AERONAUTAS Y CRONISTAS

martes, 14 de julio de 2020

CRITERIOS DE EVALUACIÓN

FUERZAS MILITARES DE COLOMBIA
FUERZA AÉREA

Santiago de Cali, 20 Oct. 1999

ASUNTO:         Concepto observaciones solicitudes bajas cadetes

AL:           SEÑOR TENIENTE CORONEL COMANDANTE GRUPO CADETES

Basado en los conceptos dirigidos al señor Brigadier General por los cadetes recién retirados de la Escuela Militar de Aviación y la orden del director de estudiarlos, me permito darle mis puntos de vista y posibles soluciones como contribución a sus análisis, conclusiones y aplicaciones que usted implante en su área, así:





REGLAS CLARAS Y AUTOEVALUACIÓN.
La normatividad está bien definida en los reglamentos de incorporación, capacitación, disciplinario, etc. En esta área estamos avanzados y con frecuencia complementamos con nuevas normas llenando los entreclaros o los casos no previstos que surgen de la práctica. La tarea de adoctrinar se hace y reduce el esfuerzo de solucionar el número de alternativas que son factibles de suceder.

El propósito es mantener un constante empeño de enriquecer los procedimientos reduciendo cada día la incertidumbre y la necesidad de intervención del superior para que cada uno puede autoevaluarse con claridad.

El alumno ingresa con la presunción de la máxima aptitud y calificación para actuar con acierto en su ambiente, teniendo la posibilidad constante de autocalificarse reduciendo su puntaje en la medida que no logre sostener la posición de excelencia.

El método se basa en la honorabilidad, sinceridad, ética, moral y lealtad individual, como principios del “CÓDIGO DE HONOR”.

La autocalificación parte del principio que presupone el máximo porcentaje de evaluación para el alumno desde un comienzo y éste se reduce en la medida en que el alumno no lo sostiene por las deficiencias del conocimiento que no adquirido después de que se le ha instruido. Así el alumno sabrá en todo momento cuáles son sus falencias y por lo tanto si su nivel de conocimientos ha quedado por debajo del nivel mínimo de calidad exigida que es el 60%.

Entonces por identidad con el código del honor y coherencia con los principios de identidad y empatía con la institución que el tomara la decisión de apartar apartarse de la institución. De esa forma no se expone al demérito de tener que ser expulsado por incompetencia y falta de idoneidad para la carrera profesional. De esa forma no sólo conserva su dignidad ante el resto de compañeros sino que por el contrario se le valorará y reconocerá su entereza de carácter y su ecuanimidad sin tener que sufrir un demeritante desprestigio institucional.

Nota: Por debajo del 60% el alumno sabe que cayó en el rango de no apto para el servicio profesional como oficial de la Fuerza Aérea. Es un sistema de valoración que va en dirección de arriba hacia abajo donde el alumno se valora a sí mismo en lugar de subiendo y de esa forma es un sistema que crea en el cadete el sentido de crecimiento positivo porque sabe cuáles son sus deficiencias que debe superar para no descalificar.

Ya sea por materias o grupal general, como se considere más conveniente. Ya que algunas materias o áreas (militar, académica y especialidad) podrían tener más importancia que otras según circunstancias institucionales, profesionales, sociales o nacionales. Usando la técnica de ponderación por parte de una junta, anual o esporádica, que asigna el puntaje a cada materia, área y/o grupo (curso). Por ello es necesario tener definido el perfil del oficial, suboficial o soldado que necesitará la FAC en el futuro. A corto plazo (Rango subalterno). Mediano plazo  (Rango superior). Largo plazo (Rango general).

El porcentaje de calidad mínima por materia, área o grupal general, de la calificación promedio obtenida por los estudiantes integrantes de un mismo curso o clase, es la base para determinar si el alumno aprueba.

El procedimiento hará que todos tendrán que esforzarse al máximo para no caer por debajo de ese nivel. Porque cada uno desconoce cuál será el promedio que obtendrán sus compañeros y no puede arriesgarse a calificar por debajo de dicho límite mínimo exigido.



