AERONAUTAS Y CRONISTAS

domingo, 24 de noviembre de 2013

CRÓNICAS DE UN CURA PAISA.CAPÍTULO 9


CRÓNICAS DE UN CURA PAISA

POR EL PADRE ANTONIO MARÍA PALACIO VÉLEZ

CAPÍTULO 9

COLORIDA FLORESTA

Qué panorama el que ofrece la selva florecida cuando se observa desde una eminencia del terreno. Parece una inmensa colcha de retazos de colores.

Entre él tupido follaje de verde oscuro hace resaltar su bella flor el Arisal, gran borla de color escarlata, acaso la más vistosa entre todas las flores tropicales. Los Yarumos, llamados los ancianos de la selva, por qué entre el ramaje oscuro ostentan sus hojas blancas. Más allá el Písamo cubiertos de flores al rojo vivo que semeja una llamarada entre los árboles. El Guayacán amarillo que cuando está despojado totalmente de sus hojas se cubre con la fronda de sus flores amarillas semejando un bloque compacto. Ya constelación de mariposas de oro del Chagualo ostentan sus macetas de color blanco y rosado de perfume embriagador. El Gualanday, semejante al Guayacán, porque también se despojó de sus hojas para cubrirse de flores azules violáceas. El Balso y el Majagua, semejante a bandadas de mariposas, dejan volar sus semillas envueltas en copos de lana blanca. Por allá, sobre los nudosos brazos de los árboles, ostentan los cardos las violáceas vestiduras de sus hojas y llenan los airosos penachos de sus espigas junto a las orquídeas de todos los colores que dejan colgar sus largos pétalos semejantes a largas lenguas de perros cansados.

Pero en los gruesos troncos de estos colosos trepan cuál gruesas manilas, haciendo maromas, los bejucos. El Uvito de monte de tallos semirojos dejando columpiar en los aires sus racimos de flores semejantes a corales. El Agraz bejuco de agua saturado de savia potable y tan abundante que calma la sed a los viajeros. Y una multitud de gruesos tallos que trepando en espirales suben hasta las copas donde mezclan la variedad de sus flores y la delicadeza de sus perfumes con las del árbol que los sostiene.

Aquí y allá alternando con los árboles se encuentran las palmeras en variedad de especies y tamaños desde la Carmaná y el Palmicho hasta la Chasaraza y el Chontaduro, el Mauenque, el Milposos y la Barrigona, elevando sus erguidos troncos erizados algunos de puas y otros lisos, rectos y largos como esbeltos pilares que sostienen el elegante plumaje de sus hojas. Y entre los racimos, verdes unos y otros más maduros, dejan caer al suelo sus semillas rojas.

 
SELVA VIRGEN

Por entre los intermedios que dejan los grandes árboles levantan la Iraca sus anchas hojas sostenidas por delgados, largos y rectos peciolos semejantes a varillas de hierro pintadas de un verde oscuro. Y de la elegante mata del Táparo de largas hojas y que en cuyo pie salen voluminosos capachos que al abrirse dejan al descubierto las blancas ramazones de sus flores. Y el tapiz de helechos y de musgos de todos los colores y variedades. Y que infinita variedad de matas que lucen entre sus hojas las flores en distintas formas y colores.

PERFUMADA MANIGUA.

Presentando a la vista todo una combinación de los colores en todos los tonos y el olfato una mezcla de sus aromas. Estos perfumes combinados sólo se perciben en la selva. Y sólo, de vez en cuando y de tarde en tarde, cuando al andar de los caminos se percibe por una ráfaga de viento que de un bosque cercano nos trae sus perfumes y nos hace sentir una combinación de esencias agradablemente raras que nos hace detener en el camino y aspirar profundo.

(Aromas que en su mayoría provienen de los alcaloides que genera la naturaleza con el fin de atraer insectos para la fecundación o aves para transportar sus semillas. O como un medio de competencia o guerra química con las demás plantas por los nutrientes del suelo, el agua superficial, la humedad del aire o la luz del sol. Pero que el hombre en su inteligencia los extrae concentrados para propósitos estéticos o como medio de lograr momentos placenteros para escapar de la realidad convirtiéndosele en indetenibles adicciones que le inutilizan la vida productiva.
O también para otros menos santos. Como el aroma del borrachero con el que crea alucinaciones en sus ritos religiosos o con propósitos medicinales.  Y para perder la conciencia y la capacidad de voluntad a quien quiere hacer victima de sus malas intenciones o hasta la muerte)   

FAUNA, RÍOS Y MEDICINAS

Enjambres de abejas al par que colibríes de plumaje verde esmeralda y oro, se ven en compañía de millares de mariposas cuyas brillantes alas se combinan con los pétalos de las flores. Ardillas y bandadas de monos saltan de un árbol a otro y cogen los dulces frutos que éstos les ofrecen en abundancia.

