AERONAUTAS Y CRONISTAS

sábado, 28 de diciembre de 2019

HISTORIA DE LA NIÑA SALVAJE


HISTORIA DE LA NIÑA SALVAJE
Esta historia la cuenta mi mamá, la Señora Ligia Urán Rivera.

Cuando yo era niña y estudiaba en la escuela, nos contaban historias.

Para esos tiempos, mi mamá, o sea mi abuela,  nos contaba que cuando ella estaba pequeña casi todas esas regiones del valle de Urrao estaban cubiertas de selva que llegaba casi hasta el pueblo. Sólo estaba despejado el lugar donde estaban las casas que conformaban el caserío.

Tanto que, donde actualmente construyeron la plaza de mercado a varias cuadras del parque principal, eran mangas. Eran unas fincas que iniciaban en las afueras del pueblo. El monte llegaba prácticamente hasta la actual Plazuela de la Madre, a la entrada del casco urbano. Solo había una casona grande parecida a la de la hacienda del Espinal. La que luego se tumbó para construir la actual plaza de mercado y el circo.

Durante el tiempo de la colonia abrían el monte para sembrar maíz, poner ganado y crear fincas.

Llegó una familia de colonizadores provenientes posiblemente de Santafé de Antioquia. Un día, el señor, por el camino se encontró a un indiecito que lloraba. Preguntándole el motivo éste le dijo, en su lengua, que era debido a un castigo de su papá. Además le indagó por la tribu pero éste le dijo que vivía muy lejos.

Teniendo compasión con el niño le propuso que se fuera a vivir con ellos y le facilitaría el sustento. La familia colonizadora llegó al valle del rio Pavón. Al señor le gustó mucho el lugar por lo plano y por los ríos. En el lugar construyó una casa muy grande en forma alta (en palenque) para protegerse de los animales y que sirviera para las facilidades que requerían crear una finca.
Con el tiempo, el niño fue creciendo e hizo una travesura y por ello lo castigó. Como los indios son tan rencorosos, no le gustó la reprensión y buscó el camino para regresar donde sus ancestros. En la tribu contó que el señor lo había castigado y esto disgustó a sus familiares.

Un día cualquiera se vinieron muchos indios armados con sus flechas y armas rodeando la casa. Los atacaron y mataron a todos.

En esta refriega una niña logró evadirse y liberarse de la muerte segura que corrieron los demás. Se escondió en el monté y cuando los indios acabaron con todo y robaron cuanto más pudieron, se fueron y no volvieron más.

La niña no tuvo más remedio que vivir entre las vacas y los animales salvajes comiendo frutas. Se alimentaba con la leche del ganado y en la noche dormía en medio de ellas para protegerse del frío. Fue creciendo y con el tiempo se le crecieron los bellos, las uñas, olvidó hablar. Andaba con el ganado y en los árboles como si fuera un mico (simio). Se bañaba en el río y comía raíces convirtiéndose en un ser salvaje.

Años después, habiéndose ya poblado más la región, unos cazadores en medio de sus correrías la alcanzaron a ver y pensaron que era un animal. La persiguieron para atraparla pero ella no se dejó. Como era tan hábil se encaramó a un árbol alto. Viviendo que no era posible atraparla derribaron el árbol y con redes la apresaron.

La pusieron en una jaula y se la llevaron donde vivían alimentándola como si se tratara de una fiera. En la medida en que ella escuchaba hablar a la gente y, especialmente a los niños, fue recordando su capacidad del habla. Cuando menos piensa pudo hablar y esa familia se llenó de temor porque la creían un ser extraño. La ropa se le había acabado y vivía en el monte con los animales.

Le pusieron conversación y ella fue recobrando aún más su habilidad de expresión. Le preguntaron sobre su origen y el por qué vivía en el monte y ella contó su historia. Dijo todo por lo que había pasado y la razón por la cual se había convertido en lo que era.

Comenzaron a tratarla como a un ser humano y recobró su condición anterior.