Así se impulsa el mejoramiento continuo, en sana competencia entre símiles y no contra un escalafón rígido impuesto por la institución. Y que solo genera dudas de ecuanimidad y justicia en la calificación. La cual, a ves resulta afectada por criterios subjetivos donde pueden darse méritos o deméritos particularizados. De tal manera que la clasificación se hace objetiva al estar libre injerencias personales.

La factible tendencia que surja una cuerdo entre los alumnos de no buscar corporativamente que el grupo no marque un nivel de promedio demasiado alto, para no eliminar a los compañeros no tan aptos, es remota. Pues es un recurso inútil. Ya que de todas formas la FAC debe establecer un nivel mínimo institucional de rendimiento grupal dejando a fuera a quienes no clasifiquen. Y los que, definidamente, no sean capaces de dar el rendimiento mínimo exigido serán descalificados así el promedio grupal se bajó. Solo queda la vía de competer, entre si, por arriba. En lugar de pretender igualar por abajo.

Y para estimular a los poco rendidores. La escuela también establece un nivel de aptitud académica mínima para la institución. Y cuando el promedio grupal sea demasiado alto no se considera el nivel grupal porque la necesidad institucional fue lograda. Así los que saquen por abajo del mínimo grupal clasifican de aptos para graduarse en la carrera profesional como oficiales de la FAC.   

No es la institución que lo debe demeritar si no él quien se debe superar. Es decir que es consentido autocrítico sobre sus mismos logros y no el de la institución depreciando a su aspirante. Y de esa forma es un sistema constructivo para el aspirante en lugar de destructivo.

Dicho sistema es funcional y resulta apropiado porque EMAVI es una universidad privada de estudiantado interno y altamente seleccionado antes de ingresar con estrictos niveles de exigencia. Donde los alumnos saben que tienen asegurada una carrera profesional remunerada y de alto reconocimiento que les ofrece, dentro de la misma organización, un satisfactorio y confiable escalafonamiento social.  No son alumnos que se gradúan para salir a competir por una plaza laboral en el mercado, casi siempre limitado. Por esa razón la institución puede demandar un alto rendimiento académico, tanto en cantidad como calidad. Sino que ya tienen asignación laboral si califican para ello.





Además que es el mismo empleador quien define el perfil académico que necesita. A diferencia de las demás instituciones educativas  donde los alumnos, aunque deben lograr los créditos mínimos necesario para graduarse, no son evaluados académicamente pero quienes les darán un empleo. Y aunque se supone que son idóneos para ejercer la profesión, ya que tienen el diploma, pueden de todas formas no ser lo suficientemente aptos para suplir las necesidades de las empresa y las sociales de la nación.

DISCIPLINA POR CONVICCIÓN EN LUGAR DE IMPOSICIÓN
El Acto de mantener la disciplina no será una obligación impuesta externamente por el superior inmediato. Será producida por el individuo mismo por la convicción de aceptar interiormente y en su mentalidad, el espíritu y la cultura institucional de actuar con acatamiento y orden, tanto de pensamiento como de comportamiento.

La persona desarrolla su propia personalidad por autodisciplina y control interno que lo induzca al perfeccionamiento continuo en lo cotidiano para toda su vida.

También desaparece el espíritu punitivo, policivo y mortificador del superior que audita todo con minucia persistente. Con frecuencia el efecto es el contrario, donde el subalterno rechaza con actitud defensiva, contra el sistema o con su superior que lo hostiga y en lugar de ayudarlo lo frena y limita para progresar. El control cercano le incide las más elementales iniciativas.

LIBERTAD CON RESPONSABILIDAD.
Definidas las normas y actuando por impulso propio, el individuo conoce su campo de acción, los límites máximos y mínimos, por lo tanto ha de mantenerse dentro de su espacio definido actuando por su propia libertad. Esto no quiere decir que sea una libertad sin vigilancia, pero si con autonomía para que él defina con libre albedrío, la aceptación institucional.

En la medida que se aproxime a cualquier limite por exceso o defecto (positivo o negativo), recibirá una advertencia de orientación, ayuda y acción preventiva, mas no correctiva, esta sólo será necesaria pe»' desconocimiento pleno de la norma.

