AERONAUTAS Y CRONISTAS

jueves, 10 de mayo de 2018

27. ENTRE LEONES Y RATONES


Entre varias, operaciones GASUR antinarcóticos.
27. Operaciones “Conquista”. Mientras la embajada de los Estados Unidos adelantaba una querella judicial contra el contratista incumplido, para lograr la culminación de la construcción de la pista y recuperar los dineros invertidos, nos dedicamos con la FUTACAL, en operaciones contrainsurgentes. Ya sin las injerencias del contratista. Eso incluía operaciones de área, despliegues en profundidad y presencia para dominio y control territorial.

Usábamos tácticas de despliegues furtivos y asaltos sorpresivos, que terminaban con repliegues abiertos y públicos, para causar impacto sicosocial.
El enemigo y los colonos se sorprendían sobre la forma de cómo podíamos infiltrarnos de manera encubierta en sus áreas sin ser detectados y, luego, de los alardes de maniobra y movimiento descubierto en las retirada sin darles oportunidad de contenernos. Con ello mortificábamos la amenaza y le hacíamos perder su reconocimiento como autoridad dentro de la población local. Les dañábamos sus esfuerzos de control y desorganizábamos sus planes operativos. Era una hostilidad constante.


“Piraña”. Bote de combate de la infantería de marina

De todas maneras las cosas no eran fáciles. Las operaciones de inteligencia eran casi nulas debido al miedo y el hermetismo al que el enemigo había sometido a la población. Pero no desistimos en mantener una posición media entre ofensiva/defensiva. De ninguna manera al contrario: la pasiva/reactiva.

Teníamos que sostener la iniciativa como hasta el momento lo habíamos hecho. Debíamos aprovechar que estábamos libres de las trabas y exigencias de los contratistas.  Estábamos saliendo de la extrema pasividad que, con el tiempo, se había convertido en peligrosa inacción. Eran tímidas operaciones, debido a los restringidos medios, el desconocimiento de la magnitud de la amenaza y las pocas fortalezas. Aprovechábamos al máximo las escasas oportunidades de éxito y los sorpresivos blancos de ocasión que fuesen rentables.

Sin saberlo, ni actuando en acuerdo, nuestro accionar coincidía con otro campo geopolítico bastante más amplio ,como lo es casi todo el sur del país. El que solemos llamar “el sur amazónico”.
Lo que acontecía en la región con el orden público y la economía cocalera, no era ajeno ni estaba aislado del resto de la realidad nacional. En el año 96, la opinión y los medios de comunicación, comenzaron a develar el grave problema que se presentaba en la frontera amazónica relacionado con el fortalecimiento de la insurgencia, alimentada con los dineros del narcotráfico.

Los analistas, con sus comentarios, obligaron al gobierno a concentrar su atención en la “región del Guaviare”. Llamada así aunque incluye sectores del sur del Meta, norte del Vaupés y el Guainía. Aunque el narcotráfico, como fenómeno social, también se extendía hacia el norte ingresando en el Vichada.

No se pensó que igual fenómeno y en mayor magnitud, se presentaba en la “región del Caquetá”. Esta otra región tiene territorios en el occidente del Meta. Norte y suroccidente del Caquetá. Y todo el departamento del Putumayo. Y como economía narcótica remonta hasta las montañas de los departamentos de Nariño y el Cauca.

Conquista 1. Por determinación del poder político, presionado desde el extranjero, las Fuerzas Militares planearon la mencionada “Operación Conquista”, en la región del Guaviare. La guarnición que ejecutaría la operación era comandada por un General intelectual, inquieto por los análisis sicosociales, mucho espíritu combativo, capacidad operacional y de una amplia visión nacional.

La problemática narcosubversiva en el Caquetá era lo mismo que la del Guaviare. Pero desconocida en el resto del país, incluido el gobierno nacional. Que estaba metido en su claustro conventual sobre las montañas de la cordillera oriental. En la capital. Eso solo lo captamos los que la habíamos recorrido la región, desde mediados de la década de 1970 y para 1995 vivíamos en ella. A la región se le prestaba poca atención. Y eso que en 1930 había sido de interés pero sólo con motivo del conflicto con el Perú. 

