AERONAUTAS Y CRONISTAS

jueves, 5 de septiembre de 2019

CARTAS PASTORALES DE MONSEÑOR BUILES. PRIMERA PARTE


CARTAS PASTORALES DE MONSEÑOR BUILES. PRIMERA PARTE

INTRODUCCIÓN

Uno de los deberes de las FF AA  en Colombia es el estudiar los orígenes que han alimentado la violencia para poder combatirla con el mejor acierto posible. De una o de otra manera, muchos factores han atizado esa violencia y cada uno tiene sus actores característicos. Dentro de los cuales está la Iglesia católica y sus prelados, que han creído su deber el no estar ausente de los asuntos políticos de sus feligreses.

Por ello hemos resumido las cartas pastorales de uno de sus más característicos personajes y de sus ideas relacionadas con su intervención en política. Así se facilita la comprensión de la forma de concebir el pensamiento partidista. El mismo que ha enfrentado a los colombianos en increíbles luchas sangrientas, por años y en diversas oportunidades totalmente injustificadas. Actitud que ha impedido el progreso y la convivencia del pueblo colombiano. El conocimiento de estos fenómenos  es parte importante de la cultura de los militares y policías colombianos.
  
Monseñor Miguel Ángel Builes se convirtió en un personaje llamativo durante el tiempo de La Violencia política en Colombia. Fuertemente criticado porque, con su deseo de detener la crueldad de las dos facciones políticas enfrentadas, se le endilgó el haberse puesto del lado de una de ellas, justificando las actuaciones del partido conservador y condenando al contrario partido liberal. Hasta tal punto de haberles bautizado como “La Mitra Azul”.

Las cartas pastorales de Monseñor Miguel Ángel Builes fueron recopiladas en tres volúmenes. De 1924 a 1939 el primero. El segundo de 1940 a 1948. Y el tercero de 1949 a 1957. Trabajo hecho por el presbítero Aníbal Muñoz Duque (con los años llego a ser Cardenal y coadjutor de la Arquidiócesis de Bogotá con renombradas actuaciones dentro de la Iglesia, como el Concilio Vaticano II).
Siendo rector del seminario de Santa Rosa de Osos, le pidió el presbítero Jesús María Urrea escribir el prólogo. Este último califica la forma de razonar de Monseñor Builes como una mente brillante, con gran espontaneidad, fluidez, flexibilidad de espíritu y claridad de pensamiento plasmando su personalidad en sus escritos. Persona que concibe las cosas en su mente y las expresa con una facilidad sorprendente. Santa Rosa de osos, septiembre 12 de 1939.

La firmeza para sostener lo que Monseñor consideraba dogmas inviolables y sacros del pensamiento de la religión católica, apostólica y romana, son característica de su razonamiento. Actitud que no solo fue en el campo religioso sino en su concepción política partidista. Con la que impactaba a sus feligreses induciéndolos a una intransigente posición ideológica. Justificando los actos del gobierno conservador y descalificando la resistencia liberal.  Lo que se magnificaba dentro de la aciaga confrontación partidista que azotaba a toda la nación. Actitud por la cual fue criticado. Pues en lugar de mostrar caminos de entendimiento incitaba a la lucha. Faceta que se nota más en sus últimas cartas pastorales.

También su empeñó en combatir categóricamente las formas de religión diferentes a la católica y todas aquellas agrupaciones de pensamiento no romanas. Tal como la masonería, el protestantismo, el ateísmo, la libertad de conciencia y la falta de adhesión ciegan a su Iglesia. Las normas civiles que suplantasen las funciones católicas como el matrimonio religioso, el registro civil de nacimiento o de defunción, la educación y, en general, todo pensamiento laicista que no surgiese de las normas religiosas. O cualquier origen de autoridad que no provenga  de Dios, como la del pueblo.

El conocer estos factores por parte de los miembros de las FF AA es fundamental en su cultura profesional. En especial para la comprensión de los factores políticos que suscitan las confrontaciones partidistas. Las que han sido fuente de las hecatombes que ha tenido que soportar el pueblo colombiano. Y dentro de las cuales los militares y policías han tenido que mediar para aplacar la barbarie desbordante. Unas veces con éxito y en otras no tanto. Incluso hasta cayendo en la misma avalancha de los hecho, siendo arrastrados por las pasiones que ellas suscitan.

Coronel Iván González.

(Las Notas entre paréntesis son mías). Hay algunas incoherencias en ideas por motivos de errores de la transcripción automática.

PRIMERA PARTE
DE 1924 A 1939
Sobre la apostasía.

Fue un crimen el que cometieron dos amados hijos nuestros en el municipio de Remedios siendo esta nuestra antigua parroquia por su deseo de casarse civilmente. Llamamos apostatas a todos aquellos que rechazando alguna verdad católica o se adhieren a una secta, como la fe católica, para hacerse protestante.

Sobre el orgullo.

Es el deseo inmoderado de libertad que impulsa a la sociedad a sacudir el orgullo de toda autoridad arrebatándole el temor de Dios, induciéndola a la insumisión y la indiferencia. Las ideas de igualdad que pretende implantar la masonería, haciendo que ya nadie quiere servir sino ser servido. Infundiendo el más negro de los ritos, contra los grandes y a los mismos ministros del santuario.

(Una de las causas de su rechazo al liberalismo se debía por ser un partido político  promulgador de una mayor igualdad. Por aproximarse a las ideas socialistas que daban resalto al valor del hombre para autogobernarse y ser más participativo en el orden social. Y al comunismo por su ateísmo y el querer implantar una forma de vida sin ser productivo. Ideas en las que tenía razón pero que exageraba llevándolas a muchos otros aspectos no inconvenientes, más bien convenientes, para el progreso de los pueblos.

 En especial todo aquello que redujera la distancia entre la autoridad y los subordinados, en los aspectos fundamentales de las personas. Aunque en lo inconveniente a la convivencia humana tenía toda la razón, creía válido el extender esas razones a otros aspectos no ya tan acertados. Como la separación de la autoridad civil de la autoridad religiosa. Eso lo consideraba de suma gravedad porque sacaba del redil mental e ideológico a los mandatarios públicos de la influencia de la iglesia ejercida por siglos.

Desde la edad media cuando la iglesia dominaba todo el hemisferio y el mundo occidental por medio de las monarquías. Las que necesitaban de esa capacidad de lograr acatamiento del pueblo. A las ideas religiosas pero de mucha conveniencia a la autoridad de los reyes incapaces de gobernar. Pues estos solo se hacían obedecer por la vía de la fuerza a falta de talento. El que no se hereda así se nazca en medio del poder.
Pero que resultaba menor a la capacidad de la autoridad religiosa para lograr obediencia por la vía de la convicción. Por ello la iglesia logró tanta autoridad pues era merecía con su gran poder de adoctrinamiento. Desde los claustros educativos de las juventudes hasta los púlpitos.

Y esa pérdida de dominio y formación de la conciencia colectiva era temida por monseñor Builes. Aunque era evidente que aun conservaba ideas casi que medievales. Hasta el punto de rechazar el derecho del género femenino a hacer uso de igualdades civiles, que eran considerados como reservados para el género masculino. Como ciertos usos en el vestir, cabalgar o practicar ejercicios físicos. O despreciar los desarrollos técnicos del mundo moderno. Como los aviones y el cine. O las diversiones, como la música popular a las que consideraba pecaminosas y vulgares. El usar razones válidas, como su furioso rechazo al comunismo, para justificar las inválidas, confundiendo con mucha perspicacia, fue una de sus hábiles capacidades para promulgar y convencer con sus razonamientos) 

La autoridad.

Es, en efecto como se desconoce la autoridad, sea doméstica, eclesiástica o civil. El niño, la doncella, el hijo de familia, el hombre, la mujer, el rico, el pobre, nadie quiere ver a otros sobre sí. Y desconociendo el respeto debido a los superiores, les niega además la obediencia.

En épocas no lejanas, el sacerdote era objeto de la veneración y el amor de los pueblos y se le obedecía ciegamente como un oráculo de la divinidad.
Las lecturas que se propagan y las ideas de igualdad han colocado en el terreno de las cosas corrientes la irreverencia y la insumisión que se traduce en una palabra: rebeldía. Iguales los hijos a los padres, igual los inferiores a los superiores, igual los súbditos a los mandatarios.

El orgullo, amo y señor del mundo, no quiere reconocer lo que es. Consiste en una estimación exagerada de sí mismo y un desprecio justo a los demás. La soberbia es la mentira en acción. San Isidro dice: se llama soberbio al que quiere aparecer más de lo que es. No es orgullo reconocer que somos, criaturas privilegiadas de Dios, elevados por nuestra alma libre, inteligente inmortal sobre toda la naturaleza sensible. No es orgullo reconocer nuestras cualidades físicas y morales, nuestra autoridad, en una palabra, los dones del alma y del cuerpo que Dios nos ha concedido gratuitamente.

El orgullo ha perdido tantos millones de ángeles, tantos millares de herejes y pecadores, tanto sabios olvidados de la verdadera sabiduría, tantos hombres del pueblo sin luz y sin discernimiento, pero llenos de sí mismos. No es válido estimarse uno más allá de lo que vale y lo que es. Tanto diseñó la soberbia que Dios creo el infierno para aquellos espíritus pobrísimos porque no quisieron someterse a sus primeras posiciones.