La única forma de adquirir y/o hacerse responsable de sus resultados, es asignándole el espacio vital mínimo para asumir las consecuencias de sus actos. Dentro del margen de oportunidades podrá demostrar la capacidad de respuesta ante el compromiso adquirido y desarrollar la propia personalidad en su desempeño institucional.

El cadete sabrá que los resultados, favorables o desfavorables, serán siempre el resultado de su responsabilidad y el producto de su comportamiento. Así desaparece la costumbre de asegurar su estabilidad y permanencia por la capacidad de burlar o engañar el sistema, donde lo aplicable es el espíritu astuto, en lugar de ponderar la honestidad y la respuesta sincera ante el deber.





EXIGENCIA DE MÍNIMA GRADUALIDAD
Habiendo dado lo anterior, la Escuela lo único que debe hacer es orientar sus esfuerzos a la esencia de “disciplina por excepción”, donde lo requerido es la de mantener lo estipulado por la norma.

Como de antemano está definida la acción a tomar, para quien ha infringido los limites, no será necesario complicados procesos de evaluación usando múltiples niveles que lo único que propician son la duda y la posibilidad de desacierto en la solución de cada caso particular. Por otra f>arte, el exceso de gradualidades es interpretado como incapacidad o indeterminación en la toma de decisiones por parle de la superioridad donde la subjetividad se hace factible, ofreciendo la posibilidad de salir bien librado, así sea como remota alternativa.

AMABILIDAD PERO ESTRICTA SEVERIDAD.
Siendo la norma quien da la pauta para cada caso, la objetividad es la condición primaria para aceptar plena y naturalmente la disciplina, aun siendo exigente.

Para el superior es fácil imponer la acción a tomar porque está explícita en la norma y adicionalmente no es posible adaptarla o ponerla en duda por su albedrío. Únicamente existirá la acción de estudio de un caso no estipulado pero será una condición remota.

Las amenazas, para someter al subordinado remiso, dejan de provenir del superior y pasan a ser del entorno y la cultura general donde todos acatan y respeta la norma por conciencia colectiva por ser conocida y asumida desde el inicio de su vida militar. El espíritu cantaletozo y regañón no es necesario porque de antemano cada uno sabe lo que se merece y en el caso de no aceptarlo, con el sólo hecho de aducirle la norma con un sencillo protocolo o procedimiento, será suficientemente para imponerle la acción requerida sin mayores argumentos o discusiones.





MENOS REGLAS CON MAYOR CONTUNDENCIA
Las normas genéricas protegen y cubren ambientes amplios. Desconocerlas implica respuestas contundentes, efectivas y castigos mayores. Por lo tanto las deficiencias más significativas son las relacionadas con las reglas principales sin caer en una multiplicidad de subdivisiones de normas o faltas menores que en muchos casos no son oficiales, ni explícitas, pero si costumbristas^ usadas para mortificar al subalterno como retaliación por causarle molestias o inconvenientes al superior pero no forman el carácter del oficial y por tanto pierden valor institucional.



MENOS CEREMONIALISMO Y MAYOR SOLEMNIDAD.



El exceso de protocolos y su constante aplicación, cae en la condición de baja sinceridad y que de no hacerlo constituye falta de subordinación. La ausencia de interés en lo ceremonial ha sido interpretada en forma reactiva-El no practicar los protocolos es interpretado como desconocimiento de la autoridad y esto es algo que un superior no puede tolerar y por tanto debe exigir.

El procedimiento contrario es el que la institución debe infundir. Enseñar lo ceremonial y las costumbres de cortesía. Como el habito donde el subalterno, por su propia convicción, demuestra su espíritu de cuerpo, acatamiento a sus supriores y sentido de pertenencia.

Más no por exigencia del superior, sino por estímulo individual. Deja de ser un acto mecánico de cumplimiento de un deber, para convertirse en expresión sincera del respeto y adhesión a sus comandantes. Infundir o crear el espíritu de la amplia cortesía, es una acción difícil para todo superior porque demanda significativo esfuerzo de adoctrinamiento y especialmente ejemplo al subalterno. Ante dicha dificultad, la técnica, implantada por costumbre, ha sido la obligación del superior requerirla que deber del subalterno practicarla. El resultado final que hemos logrado, es el de la cortesía como exigencia y no como lo que el subalterno ofrece porque al mismo tiempo, su superior se lo merece.

