SEGUNDA PARTE
LAS OPERACIONES
22. Cambio de frente. Hemos narrado las limitaciones logísticas, que eran obstáculos
para el combate. Ya es apropiado mencionar el factor operacional. Esos esfuerzos
tenían que concluir en acciones de armas. Fueron bastantes las operaciones que
se ejecutaron durante esos 24 meses. Para dar claridad mencionaremos solo las
sobresalientes, que comenzaron a dar resultados significativos y generaron,
igualmente, reacciones violentas. Eran actividades de combate que no estaban
separadas de las logísticas en tiempo y lugar. Todo acontecía simultáneamente. Teníamos
que conjugar la parte administrativa con la operacional. Las que, entre, las
dos conforman un solo aspecto, el de Comando o Gerencia.
Otro aporte de verificación. Para
evidenciar la incompatibilidad que produce la diferencia entre lo que ve el
General y lo que el Soldado siente, cuando no hay real conocimiento de la
situación nacional, estas experiencias operacionales nos las aclararán. Ellas
ilustran las razones por las cuales estábamos insatisfechos en el EMC. Al
tiempo que asocia nuestros esfuerzos por mejorar las condiciones de vida de la
tropa con las operaciones de combate. Las que poco hemos mencionado en esta
narración y las que daban razón de ser de un futuro Comando de Combate para
dejar de ser un simple Grupo Aéreo.
Las debilidades mentales. Durante
el año anterior que pasamos en el EMC, antes de ser comandantes de GASUR, nos
incomodaba ver la falta de determinación y las restricciones burocráticas para
actuar con contundencia según los principios de la guerra. Por ejemplo, se
desconocían conceptos como la sorpresa y la oportunidad. Algunas veces
aparecían blancos valederos que ofrecían todas las características apropiadas
para ejecutar bombardeos con la mejor rentabilidad. Sin embargo, los torpes
criterios acostumbrados dentro de las tradiciones militares, paralizaban toda
acción categórica y efectiva. Y esa inconformidad se nos acrecentaba cuando nos
vimos limitados, estando ya en GASUR, por esa manera de pensar. Razonamientos
producto de la evidente sicología de incompetencia militar.
Tropa profesional.
La FUTACAL. El
origen de la Fuerza de Tarea Conjunta Cándido Leguízamo, FUTACAL, bautizada así
en honor al valeroso soldado colombiano que se enfrentó a las fuerzas atacantes
del Perú en la década de 1930, era nuestro más poderoso cuerpo ofensivo. Esta
agrupación tiene un inicio especial que nos fue contado.
Según sus soldados más antiguos, que conocían su origen, sus comienzos no fueron en la selva del Amazonas sino precisamente en la ciudad de Bogotá. Parecía como si hubiésemos hecho el mismo camino.
Según sus soldados más antiguos, que conocían su origen, sus comienzos no fueron en la selva del Amazonas sino precisamente en la ciudad de Bogotá. Parecía como si hubiésemos hecho el mismo camino.
El orden público. Hubo
un tiempo en que la situación de orden público era delicada en todo el país y
hasta la misma capital se creía amenazada por los grupos insurgentes que la
rodeaban. Incluso los medios de comunicación hablaban de planes de tomársela, como
lo explicamos en el retiro del componente aéreo de la FUTACAL.
Si eso
era en la capital, igual sucedía en las demás ciudades del país. El problema
era generalizado y los dueños de fincas se refugiaron en los cascos urbanos
dejando de visitar sus propiedades rurales. Muchas de las cuales ya estaban
abandonadas o las dirigían a distancia. Y la movilización comercial, entre ciudades, estaba muy limitada.
Hasta la mayoría de los alcaldes de los pequeños municipios estaban despachando desde las capitales departamentales. Eran autoridades desplazadas. Incluso aun en nuestras residencia existía tal situación pues por esos días el gobernador del departamento del Caquetá fue asesinado junto con el alcalde del municipio de Solano, próximo a nuestro Base. Todo porque nos visitaron en acto protocolario. Ceremonia que los bandoleros asumieron como una reafirmación política, de nuestra parte, a su autoridad. Y del cómo les dábamos respaldo militar. Lo que era totalmente cierto pero para ellos eso era un acto hostil y motivo de alto disgusto.