La corriente del laicismo y de prescindencia de la Iglesia y de separación entre la Iglesia y el Estado, provienen del espíritu de soberbia de que hemos hablado. En Los niños y jóvenes hay una rebeldía provista aquí: no quieren obedecer, no quieren sujetarse. Sólo quiere mandar.

Y para colmo de males, el socialismo más bien la masonería ha logrado tales triunfos en su labor de tinieblas, que ya es un problema encontrar sirvientes, porque la igualdad predicada por los errores modernos coloca todo el mundo en el ramo señorial y en el de los ricos y potentados. Y gritando vivas a la democracia pretenden sin embargo pertenecer a la aristocracia. Es imposible no Ver la igualdad, de la masonería y el socialismo.

Sobre el socialismo.

Es necesario, dar en esta carta pastoral una voz de alerta contra el peligro socialista que tanto malestar va produciendo entre el pueblo cristiano, amenazando con romper como en otros países, toda la masa social de nuestra querida patria y del mundo entero.

Es el repelente filisteo que pretende adueñarse nuestra herencia, de nuestro templo, de nuestra paz, de nuestra tranquilidad y nuestra libertad misma. Es el incircunciso que ahora nos amenaza y es el mismo que mantiene en jaque a toda la Europa entera. Es el mismo que hizo de Rusia el teatro de los horrores más fabulosos que contemplaba el mundo. Pues en los tres primeros años de dominio en aquella desventurada nación, bañaba de sangre, de sus propios hijos, sus montañas y sus valles.

Y al golpe de su saña exterminadora perecieron 28 obispos, 1.315 sacerdotes, 6.775 maestros de escuela, 8.800 médicos, 54.650 oficiales del ejército, 25.000 soldados, 10,500 gentes y 48.500 agentes de policía, 12.950 propietarios de campos y 355.350 intelectuales de diversos ramos. En total 70.045.700 víctimas de la revolución soviética, fuera de los 20 millones de hombres, mujeres y niños que murieron de hambre consecuencia las medidas comunistas y los horribles abusos del soviet.

El socialismo, en nuestra patria, es el obrerismo en forma de socialismo criollo. El socialismo es una concepción social en la cual el Estado, poder central, preside y administra directamente todas las grandes empresas financieras o industriales del país. Recoge todos los recursos de la nación proveyendo ella por su parte a todas las necesidades morales y materiales de los ciudadanos. Constituyéndose así el cajero y banquero universal. El agente general del transporte y del comercio, el distribuidor exclusivo del trabajo, de la riqueza, de la instrucción, de los empleos y las retribuciones. En una palabra, el motor y regulador de toda la actividad nacional. Por tanto, sin empresas particulares o de compañías en cualquier campo de la actividad humana porque lo absoluto es el estado.

Así lo soñó Platón en su escrito la República. Llamado, con razón, el evangelio del comunismo. El trabajo manual causa afrenta, el comercio envilece, no hay derechos políticos sino para los magistrados y los militares. Para los artesanos, los comerciantes y los labradores y los jornaleros, no existe la propiedad individual. Hay comunidad absoluta de bienes. Los hijos deben ser llevados al gineceo donde el Estado los cría, dando la misma educación gimnástica guerrera a los dos sexos.

Lamentable quimera del impío Rousseau que establece en su Contrato Social la omnipotencia y la infalibilidad del Estado único que según él, puede repartir e ilegalizar la propiedad. Infantiles sueños de Kant y Hegel aparecidos para dar origen a las dos corrientes como el comunismo y el socialismo.

El más célebre de los socialistas del último siglo es Carlos Marx quien atribuye al obrero, y sólo él, el valor de las cosas. Sosteniendo que toda la riqueza proviene del trabajo manual, como si las cosas no tuvieran su valor antecedente y su utilidad antes de caer en manos del obrero. Y como si las perfeccionadísimas máquinas modernas no hicieran la mayor parte. Cuántos males han caído sobre la sociedad toda entera a causa de estos errores.

Porque el mismo liberalismo, individualista como es, va variando hacia el socialismo colectivista. Que, revistiendo los caracteres fabulosos del soviet ruso, envolverá dentro de poco en sangre, lágrimas y miseria al mundo entero. Las mismas afirmaciones de los dirigentes de los partidos de oposición (como el comunista), quienes declaran abiertamente que el socialismo es el lugar de refugio.

Pobre nuestros obreros quienes, halagados con falsa promesa de redención, ayudan eficazmente a que todos los bienes de los particulares pasen al Estado para que éste los reparta por igual a los hombres laboriosos y a los holgazanes. A los que producen riqueza con su trabajo y a los que como parásitos trepadores consumen, pero no quieren trabajar.

Con razón hemos de afirmar además que el que piense en la igualdad de las fortunas está loco, porque si toda la riqueza se repartiera por igual, a las 24 horas tendríamos otra vez a todos pobres entre nosotros. Porque los unos consumirían lo recibido. Y en cambio los de talento y economía recogería lo que otros tienen que gastar o malgastar.

El derecho de propiedad, que nace con el hombre, no podrá destruirlo todos los socialistas del mundo. Los jefes del soviet ruso son hoy poseedores de riquezas fabulosas. Cuando pretendía establecer el régimen de igualdad de fortunas y de la comunidad de bienes.

Ven socialistas a los primeros cristianos por el hecho de poner libremente en común los bienes, por su propio gusto, voluntad y caridad, y no por leyes violatorias de derechos individuales de propiedad como lo hace el socialismo propiamente dicho.

Porque se pretende liberar de una esclavitud imaginaria al obrero que está libre como el empresario. Lo sugiere el más crudo laicismo. Es decir a la independencia de la iglesia de sus ministros, mediante el establecimiento de escuelas laicas, cementerios laicos, hospitales y orfelinatos laicos, matrimonio civil, fiestas de trabajo, día del obrero, flor del trabajo. Todo ello con prescindencia absoluta de Dios y de la Iglesia. Y por eso clama guerra a las castas privilegiadas, a los capitalistas a los empresarios. Viva la igualdad, la libertad y la fraternidad.

El socialismo no anda solo en su propósito. Ahí está la masonería que es la religión de los diarios, contrario al orden y a la ley. Que divinizando a Satanás, grita con furor diabólico aquellas horribles blasfemias de Voltaire contra Jesucristo. Esto es, el socialismo moderno, el obrerismo criollo.

El socialismo es absolutamente religioso e inmoral. Marx blasfema de la religión diciendo que es una idea desatinada del mundo y que es el opio del pueblo. El alemán Carl Von Clausewitz declara que el día en que el socialismo triunfe sobre el mundo se pronunciará la sentencia de muerte contra la religión.

El socialismo predica amor libre, y llama el matrimonio institución absurda e inmoral. El obrerismo actual proclama el matrimonio civil. Pero ese no es más que el camino para llegar a la afirmación de Bebel donde afirma de que el matrimonio es un contrato particular en que no tiene que intervenir ningún funcionario eclesiástico y civil. El hombre y la mujer no son más que los animales y no puede haber lazos indisolubles entre los animales.

Benito Malon quita al padre de familia toda autoridad sobre sus hijos. Declara: abajo la obediencia. Viva la igualdad. Unión libre, disolubilidad del matrimonio, promiscuidad, comunidad de mujeres, los hijos educados por el Estado. Porque ese es el camino por donde se llega al ideal de Diderot. El de hacer del mundo una inmensa pocilga más allá de la bestialidad, ya que el grupo sigue el instinto. El socialismo en la religión es el destructor de todo sentimiento religioso, enemigo de toda civilización.

Sobre el laicismo.

Miramos detenidamente a Rusia. Qué inmenso campo de desolación y luto. La sangre de miles de mártires y de millares y millares de víctimas del más crudo socialismo que registra la historia de la humanidad. De Rusia pasamos a México. Un pueblo católico a quien suplanta un moderno Nerón, que destierra sacerdotes y religiosos. Que encarcela y estrangula obispos, sacerdotes y fieles, que por medio de sus esbirros, verdaderas fieras humanas, profanan templos y altares. Tenemos que derramar ardientes lágrimas por las desgracias que el espíritu del mal, llámese masonería, liberalismo socialismo, ha hecho caer sobre la república hermana.

¿Qué significan esas huellas en que miles de trabajadores, a la voz insensata de un bolchevique asalariado de la masonería, o de una mujer de alma revuelta como caldera hirviente, se niegan a trabajar cruzándose de brazos o se arman hasta los dientes para protestar contra los patrones, poniendo en dificultades y llenando de sus obras la nación entera?

El liberalismo mismo como todos los horrores del nacionalismo y naturalismo, el tremendo error del modernismo que con tanta energía condenó Pío X, desaparecerán. Quedarán absorbido por esa hidra de siete cabezas que se llama el laicismo. La masonería igualmente, la religión de Satanás. Y el socialismo, actual que se enfrenta infiltrado en las masas, ya no sólo es en Europa sino que se ha venido infiltrando a la virgen América.