Después, el teatro de operaciones y el pensamiento nacional saltaría como un relámpago del Guaviare al Caquetá. Las verdades y los argumentos que pregonamos, para que no se nos privara del equipo aeronáutico, se hicieron evidentes por sí mismos.

En el planeamiento de la operación del Guaviare, el comandante detectó que su operación fracasaría o tendría resultados muy pobres, si no se ejecutaba una simultánea de contención en la región del Caquetá, colindante, por el occidente, con su jurisdicción.
Entonces, como no disponía de los recursos militares necesarios para hacer su propio cierre, pidió al nivel central que se ordenara adelantar otra operación similar de bloqueo en el Caquetá, que era indispensable. La dimensión de ambas operaciones exigía una coordinación y una concepción de nivel estratégico que debió ser calculada desde el EMC.

Así fue como se dio la orden de hacer otra operación equivalente en el Caquetá. Ya eran dos operaciones: la del Guaviare: "La Operación Conquista 1" y la del Caquetá. "La Operación Conquista 2".

Conquista 2. La Conquista 2 se centró en una contención activa por medio de acciones ofensivas. Con ello evitaría la fuga del enemigo hacia el occidente que buscaría refugio en la región de los ríos Caguán y Yarí. Cuencas fluviales y llanos ubicados al oriente de la ciudad de Florencia, capital del departamento del Caquetá.
En esos lugares tenían un importante foco de recursos, instalaciones y fuentes de financiación, con los cultivos de coca, que venían desde el tiempo de Tranquilandia. Hatos de ganado y tierras robadas. Extorsiones, chantajes y dominio violento contra la población.
Lugar emblemático porque allí fue donde llegó Tirofijo después de su huida cuando fue atacado el 9 de diciembre de 1991 en su refugio de Casaverde, en el alto Guayabero.
Era su centro ideológico y de autoridad donde residía y se concentraba la principal fuerza armada denominada como el Bloque Oriental de las FARC.

Cuando se viesen presionados en el oriental del Guaviare, lo más factible, era que buscaran refugio hacia el occidente. Por ser  el otro centro vital donde disponía de recursos para esperar mientras se atenuaba la arremetida.

La Conquista 2 implicaba nuestra participación desde Tres Esquinas. El GASUR fue creado sólo como una unidad básica, con débil capacidad estratégica. Esa condición la daba varios factores tales como su pequeña guarnición circular de solo 60 kilómetros de radio. Aunque dentro del inmenso territorio del municipio de Solano, el más grande del país.  Su misión básica inicial, después del conflicto con el Perú, era la de apoyo a la colonización, mínima presencia de gobierno y solo como disuasor presencial en orden público.

Muchos años después se dio la necesidad de ser usada para control del narcotráfico de manera definida. Y por ello se le dotó con la FUTACAL para dar seguridad a las obras necesarias para desarrollar el CACOM. Sus capacidades no estaban previstas para participar con suficiencia en operaciones como Conquista 2.

C 47 FAC

El lugar inapropiado. De todas formas éramos el tercer punto en importancia, por nuestra posición geográfica, como recurso disponible en el área para establecer el comando de la Operación Conquista 2.

Los primeros, según nuestro concepto, eran el casco urbano del municipio de San Vicente del Caguán, próximo a la oriental cuenca del río Caguán. O también el municipio de Cartagena del Chairá sobre el mismo río.  Si la idea central de Conquista 2, por parte de la Brigada 12 de Florencia, era hacer cierre hacia el oriente, esos municipios, con su batallón Cazadores, eran los más adecuados para adelantar el puesto de mando unos 200 kilómetros hacia el oriente de la capital.

Todo esto lo supimos luego, porque hasta el momento éramos plenamente desconocedores de lo que se estaba organizando en el comando de la Brigada 12 del Ejército. Por eso fuimos sorprendidos cuando, sin ser alertados, ni de la operación ni de la responsabilidad que asumiríamos. Algo normal dentro de la habitual desconfianza entre fuerzas.