DESCUBRIENDO UNA PROPIEDAD PERDIDA


DESCUBRIENDO UNA PROPIEDAD PERDIDA

Berlín y Calimita

A comienzos de la década de 1990  siendo encargados de la parte logística de la Escuela Militar de Aviación EMAVI, nos pusimos en la tarea de poner al día la documentación relacionada con la finca raíz de la Base Aérea.

Sabíamos de palabra que algunos terrenos eran de propiedad oficial pero no teníamos los registros documentales que lo respaldara. Por tal razón, fue necesario buscar en distintas notarías y en algunos de los pocos archivos que disponíamos.

La tradición indicaba que junto al lago Calima teníamos dos lotes donde se encuentran dos cabañas para propósitos recreacionales. Una de ellas es la asignada al personal de oficiales y la otra al personal de suboficiales.

Entre las dos cabañas media la carretera que va de Buga al municipio de Darién. Por esa razón damos por hecho que los dos terrenos estaban perfectamente identificados y con linderos definidos.

Sin embargo, cuando pudimos encontrar las escrituras de estas propiedades, comparando lo conocido de memoria de antiguos empleados de la Base y estudiamos la minuta, daba la impresión que lo definido en ella no coincidía con la realidad. Los dos lotes mencionados, los de las dos cabañas, lo denominaba la escritura como uno solo.

Nosotros dábamos por hecho que esos eran los dos lotes. Porque inconscientemente suponíamos que el hecho de que la carretera dividiera esa propiedad en dos partes, era porque eran dos propiedades separadas. Sin embargo la escritura decía que era una sola. La denomina como Berlín.

Adicionalmente la escritura menciona otro lote, en otro sector, que no conocíamos y por lo tanto teníamos tendencia a pensar que era otra tercera propiedad. Que quizás era un error de escritura y que eso debía ser una propiedad ajena.

Como existía la duda decidimos hacer una verificación precisa, bajo la convicción plena de que teníamos una tercera propiedad. Que habíamos olvidado desde hacía muchos años y de la cual ya nadie sabía que existía. Informamos a los superiores del asunto y hasta nos expusimos. Pues sirvió para que se nos hiciera la advertencia de que podríamos estar cometiendo una grave imprudencia. Porque de resultar infundada nuestra sospecha, estaríamos no adquiriendo una propiedad sino un complicado pleito judicial. Por cometer actos indebidos de atropello a propiedad particular.

En tal caso que las consecuencias debíamos asumirlas nosotros, a título personal, pues no era una orden que estuviésemos acatando. Aunque existía la orden de revisar las propiedades. Provenía del mismo Ministerio de la Defensa para todas las FF AA.

Esa era la costumbre. La de que los subalternos no deben hacer nada más de lo que con mucha precisión se les ordena hacer. Aunque la orden no daba esos parámetros tan milimétricos de ejecución. Pero así son las cosas. Si se cumple con deficiencia lo ordenado es descalificable. Si se hace solo lo necesario, se considera falta de iniciativa o de pobreza de espíritu, por no poner creatividad en el beneficio institucional. Y si hace más, es un atrevimiento imprudente y por fuera de los reglamentos.

Aunque era válida la advertencia decidimos confiados en nuestra convicción de que teníamos la razón y que acertaríamos en la idea. Decidimos seguir adelante.

Entonces enviamos al Teniente encargado de las instalaciones en varias visitas de investigación, guiándose inicialmente por las indicaciones de la escritura. Aunque pudo definir el sector no le fue posible determinar exactamente cuál era la propiedad. Los alambrados que se usaban para linderos prácticamente no existían. Había mucha duda con relación a las demás propiedades. Además de ser un sector extremadamente ya casi que selvático por la abundancia de rastrojos y malezas.

Estando a punto de darse por vencido y habiéndole insistido en que lo hiciera por tercera y última vez, cuando ya se disponía a regresar, dando por caso perdido, se encontró con un campesino de edad que parecía ser del lugar. Tomó la valiosa iniciativa de consultar con el señor por si sabía algo al respecto de las propiedades del lugar. El señor, viendo que, por el uniforme, era un militar, le señaló una de ellas. Al tiempo que le decía que había  escuchado hacía tiempo que era una propiedad de los militares.

