 de diciembre de 2013

EL DC 3 PERDIDO. CAPITULO 3


UN DC-3 PERDIDO POR MÁS DE 50 AÑOS, ESTÁ PRESERVADO EN EXCELENTES CONDICIONES EN BOGOTÁ

CAPITULO 3

La historia aterriza en Colombia. Hasta ahora las pistas confirmaban que el N75T, incorrectamente listado como 12726, es en efecto el mismo avión ubicado en el colegio. Para terminar de armar las piezas del rompecabezas se necesitó indagar en Colombia. Los archivos de la Dirección Nacional de Estupefacientes mencionan un avión DC-3 con colores blanco y verde matriculado N75T, lo que concuerda perfectamente con el avión de LKB Resources. Según el documento, el avión fue incautado por la Unidad Especializada Antinarcóticos de Maicao. Si bien no se mencionan fechas, el avión terminó en manos del Gobierno Colombiano bajo la custodia de la Fuerza Aérea Colombiana FAC. Al parecer, el misterioso operador que compró el avión en 1981 a LKB Resources se dedicaba al tráfico de drogas y en uno de sus vuelos terminó en manos de las autoridades colombianas después. Se resuelve el misterio.


 
MOMENTO DE LA ENTREGA

El destino final. Esta travesía histórica termina con el viaje del avión al Colegio La Salle de Bogotá registrada en archivos y fotografías del plantel. En 1987, gracias a la gestión de sus directivas, la Fuerza Aérea Colombiana se lo dejó en comodato para que este se encargara de su cuidado durante 100 años. El viaje desde la Base Aérea de Madrid hasta las instalaciones tomó varias horas y se convirtió en un espectáculo para los habitantes de la ciudad que tuvieron oportunidad de ver el avión recorrer lentamente la autopista norte. Luego de varias horas, y acompañados de músicos y miembros del colegio, el avión arribó a la Institución. En el lugar se le ensamblaron las alas y con la ayuda de una grúa se ubicó en el lugar que actualmente ocupa.





FOTOGRAFÍAS DEL TRASLADO

Las fotografías que rememoran la travesía, confirman que el esquema de colores del avión no cambió entre 1980, época en la que era operado por LKB Resources, y 1987, año en que fue trasladado al colegio. Su identidad ha sido finalmente confirmada. El misterioso C-47 desaparecido en 1947 es el mismo avión DC-3 preservado en el Colegio De La Salle Bogotá.
 
 
PARTE INPORTANTE DE LAS INSTALACIONES 
 
Actualmente el interior del avión fue cambiado y transformado en un pequeño salón en donde se proyectan películas sobre Colombia y los fundadores del colegio. Sólo un grupo de los estudiantes más pequeños recibe las clases en el avión, ya que es posible que el peso combinado los de mayor edad comprometa la estabilidad del aparato. Desde un comienzo el avión se utiliza como ayuda didáctica para los niños, quienes incluso conforman una tripulación con uniformes completos que se releva cada año.

 
CONFORTABLE INTERIOR

Periódicamente recibe un mantenimiento completo que incluye la pintura especial de aviación que requiere una gran inversión en tiempo y dinero. Cuidado que se ve reflejado en el excelente estado de conservación con que se mantiene, después de casi 30 años de estar a la intemperie bajo el cielo bogotano. Oficialmente aún está envuelto en litigios jurídicos, pero el colegio es quien lo cuida y mantiene aunque el Gobierno es quien lo posee legalmente.

El misterio quedó resuelto y después de casi medio siglo, un avión que se creía perdido, reapareció y de la mejor manera. Preservado para la posteridad y sirviendo a los más pequeños para ayudarlos a hacer volar su imaginación.

Javier Franco TOPPER
 
NOTA: Durante la década de 1980 había un intenso tránsito de aviones ilegales en el espacio aéreo colombiano, en especial en la cosa norte, que venían por la “Mala Yerba”. Por esa razón la Fuerza Aérea Colombiana decidió construir un Comando Aéreo de Combate en Barranquilla con el fin de interceptar los aviones incursores y, al mismo tiempo, aplicar el Estatuto de Seguridad ordenado por la presidencia. La mayoría eran aviones viejos sacados de los cementerios y acondicionados para un solo vuelo. Algunos de ellos la FAC los dispuso para servicios de transporte militar.

Esa experiencia fue muy valiosa para el desarrollo y el progreso de la especialidad de “Vigilancia e Interdicción Aérea”, conceptos que eran casi que desconocidos en la FAC en ese tiempo. Pero con la instalación de una red de radares móviles, tácticos y comunicaciones a lo largo de toda la costa, esa capacidad de combate comenzó a formalizarse con tecnología y criterios de defensa área. Fue la escuela donde aprendimos el arte con más profundidad y, sobre todo, en forma real y no solo académica. Esa misma que ahora demostró su valor y aplicabilidad con las operaciones de entrenamiento de unas escuadrillas de combate colombianas en los EE UU y el Canadá. En la interceptación de los bombarderos rusos incursores en el Caribe en días resientes.

A pesar de lo viejo, el DC 3 sigue dando mucho que decir. Confirman la infalible filosofía del Loco de la Mancha: "Sancho, perros ladran. Luego, cabalgamos".

Fue una época de muchas anécdotas que luego contaremos.
Coronel Iván González