De repente, apareció en Tres Esquinas el señor General comandante de la Brigada 12 con su puesto de mando a instalarse en Tres Esquinas. Unos 130 kilómetros al sur de Florencia. Además de raro pues debió ser tenida en cuenta la Fuerza Aérea, que es otra fuerza militar y que no estábamos bajo el mando directo de la Brigada 12. O, como mínimo, nosotros, así fuésemos de menor rango militar.

La actitud soberbia. Indiferencia calculadamente fingida con nuestro cargo y grado, que también vimos en el General, casualmente del Ejército, enviado desde Bogotá y llegado igualmente como a su casa, para verificar lo que el otro General, el comandante de la Brigada 12, estaba ejecutando con respecto a la operación Conquista 2, desde nuestra instalación aérea.
Actuaba de tal forma que se daba el derecho supuesto hasta de indicar nuestra responsabilidad, que no se nos había dado en la Operación Conquista 2. Solo porque su arrogante grado de General del Ejército era más que el grado de Teniente Coronel de la FAC, así fuese el responsable de esa Base Aérea, que debió ser tenido en cuenta para involucrarlo en la ejecución y la participación.

Cosas propias de las formas de mando en el Ejército. Las que por años han distanciado a la Fuerza Aérea del Ejército por diferencia doctrinaria. Una vieja y enquistada idea de que entre las tres fuerzas militares tiene que haber una superioridad espontánea y nada reglamentaria, donde el Ejército tiene prioridad jerárquica sobre las otras dos fuerzas militares.

Un matoneo fastidioso que disgusta. Tradicionalismos inconvenientes para la necesaria acción conjunta y las sinergias militares en el mundo moderno. Paradigmas tan arraigados que se resisten tercamente al cambio. Actualizaciones que se tienen que imponer desde la cúpula militar dentro de la cual se encuentra el EMC.

Enrutando. Regresemos a la ruta crítica de la Operación Conquista 2. Es verdad que GASUR es el lugar, con facilidades militares, más próximo a la parte media del río Caguán y, en especial, del objetivo central de la operación, la población de Remolinos del Caguán. 60 kilómetros al oriente de Tres Esquinas. Es decir, en cuanto a ubicación, simplemente geográfica, es el lugar más ventajoso por estar en el vértice del abanico que se abre y dispersa hacia la línea de contención hasta el río Caguán. Pero si la contención se desplazara hacia el oriente, ya por la sola distancia quedaría el comando muy atrasado.

Las líneas de combate son dinámicas. Ya no existe la guerra de trincheras. Menos en guerra irregular. O si fuese guerra regular, con el modernismo, ya es demasiado mecanizada, tecnológica, relámpago y móvil.
Es necesario prever lo más inmediato que acontecerá. Si habrá que avanzar, sostener o retroceder. Entonces hay que agregar la valoración de otros factores como las facilidades de comunicación, movilización, desplazamiento, obstáculos topográficos e hidrográficos, cubierta del terreno, clima y otros.

Igual que los policías antinarcóticos. Entre Remolinos y Tres Esquinas hay una franja de espesa selva sin facilidades de tránsito terrestre ni vías fluviales que lo conecten. Por tanto estar en Tres Esquinas, con respecto al blanco principal, era autoaislarse militarmente. Además no teníamos capacidad aerotransportada. En Remolinos no hay pista de aterrizaje y no teníamos capacidad helicoportada ni de paracaidista. Es decir que en cuanto a poder aeroterrestre estábamos totalmente anulados.

Ayudábamos según íbamos debelando el plan y lo que se nos pedía, porque no se nos dijo lo que estaba por suceder ni los planes previstos. La idea consistía en usar el río Caguán, que corre de norte a sur, como frontera de la contención. Sobre ese sector se ejecutarían operaciones de destrucción de laboratorios, capturas, incautaciones de cargamentos de drogas, control de tránsito fluvial y de narcotráfico. El río sería cerrado por el norte con las tropas del batallón Cazadores de San Vicente y con la Base Militar de Cartagena del Chairá. Por el sur, en la desembocadura con el río Caquetá, con tropas del batallón de La Tagua. Batallón que está ubicado sobre el istmo entre el río Putumayo y el Caquetá.