Hasta la mayoría de los alcaldes de los pequeños municipios estaban despachando desde las capitales departamentales. Eran autoridades desplazadas. Incluso aun en nuestras residencia existía tal situación pues por esos días el gobernador del departamento del Caquetá fue asesinado junto con el alcalde del municipio de Solano, próximo a nuestro Base. Todo porque nos visitaron en acto protocolario. Ceremonia que los bandoleros asumieron como una reafirmación política, de nuestra parte, a su autoridad. Y del cómo les dábamos respaldo militar. Lo que era totalmente cierto pero para ellos eso era un acto hostil y motivo de alto disgusto.
Ese
ambiente tan peligroso y destino poco apetecido, fue el que nuestros
detractores capitalinos pensaron que era el momento y el lugar propicio para
que nos enviaran a cumplir nuestros deberes profesionales. Hasta los mismos
militares pensaban con aprensión que fuesen destinados a los temerosos lugares
llamados las “Zonas de Orden Público”.
La conformación. Ante
tal situación, el cuerpo diplomático pidió adecuadas medidas de protección a sus
delegaciones. Entre ellas y quien más hacia presión sobre el gobierno era la de
EE UU. Y las autoridades sabían que era indispensable dar esa seguridad. Para
ello reforzó los servicios de escoltas pero lo consideraron insuficiente.
La
embajada de los EE UU propuso crear un cuerpo de reacción inmediata de choque
defensivo con disponibilidad permanente. Como los recursos económicos
colombianos no estaban disponibles ellos ofrecieron cubrirlos con dotación y
sostenimiento. Era primordial para la seguridad del cuerpo diplomático
norteamericano. Con el ofrecimiento que sería de uso general para las demás
representaciones. Recordaban el nefasto suceso del secuestro masivo de
diplomáticos en la embajada de Santo Domingo en Bogotá por parte del M 19. Otro
grupo terrorista que hizo con ello noticia mundial.
Así se
creó y entrenó un cuerpo de tropas profesionales que permanecía disponible en
las instalaciones del Cantón Militar del Norte en Bogotá. Una de las
condiciones era que debía estar a órdenes directas del Comandante General de
las FF MM de Colombia para que fuese confiable en el momento de ser requerido.
La máxima autoridad militar de la nación. Algo exagerado pues a ese cargo y
rango no le corresponde comandar cuerpos directos de combate, pero así se hizo
ante la exigencia diplomática.
El destierro.
Pasado algún tiempo esa fuerza se fue ignorando y casi que olvidando por parte
del alto mando. Era más una incomodad distracción a sus obligaciones
estratégicas. Las fundamentales de protección de la soberanía y los intereses
máximos de la nación. Permanecían solo bajo la supervisión y mando directo de
subalternos. Ante la poca posibilidad de que se necesitaran, sus hombres se
fueron relajando en el comportamiento y entrenamiento. Se habituaron al ocio y
la comodidad, y hasta de disgusto, porque vieron que realmente habían dejado de
ser trascendentes. Lo que, como es normal, comenzó a derivar en indisciplinas y
a malos y graves comportamientos. En lugar de ser un beneficio se convirtieron
en una intolerable incomodidad para el alto mando.
La
solución más fácil a tal inconveniente, era ignorar el propósito que había justificado
su creación y ante el desinterés de quienes habían solicitado su conformación.
Contribuyeron los frecuentes relevos de los mandos militares y los cambios de
embajadores que se olvidaron de tal tropa.
Por ello un comandante del Ejército, fuerza militar a la cual ellos pertenecían, decidió quitarse el problema mandándolos lo más lejos posible a manera de, supuestamente, castigo. El mismo criterio usado con los asignados a GASUR en la FAC. Claro que era castigo, pero para la tropa y no para quienes las habían descuidado, siendo su deber cuidarlas.
