AERONAUTAS Y CRONISTAS

lunes, 18 de diciembre de 2017

NUESTRO DESTINO MANIFIESTO



Nos ha tocado ser una de las generaciones que cargan una gran responsabilidad histórica con Colombia. La de ser una de las que han dejado perder otro pedazo de nuestra soberanía.

La relación histórica que lo confirma.

Las cédulas reales le daban posesión al virreinato de Santa Fe de Bogotá, tanto del istmo de Panamá como de todo el territorio actual de república de Costarrica y la Costa Mosquitia. Con la ida de Bolívar hacia el sur, debió ignorar las posesiones del norte y ellas por si solas se perdieron preservando solo a Panamá. Y aunque el pacto era el de aplicar el principio de lo que “habéis poseído lo poseeréis", sin cambiar para nada los limites determinados por la corona española antes de la guerra de independencia, no se aplicó con todo rigor.


EL VIRREINATO DE LA NUEVA GRANADA

En los tiempos de la independencia perdimos la provincia de Venezuela a manos del llanero arrogante, inculto y burdo del Páez, por no querer acatar las leyes ni la autoridad de la Nueva Granada. Para eso embaucó a Bolívar quien no quería una guerra civil dentro de su obra magna.

También la franja de territorio entre el río Putumayo y el río Napo con los peruanos cuando, por la invasión de estos a la provincia de Guayaquil (actual Ecuador que era territorio colombiano), el General Sucre los debió vencer en la batalla de Tarquia. Y dentro de las condiciones de la rendición aceptó que los límites en ese territorio se pactarían después. Los peruanos aprovecharon ese desliz y desocuparon la provincia de Guayaquil pero se apoderaron de la franja del Napo. Y no hicimos nada.

Luego la Nueva Granada permitió la separación de la provincia de Guayaquil, propiciada por los mismos peruanos en venganza por la derrota de Tarqui y con la ayuda de los revoltosos y rebeldes pastusos, y se separó para crear lo que hoy es la república del Ecuador. Y no hicimos nada.

Y hasta el departamento de Nariño lo habríamos perdido ante los ecuatorianos si Mosquera no los hubiese vencido en la batalla de Changuarchanco.


PROVINCIA DE GUAYAQUIL

Posteriormente, la generación de la primera década del siglo XX permitió la amputación del istmo de Panamá por parte de los norteamericanos y no hicimos nada.


ISTMO DE PANAMÁ

En la década del 10, envalentonados con la osadía de los gringos que nos tenían apabullados, los peruanos nos invadieron La Pedrera y no actuamos ante la invasión de la cauchera "Casa Arana" del Perú. Ya no solo de la franja del río Napo sino de la franja entre el río Caquetá y el río Putumayo. Y nos quedamos tranquilos.

Basados en esa tranquilidad, los peruanos hicieron un pacto secreto de límites con los brasileros donde incluyeron un pedazo considerable del Vaupés que debimos conceder para no tener conflicto simultáneo con los dos y podernos arreglar mas fácilmente solo con los Peruanos.


EL VAUPES

En la década del 20, para convenir amistosamente con los nicaragüenses, les cedimos la franca de la Costa Mosquitia y el archipiélago de Las Islas Maíz. Eso ,para no perder también el archipiélago de San Andrés, pactamos el límite del meridiano 82 que ahora desconocen.


COSTA MOSQUITIA

Lo anterior dio pie para que, después, los peruanos invadieran a Leticia y crearnos el conflicto de la década de los años de 1930. Donde por querer arreglarnos con los peruanos, definitivamente aceptamos lo que Sucre no exigió después de haberlos derrotado en Tarqui, el territorio del Napo.

Los negociadores y nuestros representantes ante la OACI dejaron perder una gran parte de nuestra soberanía aérea con el Ecuador que en los años 90 recuperaron unos acuciosos controladores aéreos aun sin corresponderles esa gestión.


DIFERENCIA ENTRE SOBERANÍAS. MARÍTIMA Y AÉREA.

En el reparto de los espacios aéreos también perdimos el gran espacio aéreo entre nuestro archipiélago de San Andrés y la costa Caribe. El mismo que corresponde a nuestra soberanía marítima. Algo así como más de 450 mil kilómetros cuadrados. Solo preservamos las soberanía marítima pero aceptando la pérdida de la aérea. Espacio que debemos recuperar.


MAPA DEL DOMINIO Y CONTROL DE LA CASA ARANA

Para la década del 80 aceptamos que los venezolanos nos impusieran el atrevido y ofensivo criterio de la costa seca en el golfo de Coquivacoa usando el descomunal desliz de nuestros diplomáticos de admitir que Colombia no tenía ningún interés en los islotes de Los Monjes. Concepto que recomendó el embajador Holguín de Colombia en Venezuela y acogió un imprudente canciller colombiano.