Órdenes sorpresivas. En GASUR fuimos sorprendidos con esas operaciones ya que eran muy secretas y elaboradas sólo en el íntimo entorno del Ejército. Que, aunque necesitaban de nuestra participación, no nos fueron compartidas con antelación. Se daba evidente desconfianza, ya no con la Policía sino entre mismas fuerzas militares y hasta celos institucionales, en especial con el manejo de la información de inteligencia.
Se tenían muchas prevenciones y se creía que las consecuencias de la improvisación, debida a la inadecuada reserva con la información, se podían amortiguar y corregir a fuerza de simple uso de autoridad.

Nos seguía alcanzando la lejana doctrina con la que no estábamos de acuerdo del EMC en Bogotá. Y eso que hacíamos parte del Comando Unificado del Sur, CUS, junto con la misma Brigada 12. Ni aun así nos participaron. Y el comandante de la Brigada 12 había sido nuestro comandante operacional directo durante todo el año anterior. Por ello nos conocía suficientemente y sabia de nuestro desempeño. Sin embargo eso no ameritó como para que se nos participara de la responsabilidad que nos impondrían, de hecho, para el éxito de su Operación Conquista 2.   

Más desconfianzas. De no haber sido inapropiado el hermetismo, se habrían podido prever y destacar apoyos aéreos, en especial helicópteros, para su ejecución. Como pasó con la escuadrilla de la Policía Antinarcóticos.
Por lo cual, nuevamente, lamentamos más la grave reducción del componente aéreo que se nos había ordenado. Sin embargo, seguimos adelante con todo el mayor empeño, ya que veíamos que era una necesidad fundamental del orden nacional.

Rápidamente, la Operación Conquista 2 se planeó geográficamente en los tres sectores naturales del río Caguán. El sector norte, comprendido entre las poblaciones de San Vicente y Cartagena del Chairá. Cubierto por el Batallón Cazadores en San vicente y con una Base Militar en Cartagena. El sector medio: Entre Cartagena y la población de Remolinos, que sería cubierto por tropas de Florencia que se desplazaron hacia Cartagena. Allí se embarcaron por el río hacia el sur hasta llegar a la población de Remolinos. poblado al Este del GASUR. Para el sector del bajo Caguán. Comprendido entre Remolinos y la desembocadura del río Caguán al río Caquetá. No se tendría ninguna maniobra de movimiento. Exceptuando el cierre de la confluencia por parte de las tropas desplazadas por río Caquetá llevadas desde el batallón de la Tagua.

Los resultados. Aproximadamente, a las dos semanas de haberse iniciado las operaciones se había logrado la destrucción de una gran cantidad de laboratorios, capturado señalados terroristas, en especial, quienes manejaban los asuntos financieros, el cobro de vacunas, extorsiones y la cuota del gramaje.
El comercio y la economía de la región se vieron afectados De esa economía ilegal dependían, casi en su totalidad, del cultivo proceso y comercialización de narcóticos. Se bloquearon los ríos Suncilla y Peneya, fundamentales para los abastecimientos de los delincuentes y terroristas.



Destruyendo laboratorios

Ante la sorpresiva acción, los narcoterroristas no pudieron desplegar ninguna respuesta armada para contener la acción de cierre ofensivo. Por el contrario se vieron imposibilitados para apoyar a sus colegas del oriente. No tuvieron tiempo de efectuar ni siquiera maniobras de distracción para perturbar la operación Conquista 1, que se ejecutaba en el Guaviare.
Así que estábamos logrando el éxito militar previsto y el enemigo nuevamente fracasaba ante nuestra intervención. Seguía perdiendo prestigio y respaldo poblacional. Cada día estaba desmejorando su situación.

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