AERONAUTAS Y CRONISTAS

miércoles, 6 de noviembre de 2013

CONCORDIA. FRENESI Y GUERRA. CAPITULO 16


CONCORDIA. FRENESÍ Y GUERRA

CAPITULO 16

NUEVAS POLÍTICAS.

Durante el gobierno de Alberto Lleras Camargo se consolidó el MRL, por parte de Alfonso López Michelsen. Era gente joven que en su mayor parte eran de la cantera liberal. Entusiasmaron con los nuevos eslóganes, consignas, excesos verbales y hermosas frases, a inmensas masas campesinas. López hablaba de los " feudos podridos " término tomado de Manuel Azaña. " Los revolucionarios deben tomar el tren antes de que éste los deje", tomada de Lenin “El abanico de candidaturas" frase de Sartre.

Los compañeros Barberena y Juan de la Cruz Varela hablaban de reforma agraria al estilo Cuba. Jorge Chaires presentaba planteamientos sobre la economía marxista. Álvaro Uribe Rueda, santandereano, hablaba de un salario mínimo. Ridiculizaba a Carlos Lleras Restrepo, quien con cabeza caliente y ofuscado ante un sabotaje en el parque de Berrío por parte de Jaime Isaza Cadavid, los trató de hampones. Estanislao Posada decía que para hacer la redistribución del ingreso en Colombia era preciso colgar a todos los antioqueños que tuviera más de 1 millón de pesos en las ceibas de la avenida la Playa.

El MRL promulgaba que los problemas colombianos se debían al imperialismo norteamericano, a los oligopolios, al periódico el Tiempo, a la familia Ospina y a los Lleras. La Universidad despertó de las tres dictaduras semifascistas, empezó a leer y a comprender la dialéctica marxista y la fuerza universitaria ya no fue el convidado de piedra. Lo de la reforma agraria me emocionó profundamente. La consideraba una necesidad inaplazable y de redención inmensa de las masas campesinas con los cuales yo había convivido.

Constituimos un grupo político al que nuestros contradictores denominaron "los dinamiteros". El ideólogo era Hernán Toro Agudelo. Tomó parte en la discusión de la ley Guillermo Gaviria Echeverri, ingeniero muy inteligente de Frontino Antioquia. También Evelio Ramírez ingeniero especializado en administración pública. El abogado Carlos Moreno de Rio Negro. El administrador Augusto Mesa. El abogado Elías Espinosa y mi persona, ilusionado con la reforma agraria y la socialización de la medicina que debía implantarse en Colombia.

Éramos amigos de todos los del MR y veíamos Alfonso López a un intelectual y a un político interesante. Veíamos en el Frente Nacional una camisa de fuerza, un freno al desarrollo político. Atacamos al periódico " el Correo " y nos oponíamos a la cuarta gobernación de Jaramillo Sánchez.

CAMINO MÁS SEGURO

Un martes, a eso de las ocho de la noche, se presentó a mi casa un campesino de la vereda La Galana, en Salgar. Tenía su señora de parto y trajo dos cabalgaduras. Fue un parto feliz. El era un hombrecito de apellido Maldonado y me insinuó que amaneciera en el zarzo, pues su casa era demasiado estrecha. Le pregunté por qué no había ocupado a los médicos de Salgar, cuya casa quedaba cerca a ese municipio. Me respondió que había más seguridad en el trayecto de 15 km hacia Concordia que en los 3 a Salgar, ya que por allí merodeaba el Pálido con su cuadrilla. Recuerdo la satisfacción de quitarme una ropa empantanada y mojada después de haber prestado un servicio médico.

EL SARGENTO TOBÓN. PRIMERO DE TROPA. SUR

Llegamos a las dos de la tarde a Bolombolo y en ese momento apareció un personaje pintoresco con altas botas, camisa caqui, adornada de unos galones militares. Se trataba de Jorge Tobón Restrepo, hombre blanco, pecoso, locuaz, se reía de él mismo, de Andes, Antioquia, activista número uno del MRL. Su padre y tíos habían estado en el combate de Aguacatal en el año 1900. Jorge estuvo como soldado en el dudoso conflicto del sur. Su camisa caqui era de la época de la Guerra del 32, un buen símbolo Guerrero y político.

Después de hablar de los programas del MRL y de repartir hojas volantes partió para su solar natal. (El sargento Jorge Tobón Restrepo, denominado "Uno de Tropa", escribió su experiencia en la guerra con el Perú en un libro titulado "Sur". Dejó plasmados todos los malos manejos de los superiores para con la tropa en esa época y con motivo de ese conflicto).

LA PERITONITIS DE "EL PÁLIDO"

Un domingo a las ocho de la noche, se presentaron a mi casa Jaime Posada y Gabriel González acompañados de varios ciudadanos de Salgar, tanto liberales como conservadores. En las horas de la mañana se había dado un combate cerca de la finca Troya. El Pálido y varios de sus hombres estaban heridos en una playa del río Barroso. Me trasladé con la condición de llevar los heridos a la finca de un conservador en el cañón del Barroso que era de mi confianza. Que cuando llegaran a ella me avisaran para asistir lo.