Con el viajero que de estas montañas antioqueñas, donde todavía se hora. El que a esta tierra llega de las costas o atraviesa los mares, estas ingentes multitudes, que como enjambres bulliciosos, buscan dinero, diversiones y placeres se entregan a ellos con verdadero frenesí.

El demonio, en los antros oscuros de las logias, ha decretado la perdición de la mujer, para perder con ella lo grande. Y con él lograr las sociedades y los pueblos y con estos la humanidad. Y ha decretado la perdición de la mujer arrebatándole el pudor, que es la luz en la gota de rocío, en las flores de color, la miel en los panales y en los manjares, la sal.

La mujer ha sido dominada por la tiranía del amor. Que, a última hora, ha dejado de ser moda femenina en las mujeres para volverse, en ellas mismas, moda masculina. Y han resuelto aparecer a la faz del mundo, vestida de hombre y montadas a horcajadas, con escándalo del pueblo cristiano y complacencia del infierno. Recordemos a Santo Tomás cuando dijo: Es esencialmente cosa mala, el que la mujer use vestido de hombre y viceversa. Y esto principalmente porque tal uso puede ser causa de lascivia y está prohibido de una manera especial en el Deuteronomio.

También en el Eclesiástico: les fue prohibido a las mujeres vestirse con ropa de varones. Y para evitar la idolatría, ya que los gentiles usan estos vestidos en el culto a sus dioses y aún las mujeres usaban vestidos de hombres en el culto de Marte. Y al contrario, los hombres usaban vestidos de mujeres en el culto de Venus. También para huir de la lujuria, pues por la diversidad de los vestidos excluía toda unión desordenada. Porque vestirse de mujer como los hombres y viceversa es incentivo de la concupiscencia que ocasionará lascivia. Por otra parte, es prohibido, el que la mujer use desordenadamente del saber o de los otros oficios de los hombres, o que el varón caiga en la delicadeza de las mujeres.

Sobre las misiones.

Con la velocidad del pensamiento vuelan las noticias de uno a otro continente. Para abrir en Colombia los conciertos musicales de Estados Unidos y en Norteamérica, los discursos de Ginebra y de París, no se necesita más que mover la cabecita de una máquina. Al igual que los cóndores andinos se levantan los aviones, los señores de los aires y en un raudo vuelo atraviesan los océanos, desafían las más elevadas cumbres de nuestras montañas y burlan hasta la furia de las nubes tempestuosas. Las que dejan el plano inferior para pasearse, tranquilamente, en regiones altísimas y serenas adonde no han subido las águilas audaces.

Las locomotoras, los tranvías, los automóviles van con afán hasta los lugares más lejanos entonando con sus pitos y sus bocinas el himno del progreso. A nadie se le oculta que el mundo se pasea, pero no a paso de tortuga, sino con la rapidez de la electricidad, rabiosamente, si se nos permite la expresión.

Es por esto que el primer Congreso Nacional de Colombia buscó los medios para salvar la multitud y novedades salvajes que vegetan en las selvas vírgenes de nuestra amada patria. (Monseñor Builes patrocinó misiones de salvación en las selvas del Vaupés para sacar del primitivismo religioso, a las tribus salvajes. A las que consideraba vivir en costumbres ancestrales y cultura totalmente depravada. Experiencias que narró en uno de sus libros: Cuarenta Días en el Vaupés).

Pero cuánto nos falta por hacer. Y con los ojos del alma los llanos de San Martín y Casanare, a las selvas inmensas del Caquetá y Putumayo. Subir hasta la Sierra de la Guajira (La Sierra Nevada) y desde ella contemplar la isla de San Andrés y Providencia. Las extensas comarcas inexploradas del Pacífico y de Tierraadentro, de Arauca y del Chocó y ver las extensas regiones incultas de Urabá. Es por eso que los hijos del corazón de María han ido al Chocó, los Monfortianos al Vaupés, los Carmelitas al Urabá y los jesuitas a las laderas del Magdalena en el Cauca.

(Para Monseñor Builes, el progreso es otro de los enemigos que arrebatan la absoluta preponderancia de la Iglesia en todos los aspectos sobre la vida humana)

Sobre los peligros del progreso.

Nuestra amada diócesis, cruce de carreteras que con el ferrocarril troncal de occidente le abren un risueño porvenir. Pero esas mismas obras de progreso le están haciendo sufrir un espantoso retroceso espiritual que nos tiene alarmados grandemente.

El progreso consiste en pasar de un estado menos perfecto a otro más perfecto. Pero el progreso no ha de entenderse ni verificarse sólo en el orden físico orgánico del hombre, sino también en el orden espiritual. Pero la sociedad actual está encandilada con el prodigioso adelanto material que todo lo arrolla con furioso torbellino, con la luz eléctrica que se difunden las calles de las ciudades y pueblos. Como si el sol se hubiera quebrado en mil pedazos y si hubiera regado sobre la tierra para quitar a la noche su dominio.

Con los aviones que atraviesan los espacios y van del uno al otro continente y del trópico a los polos. Con los prodigios de la electricidad que mediante las ondas hercianas nos permiten abrir y ver a través de los mares y a distancias incalculables. Con los telescopios gigantes que acercan a la tierra los mundos siderales. Con los grandes trasatlánticos que surcan los mares como ciudades encantadas llenas de luces y músicas. Con los autos y camiones que se deslizan con vertiginosa rapidez por nuestras carreteras llevando sobre sus lomos a los hombres y el comercio. Y si no se fija la sociedad actual, en que ese gran progreso material está sacrificando el progreso de las almas.

Tanto en el conocimiento de Dios y, sobre todo, en lo relativo al fin último del hombre, salvar su alma. En una palabra, nuestra sociedad entiende el progreso en un sentido naturalista, racionalista, materialista y liberal. Y lo que es peor, no sólo lo entiende, sino que lo practica así.

Abrid los ojos. La escuela naturalista consiste en el progreso y en el exclusivo desarrollo del elemento natural. En el predominio de lo humano sobre lo divino, de los terrenal sobre lo celestial, lo temporal sobre el eterno, de lo sagrado sobre lo profano.

La escuela racionalista hace consistir el progreso en la independencia del orden social, de toda tutela sobrenatural y religiosa.

La escuela materialista pone el progreso y el desarrollo de la materia, sirviéndose del espíritu sólo en la preponderancia de aquella, en la satisfacción de los apetitos carnales, con el más absoluto desprecio de toda idea moral y religiosa.

La escuela liberal, en fin, hace consistir el progreso en la independencia del Estado de toda tutela y jurisdicción religiosa. Por lo tanto en la secularización del organismo social, en las ilimitadas libertades de pensamiento, palabra y de conciencia. Quiere desligar la sociedad de sus deberes religiosos echándola por el camino a los grandes adelantos materiales con prescindencia de la divinidad.

El progreso debe ser armónico entre lo material y lo espiritual, sin que el brillo de los focos eléctricos de los maravillosos descubrimientos modernos, apaguen la luz sobrenatural. Sin que el ruido de los trenes, los aviones y los actos, sierren nuestros oídos a la voz de Dios.

(Se inicia la lucha de Monseñor Builes contra el liberalismo).

La conferencia episcopal de 1927 se expresó así: Cuando se trate de dos parcialidades, aunque sean correctas, es decir, que no profesan doctrinas condenadas por la Iglesia, no debe favorecerse una más que la otra.

Más cuando alguna de esas corrientes se alía a los enemigos jurados de la Iglesia, como el caso del liberalismo visible, hay que favorecer la corriente que defiende los derechos de la Iglesia y oponerse con prudente energía a las corrientes coalicionista. (Se refiere al partido conservador)

Lo anterior lo difundía Monseñor Builes en su carta pastoral del 2 de febrero de 1929.

En la carta pastoral del 25 de marzo de 1929, sobre el jubileo sacerdotal, Monseñor Builes informa a sus parroquias sobre “La Doctrina Social de la Iglesia” promulgada según el canon 340. (Precursora de las ideas de la Teología de la Liberación. Que, después, proliferó dentro del sacerdocio y fue fuente de inspiración de un sacerdocio inconforme con las políticas de gobierno. Que terminó en la Revolución de las Sotanas. Donde se engendró la idea de que los sacerdotes deberían estar tan comprometidos con las causas políticas y sociales, que hasta se justificaba la rebelión armada. Porque la Iglesia deberías ser más terrenal que celestial. Y la dicha el cielo debería iniciar desde este mundo. No tanto del esperado sino del vivencial. Convicción a la que llegaron algunos de los prelados más recalcitrantes en esos conceptos. Como Manuel Pérez, Domingo Laín, Camilo Torres, Ignacio Betancur y otros. Además de bastantes religiosas).

Donde ordena a los obispos de América presentarse, cada cinco años, a partir de 1911 con el fin de informar al pontífice de todo cuanto se relaciona con el “estado material” y moral de la diócesis, a saber: el número de habitantes, ciudades, pueblos, caseríos, iglesias parroquiales y oratorios, conventos, casas religiosas y santuarios, estado de los edificios, rentas, seminarios, estudios, adelanto de los alumnos, y su personal.