Agregó que se comentaba que existían personas de la región predispuestas a invadir ese lote en vista de que los propietarios no mostraban ningún interés por la propiedad. Además por ser un terreno muy valioso por estar próximo al Lago Calima y ser un sector de alto turismo. Quizás, lo que los había contenido era la tradición oral que indicaba que era una propiedad militar. Sin embargo a cualquier momento de todas maneras lo harían.

Entonces, el oficial ingresó por entre la maleza y encontró unos cercos ya muy viejos. Todo indicaba que coincidían con los linderos que definía la escritura.  Con ello dedujo que era casi seguro que esa era la propiedad que nos asignaba la escritura pero que nosotros no teníamos la más remota idea de que era nuestra. El terreno había sido donado a la Base Aérea en tiempo lejano.

Entonces pensamos que lo mejor era tomar la determinación de afirmar nuestra presencia como propietarios para que no fuese a convertirse en bien mostrenco. O que astutos declaran posesión y con ello derecho de propiedad. Enviamos una cuadrilla de soldados que rehicieron los alambrados e iniciaron un trabajo de limpieza. Se materializaron los mojones y los linderos.

En el caso de que fuese de otra persona, lo más seguro sería avisado de lo que se estaban haciendo. Pues era una alerta justificada ya que estaríamos invadiendo una propiedad privada. Después supimos que, por el contrario, el comentario que se regó entre los vecino, como es costumbre en el sector rural para manejar muchas cosas de palabra,  fue el de que por fin los militares habían ocupado y mostrado su interés por el lote de su propiedad. Lo que les favorecía, pues era aún factor de seguridad para el vecindario. Los asaltantes que estaban con intención de invadir ya  no lo podían hacer.

Como no disponíamos de presupuesto ni de mucho personal para estas tareas, decidimos entonces asignar el lote al personal de empleados civiles de la Unidad para que ellos pusieran de su parte en dichas tareas. El fin fue que construyeran una cabaña vacacional para que tuvieran las mismas posibilidades recreativas que las que gozan los oficiales y los suboficiales.

Al comienzo no creyeron que tal decisión fuese realidad. Nunca se imaginaron que pudiesen disponer de un lugar de recreo campestre tan exclusivo. Pero  lentamente se fueron convenciendo y pusieron todo su empeño en aprovechar esa magnífica oportunidad. Entonces organizaban paseos de fin de semana con sus familias y de paseo de olla para poder adelantar los trabajos de acondicionamiento. La tarea se convirtió en diversión. La idea tomó fuerza y progresó con rapidez. Ambos terrenos son denominados en el documento como Berlín y Calimita.

Cuando ya se hubo definido cuáles eran los factibles linderos se hizo una verificación minuciosa topográfica con la escritura encontrando que coincidían perfectamente. Se confirmaba, sin ninguna duda, que era una propiedad olvidada que habíamos redescubierto. Ya que durante muchos años, desde cuando ese terreno fue donado a la Base Aérea, nadie le prestó atención corriendo un alto riesgo de pérdida.

Casi 10 años después regresamos nuevamente a la Base Aérea y supimos que no sólo estaba bien conservado sino que el personal había construido ya no sólo una cabaña, como nosotros pensamos, sino tres. Entonces deducimos que no había sido inútil la investigación esculcando los archivos notariales sino también la insistencia en encontrar el lote salvándolo de una complicada invasión. Como es lo habitual en muchas propiedades del gobierno. Cuyos empleados por ser temporales, no tener sentido de pertenencia y pensar que la propiedad oficial no tiene dueño, las olvidaban. Actualmente está prestando un valioso servicio para el bienestar y la moral del personal. Y EMAVI rescató un valioso patrimonio.

Desde el primer momento en que iniciamos el proceso de rescate y debido a lo peculiar de lo sucedido, creamos un archivo especial permanente de las escrituras y sus respectivos registros. Así se pudiese tener plena evidencia de tan valiosa información, que es indispensable para proteger la propiedad pública. Y al mismo tiempo dimos la orden permanente de que se guardara en la oficina de Instalaciones, que es donde se administra toda la finca raíz. Con la esperanza de que no se volviesen a extraviar.