INFLUENCIA DE LOS ISLOTES DE LOS MONJES

Así llegamos a nuestra generación. La que para 1980 aceptó discutir la supuestas invalidez del tratado del 1928 con los nicaragüenses y salimos despelucados perdiendo la soberanía del mar que rodea al archipiélago de San Andrés. 

Y como eso fue poco, ahora, quieren más. No solo perdemos la reserva pesquera, la biodiversidad sino los minerales, los tesoros náufragos, el petróleo y el gas del subsuelo marino.


MAPA DELA ARCHIPIÉLAGO DE SAN ANDRÉS Y PROVIDENCIA

Nos ha correspondido ser una de las generaciones donde se ha encogido la soberanía. Y cargamos con la infamia como la que adquirió Marroquín cuando nos arrebataron a Panamá y no hicimos nada.

El recuento histórico es para decir que una de las gigantes obligaciones de nuestro tiempo, si no queremos ser estigmatizados por la historia futura, es la defender a toda costa esa soberanía. Y como eso no se logra simplemente con discursos de cancilleres pusilánimes y rabiosas exhibiciones de presidentes en los medios de comunicación, tenemos que desarrollar los recursos contundentes para hacer respetar esa soberanía.

lo que se logra disponiendo de medios suficientemente defensivos disuasores y, si fuera necesario, ofensivos agresores, para que no tengamos más atrevimientos contra nuestros intereses. No para pretender recuperar lo que ya definitivamente hemos perdido, pero si para no seguir perdiendo más. Lo que nos han usurpado ha sido más debido a nuestra evidente y franca debilidad que por la fortaleza de los atrevidos invasores.

Esos medios son el equipamiento militar, como lo ha sido durante toda la existencia de la humanidad. Porque lo que no se logra defender por las vías pacíficas, como son la diplomacia y los acuerdos, se logra por la fuerza. Lo que no se defiende con la pluma se defiende con la espada. 

Recursos militares tan fuertes que los codiciosos no piensen que osar contra nuestra soberanía sea posible. Y lo único, que logra eso con efectividad, en nuestro tiempo, son los medios de guerra no convencionales.


BASE NAVAL DE CARTAGENA

Como somos adictos a firmar cuanto convenio se propone en la multitud de foros internacionales que surgen cada día, más con fines de intereses extranjeros que nuestros, nos hemos comprometido a ser pacifistas y quedamos en gran desventaja. Ya vemos  las consecuencias.

Por eso las demás naciones no ofrecen desmantelar sus medios militares sino, al contrario, se empeñan en fortalecerse militarmente. Las potencias, al tiempo que piden la convivencia pacífica, argumentando dizque razones altruistas de humanismo, debieran, por esa misma razón, ofrecer desmantelar sus arsenales. Cosa que no hacen y dejan en evidencia ante el mundo, que su objetivo es más el mantener la brecha entre fuertes y débiles, que el de lograr un mundo más pacífico, menos ofensivo y bélico. Nos hemos dejado meter ese sapo en la boca y estamos desprotegidos.

La encrucijada ha sido fatal para nuestros intereses nacionales y para nuestra soberanía. Si dispusiésemos del equipamiento militar indispensable, ninguno de nuestros vecinos habría osado contra nuestros derechos. Lo que debemos hacer es no solo salirnos de esas promesas de no incurrir en una carrera armamentista sino también no firmar más de esas trampas internacionales. Y comenzar el fortalecimiento militar que nos hace respetables ante los atrevidos.


LA ENERGÍA.

EL ÁTOMO

Porque ellos si lo harán y nos cogerán desprevenidos en el futuro.

Vemos los desórdenes y descontentos sociales que se están engendrando en los vecinos. Cuando sus recursos económicos colapsen muchos de ellos se querrán venir a que les demos trabajo y protección. Y si no tenemos como defendernos de la situación, las posteriores generaciones nos incluirán en la lista de los que no fuimos previsivos y actuamos débilmente cuando nos correspondía. Otro caso más para la lista de los eventos mencionados al comienzo.

Son los retos grandes que debemos asumir. Y no podemos decir que es algo tecnológicamente muy difícil de lograr. Con los conocimientos y medios modernos no es tan complicado. La logística y el desarrollo tecnológico militar son fundamentales dentro de los medios de producción de las industrias militares de todo el mundo.
Por eso el poder militar es actualmente más de medios técnicos, de logística, de suministros y de equipamiento. Antes que de operaciones, maniobras, ocupación, dominio y control con tropas. Es mas de sostenerse fuerte antes, durante y después del conflicto operativo. Es decir, más de iniciativa que de fuerza.

En ese entorno está la soberanía nacional del futuro por la vía de la previsión presente.

Si fuera posible lograr que se respetara la soberanía nacional por otros medios no tendríamos que pensar en la fuerza física. Pero está demostrado que el hombre no puede regirse ni sostener las relaciones entre las naciones solo con la simple convicción y la diplomacia, sino que tienen que estar acompañadas de la capacidad de la imposición y el temor a esa imposición. Porque no tememos a la santa ley de Dios de amaos los unos a los otros.