También sobre las costumbres de su clero y de los religiosos y religiosas y sobre los fieles en general. Cuantos siguen a Dios o se dejan arrastrar por los errores y herejías de las costumbres depravadas del siglo.

En la carta pastoral de Builes del 15 de noviembre de 1929 trata sobre Roma, la tierra Santa y Colombia. Dice. Nos parece ver otra vez salir desterrados y morir abandonados en ajenas playas, perseguidos de muerte, a los prelados Peláez y González. Y sentir en nuestras espaldas el chasquido del látigo que nos despedaza las carnes. Y oí el estridor de los grillos y cadenas en nuestras manos y sentir en nuestro pecho el puñal de la bala que asesina. Parécenos ver los templos convertidos en cuarteles y los conventos en mazmorras. Para que triunfe y reine sobre las ruinas el tradicional y encarnizado enemigo de Cristo y de su Iglesia. (No lo menciona directamente, pero lo deja a la imaginación que deduzca por contexto, que se refiere a los partidarios liberales que causaron la nefasta guerra de los mil días. En esa carta pastoral trata principalmente sobre el liberalismo)

El liberalismo es pecado. Se viene diciendo, últimamente, con gran insistencia, que se puede votar sin pecado por candidatos liberales. Es totalmente erróneo pues lo que es esencialmente malo, no dejará de serlo y el liberalismo es esencialmente malo.

La Iglesia no puede hablar contra el liberalismo, pues la circular secreta del año pasado recuerda, a las autoridades constituidas, las normas sobre la publicación de artículos políticos. Sin que tampoco se prohíba defender a la Iglesia de Dios.

Si se levantó la censura en algunos periódicos, fue porque ellos se retractaron de sus errores y protestaron solemnemente no incurrir de nuevo en ellos. Y si el Santo padre envió una carta al Excelentísimo señor Presidente, porque dio fe de que su gobierno no sería radical sino según el concordato, fue porque no se expresó explícitamente contrario al liberalismo Es decir, según la religión católica. Y que, por lo mismo, en abierta oposición con el liberalismo

(Monseñor Builes no estaba contento con que el gobierno fuese neutral en cosas de religión. Le disgustaba que no declararse abiertamente en favor del catolicismo, por ser, por Concordato la religión oficial. Y, por ello, abiertamente encontraría él y ella. Por no declararse abiertamente en favor de la iglesia católica estaba totalmente opuesto a ella).

No se puede ser liberal y católico a la vez. León XII en su encíclica dice: Nadie puede acusar al Iglesia de ser enemiga de la libertad de los individuos y de la sociedad. Pero hay muchos imitadores del sistema quienes con nombre de libertad defienden una licencia absoluta. Tales son los partidarios que tomando nombre de libertad, quieren ser llamados liberales.

El liberalismo es enemigo de la Iglesia. Es un error religioso, filosófico, social y jurídico, que consiste en proclamar la absoluta independencia y autonomía del hombre. Es un sistema religioso porque secunda el racionalismo o naturalismo y lucha contra la Iglesia que se interpone en su camino. Cita León XIII quien explica que no se puede ser liberal y católico a la vez.

Es impronta imprescindible que en el hombre todo se mantenga verdadera y perfectamente bajo el dominio de Dios. Por lo tanto no puede concebir la libertad del hombre sin estar sujeta a Dios y a su voluntad. Dios es dominio. Y no querer sufrirlo no es propio del hombre libre, sino del que abusa de la libertad para rebelarse.

Sólo hay un liberalismo. Aunque con varias formas o grados pero todos concluyen en la rebelión contra la autoridad de Dios.

Primer grado. El rechazo absoluto del supremo dominio de Dios. Los que están en este primer grado no hacen sino aplicar los factores del naturalismo. El naturalismo en la soberanía de la razón humana, que negando la divina se hace así mismo su propio principio y se hace fuente pues de la verdad. Pretende que, en el ejercicio de la vida, a ninguna potestad divina haya que obedecer, sino que cada uno es ley para sí, de donde nace esa moral que llaman independiente, que suele conceder al hombre una licencia sin límites.

Segundo grado, el rechazo del dominio de Dios en el orden sobrenatural. Es decir, el racionalismo. Son los que afirman que la libertad degenera en vicio y aún en abierta licencia, cuando se usa de ella destempladamente. Según esto, se obedece a Dios en el orden natural pero no en el orden sobrenatural. O, mejor, se rechaza abiertamente todo orden sobrenatural y llegamos por esta vía al racionalismo.

El tercer grado. El rechazo del dominio de Dios en el gobierno civil de los pueblos. Algo más moderno son los que dicen que, en efecto, se deben regir según las leyes divinas la vida y las costumbres de los particulares pero no los Estados. De donde nace aquella perniciosa consecuencia de que es necesario separar la Iglesia del Estado.
(De esta idea es de donde surge la furiosa actitud de Monseñor Builes para que el gobierno laico, civil y político, no se deslinde de la autoridad eclesiástica. Porque en la medida en que se aleje a la Iglesia de las autoridades civiles, pierde su capacidad de influencia sobre los gobiernos. Se debilita la capacidad de influencia psicosocial de la Iglesia sobre los pueblos y eso es un grave peligro para la pérdida de dominio y control de la conciencia colectiva. Todo lo contrario a lo que acontecía, como ya se ha dicho, en la edad media. Cuando eran los gobernantes, los Reyes, quienes acudían al amparo de la Iglesia para ejercer su dominio).

Sostienen (Los liberales) que el Estado es libre e independiente de Dios y de su Iglesia en el gobierno de los pueblos. Que no tiene que tener en cuenta el dominio de Dios y de la Iglesia para expedir las leyes. Como si la Iglesia no hubiera sido establecida por Dios y por lo tanto superior a todas las cosas del Estado.

León XIII presenta un golpe mortal a este liberalismo de Estado que es el que implantaron en tiempos no lejanos en Colombia. Dice el pontífice: la integridad de la verdad católica no puede de ninguna manera subsistir en las opiniones que se llega al naturalismo = racionalismo. Para establecer en la sociedad la autoridad del hombre, postergando a la de Dios. Tampoco es lícito concluir sus deberes de una manera privada y otra en público. Cuanto la autoridad de la Iglesia es tanto en la vida particular pero ilícito rechazándola en la República.

La independencia social de Dios es el principio donde surgen otra multitud de doctrinas que el liberalismo profesa y lleva a la práctica. Tales son: el matrimonio civil. El amor libre y el divorcio. La separación de la Iglesia y del Estado, enseñanza laica y obligatoria por parte del Estado. La libertad de acción, de pensamiento absoluto, de palabra y de conciencia. La eliminación del derecho de propiedad y comunidad de bienes que termina siendo el pagano comunismo y el ateo socialismo.

La desamortización de bienes de manos muertas. La persecución del gobierno en lo material. La profanación de los misterios más sagrados, de las imágenes de los templos. La inspección de cultos y creación de tenencia responsable. La disolución de la familia y de la sociedad. La convención liberal reunida en Bogotá en 1897 en manifiesto publicado el 15 de septiembre del mismo año declaró solemnemente la separación de la Iglesia del Estado.

Las libertades absolutas que son contrarias al Iglesia son:
Primero. La libertad de cultos contraviene la virtud de la religión. Esta última tiene su fundamento en estar del todo en manos de lo que cada uno quiera profesar y la religión que más se le acomode. O no profesar ninguna. Pero, muy al contrario, entre todas las obligaciones del hombre, la mayor y más alta es la que demanda adorar a Dios religiosamente. Así que, al ofrecer el hombre esta libertad de cultos se le da facultades para pervertir o abandonar impunemente una obligación.

La segunda. La libertad de palabra y de imprenta. La libertad se entiende que siempre es algo bueno y honesto. Exponer buenas ideas de palabra o por la prensa a nadie le está prohibido. Pero el liberalismo exige la libertad absoluta para echar a volar ideas falsas y erróneas. Ésa no es la correcta libertad. Sin embargo, el liberalismo la quiere para sí.

Tercera. La libertad de enseñanza. Solo una verdad pueden todos enseñar. Las verdades del orden natural, que son patrimonio común del género humano. Mas no las verdades del orden sobrenatural. El tesoro de estas verdades de orden sobrenatural sólo lo guarda la Iglesia Católica, contra la cual se ensaña el liberalismo cuando exige la escuela laica. Es decir, sin Dios ni religión y dando amplios derechos al error de la mentira. Los secuaces del liberalismo se conceden, así mismos, una licencia tal que no dudan en abrir paso franco a las opiniones más perversas. De otra parte se ponen mil estorbos a la Iglesia.

Cuarta. La libertad de conciencia. Es la libertad verdadera que está por encima de toda injusticia y violencia. Así se entiende en nuestros días por libertad de conciencia, profesar cada cual la religión que quiera, o no tener ninguna, lo que va en contra del mismo orden natural.

Gregorio XVI llamó delirios los errores del liberalismo y lo condenó en los siguientes términos: doctrina monstruosa, prodigio de errores. Pío IX el 27 de septiembre de 1852 condenó expresamente el liberalismo colombiano al condenar los procedimientos en sus casas, diciendo que condena el naturalismo y el racionalismo. Que a su vez constituyen el primero y segundo grado de liberalismo.