Pues en ellos también consignamos las antiguas y valiosas escrituras con las que, a comienzos de la década de 1930, algunos de los terrenos de EMAVI, fueron adquiridos con motivo de la guerra con el Perú y otros donados. En especial una hacienda aportada por la familia Domínguez. La que, después, fue convertida en el alojamiento para las tropas de la infantería de aviación.

Dicha donación establecía, como lo pudimos leer en copia del documento original y la cual incluimos en la carpeta del referido archivo, que dicha propiedad sería destinada sólo y exclusivamente para uso militar. Pero que en caso de querer darle alguna otra aplicación o de vender, la familia adquiría nuevamente el derecho de reintegro sin ninguna otra condición de compensación económica. Es decir, con restricción de dominio. Solo es un derecho de usufructo con destinación específica. Como desde esa época se viene haciendo hasta el presente. Con gran provecho para la Escuela Militar de Aviación.

Esta anécdota hace parte de otras varias de nuestras varias estadías en la apreciada academia de la Fuerza Aérea Colombiana. Experiencias que disfrutamos con mucho agrado y recordamos con cariño.

viernes, 27 de diciembre de 2019

EXPERIENCIAS DE CRITERIO 5

EXPERIENCIA 20
















EXPERIENCIA 21


Es de complementar esta experiencia evidenciando que este tipo de operaciones, con esta misma clase de aeronaves, ha tenido un registro de accidentalidad en la zona del sur oeste del país inusualmente alta. Pues, recurriendo solo a la memoria,  tiempo después se accidentó uno en Puerto Leguízamo. Y después dos en Tres Esquinas.
Suficiente como para tener duda razonable de que alguna deficiencia operacional se puede estar cometiendo. Seria conveniente hacer un análisis a fondo del fenómeno que permita obtener algunas conclusiones útiles a la seguridad operacional. 


EXPERIENCIAS DE CRITERIO 4


ACCIÓN DISCIPLINARIA INDIRECTA
Explicación del caso de cómo se puede usar la acción disciplinaria indirecta por incumplimiento de una norma sin que necesariamente se tenga que ser el superior directo de quien debe ser corregido. Porque cuando se dispone de la razón esta tiene más fuerza que la misma línea de mando directa.

El motivo de la solicitud de asignación de vivienda fiscal que se evidencia en estos documentos, fue debido al incumplimiento de la Oficial Responsable de la Sección Bienestar, dependiente de la Dirección de Recursos Humanos, de asignarnos la vivienda a la que teníamos derecho. Según lo ordenado en la Directiva que la rige.

A pesar que sabía, por haberes sido informada, de nuestro trasladado de la Base Aérea de Tres Esquinas a Bogotá. Y que dicha orden establece la asignación, en primer lugar, como norma permanente y regular, a los militares que son trasladados de la provincia a la capital.
Sin embargo, ella estableció, por su propio albedrío, que la asignación seria según si el trasladado hacia una solicitud previa a su despacho. Le explicamos que no teníamos que cumplir su criterio personal pues no es exigido por la norma. Por el contrario, ella ordena que los que cumplíamos con ese criterio teníamos prioridad.

De esa forma, le pusimos de presente, indirecta y subliminalmente, que era una demostración de lo que se inventa la burocracia cuando necesita adaptar las normas generales, según su particular perecer, para justificas el cargo. Una cultura que es muy acostumbrada en la parte administrativa.
Por supuesto eso ofendió su arrogante susceptibilidad y sobrada soberbia con la que se había arropado con un indebido tráfico de influencias con los máximos grados militares. Típico de las roscas y círculos cerrados que se crean espontáneamente en las elevadas esferas de los altos mandos.

Pero en especial en la del nivel central nacional. Quien considera que las normas nacionales pueden ser modificadas cuando se trata de reconocer los privilegios y derechos con respecto a quienes son vistos, según también su propio juicio, provincianos.  Que de seguro no reclamarán los despropósitos que se quieran cometer con ellos.