No caigamos en el mundo de nuestros diplomáticos ilusos. Como lo ha sido nuestra alcurnioza familia de los Holguines. Que durante más de un siglo han influido y usado como fortín personal a la Cancillería. Pero han terminado siendo catastróficos para nuestras relaciones diplomáticas y con resultados nefastos para los interese de la nación.

Para que, no nosotros sino la historia futura, diga si fuimos cuerdos o nuevamente ingenuos en nuestro presente. Que actúe la lógica del viejo y acertado refrán: “Entre el clavel y la rosa, su majestad “escoja”.

Coronel Iván González.

martes, 29 de agosto de 2017

CONSUMIDORES Y PRODUCTORES

CONSUMIDORES Y PRODUCTORES


La actividad agrícola, donde se producen los narcóticos de origen vegetal, no es ilícita en sí misma. Lo que es ilícito es el consumo descontrolado, pues también se emplean con propósitos terapéuticos. Por lo tanto el ilícito es el mal uso por parte de quienes los consumen y no de quienes los producen.

HOJA DE COCA

Por el contrario, lo que nos perjudica son las armas que los gobiernos de los consumidores les venden a los narcotraficantes y a los gobiernos de los productores para que se enfrenten porque se les destruimos sus cultivos.
Si la producción de narcóticos es ilegal también tiene que ser la producción de armas. Pero los países fabricantes de armas y consumidores de narcóticos, consideran legal la venta de armas y no reprimen el consumo ilegal de manera agresiva, ni destruyen las fábricas en la misma forma como nos piden combatir y erradicar los cultivos. No solo lo piden sino que nos amenazan con el bloqueo comercial y para eso se toman el arrogante derecho disque de darnos una certificación cada año de nuestro comportamiento. Como el profesor que califica los malos resultados de sus alumnos díscolos.

Aunque sea algo inaudito, en el actual mundo globalizado, puede sucedernos lo mismo que a Cuba. Porque hemos permitido ser tan dependientes de ellos en el comercio de nuestros productos. Y por no habernos expandido a otros polos de negocios mundiales.

La venta de armas es la forma como los consumidores recuperan el dinero salido en su consumo de narcóticos. Nuestro Gobierno le hace el doble juego al mercado de narcóticos: Por un lado eleva los precios con la represión creando un magnifico negocio. Y por el otro hace que el dinero ilegal regrese a su origen de donde se suministran los pertrechos para que los productores continúen el terrorismo. Mientras nosotros nos quedamos, supuestamente, descalificados. Amenazados de no comprar nuestros productos. Con muchos hombres heridos o muertos. El medio ambiente destruido. El trauma social y una guerra sin fin.


ARBUSTOS DE CAFE

Es un doble propósito de altísimo beneficio. Ellos obtienen grandes utilidades por la venta de armas dándole ocupación a su gente. Al mismo tiempo disponen de los dineros para adquirir los estupefacientes que necesitan. Eso concuerda con los principios de la libre empresa según las reglas del mercado para ellos pero no para nosotros.

También con la iniciativa privada y la autodeterminación de los pueblos. Por eso es imposible que haya un cambio de actitud en los libres consumidores queriendo encarcelar a todos los productores. El asunto es de tal magnitud que si nosotros dejáramos de suministrarles los estupefacientes de manera repentina el Gobierno norteamericano se vería en graves aprietos con las sublevaciones multitudinarias de consumidores a escala nacional.

La producción no es una acción buena o mala en sí misma. Lo que es adecuado o inadecuado, lícito o ilícito, es el abuso de los consumidores de los productos naturales. Siempre han sido buenos los sicotrópicos para propósitos médicos, como anestésicos y otros usos. Incluso para producir bebidas placenteras creando poderosas multinacionales como la Coca Cola. Pero nunca nadie ha pensado en el mundo en prohibir y declarar ilegal la producción de refrescos por ofrecer el adictivo narcótico sobre el cual basaron su publicidad y ganaron la clientela. Es lícito comercializar el producto narcótico mientras es su buen negocio como gaseosa refrescante. Y es ilegal cuando ellos no son los beneficiados. Sobre el daño a la naturaleza.


HOJA DE CAFE

El cultivo clandestino de narcóticos ha destruido más selva y continuara acabándola, que ninguna otra actividad. Si hubiéramos legalizado la producción, las mismas tierras que siempre hemos usado para los cultivos lícitos, pero no rentables como el Café, las estaríamos empleando en producir sicotrópicos sin dañar el valioso ecosistema nativo del trópico.

Son los únicos productos agrícolas que logran ser retributivos en el mercado mundial sin requerir los subsidios, con los cuales los países desarrollados han deformado el mercado. Los lugares remotos y despoblados no están siendo colonizados precisamente por su infertilidad y difícil acceso. Para el cultivo de los llamados ilícitos en las remotas regiones, que no son aptas para los lícitos, se requiere destruir áreas mayores de naturaleza virgen que si sustituyéramos el cultivo lícito por el ilícito, En tierras fértiles ya conquistadas, reduciendo las perdidas ecológicas.
Muchos caficultores están pensando en cambiar sus cultivos de café por Coca, que les es rentable, porque con el Café están pasando física hambre.