Por ello un comandante del Ejército, fuerza militar a la cual ellos pertenecían, decidió quitarse el problema mandándolos lo más lejos posible a manera de, supuestamente, castigo. El mismo criterio usado con los asignados a GASUR en la FAC. Claro que era castigo, pero para la tropa y no para quienes las habían descuidado, siendo su deber cuidarlas.
La
misma técnica de destierro aplicada con quienes eran asignados a la Base Aérea
de Tres Esquinas. Pues, dicha tropa fue a para a una base militar de frontera
retirada en la selva en límites con el Brasil. Lo más adentro de la selva
posible. El puesto avanzado en la, también histórica, localidad de Tarapacá por
haber sido uno de los lugares donde debimos defender nuestra soberanía ante los
atrevidos intentos peruanos de invasión. En ese lugar se sufría de escases de
recursos, mucho aislamiento, ambiente malsano y por supuesto con menos
supervisión.
Después
de ser un cuerpo de tropas elitistas y privilegiadas, dotados del mejor armamento
y equipo de combate moderno facilitado por los EE UU, fueron degradados y
reprochados. Su moral de combate se afectó sobremanera y se sintieron agredido.
Pensaron que había sido una deslealtad injusta por parte de los superiores con sus
subalternos. Lo que les era insoportable pues la culpa del reproche no había
surgido de su desobediencia sino del mal manejo de los superiores y su incapacidad
para ejercer el mando.
Con ellos se había demostrado que los altos mandos no les
compete ejercer el comando directo de unidades de combate. Pero ellos no debían
ser el conejillo de indias de un experimento militar que se sabía, por
antecedente históricos que nunca había funcionado. Y, sin embargo, lo estaban
repitiendo con ellos.
Comandos
de Jungla
Otra misión.
Pasado algún tiempo apareció la necesidad de dar la seguridad del proyecto del
CACOM, en Tres Esquinas, para el control del narcotráfico por parte de los
norteamericanos. Proyecto en que la misma embajada invertiría considerable
dinero y era ejecutado por ingenieros norteamericanos que requerían seguridad.
Alguien recordó que la fuerza destacada en Tarapacá y sostenida con sus fondos diplomáticos,. Era la apropiada para tal fin sin necesidad de crear otra fuerza militar de protección. Se ordenó trasladar dicha tropa desde la frontera con el Brasil hasta Tres Esquinas. Del sureste del país al suroeste. A mil kilómetros de selva. Con ella se conformaría la denominada FUTACAL.
Alguien recordó que la fuerza destacada en Tarapacá y sostenida con sus fondos diplomáticos,. Era la apropiada para tal fin sin necesidad de crear otra fuerza militar de protección. Se ordenó trasladar dicha tropa desde la frontera con el Brasil hasta Tres Esquinas. Del sureste del país al suroeste. A mil kilómetros de selva. Con ella se conformaría la denominada FUTACAL.
Cuando
dichas tropas arribaron al GASUR estaban en pésimas condiciones de disciplina,
entrenamiento y descuido. Eran altaneras, insubordinadas y amenazantes contra
cualquier exigencia de buen comportamiento. Se emborrachaban con frecuencia y algunos eran adictos al consumo de mariguana. Lo
que se agravaba con el hecho de que se les dotaría con moderno y potente armamento.
Llegaron casi que a ser exigentes en forma atrevida.
El problema no era solo de actitud sino también en lo logístico. El armamento estaba casi que inservible, los uniformes harapientos y los equipos destrozados. Flacos, pálidos, enfermos, sucios y peludos, porque hasta el estado personal se había descuidado. Se habían "enmaniguado", como se dice de quien se habitúa a vivir entre el monte.
Ya les faltaba muy poco para ser idénticos al cuerpo de tropas narcotizadas que, en Viet Nam, protaganizaban masacres, como la de My Lai. Cabalgando en helicópteros al son de la marcha de las Valquirias, reproducida con potentes parlantes para aterrorizar, durante sus asaltos armados. Las modernas huestes mongólicas.