Porque esas personas, que por venir de la periferia nacional, en este caso de una área de frontera y zona de orden público, deben considerarse privilegiadas por el traslado a donde están los máximos mandos institucionales. Donde se tiene mejores niveles de calidad de vida. Una reasignación, desde esas regiones de combate a la tranquilidad de la capital, donde los mayores riesgos solo son de manejo documental y una simple trinchera de escritorio, era un favor personal y no un derecho adquirido, que debía agradecerse. Por ello era considerado un premio a la entrega al servicio. Es decir que seguía pensándose, todavía y exactamente, en la misma forma como se cuenta en la crónica “Entre leones y Ratones”. Incluida en este mismo espacio de “Aeronautas y Cronistas”

Habiéndole hecho caer en la cuenta del error, se justificó en nuestro supuesto incumpliendo de su criterio personal. Lo que no le gustó y quiso amedrentarnos con poner evidencia nuestro desacato, de su procedimiento particular, informando de nuestro reclamo a su superior.

Un  Señor General, detrás del cual quiso esconder su disgusto con nuestro comportamiento. Supuestamente para amedrentarnos y que, posiblemente, desistiéramos de lo exigido. Pero teniendo nosotros toda la razón y de su mucho pesar, debió asignarnos el derecho pedido.

Para complacer su irracional terquedad, de todas formas, hicimos la solicitud. Pues sabíamos que tenía el talante de inventar más inconvenientes para persistir en su ciega posición por su ilógica racionalidad. Además, con ello le dábamos, al menos, que pudiese considerar que el haberla complacido en su exigencia era su gran victoria. Aunque, de todas formas, era su victoria pírrica. Las mismas que son el ejemplo clásico de los pobres y reducidos espíritus que se complacen, fácilmente, con cosas mínimas y simples.

Pues ya habíamos evidenciado tanto su demerito que de negarnos, el derecho que argumentamos, que pondría en mayor evidencia su total incompetencia profesional y su retrograda actitud. Más de lo que ya se había puesto ante sus superiores, compañeros y subalternos. Entre más persistiese, ella misma agrandaría su desprestigio perjudicando su ya abultada vanidad. La razón siempre supera a la sinrazón a pesar de las astutas formas de cómo la gente torpe se las ingenia para querer forjar el mundo a su manera, más por lo emocional que lo racional.

Una acción disciplinaria indirecta de gran eficacia contra otro grosero intento de pretender usar las influencias para justificar los errores. Abusos que se fueron haciendo cada vez más evidentes cuando la institución comenzó a incorpora el personal femenino al escalafón militar. Inmoralidad que ha perjudicado a las instituciones militares.

La anterior explicación es con el fin de facilitar el entendimiento de los documentos que se muestran a continuación.

Una anécdota que puede ser útil en cuanto se use para prevenir circunstancias como esta. Que pensamos no sabíamos manejar adecuadamente. Pues debimos aprender empíricamente bajo el criterio de ensayo-error debido a lo novedoso del tema que con frecuencia nos sorprendía por no haberlo pensado antes. Técnica que no es la más adecuada pues siempre el desempeño militar debe ser planificado y calculado.

EXPERIENCIA 18


EXPERIENCIA 19

EXPERIENCIA 20



EXPERIENCIAS DE CRITERIO 3




EXPERIENCIA 13




EXPERIENCIA 14

EXPERIENCIA 15





EXPERIENCIA 16

EXPERIENCIA 17






miércoles, 25 de diciembre de 2019

EXPERIENCIAS DE CRITERIO 2

EXPERIENCIA 7



EXPERIENCIA 8




EXPERIENCIA 9



EXPERIENCIA 10


EXPERIENCIA 11








Este informe dejó en evidencia el carácter y el espíritu de muchos militares que consideran que la brutalidad generalizada con los ciudadanos es de legitima naturaleza de la profesión. Y por ello aceptable. Cuando realmente son descomunales abusos. Aun mas causó mucho resquemor el que un mismo colega militar pusiese en evidencia su inmoral proceder. Pues con ello se ganan el desprecio de la ciudadana aprovechando de que el uso de las armas, para su la seguridad y protección del pueblo es inevitable dentro de un país. Como se acostumbra decir para esconder el error: Es un mal inevitable. Algunos atarbanes consideran es correcto usar esas mismas armas contra el pueblo que se las ha dotado. Una lastimosa situación que es indispensable superar.