AERONAUTAS Y CRONISTAS

miércoles, 8 de enero de 2014

ORACION A LOS AVIADORES DE MI PATRIA


AERONAUTAS:

Luís E. Sandoya compuso a la Fuerza Aérea Colombia esta oración para los pilotos militares y civiles. A los que vuelan a remo o a vela. Los de Vuelo libre o a motor. Por velocidad o por densidad. Y a cualquier forma de volar, incluido el imaginario o el literario, el racional o el no tan racional.


Porque algo  se tiene de razón cuando se piensa que no se es totalmente cuerdo cuando alguien se mete en un tubo de aluminio, para subir a grandes alturas, a mucha velocidad, impulsado por un poderoso volcán de fuego, lleno de combustible altamente inflamable y cargado con toneladas de poderosos explosivos que desatan huracanes de destrucción para defender a la patria.


Oración que es evocada con reverencia en las ceremonias militares como una exaltación a la entrega y la dedicación en el cumplimiento de un deber de alto riesgo. El vuelo no solo es una agradable sensación de libertad sino una real expresión de inmensidad.

No solo ha sido Luís E. Sandoya sino también otros quienes se han inspirado en el vuelo. Como el viejo poeta medio loco antioqueño, Epifanio Mejía, quien canta a la agradable sensación que produce el volar con la pluma, cuando compuso las letras de una de las mayores exaltaciones al espíritu libre, “El Himno Antioqueño”:

“¡Oh libertad que perfumas las montañas de mi tierra, deja que aspiren mis hijos tus olorosa esencias! Nací libre como el viento de las selvas antioqueñas, como el cóndor de los Andes que de monte en monte vuela. Pichón de águila que nace sobre el pico de una peña, siempre le gusta las cumbres donde los vientos refrescan”.

Aeronáuticos Saludos y disfruten tan bonita creación.


ORACIÓN A LOS AVIADORES DE MI PATRIA


A vosotros, que sobre el tiempo y el espacio, movéis un acero de canciones y de hélices.



A vosotros, que con mirada juvenil y empeño heroico, penetráis en el cielo de la patria para saber que es nuestro.



A vosotros, que desde las alturas miráis abajo la tierra maternal, ceñida de horizontes.
Y surcada su faz con el silencio de los ríos.



A vosotros, que entre las nubes y el abismo montáis guardia de águilas sobre la montaña y sobre el mar.
Para que sea pura y sosegada la frente de los hombres.



A vosotros, compañeros de la estrella más alta y que sin embargo se extingue a veces, para que encendáis la llama de vuestro corazón.



A vosotros, erguidos contra lo imposible y sus quimeras.



A vosotros, amigos, entrego mi voz y mi cantar.
Porque a vuestro lado se mira la ilusión y los rosales se empinan con amor.




Porque con vosotros es dulce viajar como los pájaros hacia lo eternamente azul.



Porque con vosotros la mañana se torna en lejanía,
y la tarde es más bella en su reposo sobre el mundo.