Por supuesto que si la actitud indica que el alumno no practica la cortesía para demostrar su rechazo y animadversión contra el espíritu militar, se está demeritando para pertenecer a la institución debiéndose reflejar en la evaluación de desempeño aplicando el reglamento disciplinario para corregirlo y reduciéndose de aceptación institucional.



La solemnidad y el respeto en las demostraciones de cortesía para con los símbolos patrios los superiores y las costumbres, surgirán de la interioridad individual y no de la imposición externa. Lo primero es una acción genuina de su convicción y lo segundo una respuesta artificial a una norma.

Los anteriores criterios son un cambio grande en la forma tradicional de hacer las cosas y el modo de vida del militar Colombiano.

Es por ello que soy consciente de lo difícil que es implantarlos en forma rápida. En primer lugar, requiere romper esquemas de carácter sacramental, fundamentales y tradicionales donde suponemos que no hay discusiones y modificaciones. En segundo lugar, causan el natural temor de ingresar en campos no dominados que podrían salirse de nuestro control. Adicionalmente, requieren vencer la inercia de toda la institución o el impulso creado por muchos años de hábitos continuados. En cuarto lugar. Generar cambios significativos pueden causar traumas, secuelas y riesgos que debemos evitar porque molestan e incomodan a los demás

El motivo de estas propuestas es la de propiciar el mejoramiento ideológico y la calidad militar/ por un personal interés en el progreso y la profesionalización del futuro oficial Colombiano. La calidad del recurso humano es el primer peldaño por donde debemos contribuir a la modernización de las Fuerzas Militares/ para afrontar el próximo milenio.

Teniente Coronel Iván Darío González Urán

Subdirector Escuela Militar de Aviación





FUERZA MILITARES DE COLOMBIA
FUERZA AÉREA

Santiago de Cali Julio 12 de 1999

Señor Brigadier General

DIRECTOR ESCUELA MILITAR DE AVIACIÓN

Me permito informar al señor Brigadier General las causas de mi retiro de la institución.

Quiero aclarar que la entrada a la escuela fue una decisión personal que después de mucho tiempo se hizo realidad. Cuando me entere que había pasado los exámenes para ingresar a la escuela, me puse muy contento pues muy pocos habían llegado donde yo estaba, me parece que era más una satisfacción personal.

Sin pensarlo dos veces continúe mis papeleos que la Fuerza Aérea me solicitaba. En ese momento yo estaba muy bien enterado de cómo era la vida en la escuela, todo lo relacionado con el estudio, vuelo y hasta el ejercicio físico que se veía en los cuatro años de carrera.

Cuando por fin me iba de la casa, con mucha tristeza de dejarlo todo, yo sabía que me iba a enfrentar a una vida totalmente nueva en donde el único que saldría adelante seria yo mismo. Al llegar a la escuela me di cuenta que las cosas eran diferentes a como yo las había pensado. Todo era raro y diferente para mí, pero esto era normal en los primeros meses (eso decía la gente), así que no le puse mucho cuidado y seguí adelante.

Durante estos meses realice cosas que no podré olvidar, como disparar un anua, montar y conocer aviones de la Fuerza Área Colombiana, concurrir eventos de mucha importancia, viajara Palanquero y realizar un terreno, y muchas cosas más. También estuve rodeado de personas muy buenas, como mis compañeros que siempre estuvieron ahí presentes para cualquier cosa que necesitara. No quiero demeritar el trabajo que hicieron el grupo de oficiales y alféreces tanto en la instrucción como en el trato personal.

Pero existían ciertos problemas, yo no estaba adaptado al régimen militar, pero yo hacia todo lo posible para que esto no me afectara. Pero después del primer semestre me di cuenta que la vida militar no iba con mi personalidad y yo encontraba  en ella monotonía bajo criterio. Algo de irracional e incoherencia. Me parece que la libertad es necesaria para el desarrollo de una persona, y me parece que esa libertad se le priva, en cierta manera al cadete. Personalmente la vida militar no va conmigo y pienso que no puedo seguir en un lugar donde no soy feliz y en donde no puedo realizarme como persona.

