AERONAUTAS Y CRONISTAS

viernes, 7 de agosto de 2020

VUELO MILITAR

 

 

SOBRE LA INSTRUCCIÓN DE VUELO MILITAR

 

Los principios para la instrucción de vuelo son, por regla general, similares a los de la enseñanza en otros campos, y se aplican igualmente a todas las situaciones del entrenamiento. Sin embargo, debido a que el objeto no es solamente enseñar al alumno a volar el avión, sino también hacer entender las capacidades que tiene como arma, el INSTRUCTOR de vuelo debe combinar las funciones de maestro, demostrador y lector. Dependiendo de si discute principios en tierra y probándolos en el aire o interpretando la comprensión de un grupo de alumnos en el salón de clases. Esta es una tarea que demanda habilidades técnicas. Estas líneas tienden a ayudarlo en el desarrollo de ellas.






Nota: Estas apreciaciones están dirigidas principalmente a dar claridad sobre su tarea de INSTRUCTOR de vuelo de alta proeficiencia. Que debe comenzar desde el entrenamiento básico para terminar con el más avanzado de combate y los pilotos de prueba.


EL INSTRUCTOR

Las cualidades que hacen un buen INSTRUCTOR de vuelo son adquiridas antes que innatas. Muchos pilotos que originalmente dudaban de tener la habilidad necesaria para enseñar, han llegado a ser instructores muy bien capacitados. La técnica es desarrollada, principalmente, a través del contacto diario con los alumnos y sus problemas. Pero ésta guía es escrita especialmente para los nuevos INSTRUCTORES, quienes no han tenido el beneficio de la experiencia. Los dos atributos más importantes de un INSTRUCTOR son discutidos en los siguientes párrafos. Los cuales deben leerse no como tema de interés pasajero, sino como una base de prueba y autoanálisis periódico.

 

LA HABILIDAD:

El maestro debe estar en capacidad de volar el avión siempre con alto grado de proeficiencia. Además de tener que hacer demostraciones en forma hábil y convincente. Debe recordar que el alumno aprende por el ejemplo y rápidamente imitará los hábitos malos en la misma forma que los buenos.

 

EL CONOCIMIENTO:

Para explicar claramente un concepto es necesario saber acerca de él más de lo que se va a enseñar. El INSTRUCTOR deberá, por ello, mantenerse bien informado sobre todos los asuntos relacionados con el entrenamiento de vuelo.

 

LA DISCIPLINA:

El alumno ve en el instructor, tanto en tierra como en el vuelo, un ejemplo de lo que debe ser no solo un diestro piloto sino un buen oficial. Espera observar un alto nivel de conducta personal. Y cualquier situación es suficiente para formar una simple impresión permanente. Las relaciones entre los dos deben ser, sin embargo, de tal manera que problemas de cualquier clase puedan ser discutidos libremente. Debe mantenerse una atmosfera de amistosa autoridad, que evite la frivolidad y permita una franca discusión.

 

LA EXPRESIÓN:

El INSTRUCTOR debe hablar en forma natural y expresarse claramente. Las explicaciones deben hacerse a un ritmo fácil de seguir y la voz debe mantenerse a un tono que haga audible cada palabra sin esfuerzo.

 

LA PACIENCIA:

El estudiante aprende a su propio ritmo y aun cuando tenga grandes olvidos de lo que se le ha enseñado, muchas cosas serán aprendidas después de constante repetición. La falla en captarlas nunca debe ser ocasión para producir impaciencia del INSTRUCTOR. La importancia y la novedad generalmente producen ansiedad o perplejidad al alumno. Pero el INSTRUCTOR mejor debe suponer que está usando un método errado y deberá abordar el problema por un ángulo diferente.

 

LA MODERACIÓN:

Habrá ocasiones en que el estudiante parece especialmente lento y con frecuencia creerá que toda la misión ha sido desperdiciada. Tal experiencia puede producir exasperación. Pero debe recordarse que ningún beneficio se obtiene montando en cólera. Si es necesario un reproche, será más efectivo si se hace en forma moderada y razonable.