Condena a los que dicen que la potestad eclesiástica no puede ejercer su autoridad sin el consentimiento y autorización de los gobiernos civiles. A los que dicen que no es lícito a los obispos publicar, sin la autorización de la potestad civil, ni aun las mismas letras apostólicas.

(Había excesos de ambos lados. Los de la iglesia donde se argumentaba que no podía haber plena libertad de expresión y los de los particulares liberales que exigían limitaciones y censura a la libertad de la iglesia a publicar sus pensamientos religiosos. O para nombrar sus prelados en grados y cargos eclesiásticos).

Condena el error de los que afirman que debe desaparecer el fuero eclesiástico para las causas temporales, tanto civiles como criminales de los clérigos. A los que argumentan que en el conflicto entre las leyes eclesiásticas y civiles debe prevalecer el derecho civil. Los que dicen que como autoridad civil tienen derecho propio para presentar a los que deben ser obispos. A los que dicen que el sacramento del matrimonio es una cosa accesoria al contrato y que puede desaparecer. A los que dicen que el vínculo del matrimonio no es indisoluble por derecho natural y que por lo tanto la autoridad civil puede sancionar el divorcio. A los que dicen que en virtud del contrato meramente civil también puede haber verdadero matrimonio entre cristianos. A los que sostienen que el Romano Pontífice puede y debe transigir con el progreso, el liberalismo y la civilización moderna)

Todos los anteriores errores los ha sostenido y llevado a la práctica el liberalismo en nuestra patria. Luego caen bajo los anatemas fulminados por el Papa y por lo mismo el liberalismo es pecado.

En el liberalismo católico no puede haber participación justa entre la iniquidad y la ecuanimidad, porque nada tiene que ver la luz con las tinieblas. Por lo tanto no se puede enseñar al pueblo el pernicioso engaño de llamar liberalismo católico a aquellos que quieren practicar las dos ideologías al mismo tiempo. Por lo tanto haremos un sumario rapidísimo de los principales hechos consumados en nuestra patria por el liberalismo. Un ciclo de terror desde cuando Santander implantó el fatal sistema.

Iniciemos desde su origen con las leyes inicuas cuando en las calles de París aparecían ríos de sangre. Robespierre, Dantón y Marat han sembrado el terror. En esa semilla nace liberalismo, que con el enciclopedismo y el filosofismo atraviesa los mares y viene a estos pueblos nuevos. Se hace la declaración de los derechos del hombre en Francia, y aunque el papa Pío VI condena esa declaración, así condena a la secta colombiana y su proclama. Es la proclamación del liberalismo en Bogotá en 1823 con la presentación del proyecto de ley del patronato que sustentan acaloradamente los liberales. En la administración de Santander a quien la Iglesia, según sus palabras, no tiene ningún servicio que agradecer y muchos agravios que perdonar.

Por ello en compañía de Soto y otros, atacó con sus decretos y con la sanción de leyes anticristianas, la disciplina eclesiástica y los sagrados cánones. Fue propagadorl sistemático de los filósofos incrédulos. Gracias a él, Voltaire, Rousseau, Bethan Tracy y Descartes, liberaron a miles de estudiantes para supuestamente liberalizarlos.

En 1845, escribía el Papa Gregorio XVI el presidente Tomás Cipriano Mosquera: Conocimos con sumo lamento la ley del pasado 25 de abril. Porque, esta ley ataca la potestad de la Iglesia y su libertad por parte del poder civil. En ciertos casos a los sacerdotes se les limita el ejercicio de su jurisdicción con pena de cárcel, destierro y otras.

En 1849, subió al poder José Hilario López. Sembró la instrucción utilitarista de Bentham y materialista de Tracy, con las enseñanzas bolivianas implantadas por Santander, que culminaron con la separación de la Iglesia y el Estado.
Es por ello que deploramos bastante los daños que hacen muchos, desde hace tiempo, atormentando y afligiendo a la Iglesia Católica en la Nueva Granada. Las intrigas e injustas leyes que el poder civil ha promulgado y sancionado allí con gravísimo detrimento de los fieles. Leyes contrarias a la Iglesia, a la suprema autoridad de los sagrados pastores, y las cuales abolieron los diezmos sin consultar a la Santa Sede.

Además permitían a los inmigrantes que llegasen a la nueva Granada, el ejercicio público de su culto sin importar cuál fuera. Reprobando estas leyes solicitamos que jamás sean puestas en ejecución para que la Iglesia Católica pueda usar y gozar de todos sus derechos. Sin que la potestad laica no pueda ser víctima de iglesias nuevas y de profundas heridas.

En el año de 1861, época verdaderamente luctuosa para esta patria amada, es la segunda vez que gobierna Mosquera. En la constitución de Rionegro del 19 de febrero de 1863 se engendró una monstruosa anarquía.
Nuestra constitución no empieza como las demás constituciones del orden, invocando el nombre de Dios. Por eso consignó la libertad de cultos. Estableció la expedición de cultos y arrebató la libertad religiosa de modo que el Presidente de la República fuese el sumo Pontífice en Colombia. Les quitó, además, los derechos de ciudadanos a los clérigos en elecciones. Les impuso juramento de sometimiento al estilo de la revolución francesa. Juramento que los prelados no podían dar, por lo cual fueron arrojados de su patria.
Se hizo constitucional el pase a las bulas. Que no era más que una censura a los documentos religiosos. Prohibió a las entidades religiosas adquirir bienes raíces y rentas permanentes. Fue prohibido el establecimiento de comunidades, sin distinción, quedando extintas y disueltas las que existen en la nación.

Los doloridas quejas del Santo padre dirigida al Episcopado colombiano dice: Lamentamos, al saber la manera cruel y vergonzosa con que la Iglesia Católica es atacada por el gobierno de la nueva Granada. Desde hace dos años ha publicado dicho gobierno leyes y decretos criminales, en gran manera contrarios a la autoridad de la Iglesia Católica.

Se prohíbe a los ministros sagrados ejercer el ministerio eclesiástico sin licencia de la autoridad civil. Todos los bienes de la Iglesia habían sido usurpados y vendidos, privando de sus rentas a las parroquias. El legítimo derecho de la Iglesia de adquirir y poseer. Es sancionada la libertad de cultos no católicos. Son suprimidas todas las corporaciones religiosas. Es prohibida también la prolongación de todas las letras emanadas de la sede apostólica. Se establece que sean castigados, con pena de destierro, los individuos de uno y otro clero que rehusaron someterse a la ley relativa al despojo de los bienes de la Iglesia.

Por lo cual casi todos vosotros habéis sido afligidos, aprisionados a mano armada, separados violentamente de nuestro rebaño, metidos en la cárcel, lanzados al destierro y relegados a regiones cuyo clima es mortal. Fueron condenados a pasar su vida en la selva.
Las vírgenes consagradas a Dios quienes fueron cruelmente arrojas de sus conventos, fueron reducidas a la última miseria. Debieron ser acogidas caritativamente en sus casas por algunos fieles piadosos conmovidos de su tristísima condición. Pero el gobierno amenazó con expulsarlas de las casas de dichos fieles. Los templos y los conventos fueron convertidos en cuarteles. Robadas las vestiduras sagradas y suprimido el culto divino.

Es por ello que con nuestra autoridad apostólica las reprobamos y condenamos dichas leyes y decretos. Las declaramos enteramente nulas y de ninguna fuerza. Entretanto, tributamos las mayores y más merecidas alabanzas a vosotros que habéis defendido la causa de la Iglesia, su doctrina, derechos y libertades. Y no hemos dejado de precaverles contra las maquinaciones de los sentidos.

Para los años 1876 y 77, la Iglesia fue víctima siempre del furor liberal. Leyes opresoras sobre inspección de cultos y expulsión del territorio patrio de varios ilustres prelados. Sin aquel hombre providencial, Núñez, que 10 años después llevó a cabo la obra de la regeneración y echó los fundamentos de la República cristiana, se habría hundido Colombia indefectiblemente y hoy no habría de ella sino una borrosa y triste memoria.

Cesaron las persecuciones, se elaboró la constitución más sabia de Sudamérica. Se firmó un Concordato sapientísimo que restablecía la unión entre la Iglesia y el Estado. Se asentó en la dulce paz de que hemos disfrutado por 45 años, sin más interrupción que los mil días trágicos de 1899 a 1902, en que la ambición liberal desangró el suelo patrio, quitó la vida a cien mil colombianos y cubrió de luto y lágrimas muchos hogares.

(La Revolución Francesa, que promulgó Las Leyes del Hombre, comenzó a romper la alianza entre reyes e Iglesia. Tambalearon las monarquías y con ellas debilitándose la fuerza eclesiástica. Las nuevas libertades buscaron separar los dos poderes para dar más libertad de pensamiento. Libertad que era contraria al sometimiento completo de la mente y de la forma de vida del ser humano a lo divino. Para los clérigos fanáticos, la manera de pensar y de actuar con libertad, no tenía una razón de tipo religioso y por eso eran inapropiadas.