El problema no era solo de actitud sino también en lo logístico. El armamento estaba casi que inservible, los uniformes harapientos y los equipos destrozados. Flacos, pálidos, enfermos, sucios y peludos, porque hasta el estado personal se había descuidado. Se habían "enmaniguado", como se dice de quien se habitúa a vivir entre el monte.
Ya les faltaba muy poco para ser idénticos al cuerpo de tropas narcotizadas que, en Viet Nam, protaganizaban masacres, como la de My Lai. Cabalgando en helicópteros al son de la marcha de las Valquirias, reproducida con potentes parlantes para aterrorizar, durante sus asaltos armados. Las modernas huestes mongólicas.
La separación. Como
el comandante de la Base captó que los recién llegados serían más un problema
que una solución, consideró que eran casi que peligroso mezclarlos con los soldados voluntarios de la Fuerza Aérea, que él ya tenía desde antes que ellos llegaran. De
seguro sus obedientes soldados se contagiarían de los malos comportamientos de
los recién llegados. Para atenuar el inconveniente decidió algo similar a lo que
ya Bogotá había hecho con ellos, tenerlos de lejos.
Los
puso a vivir en campamento primitivo, hecho de ranchos o trojas, como los llaman los campesinos. En una estrecha y larga vega húmeda desmontada a la orilla del río Orteguaza y al lado contrario de los
alojamientos de la Infantería de Aviación. La que estaba conformada por
soldados de servicio obligatorio que acataban de mejor manera la autoridad.
Les tenía restringidas los acceso a las instalaciones. Debían patrullar con frecuencia y en profundidad, los alrededores selváticos.
Les tenía restringidas los acceso a las instalaciones. Debían patrullar con frecuencia y en profundidad, los alrededores selváticos.
Se les
hacía saber, con esa forma de trato, que el solo hecho de haberlos aproximado
al centro del país lo debían considerar como un privilegio.
La confluencia de nombramientos.
Cuando recibimos el comando de la Base Aérea se nos hizo advertencia clara del
mal comportamiento de la tropa de la FUTACAL y se nos recomendó continuar con
la misma política que se les venía aplicando en el trato. Todo por el riesgo
que representaban.
Tuvimos
la fortuna de llegar al cargo de Comandante de la Base al mismo tiempo cuando
fue relevado el nuevo comandante de la FUTACAL, de grado Mayor del Ejército
Nacional y del Arma de Ingenieros.
Un valioso oficial. Es un
oficial de la mejor formación profesional, culto y con buenos antecedentes
académicos. Además de altas habilidades para ejercer el mando con liderazgo y
exigencia en el cumplimiento de las normas militares.
Ejercía la autoridad por la vía de la convicción antes que de la imposición. Sin descartar todos los recursos legales para hacerse obedecer si llegase a ser necesario. Para ello le era muy útil su amplia capacitación militar donde había ocupado los primeros puestos en sus estudios militares y prestigiosas instituciones de educación superior.
Sus dotes personales y profesionales fueron fundamentales para cambiar de mentalidad a las tropas que comandaría. Las cuales respondieron mejorando significativamente el comportamiento.
Ejercía la autoridad por la vía de la convicción antes que de la imposición. Sin descartar todos los recursos legales para hacerse obedecer si llegase a ser necesario. Para ello le era muy útil su amplia capacitación militar donde había ocupado los primeros puestos en sus estudios militares y prestigiosas instituciones de educación superior.
Sus dotes personales y profesionales fueron fundamentales para cambiar de mentalidad a las tropas que comandaría. Las cuales respondieron mejorando significativamente el comportamiento.
Solía
informarnos constantemente de las operaciones y los avances en cuanto a la
moral de las tropas. Fueron modificando
el perfil tan deprimente que nos habían presentado. Nos subía el nivel de confianza
que le teníamos en su desempeño pero, especialmente, en el de sus tropas.
La
FUTACAL era integrada por tres Contraguerillas profesionales del Ejército que
recibieron nuevo y moderno armamento. Además de intendencia y equipo de la
mejor calidad.