 

LA COMPRENSIÓN:

El INSTRUCTOR debe entender, la situación y problemas personales del alumno  y tratarlos, en forma comprensiva y de ayuda. Es posible que el alumno pierda el entusiasmo al surgir alguna dificultad que puede resolverse fácilmente con un pequeño consejo. Con frecuencia el INSTRUCTOR debe ser algo sicólogo. Aunque todo lo que se requiere, en las mayorías de los casos, es un atento y completo análisis de los problemas del alumno. Debe ser capaz de dar libertad con responsabilidad y exigir con amable severidad.

 

LA ADAPTABILIDAD:

Dado que todos los alumnos difieren en su método y rata de aprendizaje, el INSTRUCTOR debe estar en capacidad de distinguir los alumnos y adaptar su método de enseñanza de acuerdo al individuo. También es importante ajustar el trato personal al individuo según el temperamento. Una reprensión suave puede sentirse como extremadamente severa por parte de un carácter sensible. Mientras que una crítica más exigente podrá ser extremadamente beneficiosa para impresionar a un estudiante más testarudo o porfiado.

 

LA PERSONALIDAD:

Existe tendencia entre algunos INSTRUCTORES inexpertos a usar un método demasiado formal para la instrucción. Particularmente en el aire y eso hace sus demostraciones monótonas y poco interesantes. Puede suceder que una materia siendo muy interesante y buena, debido a la manera inapropiada de exponerla, se vuelva trabajó pesado y aburrado por el alumno. Cada cual posee su propia personalidad que lo distingue. El INSTRUCTOR deberá hacer lo posible para ganarse el interés del alumno.

 

Breves divagaciones y notas de humor ayudan a disminuir la tensión en el curso de algunos de los ejercicios más pesados. Reaniman al alumno a renovar sus esfuerzos. Es importante que el INSTRUCTOR contagie al alumno con su entusiasmo para el vuelo. Todo INSTRUCTOR debe evitar hacer una presentación seca a la que le falta imaginación y es fría para el alumno.

 

EL ESTUDIANTE

Todo estudiante llega al INSTRUCTOR como voluntario para aprender a volar. Cada  uno ha sido analizado cuidadosamente para determinar que está apto física y mentalmente para el entrenamiento de pilotaje. Esto es una gran ventaja para el INSTRUCTOR. Sin embargo algunos alumnos están sometidos a un sistema que es selectivo. Una baja rata de progreso indebida debe ser tenida en cuenta, en primer término, como síntoma de alguna dificultad arraigada más profunda.

Los alumnos son tan diferentes que es difícil establecer categorías entre ellos. Algunas de esas dificultades más comunes se describen a continuación.


 


EL EXCESO DE CONFIANZA.

Un alumno presuntuoso con frecuencia presenta un grado de confianza que algunas veces no proviene propiamente de su aptitud para volar. El instructor deberá insistir implacablemente en un alto nivel de precisión y pilotaje evaluando todas las imperfecciones en forma firme pero justa. De modo que el alumno esté continuamente consiente de sus fallas. Las que pueden pasar desapercibidas por su sobrevaloración.

 

Un caso difícil surge cuando un sentimiento de inferioridad o inseguridad, se oculta con actitudes de agresividad o tendencia al vuelo osado. El individuo puede conocerse por gestos nerviosos y ademanes cuando haya perdido la calma. Este complejo requiere manejo cuidadoso porque al frenar la sobreconfianza aparente puede agravar la situación.

 

LA FALTA DE CONFIANZA.

El alumno, nervioso o tímido necesita que le estimulen. Tiene tendencia a autocriticarse extremadamente y se desanimará si no está  seguro de que su progreso es normal. Un alumno que presenta éstas características deberá, con tacto, hacerle ver que el nivel de proeficiencia se refleja en la hoja de conceptos. Deberá elogiársele suficiente cuando trabaje bien. Y sus errores les serán explicados cuidadosamente, reflejándolos sobre su calificación. Debe tenerse cuidado en el aire para evitar cualquier señal de desconfianza cuando tenga el control del avión.

 

LA NEGLIGENCIA.