TASA DE CAFE

Otros han creído que en lugar de cosechar del grano del café sería mejor cosechar la hoja del arbusto, que contiene diez veces más alcaloide, cafeína, que el fruto. Aunque la cafeína es menos potente que la cocaína también es verdad que es mucho más abundante y está disponible en grandes cultivos, con múltiples cosechas anuales en tierras ya agrícolas, evitándose destruir la jungla Amazónica.

Ese también es uno de los narcóticos de los muchos que tienen las plantas en forma natural, que desarrollaron durante años de evolución espontánea. Son las armas de la guerra química que acontece en la naturaleza por la competencia entre las especies por la supervivencia.
La Café Cola es otra opción tan rentable y tiene tantas opciones comerciales, como la famosa Coca Cola. Nombre con el cual se dio a conocer el narcótico a todo el mundo, cuando solo era una ancestral costumbre de tribus aisladas en la América Andina. Y eso sin contar el Cacao que contiene niveles más altos de Cafeína que el mismo Café. En el Cacao existe la posibilidad de crear otro refresco sustituto. La Choco Cola, imitando el rentable ejemplo de la multinacional.

Los países consumidores de Café, que ahora son más de Coca que de café y otros narcóticos, lograron destruir la economía cafetera no solo de Colombia sino de todo el mundo, haciendo caer los precios. Restringieron las compras que generaron excedentes en el mercado cafetero. En la misma medida en que se limite la libre comercialización de narcóticos, pretendiendo destruir la producción, se estimulan los precios y con ello la oferta. Si quieren los consumidores acabar la producción de narcóticos deben permitir la caída de los precios con la sobreoferta por sobreproducción.

En la misma forma como se hizo con el café, sin haber disparado plomo ni fumigado herbicidas en ninguna parcela de un pobre campesino andino. Quien trata de sobrevivir aislado en las cordilleras Suramericanas con cultivos de Café a paupérrimos precios.


CRISTAL DE COCA

Cuando la producción sea lícita, que lo será, el terrorismo por su causa se acabará. Primero porque los precios no lo ameritarán y segundo porque los impuestos al mercado irán para la prevención del consumo y demás obras sociales dando trabajo a quienes actualmente se dedican a la producción por necesidad, así ni siquiera lo deseen.

La demanda de trabajadores competirá libremente por la mano de obra empleada en los negocios declarados actualmente ilícitos. La producción será sostenible solo en la medida que crezca la demanda de narcóticos. Será una lucha por la oferta y la demanda laboral en el mismo campo y con las mismas armas, que no son letales como las que actualmente usamos.

Siendo la producción de narcóticos una actividad económica, se combate con los métodos y reglas de la competencia comercial y no con la guerra que traumatiza y hiere a las gentes.

Las plantas y sus químicos naturales, las armas y sus municiones, son buenas o malas solo en la mentalidad de quienes las usan. Sin embargo, las armas de fuego que empleamos en combatir a los productores, destruyen la vida de manera sanguinaria que el daño que causan los narcóticos a los consumidores. La adicción se puede prevenir y las personas se pueden recuperar, mientras que la guerra únicamente ofrece la muerte instantánea y daños irreversibles.

Los norteamericanos no deberían cometer el mismo error de Viet Nam donde se pretendió reprimir las ideologías sociales y políticas, de un país extranjero, descargando bombas en Asia. Y someter la conciencia colectiva de un pueblo de economía agrícola, por parte del pueblo norteamericano, de desarrollo industrial. Además de que también les daban garrote a sus jóvenes en América cuando manifestaban en contra de esa injusta guerra.


FUMIGANDO LA SELVA

Por ello terminó esa guerra en una monumental catástrofe militar y en un indescriptible error político de gobernantes. Es lo mismo en nuestro caso con la guerra antinarcóticos. Mientras ellos se hacen tratamientos sicológicos allá nosotros nos damos bala acá.
La única diferencia con la persecución de los licores y el tabaco en los años treinta, es que fue su conflicto interno y por eso terminó rápido. Los contrabandistas Norteamericanos terminaron teniendo la razón así hubiesen tenido que pagar por su oposición y sus ideas, con persecución y prisión. El consumo se legalizó.

Ahora, como el conflicto nuevamente es en el exterior lo han prolongado. Cuando sea real su confrontación interna, entre quienes apoyan el consumo y quienes lo niegan, correrán a darle solución al problema legislando para legalizar el comercio. Y también se solucionará nuestro problema. Claro está que ya la guerra nos habrá dejado tan lisiados como internos de hospital de veteranos.