Tres Elementos de Combate Fluvial de la Infantería de Marina, también profesionales y dotados con poderosas lanchas de ataque. Y un Elemento de Infantería de Aviación de servicio militar obligatorio, provenientes de la Fuerza Aérea.
Era apoyada con un destacamento aéreo conformado con algunos aviones y modernos helicópteros de transporte. Uno de los cuales estaba artillado para apoyo de fuego aéreo. Era grande la responsabilidad del Mayor Comandante.
Tres Elementos de Combate Fluvial de la Infantería de Marina, también profesionales y dotados con poderosas lanchas de ataque. Y un Elemento de Infantería de Aviación de servicio militar obligatorio, provenientes de la Fuerza Aérea.
Era apoyada con un destacamento aéreo conformado con algunos aviones y modernos helicópteros de transporte. Uno de los cuales estaba artillado para apoyo de fuego aéreo. Era grande la responsabilidad del Mayor Comandante.
Los resultados. Después
de los buenos tratos, las consideraciones sobre su facilidades de alojamiento y
la creciente confianza, contadas antes, las operaciones comenzaron a dar
resultados con destrucción de laboratorios, hostilidad al enemigo con
patrullajes en profundidad, bajas de bandoleros y ampliación de la zona de
influencia en toda la jurisdicción.
Nos fuimos convirtiendo en un factor desestabilizador de la amenaza y le arrebatábamos el dominio y control. Las cuadrillas de bandoleros ejercían autoridad clandestina, creada durante varios años usando el terror contra los moradores y colonos. Expandíamos nuestra autoridad legal. La que prácticamente se había evitado anteriormente. Casi que por el, no mencionado pero sí sentido, temor de despertar a un tigre dormido.
Nos fuimos convirtiendo en un factor desestabilizador de la amenaza y le arrebatábamos el dominio y control. Las cuadrillas de bandoleros ejercían autoridad clandestina, creada durante varios años usando el terror contra los moradores y colonos. Expandíamos nuestra autoridad legal. La que prácticamente se había evitado anteriormente. Casi que por el, no mencionado pero sí sentido, temor de despertar a un tigre dormido.
Lo que por
muchos medios se nos ponía de presente y recomendaba evitar. No oficialmente pero sí
en sugerencias y comunicaciones informales, que debíamos moderar ser tan
ofensivos, mantener un perfil pasivo y reducirnos a solo sobrevivir dentro de
los muy limitados predios de las instalaciones.
Que deberíamos llevar la capacidad de influencia no más lejos de los 60 kilómetros de radio de nuestra jurisdicción circular. Mucho menos pasar dicha frontera invisible pero legal. A pesar que las jurisdicciones colindantes no tenían posibilidad de hacer ninguna presencia en esos alejados y selváticos lugares para apoyar nuestro desempeño.
Que deberíamos llevar la capacidad de influencia no más lejos de los 60 kilómetros de radio de nuestra jurisdicción circular. Mucho menos pasar dicha frontera invisible pero legal. A pesar que las jurisdicciones colindantes no tenían posibilidad de hacer ninguna presencia en esos alejados y selváticos lugares para apoyar nuestro desempeño.
La distinción.
Después de un año, el Mayor del Ejército se hizo acreedor a una condecoración de
la FAC por su excelente desempeño. Lo que nos fue criticado por ser él un
oficial de otra fuerza militar, pero bajo nuestro mando. Persistían aún los viejos celos entre fuerzas. Se nos decía que a ellos los acogíamos en
la FAC por necesidad, para cubrir nuestra seguridad, pero sin que pudiesen ser
merecedores de los reconocimientos institucionales. A pesar de todo insistimos
en contra de los desacuerdos y le fue concedida la distinción.
Había tenido
que hacer un considerable esfuerzo personal y familiar. En el que lo acompañó
su solidaria y comprensiva esposa, junto con su pequeña y delicada hija, que
habían tenido que quedarse en la ciudad de Bogotá debido a las necesidades de
educación de la niña. Además de que no disponíamos de alojamientos adecuados
para ellas por nuestras pocas disponibilidades.