Existe la abeja  que es un poco más grande que la abeja de Castilla y también más brava que ella. Esta abeja es la que produce la llamada brea chocoana. La hormiga llamada Conga que es negra, andan siempre sola y mide una pulgada de largo. Es muy brava. Me aseguraron que cuando pica produce una fiebre que dura tres días.

Ríos de aguas cristalinas riegan estas tierras con remanso tan trasparentes que dejan ver perfectamente las arenas de sus fondos donde se ven pasar y pasar, como sombras de plata, grandes Sábalos que, sin temor a nadie porque nadie los perturba en aquellas soledades, juguetean con el líquido elemento.

En aquellas celdas hay plantas de alto valor medicinal. Y los indios que son los únicos que habitan y recorrer aquellas selvas son los mejores conocedores en botánica. Hechos por tradición, necesidad y experiencia, saben cuáles son las plantas que poseen propiedades curativas y cuales efectos nocivos. Son expertos en aprovechar y aplicar sus cualidades. A los indios no les dan caries en los dientes porque ellos mascan el bejuco Curadiente. Y esto los preserva que se les dañe la dentadura. Al indio no se le encanece el cabello con la vejez ni tampoco lo ataca la calvicie, por qué él sabe usar las plantas que previenen y atacan las enfermedades. En mi vida sacerdotal he tenido que tratar a muchos de los indios y nunca he visto ni oído que los indios sean atacados por el cáncer. Los indios no tienen más medios ni botica que sus plantas medicinales. Sin embargo son los que alcanzan más larga vida y resisten y se conservan mejor y más sanos.

El guia Belisario Torres conocía las plantas medicinales y me las mostraba. Me decía cómo se llamaban y para qué servían. La Pata de Lancha cuyas hojas suministradas en bebidas son un remedio infalible contra el paludismo. Está también el arbusto llamado Trompeta cuyo jugo extraído de sus semillas es eficaz contra el eccema. El bejuco un llamado Guaco que se emplean contra el efecto de las mordeduras de las serpientes. El bejuco Yagé que los indios usan para provocar alucinaciones en el individuo que lo toma.

Me mostró un árbol cuyo nombre no recuerdo y me aseguró que si uno toma una hoja y la restregar entre las manos y las acerca a la nariz, de inmediato, le provoca una abundante hemorragia nasal. También otro que al restregar sus hojas le detiene la hemorragia provocada por el primero.
También el Floripondio al que también llamamos Borrachero a causa del excesivo perfume que emana de sus flores. Hay tres clases de Borracheros en aquellas selvas. Unos producen flores blancas, amarillas o Rojas. El de flores blancas es muy similar a la Azucena y sólo les dura un día. El de flores amarillas es igual en tamaño a las blancas y las Rojas un poco más pequeñas. Las flores blancas produce una semilla negra que cercadas y molidas se usan para hacer el llamado Cacao Sabanero con el que los apaches adormecen a sus víctimas para robarles. No conozco las propiedades del Borrachero amarillo. Del Borrachero rojo los indios hace una bebida que llaman Tonga que se suministrará a un individuo para ponerlo energúmeno y tener alucinaciones.

EL ÁRBOL MANZANILLO

Cuando uno lo toca le produce un fuerte escozor y se les llena el cuerpo de unos granitos rojos produciendo fiebres durante tres días y tan hinchado que uno parece un sapo toreado. El árbol llamado Curbaril crece bastante y produce una resina llamada anime que cuando está seca y se echa al fuego produce abundante humo blanco y perfuma el ambiente con un aroma embriagador que huele mejor que el incienso y tan suave como la mirra. Es un bálsamo aunque de perfume diferente. Adoradilla, que no debe confundirse con el helechos del mismo nombre. Ese es un musgo de hilos como de 20 cm de largo. Es del color de la seda verde, es muy oloroso y tan suave como la seda. Los indios supersticiosos la usan en sus filtros amorosos.