ARBUSTOS DE COCA

Todo eso por nada, porque el consumo continuará y con él la producción, ilegal o legal. Entonces mejor de la última manera, reduciendo el daño que nos estamos autoinfringiendo. Dizque por defender, supuestamente, a los jóvenes consumidores extranjeros que no desean dejar de serlo.

viernes, 7 de abril de 2017

EL ABUELO DE LA FAMILIA

EL ABUELO DE UNA FAMILIA DE BLACK HAWKS.



BLACK HAWKS

Tengo el rostro raído por el tiempo y la guerra, mis cicatrices cuentan una a una la historia de mi vida. Soy veterano si, pero aún me quedan fuerzas para luchar. Mi nombre es FAC 4101.

Nuestra misión en Colombia comenzó aquella tarde del 14 de julio de 1988, cuando en el compartimiento de carga de un avión norteamericano C-5 Galaxy llegamos a Palanquero los primeros cinco UH-60 de la Fuerza Aérea Colombiana. Veníamos estrechos e indefensos con las palas atadas hacia atrás, en un ambiente silencioso y húmedo que poco a poco nos ahogaba. En aquel lugar el tiempo trascurrió inerte, hasta que el lacónico sonido de un motor eléctrico abrió con suma pesadez la gran compuerta que horas atrás se había cerrado en Stratford, Connecticut, Estados Unidos.

El reloj empezó a girar cuando ya en realidad nos encontrábamos en medio de un conflicto armado; Íbamos y veníamos por entre la agreste geografía colombiana; volábamos por la alta Guajira, el lejano Amazonas, Ipiales y Acandí en Antioquia; las balas del fuego enemigo  rozaban nuestra piel; algunas de ellas calentaron nuestras latas atravesándolas de lado a lado; ciertos impactos eran insignificantes y nos permitían continuar con la misión; otros en cambio,  eran de  tal gravedad que nos obligaban a aterrizar de inmediato para determinar la magnitud de los daños. 

En tres ocasiones me enviaron a tierra por causa del fuego enemigo, la primera de estas, la que fue mi bautizo de fuego siendo solo un novato en cuestiones de guerra, con ínfimas 469 horas de vuelo y acabando de cumplir mi primer año de vida. Fue un 27 de julio de 1989 mientras terminaba una misión de asalto aéreo cerca de Montería en la que el enemigo me brindó una calurosa bienvenida.
Aún recuerdo el terrorífico grito de los soldados que llevaba abordo y el impactar de las balas atravesando mi fuselaje. Bastó una bala, la que perforó mi motor izquierdo para que una fumarada pintara de negro el azul del cielo, se escuchó el sonido del motor fuera y en la cabina el color rojo adornaba los instrumentos con señales de peligro.

El piloto intentó hacer un sobrepaso pero ya caíamos en la selva a unas pocas millas del territorio enemigo, mi cuerpo golpeaba entre los árboles y los troncos que se iban quebrando me atravesaban como puñales. Todo sucedió rápidamente, el ensordecedor golpetear de mis palas contra los árboles, los gritos de dolor de los soldados que llevaba abordo y el aullar de la selva al interrumpir su densa calma. Mi cabeza permaneció aturdida entre los ramales y al intentar moverme mi cuerpo no respondía más, estaba parcialmente destruido.

Luego de un rato los soldados que quedaron heridos se alejaban afanosamente de mí, buscaban un refugio temiendo que explotara en mil pedazos. Permanecimos ocultos en la vegetación a la espera de nuestro rescate. Unas horas mas tarde un helicóptero evacuó los heridos, levantó su vuelo y mientras se alejaba, note en él un gesto de amargura, como si se despidiese de un muerto.


EN MEDIO DE LA SELVA

Impávido, me acompañaba la muerte y una selva que sé hacia más espesa con la caída de la noche.  La luz del alma se me iba apagando lentamente, el sonido de miles de animales se alborotaba, tal como lo hacia el tambor del caníbal al buscar su presa. El tiempo se olvidó de mí y cruzo de largo. Pasó el primer día y aun permanecía tendido en aquel lugar. Escuchaba el ruido de las ametralladoras y los gritos de furia que detrás de la jungla escondían las fauces del enemigo. Intentaba respirar, pero el húmedo olor del inculto bosque se mezclaba con el de mi sangre y mi miedo.

Al amanecer del segundo día era un ser agonizante, sentía la boca áspera, el cuerpo entumido y mi sangre se secaba bajo el sol, los insectos se acercaban atraídos por el hedor de la muerte. Balbuceaba mi ultimo perdón y mi último “¿por qué?”.

De repente sentí una fuerte ráfaga de viento que sacudía los árboles y levantaba la tierra, levante con suma pesadez la mirada y vi que en medio de las tinieblas un helicóptero UH-60 Black Hawk (FAC 4104) hacía vuelo estacionario sobre mí. Descendieron dos hombres que me engancharon a una eslinga y me levantaron entre los árboles hasta un sitio más seguro, en el cual pudieran desarmarme en partes. A pocos metros de la que pudo haber sido mi tumba, los hombres que vinieron a mi rescate removían la transmisión bajo el fuego del enemigo. Algunas veces se ocultaban detrás para evitar el hostigamiento. Al finalizar esa misma tarde me izaron en dos helicópteros para llevarme a casa, el FAC 4103 y el FAC 4104 que en ese entonces eran volados por quienes hoy son el Señor BG. José Vicente Urueña (FAC 4103) y el Señor CR. Raúl Torrado (FAC 4104). Tres años después, regrese a Colombia en un largo vuelo desde los Estados Unidos. Cruzando por Centroamérica.