Al otro día, por la mañana, Francisco Tobón alcalde, me llamó mostrando los retratos de los heridos de el Pálido, el Míster II, el Colorado y de otros elementos de la cuadrilla liberal. Que los tenían encerrados entre el puente Troya y la Clara por parte de unos 600 policías, detectives y soldados. Noté que era una especie de advertencia de un alcalde amigo.

Al viernes siguiente por la tarde se presentó a mi consultorio Julio Gutiérrez de Salgar informándome que ya tenían los heridos en la finca de Roberto Quijano apodado (gallinasito). No podía echarme atrás. Hernán Betancur me iba a recoger en las afueras de la población. Dejé mi saco colgado en la farmacia a la vista de todo el mundo para que pensaran que me encontraba en ella y por un subterráneo salí a mi casa en donde me puse atuendo apropiado para disimular.

En Morelia tenían las bestias muy bien camufladas y hacía pocos minutos había pasado una comisión del Ejército. Partimos hacia el Barroso donde Marta González y Herminia Sepúlveda nos indicaron la entrada para la vereda La Amagaseña, ya que el imposible entrar por la Clara donde habían fuertes contingentes de policías y detectives. Noté que el vecindario simpatizaba con mi presencia en la región y me animaba a atender a los heridos.

En la finca de Quijano estaba el Míster II con un tiro de carabina San Cristóbal. El proyectil no había salido, vomitaba y estaba en una franca peritonitis desde el domingo anterior. Era preciso llevarlo a un centro hospitalario. Los compañeros se negaron diciéndome que lo operara allí mismo. Antonio Rico, el mayordomo de la finca, ordenó seguir mis consejos. Regresamos al amanecer hacia Morelia donde nos esperaba Gabriel González, César Posada y su hermano Jaime y Ernesto Garcés Soto, los cuales habían hecho fuerza toda la noche por mí y por los heridos.

EL ESCÁNDALO

El domingo estalló el escándalo las heridas sufridas por el Pálido y sus otros compañeros, que no valía la pena que se escapara del cerco. El Míster estaba gravemente herido y había sido atendido por un médico del suroeste a quien le iban a dictar un auto de detención. Así informaba la prensa.

El lunes se presentó a mi consultorio Antonio Londoño de la vereda Piedra de Candela. Angustiado dijo que al amanecer llegaron con el herido a su casa. Lo tenían en el sendero tapado con bultos de café. Me pedía que le sacara ese hombre de allí porque de pronto la autoridad le fusilaba su familia. Con calma llame a Jaime González (Gardel), sobrino del doctor Bruno, conviniendo con él las sacadas del herido hasta el Brechón de Concordia para allí continuar por la Comía a la finca " Aliadas " de Alfonso Montoya sobre el Cauca. Sólo esperaría allí y así se cumplió.

El mayordomo nos facilitó un colchón que pusimos en la camioneta de Hernán Betancur y los pasamos por Bolombolo sin que las autoridades que estaban avisadas se percataran. Pensé en escudarme en él convenio de Ginebra respecto a mi conducta médica. Los contactos en Bolombolo entretuvieron al Cabo de la policía. Pasamos al herido a otro carro y regresé a Concordia. Gardel y El herido llegaron a la clínica Medellín donde fue operado por los doctores a Alonso Puerta y Bruno González.

Alonso me contó después que había encontrado materias fecales hasta en el ventrículo derecho. Tratábase de una peritonitis de más de 10 días pero el hombre sobrevivió. El martes la clínica fue militarizada. Una llamada de la casa cural de Concordia había advertido a las autoridades de Medellín sobre la presencia del herido en esa clínica. Posteriormente fue llevado a la cárcel de la Ladera. La Cuarta Brigada tenía el nombre del médico y por eso le pedimos al secretario de gobierno para qué le hablara a los militares sobre mi buena fe y Jaime Isaza Cadavid sería mi abogado en caso de detención. El problema no trascendió. Mi amigo Jesús Urrea, que vivía en un canalón de Penderisco, le llamó fuertemente la atención al Pálido diciéndole que no abusara de mi bondad y de mis servicios. Que dejara de estar creando problemas de orden público y de dirigir delincuentes y desplazados en Salgar.

EL ACCIDENTE DE CARLOS LLERAS

El liberalismo de Urrao en el año 61 nos invitó al recibimiento de Carlos Lleras Restrepo. Al llegar a la San José, entrada al valle de Pabón, acababa de llegar el doctor Lleras acompañado de Germán Zea Hernández. Pocos segundos antes el chofer del automotor, de apellido Arroyave, trató de encenderle un cigarrillo dentro de vehículo al doctor Lleras. El carro perdió la dirección y se fue contra una barranca. Los ilustres visitantes fueron llevados a una de las mesas de la fonda principal asustados, donde yo me presenté como médico. (La fonda aun existe). Le pedí que se acostara para examinarlo pero se negó.