Mi retiro de la escuela es una decisión personal, la cual la he pensado durante mucho tiempo y creo que no se le puede dar más tiempo. Los conocimientos y enseñanzas adquiridos fueron muy importantes para mí y estoy seguro de que van a ser de mucha importancia para un buen desarrollo y desempeño en mi vida. Me retiro bien, sabiendo que no fui nunca malo y que cumplí con todos mis deberes, esta experiencia va a ser inolvidable para mí.

Atentamente,

Simón  Uribe González

Santiago de Cali Julio 12 de 1999

Señor Brigadier General

DIRECTOR EMAVI

Durante el tiempo de Cadete en la Escuela, viví momentos gratos como momentos malos, los momentos malos en determinado tiempo pueden ser llevaderos ya que con el tiempo se acostumbra a esto, aunque muchos de estos malos momentos son causados por errores de otros, va que por esto todos somos castigados, en-ciertos casos no comparto esta situación debido a que la acción a castigar es injusta y como cadete nuevo se es castigado seguidamente con motivo o sin motivo.

Mis Alféreces en determinados momentos se desquitaron con nosotros y  sin ninguna explicación nos gritaban por tal motivo, yo como persona, me sentía desconcertado preguntándome cual fue mi error.

Muchas veces al estar en el bar de cadetes anunciábamos los reclutas y de un momento a otro teníamos que dar vuelta al polvorín, por orden de mis Alféreces con la excusa de que no habíamos anunciado, por esta situación me sentía muy ofuscado.

Antes del juramento de bandera, los fines de semana eran terribles, ya que en las mañanas del sábado y domingo se hacía aseo dando vuelta al polvorín. Esto, en ocasiones nos estresaba demasiado lo cual nos hacía pelear entre compañeros.

La diana todos los días entre semana eran muy duros puesto que en la conciencia se sentía un aburrimiento de hacer lo mismo todos los días.

De saber que seriamos castigados de cualquier forma, el aseo de los baños del dormitorio me correspondía a mí, hice todo lo posible para que siempre quedara bien el aseo. Pero mi alférez Rincón nunca le gusto el aseo que hacía, todos los días era lo mismo, grito tras grito cual empezaba el día sin ánimos.

La parte de armamento y tiro me gustó mucho, conocer en si el funcionamiento de un amia y sentir lo que es disparar un arma de combate.

Una experiencia muy gratificante fue el terreno en Palanquero, el sentir la instrucción que reciben nuestros combatientes, las técnicas de combate, el patrullaje nocturno, todo esto me mostró como es la vida de estos hombres en el campo de combate y de comprender en cierto modo lo difícil que es estar en el monte.

Cuando empecé las académicas sentí que todo iba a ser diferente, que se iba a sentir un ambiente Universitario, un sentido de investigación más "profundo, pero en ese sentido me equivoque ya que el tiempo de estudio y el de investigación que se lleva en la escuela es muy reducida debido al régimen militar, por otra parte la parte de vuelo se ve muy tarde, no hay un sentido de pertenecía con el vuelo ya que el cadete se mantiene ocupado en el académico y militar todos estos factores fueron decisivos en mi decisión de pedir mi retiro de la institución, aunque no todo fue malo ni malas experiencias, ya que la experiencia vivida fue muy gratificante, el sentimiento de compañerismo aumento y el amor hacia la patria, todo esto fue una gran experiencia ya que mi formación personal aumento, la responsabilidad inculcada me será de gran ayuda en un futuro próximo para con el vuelo, ya que el cadete se  mantiene ocupado en el académico y militar todos estos factores fueron decisivos en mi decisión de pedir mi retiro de la institución, aunque no todo fue malo ni malas experiencias, ya que la experiencia vivida fue muy gratificante, el sentimiento de compañerismo aumento y el amor hacia la patria, todo esto fue una gran experiencia ya que mi formación personal aumento, la responsabilidad inculcada me será de gran ayuda en un futuro próximo.

En si todo lo que viví fue una experiencia más en mi vida la cual me ayudo a entender muchas cosa, como de saber que todo en la vida no es fácil y que si uno quiere lograr algo en la vida hay que lucharlo, de una manera honesta y no utilizando ventajas deshonestas las cuales dejarían mucho que decir.