Gracias a nuestra maniobrabilidad y silencioso volar, nuestras primeras misiones entre muchas otras, consistieron en la evacuación de heridos desde el corazón propio de la guerra y los asaltos aéreos en el propio patio de armas de los campamentos enemigos.

De los 10 que llegaron conmigo se ha ido al cielo uno, mi buen hermano el FAC 4102, lo vi la ultima vez al despedirse en el Batallón Vargas de Granada Meta, fue el 11 de diciembre de 1991 justo en los últimos días de la operación de casa verde, ese día la angustia de sus ojos me insinuó que algo no andaba bien, uno de sus sistemas tenia graves fallas y debía volar de regreso hasta la base aérea de Melgar. Esa misma tarde, luego de un esfuerzo descomunal para cruzar la cordillera, pocos minutos antes de llegar a casa su ánimo no respondió más, levanto los ojos al cielo con rictus de perdón, cabeceo con furia y se despidió del hombre precipitándose a tierra. Termino su vida en un perpetuo giro sobre las ardientes tierras tolimenses.



EN RECUPERACION

En el año de 1994 llegaron los 4 jóvenes UH-60 “Lima”. Traían consigo nuevos motores y ciertos sistemas más evolucionados.  El 10 de noviembre de 1995 dejaron atrás el transporte militar para vestirse con armaduras, espada y sable, su carácter cambió, dejaron de ser dóciles como son los helicópteros de transporte, para convertirse en una estirpe de feroces guerreros, arrogantes, de mirada agria y temeraria que respiraban adrenalina y escupían fuego. Se sabe que en varias ocasiones continuaron la lucha, incluso estando heridos. Desde ese entonces fueron bautizaron como “Arpías”, EN SIMILITUD A LA FEROZ águila llanera.  
 
En 1992 nos atrevimos a retar el reino de las tinieblas y la oscuridad, se dio inicio a las operaciones con visores nocturnos convirtiendo la noche en nuestra aliada estratégica. El enemigo nos dejó de ver y hasta el sobrenombre de “la bruja” se nos puso, pues como ésta, resurgía de la nada y sin que sus victimas la vieren, atacaba en silencio, para luego desvanecerse entre la noche, le temían a mi sombra y al aullido del Arpía, que según ellos, merodea en la noche como si fuera el alma de la muerte.     

Innumerables anécdotas de guerra y de paz acompañan nuestro diario volar, como lo fueron, el aterrizaje a 16.000 pies de altura en el Nevado del Huila,  demostraciones aéreas exaltando nuestro poder aéreo, vuelo hasta a la isla de San Andrés con tanques auxiliares,  incontables misiones de búsqueda y rescate, otras combatiendo incendios forestales lanzando agua; considerables misiones de asalto aéreo y de ataques estratégicos, apoyo a países hermanos, misiones titánicas como el cambio de la transmisión, que es el corazón de maquina del FAC 4110  en plena zona de orden público (Guérima, Vichada), en donde los técnicos de mantenimiento tuvieron que combinar las herramientas con el fusil y convertir el compartimiento hidráulico en un centro de observación adelantado, emplazando una ametralladora M-60 para repeler el ataque.



Finalmente, al terminar con este corto relato y hacer un recuerdo somero de las etapas que han marcado nuestro estilo de vida en estas primeras 50.000 mil horas de vuelo, no me queda otra cosa que recordarles a las nuevas generaciones sobre el respeto y aprecio que hemos ganado de los hombres que día a día nos acompañaron en la ardua faena de esta guerra. Junto a ellos hemos conocido la mano del piloto agresivo, como la del calmado también; hemos sido instructores, alumnos, técnicos y combatientes, adquirimos el espíritu del colombiano inteligente y del campesino aguerrido.



EN PLENA ACCION

Sobre nosotros se derramó la sangre de cientos de hombres heridos y se escucharon los últimos suspiros del soldado muerto. Nosotros los viejos “Alfa” continuaremos luchando como lo hemos venido haciendo, veteranos, pero firmes y siempre con el alma altiva de valor. Hasta contemplar el Omega de nuestra existencia.

Mayor Ricardo Torres S.


LA RESPIRACION

ICARO:

Me preguntas el ¿por qué a los pilotos de combate se les oye por el sistema de comunicaciones como si hablaran entre un tarro?