Hasta el desarrollo científico, técnico y cultural, eran contrarios a lo religioso. O lo no católico, celestial apostólico y lo eclesiástico romano. La única ciencia valida era la que surgía dentro de la misma iglesia pues cualquier otra no tenía la bendición celestial para ser desarrollada. Por ello obligó a la investigación en secreto, a la que calificó de diabólica, pecaminosa y de brujería. Los libros eran censurados por medio del Índice. Que era lista de libros prohibidos y que solo se podían leer clandestinamente. A riesgo de ser condenado por la iglesia en sus tribuales de la Inquisición.

El liberalismo, era inconveniente a la Iglesia porque reducía su capacidad de sometimiento de las gentes a su redil. Tenía que compartir el dominio y control de las masas con la autoridad política en contraposición a la divina. Eso afectaba sus capacidades económicas de recaudo y sus posesiones. Además del monopolio sobre las creencias, el manejo de la conciencia colectiva, la autoridad, la enseñanza, el adoctrinamiento, las obras sociales y los pueblos.

Con Núñez se inició la hegemonía conservadora. La que duró hasta 1930 cuando se inició el gobierno del liberal Olaya Herrera.
Los hechos históricos indican, como se ha dicho, que por la inmensa debilidad de las autoridades de los reyes para gobernar se apoyaron en la fuerza e influencia de la Iglesia sobre el pueblo. Como lo fue el contubernio que llegó a América y actuó durante los trecientos años de conquista y colonia. Poder que la Iglesia perdió con los gobiernos liberales después de la independencia. En especial los de Mosquera. Pero Núñez restableció en gran parte ese poder a la Iglesia en casi todos los aspectos civiles o laicos, predominando los clericales y eclesiásticos.

Los defensores del Concordato, los conservadores, se enfrentaron a los innovadores, los liberales. De esa forma se fueron cuajando las grandes confrontaciones partidistas colombianas, como la guerra de los mil días, y que haciendo honor a la verdad, tuvieron un evidente origen religioso.

Asunto en el cual muchos prefieren que no se abra los ojos pero el aumento de luces y civilización humana lo impone. Para abril de 1931, Monseñor Builes, recuerda y lamenta los ya añejos y superados sucesos acontecidos 70 años atrás. Para fundamentar su rechazo político al liberalismo, prolongando con ello la guerra política entre partidos, impregnada de ideologías religiosas. La que causo las dos Violencias Políticas. La primera durante los años treinta. La segunda durante los años cincuenta.)

Persecuciones serviles.

El primer y más alto prelado que cae víctima del liberalismo es el Ilustrísimo señor Manuel José Mosquera (hermano del político, militar y presidente Tomás Cipriano de Mosquera). Porque nunca dejó de protestar savia y vigorosamente contra aquellas leyes. El señor Mosquera fue arrojado de Colombia, su patria, y obligado a atravesar los mares e ir a morir a las playas del Mediterráneo en tierras extrañas.

Por decreto del presidente Mosquera el 3 de noviembre de 1861 el arzobispo de Bogotá, Monseñor Herrán, fue aprisionado e incomunicado.

En el año 62 y 63 el señor obispo de Antioquía Monseñor Riaño, anciano venerable fue llevado prisionero a Medellín donde el 27 de noviembre del 62 a dar cuenta de su conducta a un tirano, ni más ni menos que como en los primeros siglos de la Iglesia. Ante Mosquera, como Cristo ante Caifás, está la víctima inocente y luego de ser arrojado al destierro a playas insalubres, lejos de su patria, fue llevado a Quito.

En 1867 el obispo auxiliar de Bogotá Monseñor Arbeláez es obligado a dar un juramento inicuo de sometimiento contra su conciencia, se revela obedecer. Se le hace prisionero y se le priva de comunicación y se le arroja lejos de su patria.

El obispo de Pasto Monseñor Tejada, preso por esa misma época. Logró fugarse y un atravesar con hambre, sin recursos y de incógnito, las regiones de Antioquía y Chocó hasta llegar a Panamá y vivir fuera de Colombia.

En el año 77, por medio de decreto, se prohibió a perpetuidad a los señores obispos Bermúdez, Restrepo, González y Montoya, obispos respectivamente de Popayán, Pasto, Antioquía y Medellín el ejercicio de funciones de prelados en Colombia y se les extraña del territorio de la República por el término de 10 años. Varios templos fueron convertidos en cuarteles, pesebreras y burdeles, cuando se internó la planta sacrílega de sus secuaces que no respetaban ninguna dignidad humana.

Circulan entre los católicos ideas peligrosas como por ejemplo que para cooperar aún más basta un abrazo cualquiera de bien público. Pero eso es falso. Tal cooperación no puede justificarse sino por la necesidad ineludible de evitar un mal mayor. Una cosa es encontrarse frente a frente de un partido enemigo de la Iglesia, que ha llegado al poder y otra es abrirle camino y hacer posible que ese partido llegue al poder. La cosa es esencialmente distinta. Y hoy día los mismos domésticos abren el camino al enemigo para que suba al poder. Carta Pastoral del 5 de abril de 1931

En su pastoral del 6 de enero de 1933 Monseñor Miguel Ángel Builes se refiere las campañas contra Dios y la Iglesia cuyos apartes más importantes son:

El actual pontífice, cuando recibió en el Vaticano al clero español, después de la entronización de la República laica en aquella nación, después de la expulsión de la Compañía de Jesús, el establecimiento de la constitución atea y de haber sido arrojado el crucifijo de las escuelas, ordena al Episcopado Mexicano, que proteste por los desafueros que comete el gobierno contra la religión.
Además, está la razón natural que justifica blandir la espada no solo cuando caiga exánime atravesado por su adversario, sino cuando el enemigo levanta la suya amenazante para acometer.

Y la palabra del sacerdote ha de ser espada fulgurante como lo era la de Pablo. Pues en estos mismos momentos centellean como lenguas de fuego infernal, amenazantes y terribles, las espadas enemigas en todos los frentes. También nuestra palabra, como espada, y nuestra pluma, como saeta, clavas en el propio corazón del monstruo que es el error.

No es la Iglesia la que provoca esta guerra: son nuestros enemigos quienes la llevan a la arena de combate, dice Pío X. No somos nosotros tampoco quienes además de rehuir la lid. Somos los jefes de la Iglesia militante y debemos luchar hasta lograr el triunfo.

En Colombia, nuestra católica nación, se ha impulsado últimamente esa campaña del ateísmo con un furor verdaderamente diabólico. Campaña contra Dios y contra la Iglesia de Cristo es la ordenanza expedida por la asamblea de Antioquía que establece el pernicioso sistema de la “coeducación” en la Universidad, método reprobado repetidas veces por la Santa Sede y rechazado por la sana pedagogía, desatendiendo las oportunas y reiteradas reclamaciones del obispo metropolitano de Medellín.

Campaña contra la Iglesia de Cristo es el proyecto de ley sobre la universidad colombiana, cuyas tendencias laicista aparecieron manifiestas en los debates parlamentarios. Y contra la Iglesia las proposiciones aprobadas por varias asambleas departamentales en que se solicita la denuncia del concordato. Son legión los que cooperan, sobre todo en elecciones, para que suban al poder los anticristianos (los liberales) para que esas ideas se pongan en práctica.

El proyecto de constitución radical trae cinco postulados:

Primero la separación de la Iglesia del Estado. León XIII en su encíclica reitera la condenación, que semejante doctrina habían ya fulminado antes Gregorio XVI el 15 de agosto de 1832. Prosigue León XIII: ni podríamos augurar cosas mejores para la religión y para la sociedad los deseos de los que pretenden con empeño que la Iglesia se separe del Estado, rompiéndose la concordia del imperio y del sacerdocio.

Concordia que siempre ha sido benéfica en sí misma para los intereses religiosos y civiles. Pues lo que en realidad hacen es supeditar la Iglesia al Estado. No solamente grande injuria, sino grande temeridad pues se perturbaría el orden de las cosas, anteponiendo las naturales a las sobrenaturales y abriendo la puerta a enemistades y conflictos, los cuales, cuánto daño han traído a una y otra sociedad, lo han demostrado los acontecimientos.

La soberanía popular como fuente de autoridad. Ninguna sociedad puede subsistir si no hay quien presida a todos y mueva con un mismo impulso eficaz encaminado al bien común. Es necesaria a toda sociedad una autoridad que la dirija. Autoridad que emana del mismo Dios. El poder público no proviene sino de Dios, porque sólo Dios es el propio y verdadero supremo señor de las cosas.

Libertad absoluta de religión.
La constitución en proyecto, que combatimos pues por una parte no nombra siquiera Dios y por otra parte establece la libertad de cultos y de religión. Los feligreses deben tener como primero y más grato de el de favorecer con benevolencia y lámpara con eficacia la religión, poniéndola bajo resguardo y vigilante autoridad de la ley. No den paso ni abran la puerta a institución ni decreto alguno que sea su detrimento.