JULIÁN PEÑA RODRIGUEZ



Santiago de Cali, 12 de Julio de 1999

Señor Brigadier General

GONZALO MORALES FORERO

Director Escuela Militar de Aviación “Marco Fidel Suarez”

Me permito informar al Señor General, la retroalimentación durante mi estadía en la Escuela:

Primero que todo yo decidí entrar a la escuela puesto que veía una oportunidad para lo que siempre he deseado que es convertirme en piloto; en ese momento estaba cursando primer semestre en la universidad cuando recibí la carta de incorporación lo primero que pensé fue en rechazar el cupo ya que en la universidad parcialmente estaba llegando a mi objetivo puesto que la ingeniería aeronáutica me planteó desde un principio un contacto cercano hacia el mundo de la aviación, pero luego al meditarlo mucho me dije que era un mérito haber sido seleccionado entre tantos aspirantes y que iba a arrepentirme luego si lo rechazaba, puesto que muy seguramente no se volvería a presentar la oportunidad de ingresar a la escuela y a su vez debería estar dentro para saber cómo es en realidad y no como se pinta en los folletos de incorporación.

Se tomó la decisión y con el apoyo de mis padres decidí incorporarme, luego de llegar a la escuela me encontré con una amabilidad que no esperaba. Los oficiales y alféreces eran muy respetuosos con todos nosotros lo cual me perece bueno para este tipo de procedimientos. Ese mismo día se llega con muchas expectativas y lleno de energía por este nuevo paso en la vida, no se puede negar que la vida desde ese momento cambia de una manera brusca pero es superable fácilmente en los primeros días por el hecho de estar tan lleno de expectativas, la instrucción militar que desde ese momento empezábamos era muy interesante porque en realidad son cosas que realizan los militares pero que no son la esencia de lo que yo esperaba encontrar. Obviamente yo sabía que al siguiente día iba a tener mi avión pero sí que al menos se viera en el ambiente de escuela lo relacionado con el vuelo, imagine de pronto ver por qué vuela o cosas por el estilo. Pero ver a los cadetes de tercer y segundo año que en conversaciones como las que se plantean en cualquier momento no saber ni siquiera qué tipo de aviones se vuelan o que características tienen al menos los entrenadores primarios, uno se puede dar cuenta que se interesan más por cosas del aspecto superfluo como reuniones, uniformes, ceremonias o cosas por el estilo que por lo que entraron a la escuela aunque ese no es un motivo suficiente si es parte de un conglomerado de detalles que me llevaron a la decisión que estoy tomando, mas así cuando se está en primer año cuando no se ve nada que lo encariñe con el vuelo y que de la moral para sumirse a un régimen que no valora en lo absoluto su modo de pensar y que en cambio crea actitudes negativas hacia el modo de vida en una escuela de estas características.

La instrucción militar en los primeros meses fue difícil tanto psicológicamente como físicamente, pero estuvo llena de cosas nuevas que lo planteaban interesante y motivante de este período es en el que más conocimiento se adquiere y en el que se aprende a comportarse en la escuela y a lo largo de su carrera, de este periodo vale la pena destacar los ejercicios de orden abierto que se convierten en temas muy atractivos en su forma; luego de este tiempo y cerrando con broche de oro con la ceremonia de juramento de bandera la cual fue sin duda motivante, puesto que mis padres y yo mismo veía como después de este tiempo era una persona mucho más madura y con más carácter para desenvolverme ante los problemas que se me pudieran presentar.

La vida en la escuela luego de los tres primeros meses cambia mucho y se vuelve rutinaria y sin interés y las salidas son las que lo mantienen trabajando a diario en el área militar y académica.

No se puede negar que la calidad de la instrucción es muy buena pero debe mejorar en cuanto a la investigación. Para mí estos seis meses estuvieron llenos de cosas tanto agradables como desagradables que al final vienen a formar el carácter de un militar y que sin duda son herramientas que me servirán en el desenvolvimiento de cualquier carrera profesional.
Atentamente.

MAURICIO ENRIQUE BOLÍVAR LUNA

LIDERAZGO MILITAR