Debiendo alejarse de ellas a quienes tanto aprecia. Pero por su alto sentido del deber con la nación su familia aceptó con resignación la situación con abnegación. Con los años posteriores este oficial ha alcanzado los más altos y honoríficos grados militares y cargos nacionales por sus distinguidos méritos.
Debiendo alejarse de ellas a quienes tanto aprecia. Pero por su alto sentido del deber con la nación su familia aceptó con resignación la situación con abnegación. Con los años posteriores este oficial ha alcanzado los más altos y honoríficos grados militares y cargos nacionales por sus distinguidos méritos.
La emboscada. Uno de
los resultados fue la baja de tres insurgentes en un combate que se dio contra
una cuadrilla de las FARC. Este grupo de bandoleros se desplazaba en la noche desde la cuenca del río
Suncilla hasta el municipio de San Antonio. En esa población se efectuarían
unas fiestas populares. Hicimos creer que no haríamos presencia en ellas para
mantener el orden y evitar desmanes, los que suelen suceder en esos jolgorios
populares. De esa forma sabíamos que los insurgentes, de seguro, aprovecharían
para demostrar que ellos sí eran la autoridad, para mejorar su imagen social y que se
presentarían a suplir ese supuesto servicio, ya que el Estado no lo haría. Como
así lo dejaron saber a la población y, por intermedio de ella, a las
autoridades civiles.
La
verdad es que sabíamos, por análisis de contexto de la inteligencia de combate,
que también harían lo contrario y que la población seria atacada para provocar
el terror con que ellos acostumbran lograr dominio y control de las poblaciones
indefensas.
Con el fin de evitar que fuese el pueblo tomado por los insurgentes, la FUTACAL montó retenes sobre las trochas de acceso a la población. En medio de una impenetrable oscuridad y con la ayuda de visores nocturnos de alta tecnología, facilitados dentro del equipo de las ayudas extranjeras, captaron un desplazamiento de hombres armados y uniformados irregulares, que no eran propias tropas ni reportadas. Les dieron la orden de hacer alto y pidieron la contraseña de identificación, que no respondieron. Al contrario, la sorpresa fue tanta que de inmediato reaccionaron con fuego nutrido e indiscriminado contra nuestro apostado destacamento.
Con el fin de evitar que fuese el pueblo tomado por los insurgentes, la FUTACAL montó retenes sobre las trochas de acceso a la población. En medio de una impenetrable oscuridad y con la ayuda de visores nocturnos de alta tecnología, facilitados dentro del equipo de las ayudas extranjeras, captaron un desplazamiento de hombres armados y uniformados irregulares, que no eran propias tropas ni reportadas. Les dieron la orden de hacer alto y pidieron la contraseña de identificación, que no respondieron. Al contrario, la sorpresa fue tanta que de inmediato reaccionaron con fuego nutrido e indiscriminado contra nuestro apostado destacamento.
En el
combate perecieron tres insurgentes y otros resultaron heridos, que lograron
escaparse cuando se detuvo la confrontación. Los tres terroristas dados de baja
resultaron ser miembros del concejo del municipio de Solano. El próximo a
nuestras instalaciones. Los rastros encontrados en la manigua, cuando amaneció,
indicaron que otros habían salido mal librados. Nuestras tropas no sufrieron
ninguna lesión.
Combate
que no ameritó ningún comentario favorable por parte de los comandantes centrales de la FAC.
El precavido y extraño silencio que guardaron ante el hecho era casi que de evidente miedo. Quizás por las repercusiones políticas y las factibles
retaliaciones legales y penales que pudiera provocar a ambos. De por sí ya
estaban prevenidos con los inconvenientes causados por el bombardeo en Santodomingo.
Pero más por la incomodidad para ellos que por la suerte de nuestra unidad militar,
y sí que menos por nosotros en lo personal. Fue uno de los éxitos más
significativos, dentro de otros, que obtuvimos en el momento. Resultado que se
sumaba a otro importante como lo fue la destrucción de bastantes laboratorios
al oriente sobre el río Caguán y próximo al municipio de Remolinos.
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