Enseñanza laica y obligatoria.
Es el mayor desacuerdo de la nueva constitución. Es el de querer establecer la educación laica y obligatoria, arrebatando a la Iglesia y la familia los derechos que le ha concedido su divino fundador y la naturaleza misma.
Corresponde pues, de un modo preeminente a la Iglesia el enseñar a todas las naciones. La educación no puede pertenecer a la sociedad civil del mismo modo que pertenece la Iglesia a la familia, sino de manera diversa, correspondiente a su fin propio, nos dijo Pio11.
Y León XIII: la educación corresponde a la familia antes que el Estado, por lo cual éste no puede arrogarse el derecho de enseñar. Y lo que es peor, de declarar atea la enseñanza. (Nota. Ningún monopolio escolar es bueno. Ni laico ni eclesiástico). Por tanto, es injusto el monopolio educativo escolar al que fuese física o moralmente obligante que las familias deban acudir a las escuelas del Estado, contra los deberes de la conciencia cristiana. (Nota: Como lo es también el que fuese el acudir a las escuelas de la Iglesia). Es contrario a los principios fundamentales de la educación, la escuela llamada neutral o laica de la que está excluida la religión.

Y Pio 11 dijo también: igualmente erróneo y pernicioso a la educación cristiana es el método llamado de la coeducación fundado, según muchos, en el naturalismo negador del pecado original. El creador ordenó y dispuesto la convivencia perfecta de los sexos solamente en la unidad de matrimonio y gradualmente separada en la familia y en la sociedad. No hay en la naturaleza ningún motivo para que pueda o deba haber promiscuidad y mucho menos igualdad de formación para ambos sexos.

Basta saber que pueden en Colombia, los comunistas, y los socialistas, constituir partidos políticos que quieren hacer de nuestra patria otra argucia, otro médico y otra España. Y todo este ambiente también lo promueve ilógica la masonería llamada con razón la religión de Satanás.

En su carta de febrero de1936, que trata sobre extensa carta pastoral, Builes también trata sobre los atentados de la masonería. Y aprovechó para hacer comentarios relacionados con asuntos de política.

Los atentados satánicos.
En la catedral de Cartagena mancharon con su inmunda huella las sagradas hostias. En la población de Arjona cometieron crímenes similares. Igual que las profanaciones de Molagavita. En materia se cometió el robo de la riquísima custodia. Los estudiantes en Bogotá profanaron el sagrario. En Eficacia, tierra de arraigadas creencias, fue blasfemada y quemada, por persona, por oficiales, la sagrada imagen de Cristo rey. En la normal de varones de Medellín fue atrozmente despedazado por un estudiante pervertido, laicizado, un santo crucifijo. El actual congreso, llamado pomposamente constituyente, prescinde del nombre de Dios.

Odio al clero.
Todo el mundo sabe que en Colombia fue el clero el gran agente colonizador del país. Que estuvo siempre a la cabeza de la instrucción. Que fomentó en todos sus prestigio la grandiosa obra de la independencia nacional. Que ha sido en todo tiempo un elemento activo y eficaz de moral y estructura. Sin embargo, hoy día, ciertas bajas pasiones hacen que muchos le pidan marchar con indiferencia, sino hasta con desprecio.

Un alto empleado de educación arrojó sobre la frente del Episcopado, del clero y del pueblo católico, el más ignominioso estigma llamándolos circos de tierras y afirmó, que estamos atacados de morbo religioso. El Episcopado colombiano había sido gravísimamente injuriado por el cabildo de Bogotá, en los momentos solemnes en que floreció la más sublime apoteosis a la eucaristía en el Congreso eucarístico de Medellín. Provocado por la hidrofobia anticlerical, contra el odio a Cristo y a sus representantes.

Educación atea.
El Instituto femenino, que por ordenanza vino a sustituir la sin par normal de señoritas que fue clausurada porque tenía un ambiente conventual, es decir, religioso.

El decreto número 1283 de la presidencia de la República aprobó los planes masónicos sobre educación y con el decreto del ministerio del 22 de julio de 1935 lanza sus programas, saturados de laicismo, de naturalismo y de espíritu y religioso.
Los directores de educación piden que se modifique el concordato con la Santa Sede, con la iglesia, a quien fue dada por Dios la potestad de enseñar a todas las naciones. Es una injusticia reservar al gobierno, exclusivamente, la facultad de expedir el bachillerato. La Iglesia Católica y el derecho natural rechazan ese monopolio. Es por tanto una violación de la libertad de enseñanza garantizada en la carta fundamental.

Los programas del gobierno adolecen de marcado espíritu naturalista y laico, ajeno a la religión. La constitución nacional dice: la educación pública será organizada y dirigida en concordancia con la religión católica. Y sin embargo, se arrebatan al Instituto Técnico y la Normal de Varones de Bogotá, a los hermanos cristianos. Se contratan en el extranjero cinco profesores de ateísmo, el positivismo y el comunismo, (expulsados de Alemania por Hitler porque propagaban doctrinas disociadoras), para profesores en la Universidad Nacional.

En la cristiana Manizales acaban de ser destituidos los profesores católicos del Instituto Universitario y al tiempo el gobierno hizo la declaración siguiente: acabaremos con la religión católica en la educación pública.

Es menester que los católicos nos levantemos, como un solo hombre, para combatir, por todos los medios que estén a nuestro alcance, esta avalancha de impiedad que amenaza de desolación los campos de la Iglesia.

La educación sexual y la coeducación.
La coeducación de los dos sexos, claramente reprobada por el sumo Pontífice cuando declaró como nociva por los funestos resultados. La educación sexual pública en las escuelas es otra aspiración de muchos que ignoran o fingen ignorar las consecuencias de una enseñanza en conjunto a los niños por quienes no tienen derecho de hacerlo.

Contra los religiosos.
Por lo que hace el bachillerato, según la misma libertad actual, podrá ser concedido sólo por los colegios oficiales. Lo que equivale a decir que si los beneméritos religiosos a los cuales debe tanto la cultura colombiana, no se someten a los fines y reformas del gobierno, serán privados de los auxilios que les ayudan a la subsistencia. Así estrechados se verán obligados a cerrar sus planteles.

Vienes de utilidad común se decretó en 1934, mediante una definición gratísima, las instituciones de utilidad común. Pretenden algunos colocarlas bajo la dependencia y absoluta inspección del Estado. Algunos municipios han colocado sobre las comunidades religiosas el peso abrumador de impuestos y la apropiación que el fisco hará de esas casas en pago de las contribuciones.

Propaganda comunista.
En nuestra patria las doctrinas sociales tomaron el nombre sugestivo de unirismo. Un problema que está en abierta pugna contra las enseñanzas pontificias en cuestiones sociales.

El proyecto de constitución atea.
Se alcanza a ver el predominio de una peligrosa tendencia que se empieza a ver, suscitado en algunos estados occidentales: el totalitarismo. Esta doctrina del gobierno puede sintetizarse en el siguiente concepto: todo del Estado, todo para el Estado, nada fuera del Estado.

El derecho de propiedad abre las puertas a la desamortización de los bienes de la Iglesia y le arrebatará en breve sus propiedades a los religiosos y a los ciudadanos de todos los partidos, porque es el comunismo y la masonería los que actualmente legislan.

Saldrán las leyes sobre el matrimonio civil, sobre el divorcio vincular, sobre la sujeción de la Iglesia al Estado, sobre libertades absolutas, sobre la educación cristiana, sobre el ateísmo práctico, y tendremos una nación sin Dios.

Al Congreso Nacional se le ha ocurrido la peregrina idea de legislar hasta sobre los días de fiestas suprimiéndolos en su mayor parte (la ley Emiliany). Después dicen que el clero se mete en política, cuando no hace más que defender los derechos de la Iglesia atacada por sus gratuitos enemigos. (Nota: La Iglesia se metía en política con sus réplicas sociales y partidistas. Además de lo que hacía desde los  200 años de república, 500 de América. Y mil, desde la edad media, que ya estaba metiéndose en política).

Otros males la impunidad.
Allí están las montañas de cadáveres de los Santanderes, Boyacá, Antioquía y toda la República que cayeron asesinados por las armas que llevaban en sus manos los guardianes del orden y que debiera servir para defender las fronteras (Nota: se refiere a la guerra de los mil días. La batalla de  Palonegro. La violencia que se suscitó entre liberales y conservadores después de la caída de la hegemonía de 46 años del Partido Conservador, cuando se inició la hegemonía liberal en 1930 con el gobierno de Olaya Herrera).

El 11 de febrero de 1937 fue promulgada la carta pastoral sobre el Evangelio y la masonería donde dice:

La masonería, que es la religión de Satanás, junto con la Revolución Francesa con el único fin de sacar a Cristo de la humanidad. Rodaron las cabezas de los Reyes, del clero y de la nobleza, y corrió por las calles de París la sangre. Cayó la monarquía y se entronizó la iniquidad. En Basilea se reúnen congresos sionistas a fines del siglo pasado y se prepara la terrible guerra de 1914 para abatir los tronos y entronizar la demagogia. Fue Rusia la primera víctima. Cayeron los Andes y se entronizó el soviet. Fue un alud de destrucción, que envolvió en seguida a México, luego España y ahora a la infeliz Colombia. Como consecuencia, el antiguo liberalismo se trocó al comunismo franco.

El reclutamiento masónico.
Procura coger los niños desde los siete años e inscribirlos en las filas del ateísmo militante. Después de 14 años de comunismo escolar en Rusia, el 43% de hombres y el 66% de mujeres son analfabetas. Más del 50% de los maestros son un montón de infelices ignorantes y hambrientos.