La mayoría de los alumnos olvidan gran parte de lo que se les ha enseñado y las cosas deben ser recalcadas por medio de revisiones constantes. Descuidos ordinarios o negligencia acreditan medidas de demanda normales. Pero los casos de poca memoria se encuentran con frecuencia. Al estudiante olvidadizo debe hacérsele tomar parte muy activa en la instrucción doble comando. Y, en tierra, repasar lo visto en el aire. Los procedimientos erróneos deben ser corregidos y hacerlo repetir el procedimiento correcto completo, en forma periódica. Y de manera incidental se pedirán los procedimientos en voz alta al alumno. El vuelo negligente no se tolerará indefinidamente. Sin embargo, al estudiante ha de advertírsele que la continuación o la culminación de su entrenamiento, depende de su correspondiente progreso.

 

LA INCONSISTENCIA.

El avance de todo aprendizaje es irregular. Y muchos INSTRUCTORES se desaniman cuando ven que el aluminio se vuelve improductivo y no progresa en algunos lapsos.

Esto se debe a que la mente puede llegar a saturarse con muchas ideas. Y la capacidad de recepción, con frecuencia, se entorpece hasta que las informaciones frescas se hayan consolidada en la memoria. El aprendizaje de vuelo se efectúa en un medio enteramente nuevo. No es raro que el alumno tenga un aprendizaje lento al principio. Y, luego, progresar rápidamente en una fase posterior, cuando se sienta más a sus anchas. Es por tanto inapropiado desanimarse indebidamente si el alumno parece pasar por esta circunstancia. Cuando esto ocurra, es mejor revisar las lecciones anteriores, hasta que el alumno adquiera el ritmo. Una etapa lenta, sin embargo, se debe a alguna dificultad más profunda y requiere un análisis más concienzudo.

 

LA  APATÍA.

Si un alumno se vuelve, excesivamente lento, desatento o distraído, ello pueda ser causado por un buen número de problemas. Ello puede ser ignorado o llevado a un segundo plano. Pero será erróneo hacerlo sin haber investigado la causa. Siempre es posible que lo distraiga algún problema personal. Que su INSTRUCTOR debe tratar de descubrir con el mayor tacto posible para hacer algo que lo ayude. Una preocupación se apacigua simplemente teniendo alguien en quien confiar. Las cuatro causas más comunes de pérdida de ese entusiasmo son: Problemas privados del servicio.

 

PROBLEMAS PRIVADOS.

Los problemas hogareños o financieros pueden causar mucha perturbación. Y el individuo, usualmente, se opone a comentarlos. Particularmente si son de origen sentimental o emocional. Antes de tratar de hablar alguna cosa es mejor discutir los problemas con el Comandante del Curso.

 

PROBLEMAS DEL SERVICIO.

La pérdida de interés puede ser por insatisfacción con algún asunto del servicio, que no necesariamente se relacione directamente con el vuelo. Una injusticia real o imaginaria       puede arraigarse en la mente del alumno. El INSTRUCTOR, dándole confianza puede, con frecuencia, explicarle un mal entendimiento o ayudarlo a obtener una enmienda de algún resentimiento antes que adquiera connotación exagerada. De aquí, de nuevo, la importancia de que exista una vía de comunicación libre y abierta entre el INSTRUCTOR y el alumno, que es de mayor provecho.

 

DISGUSTO POR EL VUELO.

Un alumno que ha estado ansioso, puede perder su entusiasmo por el vuelo. Debido a comentarios a adversos acerca del avión qué está volando, o de algún otro que, seguramente tiene que volar. También puede ocurrir que haya sido afectado por un accidente sucedido a él mismo o a otro alumno. Es factible que sufra de pérdida de confianza, pero con más frecuencia, lo refleja con disgusto por el avión o algún aspecto del vuelo. O por una pérdida general de interés, el cual se puede ver en su hoja de vida.

 

Tales, casos, requieren cuidadoso tratamiento y deben manejarse por todos los medios posibles. Explicando que los rumores, usualmente, se exponen como tergiversación de la verdad. Que los accidentes serios son pocos y disminuyen notoriamente en la medida en que aumentan la proeficiencia y la experiencia.

