AERONAUTAS Y CRONISTAS

martes, 24 de diciembre de 2013

LA PREMONICIÓN EUROPEA DE BOLÍVAR


LA PREMONICIÓN EUROPEA DE BOLÍVAR


Lo que escribió Bolívar en su carta de Jamaica sobre la suerte de las nacientes naciones de América, es asombroso. Podríamos decir que no fue porque leyese o supiese el futuro de los pueblos americanos, sino porque la lógica de los acontecimientos lo indicaba claramente a una mente tan racional y analítica como la de Bolívar. También que la simple coincidencia hizo que esas apreciaciones sucedieran por feliz casualidad. Pero era algo que imposible que fuesen tantas y con tantos detalles de realismo.

Lo que extraña es que tantas y tan exactas evaluaciones se dieran con solo ligeras variaciones. Siendo un momento de plena derrota donde, hasta él mismo, debía pedir prestado a los amigos.
Digamos que era limosna ya que no era claro cómo podría luego pagar. No por falta de bienes, que de ellos tenía en abundancia en Venezuela, sino porque el desgreño de la guerra le impedía usufructuarlos. Necesitaba de su ayuda para poder comer y cubrir la modesta habitación. Cuando todo indicaba que en América no había nada que hacer para lograr su independencia. Eso fue en los primeros años de la década de 1810.




BOLÍVAR EN JAMAICA

Y más sorprendente es que años después, para mediados de esa misma década, 1816, dijese otra casi que imprudente promesa adivinatoria. Como la que se le ocurrió en el estero de Casacoima, en las orillas del Orinoco, cuando la liberación de la Nueva Granada y del mismo Venezuela, parecían casi una obra irrealizable. Sin embargo le dijo a sus más próximos, que no solo libertaria a Venezuela sino que iría a la Nueva Granada (actual Colombia), a Quito (como provincia de esta última) y al Perú (que incluía las altas y desoladas montañas de la actual Bolivia). Razón tuvieron en creerlo loco. Si lo dice a todo el Ejército, lo habrían depuesto como comandante.



BOLÍVAR EN CASACOIMA

No le alcanzó la década para cumplir esa promesa porque solo para mediados de del periodo de 1820, más exactamente 1824, estaba marchamado hacia el Alto Perú. Cumpliendo también lo prometido, meses antes, al señor Joaquín Mosquera en Pativilca, el de “Triunfar. En medio de una enfermedad que lo tenía casi muerto de fiebres y una flacura esquelética. Además de rodeado de traidores y enemigos”.




BOLÍVAR EN PATIVILCA

Después de reponerse, cruzó la alta cordillera occidental peruana. La que separa los altiplanos intramontanos de la costa del Pacifico, en busca de los españoles. Los que no se habían atrevido a bajar a destruirlo, desaprovechando no solo su enfermedad sino la de su escuálido Ejército. El mismo que se le había debilitado por las deserciones de las tropas argentinas, chilenas y peruanas. Incluida la indispensable flota marítima de este último. Solo le quedaban 6 mil fieles y valientes colombianos y los pocos 3 mil peruanos, que no lo abandonaron.  Con ellos fue en búsqueda de los 12 mil españoles atrincherados en las montañas.

Después de esa primera travesía y habiendo llegado a Pasco, pasó revista a sus cansado hombres. Para animarlos, el 2 de agosto, les dirigió quizás el más sentido y estimulante discurso de moral patriótica. En esa proclama les hizo otra de sus premoniciones teatrales y dramáticas, de lo que sería el resultado como premio a sus esfuerzos.

Les dijo que en su empeño estaba no solo la suerte de la Nueva América sino de todo el mundo. No era evidente, como para ser creíble, que lo que estaba por acontecer en esos encerrados valles andinos, pudiese tener transcendencia ni relación con la suerte del Viejo Continente o de la humanidad. Menos con hechos a suceder dos siglos después.

Bolívar les declaró, entre otras cosas: “SOLDADOS: COMPLETAREIS LA MAYOR TAREA QUE EL CIELO HAYA ASIGNADO A LOS HOMBRES, LA DE SALVAR A TODO EL MUNDO DE LA ESCLAVITUD. PERÚ Y AMÉRICA TODA, ESPERAN LA PAZ DE VOSOTROS. HASTA EUROPA (El viejo Mundo) MIRA CON AGRADO HACIA VOSOTROS, PUES LA LIBERTAD DEL NUEVO MUNDO ES LA ESPERANZA DEL UNIVERSO”.

Comenta el historiador alemán Gerhard Masur para el año de 1946, cuando escribió su extenso libro “Simón Bolívar”: “Es el discurso más impresionante de los que pronunció. Cuan profundamente se había compenetrado su espíritu con los acontecimientos por venir. Los mismos que ahora los desdichados hijos del siglo XX presenciaron con la autodestrucción de Europa (Se refiere a la primera y segunda guerra mundial). En los cuales tuvo que ver la libertad de América como la única esperanza del universo”. (Se refiere a la ayuda americana de los aliados en las dos guerras mundiales)

La misma esperanza que de manera premonitoria prometió Bolívar a sus Soldados, 17 días después de un mes de larga marcha, del 15 de junio al 15 de julio, cuando llegaron sus 3 Divisiones al interior de las montañas. Habían subido desde las cálidas tierras bajas costeras del Perú, a las frías cumbres donde se librarían las últimas batallas por la independencia de América.

Las que rematarían la larga serie de derrotas, triunfos y premoniciones. Las que se iniciaron con el sueño de Jamaica y cruzaron el Caribe. Las que recorrieron a lo largo del litoral desde Cumaná hasta Cartagena. Las que se filtraron por las planicies del Orinoco, del Apure y el Casanare. Las que escalaron la cordillera para llegar hasta Boyacá y Bogotá. Las que rompieron la formidable barrera de las montañas del Patía y de la oposición realista pastusa para llegar al actual Ecuador. Y las que terminaron con los destellos de sus espadas, que cual centellas fulguraron en Junín. 14 años de empeños, constancias, dificultades y tribulaciones.


BATALLA DE JUNIN

Los hombres que sueñan con horizontes más lejanos que los de sus coterráneas y contemporáneos, impulsan las grandes causas que se expanden hacia fronteras que nadie antes había soñado. Y sus destinos parecen estar signados con la adivinación y la suerte. La premonición y la visión. La traición y la victoria. O la simple casualidad de sus lúcidas y expansivas mentes.

Luego les cuento más porque San Pedro decidió soltar, en medio de este recuento, toda la artillería del cielo y me puede impactar en el computador. Si llega a hacer un tiro directo a mi procesador, me deja fuera de combate.