Ya calmado pidió un cigarrillo y un aguardiente. En esa época tenía cuatro pasiones: estudiar economía, beber, fumar y hablar mal de los godos. Herlindo Montoya, secretario general del Capitán Franco, brillante guerrillero y rodeado de muchos seguidores, entre ellos Octavio Caro, le presentó el saludo a nombre del movimiento guerrillero del municipio de Urrao. La comitiva lo llevó al valle de Pabón quedando abismado de su topografía y paisaje. Insinuó que la reforma agraria en Colombia debía empezar en Urrao. El ML de Urrao estuvo muy activo. Lo dirigía una mujer llamada Marta Montoya y mi amigo Carlos Restrepo Arbeláez.

El M-19

En 1959 Carlos Lleras, en el Valle del Cauca mencionó una posible reforma agraria. Fue el creador del Instituto de Crédito Territorial, del IFI, intervino en la creación de las cuotas cafeteras. En su gobierno del 66 al 70 el café estuvo a 37 centavos de dólar, no obstante frenó la inflación y el costo de vida. La ocupación fue satisfactoria. No se dejó imponer las condiciones del FMI. Creó el estatuto cambiario para que Colombia no cayera en la política económica de los países del cono Sur. Legalizó la interconexión eléctrica y aprobó la reforma constitucional del 68. Trato de hacer nuevos y mejores propietarios agrícolas creando una profunda conmoción en el campo por las tensiones y muertes entre aparceros y los propietarios. El país no aceptaba la modernización del campo, sólo quería las antiguas relaciones feudales de producción. Creó la Asociación de Usuarios Campesinos. Se le enredaron las escuelas políticas con el caso de Nacho Vives. Terremoto político que después de la elección de Pastrana fue el motivo para formalizar el brazo armado de la Anapo, conocido como el M-19.

JULIO CÉSAR TURBAY AYALA

Como jefe del Partido Liberal estaría un viernes en Manizales, el sábado en la plaza de Cisneros de Medellín, el domingo en la población de Andes en la mañana y en la tarde en Bolombolo. Debía trasladarme a Altamira, Salgar y Bolívar durante sus tres días. Esperando las bestias en el Brechón de Betulia, llegó un ciudadano de apellido Rueda quien me entregó un revólver 38 para qué se lo guardara en mi consultorio y un dinero bastante con el fin de que hicieron pago de ganado en la finca de la familia Ospina. Eché el dinero y el revólver en las alforjas.

Me acompañaba Joaquín Montoya (el indio), sobreviviente de la guerra civil y con multitud de cicatrices y Ernesto Vasco. Llegamos a la vereda las Vargas donde entrada la noche hicimos una maravillosa concentración. Esa misma tarde regresamos a Betulia. Allí encontramos la comisión enviada desde Bogotá por Julio César Turbay, compuesta por unos jóvenes bogotanos muy educados y asustados políticamente. Esa misma noche estuvimos en Concordia a las dos para la concentración. En Bolívar a las seis de la tarde.

En esa población en 1934 y en plena hegemonía liberal, un ciudadano de los lados de Farallones, de apellido Restrepo, gritó vivas al Partido Conservador suscitando un abaleo con cuatro ciudadanos muertos. Con las dos visitas hechas por Mariano Ospina Pérez, el conservatismo se envalentonó y parte de él se hizo agresivo. Cuando López Michelsen, en compañía de Jorge Tobón Restrepo habló en la plaza, trataron de hacerle una "guachafita”. Yo tenía en mente estos antecedentes. Yo hablé de último y ataqué al MRL y a la Anapo. Por esos días ambos estaban unidos. La multitud fue aumentando formada por anapistas y emerrelistas.

Empezaron tirándome cáscaras de naranja y de plátano, seguido de un estribillo, "médico HP, ándate a matar gente a Concordia, déjanos en paz, viva López, viva Rojas". Un anarquista de apellido Puerta sacó el revólver. Mis seguidores me llevaron y me encerraron en el club social de Bolívar. La autoridad no apareció por ninguna parte. Los liberales bolivianos amigos me proporcionaron un carro con el cual llegue a Bolombolo. A eso de las cinco de la tarde llegó Julio César Turbay proveniente de Andes. Viajaría al día siguiente temprano a Bogotá para entrar en contacto con Carlos Lleras.

Yo debía figurar en las próximas listas de la asamblea. Fue elegido presidente en 1978. Veía en él a un gran combatiente por la causa liberal. Pero me decepcionó un poco debido a la aplicación, parte de la alta cúpula militar, del tenebroso y represivo Estatuto de Seguridad. En el gobierno y en la mente del Dr. Turbay predominaron ampliamente las ideas de tesis militaristas.

José Ignacio González Escobar