 

El instructor deberá hacer énfasis en la importancia de obtener un conocimiento completo de los sistemas del avión y los procedimientos de emergencia para ganar confianza. Dejando claro que son condiciones circunstanciales y escasas. Pero que, de todas formas, a veces se presentan. El instructor debe saber cuándo el alumno no admite las realidades del vuelo. O el mismo alumno se da cuenta que su estómago no las asimila, hay qué descontinuar el entrenamiento.

 

ANTIPATÍA PERSONAL.

Un choque de personalidades puede destruir la atmósfera de simpatía, requerida entre el alumno y el INSTRUCTOR. En todo caso, si el alumno no progresa, particularmente en los primeros vuelos, debe hacerse un cambio de INSTRUCTOR sin demora

 

REGLAS GENERALES

1.             El aprendizaje de vuelo consta de acumulación de conocimiento y habilidades. Los ejercicios se explican y practican hasta que el alumno reacciona rápida e instintivamente a problemas ordinarios, sin necesidad de recurrir a razonamientos largos, dando la solución con respuestas que se han obtenido a través del conocimiento y la experiencia. Este principio se aplica a la mayoría de las formas de entrenamiento práctico. Teniendo presente que el vuelo exige actuar oportunamente y, también, es necesario pensar rápido.

Por lo cual el alumno debe tener su mente, especialmente, libre de otros asuntos para concentrarse en su trabajo. Debe sentir que es objeto de disciplina benévola, por lo justa, pero no tolerante. Y que se hará todo lo posible para suprimir incomodidades, dudas y problemas ajenos. El INSTRUCTOR precavido deberá, primordialmente, poner cuidadosa y atención a la comodidad y bienestar del alumno. Será ampliamente recompensado en confianza y respeto, engendrando gran asimilación y permeabilidad a la instrucción, lo que hace su trabajo más fácil.

2.             El arte de enseñar mejora enormemente con la práctica y cada instructor desarrollará una técnica particular que se ajuste a su personalidad. La experiencia ha demostrado, sin embargo, que hay ciertas reglas generales que se deben seguir siempre. Las más importantes, se describen a continuación como una guía para el nuevo INSTRUCTOR y de repaso para el experimentado.

 

a. LA PREPARACIÓN: Prepare cuidadosamente cada lección de modo que usted sepa exactamente lo que debe enseñar y como lo va a hacer. Estudie el objetivo de la lección y manténgalo en la mente.

 

b. EL INTERÉS: Haga la lección tan interesante, como sea posible y preséntela como un paso hacia el fin último, definiendo su objeto y estableciendo los requerimientos operacionales.

 

c. COMODIDAD DEL ALUMNO: Vea que el alumno esté cómodo y correctamente instalado en la cabina. Gran parte de su valioso tiempo será mal gastado si usted no lo instruye en la forma de usar bien el equipo. Por ejemplo, si la máscara de oxígeno ajusta demasiado. O los amarres y las prendas de vuelo tallan o están sueltas. Si hay tanto ruido ambiental que no permite la comunicación verbal directa o el audio intercomunicador es deficiente. Una mala ventilación o climatización pueden impedir poner toda la atención del alumno y del INSTRUCTOR en el trabajo de aire.

 

d. LA EXPRESIÓN ORAL: Hable claro y deliberadamente mantenga un tono de voz apropiado y asegúrese que el alumno pueda oír cada palabra.

 

 e. LA PRECISIÓN: Las oraciones deben ser precisas para ser convincentes y el avión debe estar haciendo lo que usted diga que esté haciendo. Tenga especial cuidado al citar velocidades y alturas u otros objetos, y asegúrese que de hecho los está usando.

 

f.   SER EXPLICITO: De al alumno instrucciones claras y precisas. Cuando le asigne un trabajo. Él no puede hacer algo bien a menos que sepa exactamente qué debe hacer. Y eso debe haberlo entendido antes desde tierra.