Lo que ha hecho la Iglesia. Nos dice el Papa: es una ingente muchedumbre la que ha sido obra de la Iglesia durante 19 siglos hasta el momento presente de la historia. De ahí que los más maravillosos inventos y los grandes monumentos de arte, los que surgieron de las manos de los hijos de la Iglesia, caen por el vandalismo soviético.
La Iglesia ha cumplido, pues, su misión educadora a través de los siglos con admirable perfección, como lo dice Pio XI en su encíclica sobre la educación.: Reuniendo en rededor de si, en todo tiempo, centenares, millares y millones de alumnos. Conservando los tesoros de cultura, civilización y literatura. Aún en los tiempos más remotos y bárbaros, haciendo brillar tanta luz en el campo de las letras, de la filosofía y de la, particularmente, arquitectura.
A eso, no obstante, se llama la Iglesia oscurantista y retrógrada y se le quiere privar de sus derechos y borrar de una pluma su luminosa historia.

Lo que ha hecho aquí en Colombia. Desde la conquista los misioneros que acompañaban a los conquistadores iban levantando escuelas para enseñar la doctrina cristiana las ciencias y las artes. Y allí salió el sabio Caldas y el sacerdote José Celestino mutis. Fue la fundadora del colegio del Rosario y del colegio San Bartolomé. De allí salieron los fundadores de la patria y los mártires que la fecundaron con su sangre. Y el observatorio y el hospital. Los colegios del sagrado corazón, San Facundo, la Salle, el colegio León XIII, los colegios de las Betlemitas etc.

El 2 de febrero de 1938 Monseñor Builes divulgó su encíclica sobre el comunismo con las siguientes ideas:

El bolchevismo dice: La religión es el opio del pueblo. No más Dios, es preciso batir a Cristo y lo batiremos. No más curas. Lenin se expresaba así en 1922: es preciso dar a esas masas el más variado material de propaganda atea. Es preciso interesarlas por todos los medios en despertarlas del sueño religioso y sacudirlas desde los puntos más distintos y de los modos más diversos.

Stalin, el sucesor de Lenin en la dictadura soviética, en agosto de 1930 publica en Praga, gaceta oficial del dictador, las siguientes normas: el trabajo antirreligioso no puede separarse del trabajo cultural. Todo trabajo en todas las ramas de la campaña cultural debe estar formado por los elementos de una campaña antirreligiosa. En nuestra patria infortunadamente empezó desde el año siguiente, es decir en 1931 a cumplirse el mandato moscovita.

Así pretenden, y no sin éxito, juntar la guerra contra Dios con la lucha por el pan cotidiano, con el anhelo de poseer una parcela de terreno propio, de cobrar salarios suficientes, de vivir inhabilitaciones decorosas. De lograr, en fin, una condición de vida conveniente a la dignidad humana.

En el orden social, el coche riquísimo, es el odio de clases. La supresión del matrimonio y la absorción de la familia por el Estado. Para desechar todo gobierno y regirse por la chusma.

En el orden económico es La eliminación de la propiedad. El comunismo dice que la propiedad es la causa de los padecimientos de las clases proletarias y de los obreros, por lo cual hay que proceder a realizar la expropiación para acabar con los señores feudales, los capitalistas, los ricos, para repartirse, en seguida, el despojo, por igual.

Los planes contra Colombia del comunismo.
En el orden social se establece la esclavitud, porque los individuos quedan sometidos al yugo del trabajo colectivo sin que se tenga en cuenta su bien personal. Más aún, contra la voluntad y con violencia. Se niegan los derechos inalienables de la personalidad humana. Incluye la libertad. Todos sabemos que esta pobre barca está gobernada por fuerzas secretas que dominan las leyes con un fin único: el soviet invadirá a Colombia y después toda la América.

Las últimas instrucciones que ha dado el Partido Comunista soviético en Colombia, son las siguientes: la Secretaría General del Partido Comunista no puede menos de felicitar a los camaradas colombianos por la magnífica labor de penetración que han realizado con respecto al partido del gobierno (el liberal) en Colombia.
Deben fomentarse los choques con la policía y el ejército para acostumbrar a las masas a despreciar al gobierno, las instituciones burguesas y sus lacayos. Ante todo procurar ganarse y utilizar al próximo presidente Santos. Usar su gobierno como ha sido usado desde Londres.

Nosotros, los comunistas, podemos sostener los gobiernos burgueses como la soga sostiene al ahorcado. No aconsejamos, por el momento, lanzarse a la insurrección. Todavía no está madura. Tal vez dentro de dos o tres años será el momento propicio. Necesitamos que nuestros camaradas colombianos nos envíen un estudio muy complejo sobre las mejores vías por donde puedan introducirse municiones y armas. No olviden también enviarnos muestras de las nuevas emisiones de billetes del gobierno colombiano.
Con saludo revolucionario: internacional comunista. Secretaría para Suramérica. Moscú, noviembre cinco de 1937.

Lo que hizo el comunismo en España.

Iglesias destruidas.
Sabido es, que pocos países en el mundo eran tan ricos como España en iglesias, capillas, ermitas, seminarios, monasterios. El número total en las 37 diócesis era de 25.879. En total las iglesias incendiadas o destruidas son un 70%. Unas 17.400. Fueron asesinados sacerdotes y obispos en un número de 13.400 además de ser martirizados por los rojos. En nueve diócesis cercanas al 80% y en Málaga alcanzó el 90%. Los obispos asesinados fueron 10 y las religiosas y religiosos llegaron a 30.000. Es por eso el Santo padre nos incita a establecer los sindicatos católicos, las cooperativas y los mutuos auxilios con el fin de restablecer los daños causados.

Para el otro remedio, para nuestra martirizada nación, están las autoridades en el Ejército colombiano. Gobernantes de mi patria, abrid los ojos. El tártaro sin Dios, extranjero pernicioso, se ha metido en nuestros lares para quitarnos la paz religiosa que en antes disfrutamos. Que baña con su planta inmunda nuestros sueldos, que nos da constituciones y leyes contrarias al sentimiento del pueblo que representáis, para trasladar a nuestro código las normas vigentes y vosotros copiáis con oprobioso servilismo y vergonzosa indignidad.
Soldados de mi patria.

Recibisteis la bandera tricolor y juraste defenderla, pero ahora la arrojáis por tierra, para que la pise el ruso infame. ¿Para qué lleváis en vuestras manos la espada que fulguraban en Ayacucho y Junín, en Carabobo y Boyacá? ¿Cómo se le entrega para que los forajidos forjen con ella grillos y cadenas, para hacernos esclavos, a vosotros y a nosotros? Soldados de mi patria, ya suenan los clarines que llaman el combate. El soldado colombiano lleva el hierro entre las manos porque en el cuello le pesa. Vuestra misión es defender la patria. Atrás el extranjero. Viva Colombia.
(En muchos aspectos  Monseñor Builes tenía razón. Como sus advertencias de los peligros de ideologías políticas traídas de otras partes para ser implantadas en Colombia. Como la forma de gobierno comunista. Pero usando esas verdades también buscaba evitar las trasformaciones ideológicas que necesitaba la nación para impulsar el progreso. Y, sobre todo, cometiendo el error de tomar partido en la contienda política)

La pastoral de Monseñor Willis del 11 de febrero de 1939 se refiere al sacerdote donde dice:

La debilidad de las autoridades, nos empuja también abrir nuestros labios, cuando se presenta nuestro espíritu del cuadro sangriento y macabro de Segovia, una de nuestras queridas parroquias.

Convertida por los guardianes del orden, la Policía Nacional, el 12 de diciembre de 1938, en un campo de muerte y desolación, víctima inocente del terrorismo bolchevique que hace nueve años viene abriendo tumbas y levantando cruces a todo árbol y a todo lo ancho de nuestra martirizada patria. (Nota: Para esa época la Policía Nacional se estaba liberalizando después de haber salido de la conservada matización que se le hizo durante la hegemonía anterior de 46 años conservadora).
Víctimas, últimas por los mismos encargados de velar por la vida y los bienes de los asociados. Estas horrendas matanzas, como en 1937 lloramos y tenemos que llorar los hijos sacrificados en la crisis siendo víctima también de las armas oficiales.

Debemos, en efecto levantar nuestra voz contra el homicidio oficial. El crimen colectivo de Segovia, donde 13 ciudadanos perecieron por las armas del gobierno en la noche trágica del 13 de diciembre de 1.938. 13 muertos y 11 heridos. Salto salvaje de víctimas sacrificadas por el terror rojo de la Policía Nacional. (Nota: En 1950 fue lo contrario, no fue el terror rojo sino azul. Eso muestras como cambiaban las cosas dentro delas FF AA  según el cambio de hegemonía partidista en el gobierno). Los sacerdotes son las columnas que sostienen el mundo vacilante.

Aquí termina el primer tomo de las cartas pastorales de Monseñor Builes entre los años de 1924 y 1939. Intercaladas con nuestros comentarios buscando dar claridad sobre el entorno en que el prelado debía elaborar sus pregones. Y sus pretensiones políticas.