Ellos siempre tienen que usar la máscara de oxigeno. Es una norma y doctrina constante por diversas razones. Y dentro de la mascara esta el micrófono o está superpuesto a la garganta del piloto sostenido con una correilla alrededor de su cuello. Como cuando si el medico nos pone el estetoscopio para captar los sonidos del corazón. Pero en este caso es la voz. A eso se debe que se escuche la comunicación muy nasal, como ablando dentro de un frasco o en tono grave por estar próximo a las cuerdas vocales. Por eso también se oye la respiración.

Los motivos para usar la mascara a baja altura, es porque los aviones pueden subir muy rápido donde ellos necesitarán oxígeno. Si no tienen la máscara puesta, es factible que por controlar el avión o por las fuerzas de gravedad y otros motivos, no puedan ponérsela a tiempo.

La presurización de los aviones de combate, si es que tienen, no es tan rápida como para hacer las compensaciones necesarias y porque por fuertes razones de seguridad no pueden ser aeronaves altamente presurizadas.

También porque la lucidez mental se sostiene mejor si usan oxígeno. Los virajes son muy fuertes debido las altas velocidades que generan fuerzas centrifugas. Y los ascensos causan las fuerzas “G” que se contrapone a la fuerza de gravedad. Fácilmente hacen que el cuerpo pese 5 o 6 veces su peso normal. Ambas tienden a dejar desabastecido de sangre el cerebro. Si la poca sangre que le llega esta rica en oxigeno, la perdida de reflejos y de lucidez mental es menor. Para evitar que la sangre se escurra a los pies, reduciendo la irrigación al cerebro, que les nubla primero la visión, después los reflejos y luego la razón, ellos usan unas bolsas de aire comprimido en los muslos y sobre el estómago. Son iguales pero de mayor tamaño y fuerza que la bolsa de aire que nos pone el medico en el brazo para medir la presión arterial.

Esas vejigas no solo estrangulan las piernas para que la sangre no se baje a los pies sino que la hace retornar a la cabeza, ya que el corazón no lo logra rápidamente. Es el mismo efecto que se ve cuando apretamos en la parte baja el tubo de crema dental para que el contenido salga por arriba. Y en el estómago evita que se descuelgue todo el contenido del abdomen que se inflaría como si fuese un embarazo momentáneo. De suceder arrastraría todo el contenido del pecho (el mediastino).

Esa cavidad aloja importantes componentes del cuerpo que asimilándolos a los componentes del avión serían los pulmones (el filtro de aire), el corazón (la bomba hidráulica) y las vías respiratorias (el sistema de ventilación). Si eso no se previene su desubicación genera malos funcionamientos. Todo eso sucede automáticamente de tal forma que el piloto está sometido a muchos efectos neumáticos, mecánicos y térmicos, que inciden sobre su fisiología. 

Su vocalización también es dificultosa cuando es en el momento de altas gravedades. Ellos apretan la boca fuerte para que no se les caiga la mandíbula. Situación que los obliga a vocalizar con la boca cerrada hablando entre los dientes. Si dejaran abrir la boca la pronunciación sería tan dificultosa que no sería entendible. Además el chaleco antigravedad les oprime la cintura para evitar que los órganos internos del pecho y el estómago se descuelguen afectándose las funciones fisiológicas. Las que son fundamentales tales como el ritmo cardíaco, la respiración y las estomacales. Eso también afecta al pronunciación.

La cabeza también tiende a caer y deben sostenerla en alto para que no se caiga sobre el pecho. Eso obliga a poner un poco de rigidez en el cuello deformando Igualmente las cuerdas vocales, que se descuelgan un poco deformando la voz.

La máscara no solo es necesaria solo para suministrar oxígeno al piloto sino para evitar que descienda el nivel de dióxido de carbono en la sangre, que genera nauseas, mareos y vómito. Cuando eso sucede la persona tiende a hiperventilar y eso agrava el problema. La mascara lo evita dejando un remanente dentro de ella que es rico en dióxido de carbono. El mismo que se inspira nuevamente con el oxigeno suplementario que aporta el sistema. La máscara también elimina el monóxido de carbono, que es altamente tóxico, que se pueda filtrar desde el motor o las armas cuando se presentan daños.

Es la razón por la cual el tubo de la mascara es bastante grueso, resistente y corrugado, para dar cabida a ese remanente de bióxido de carbono y dar confiabilidad de que no se romperá, así sea algo incomodo. De producirse fugas de oxígeno, no solo degradan su función principal sino que causan incendios (como sucedió en la estación espacial). El tubo hace la misma función que la pequeña y ligera bolsa que tienen las mascara de oxigeno para pasajeros, que solo son de uso ocasional, momentáneo y de fácil manipulación. Por eso, cuando nos mareamos por hiperventilación, es efectivo respirar dentro de una bolsa de papel por un momento.   

Al baja altura se pueden quitar la máscara por un rato si no preveen que la necesitarán y para descansar un poco. Ella se ajusta apretada sobre la cara para dar hermetismo y cansa algo. Pero la mayoría nunca se la quitan. Necesitan mantener las manos sobre los comandos, porque el piloto de combate es un piloto solitario. No tiene mucho a quien cederle los mandos. Los pilotos de combate automáticos no son habituales.