 

 g. TOLERANCIA: Tenga paciencia cuando el alumno cometa errores y recuerde que él aprende con ellos. Colóquese en su puesto y recuerde las dificultades que usted experimento en su aprendizaje.

 


h.  ACTIVIDAD DEL ALUMNO: Mantenga al alumno ocupado y déjelo hacer la mayor parte del vuelo posible. El aprende mayormente con práctica y usted deberá, normalmente, tomar el avión solo para dar demostraciones cuando necesite o cuando evidentemente no pueda solucionar la situación.

 

 i.   ILUSTRACIONES: Durante discusiones en tierra haga pleno uso de diagramas o modelos. Tenga siempre a mano un tablero o lápiz y papel para la charla individual. Haga apuntes, y dibujos. No Aburrá al alumno tratando de que escriba todo lo que usted diga. Muéstrele los puntos importantes, de modo que se forme una imagen mental del tema que le ayudará a memorizar. Cite ejemplos y analogías cuando sea posible, especialmente si se encuentra punto difícil de seguir. Asegúrese de que se pueda explicar correctamente el caso en mención.

 

j.   INTERÉS PERSONAL: Aproveche toda oportunidad para charlas con su alumno acerca de su trabajo y progreso. Permita que se le acerque y deseche el criterio de que es inapropiado hablar sobre el vuelo o el trabajo en horas fuera del servicio. Si él se percata de que usted concentra su interés en el alumno se verá presionado para agradar.

 

 k.  AUTOANÁLISIS:         La instrucción exige cuidado constante de parte del INSTRUCTOR. Haga chequeo periódico de sus métodos. Especialmente, su trata al alumno  individualmente. Y convénzase de que está trabajando en la forma correcta. Relea estas notas periódicamente. Es fácil recalcar algunos puntos, que pueden hacer su trabajo mucho más fácil.

 

 Del mismo modo en que se dan reglas para seguir, hay errores que se nos escapan. Es posible evitar la mayoría de ellos usando discreción y sentido común. Algunos de los más comunes merecen mencionarse:

 

a.   HABLAR MUCHO: No hable demasiado en el aire. Destaque los puntos importantes y de al alumno oportunidad para captarlos. Evite explicaciones largas. Anote los puntos que requieren aclaración más detallada y discútalos en tierra.

 

 b.   EXCESO DE CRÍTICA:   No critique cada error en particular que el alumno cometa. Concéntrese en los mayores y vaya corrigiendo los menores en la medida que progresa. No critique solamente el hecho erróneo sino que explique y analice las causas del error y como se evita.

 

 c.    SUBTERFUGIO: Nunca trate dé pasar por alto o disimular sus propios errores. El alumno no lo aceptaría y lo respetará más a usted si los reconoce. Y le permite aprender señalando la causa y como evitarlo y corregirlo.

 

 d.   OSTENTACIÓN: Es aceptable estimular el gusto del alumno por el vuelo mostrando que puede hacer el avión en manos experimentadas. Pero dichas demostraciones deben mantenerse dentro de lo razonable y de los límites de las maniobras autorizadas. Debe recordar que si usted muestra una violación a las regulaciones, un alumno agresivo espera hacer lo mismo. Aun el alumno más entusiasta puede perder la confianza en el instructor después de que se le muestra una maniobra arriesgada o alocada (Acrobacia rasante, barrenas, etc.)

 

 e.   NEGLIGENCIA DESPUÉS DEL VUELO: Nunca evite, aunque brevemente, comentar el vuelo, con el alumno, inmediatamente después, de dejar el avión en la rampa. La charla posvuelo da oportunidad de corregir algunos problemas mientras, están aún frescos en la mente del alumno. Ello también demuestra el interés del INSTRUCTOR. Sin ese estimulo, el alumno tiende a sentir que su progreso tiene poca importancia. Cada alumno tiene la habilidad de visualizar, imaginariamente el avión en vuelo y seguir con mucha precisión la maniobra que se platicó con el INSTRUCTOR durante la charla posvuelo. La capacidad del alumno para recordar situaciones del vuelo es una ayuda de instrucción importante y la usará más efectivamente inmediatamente después de haberla experimentado.