Usar la máscara a bajas alturas no significa que estén respirando siempre oxigeno. El sistema hace una mezcla automática de aire ambiente con el oxígeno puro del sistema, que esta precalibrada. A baja altura es pobre y cuando asciende, se enriquece. A 12 mil pies es casi del 100% y a 18 mil, no solo es oxigeno puro sino que se lo suministra a presión al piloto. Asunto debido a razones de asimilación por un concepto medico de fisióloga de vuelo que se denomina como “Presiones Parciales”, que es otro tema.

Por lo que hay que aprender a respirar de esa forma y es ligeramente incomodo. Eso es para garantizar la asimilación. Normalmente aspiramos el aire a la presión natural de la atmósfera. Cuando se le sumista al piloto aire a mayor presión, con tan solo que el piloto abra las vías respiratorias, el aire se introduce a los pulmones sin ningún esfuerzo de inspiración. Al contrario se le inflan solos. Y para expirar ese aire el piloto debe hacer un esfuerzo adicional al que está acostumbrado en la vida corriente. Si el vuelo es prolongado, se causa fatiga respiratoria. Que es parte del estrés que debe soportar el piloto de combate. 

El sistema de respiración incorpora también el de comunicación. La respiración se escucha porque los sistemas de comunicación de combate se activan de tres formas habituales: cuando se oprime el botón de trasmisión. Cuando se tiene en activación automática con la voz y cuando es permanente. En este ultimo, si las comunicaciones son de doble sentido y de doble canal (uno de trasmisión y otro de recepción), que son usadas en algunas comunicaciones militares. Las que llaman comunicaciones calientes, que los aviones comerciales también están comenzando a usar.

Por esa razón no solo se escucha la respiración sino que otros hablan simultáneamente sin interferir, porque no hay que esperar que terminen de hablar para poder emitir. También ruidos de motores y los diálogos de control de transito aéreo. Ruidos, posiblemente cuando el micrófono golpea contra algo, la visera del casco o cualquier otro movimiento imprevisto.

Bueno hay muchos motivos relacionados con la fisiología de vuelo que corresponde tratar a los médicos de la especialidad de Medicina de Aviación. Ellos son los que establecen los parámetros de uso de máscaras, presurización y ventilación de cabina, calefacción, refrigeración, humedad, protectores de ultravioleta, equilibrio, razonamiento, orientación, visión, chalecos antigravedad, trajes presurizados, como los de los astronautas, y otras cosa mas. Hasta los asuntos dentales y estomacales.

Por tantas cosas algunos han afirmado que para ser piloto de combate se requiere ser un poco o medio loco. No muchos están dispuestos a pasar por todas estas novedades. No parece racional montase en una vestía briosa de miles de caballos de potencia. Subir a grades alturas como un cohete, lo que es peligroso porque todo cuanto sube siempre baja. Moverse a velocidades pasmosas. Cambiar del clima ardiente del trópico a las gélidas temperaturas de la alta atmósfera en solo pocos minutos. Andar metido en la punta de un tubo de aluminio afilado como un lápiz, delante de una turbina que empuja más que la patada de un burro y termina atrás en una tronera, donde ruge un huracán de fuego volcánico cual diabólico soplete.

Debe ser aficionado a Soportar sacudidas y vueltas como un energúmeno. Saber que en los interiores de esa máquina se aloja una gran cantidad de combustible altamente inflamable y mucho poder calorífico. Tener sus pendido en su perchas externos bombas y misiles de alta potencia explosiva Y para acabar de ajustar, andar persiguiendo enemigos exponiéndose a que si es impactado todo eso termine en una bola de fuego donde del piloto, si mucho, sobrevivirá su placa de acero inoxidable que carga la cuello, cual escapulario para postrimera identificación. En ella están grabadas sus referencias personales y el nombre de su amada.
Es físicamente el límite entre lo racional y lo emocional. Equilibrio con tendencias a ser inestable. Razón por la cual la sicología de vuelo lo vigila con detalle y frecuencia.

Todas estas cosas tienen muchos detalles para compartir en tertulias aeronáuticas. Asuntos técnicos que son interesantes, atractivos y suscitan deseos de saber de tema tan apasionante.

Los aficionados a la aviación, con frecuencia saben mucho sobre la profesión. Son entusiastas autodidactas que lo hacen bien. Eso indica lo estimulante que es el volar, conquistar el aire y los espacios abiertos del firmamento. De esa forma el vuelo es adrenalina, pasión y hasta misticismo. Por eso me complace contestar tu pregunta. De la voz gangosa de los pilotos. No es tanto aguaje sino la condiciones de su entorno.

Desde el aire apreciamos lo terrenal, lo marítimo, lo cósmico y lo espiritual. Es un mundo romántico y se requiere ser ascetas contemplativos del vuelo y el aire para poderlo comprender en toda su dimensión. Todo al mismo tiempo.

Saludos.