AERONAUTAS Y CRONISTAS

miércoles, 9 de mayo de 2018

3. ENTRE LEONES Y RATONES


3. El origen del GASUR. La unidad, desde creada dentro de un plan de recuperación posbélico. Más para propósitos de desarrollo fronterizo y presencia nacional, con programas de ayuda a la colonización, que propiamente como una Base dotada para contener otra amenaza internacional.
Sí que menos para afrontar al crecido enemigo insurgente narcoterrorista interno de finales de siglo XX. El que no se sospechaba en ese tiempo que allí surgiría.  El mismo que, debido al narcotráfico, se fortaleció poderosamente en toda la región. Todos los claros de selva desmontados a su alrededor son cultivos de narcóticos.

La fundación. Desde sus inicios la unidad ha sufrido varios cambios, tanto de ubicación como de denominación. Con motivo del conflicto con el Perú en 1932 se formó el Repostadero de Aeronaves de “Puerto Boy” a unos 70 kilómetros al sur de la confluencia del río Caquetá y el río Orteguaza a donde llegaba la Escuadrilla Aérea del Sur.

 
Puerto Boy en el Caquetá. Internet

En 1933 el Presidente Enrique Olaya Herrera y el Ministro de Guerra el Capitán Carlos Uribe Gaviria nombraron con Decreto 1736 la también llamada “Base Aérea del Sur” para atender el conflicto.

El 13 de abril 1934 se dictó el Decreto creando la “Base Auxiliar en el Sur” con el fin de centralizar todo el material aeronáutico que se hallaba en el área una vez superada la emergencia nacional. El Gobierno consideró que era necesario crear una instalación más estable y definida.
Al Teniente Diego Muñoz Rodríguez se le encargó la elección de sitio donde funcionaría. Se asesoró de un Oficial Alemán de apellido Mook y el nativo Carlos Manchola. Escogió el lugar denominado “La Victoria” sobre el río Orteguaza a 5 kilómetros antes de su confluencia con el río Caquetá.

Posteriormente el Ministro de Guerra Benito Hernández Bustos y el Ministro de Agricultura Aurelio Franco, con el Decreto 736 le titularon 1.234 hectáreas de los baldíos de la Nación. Manchola fue el encargado de descuajar la selva y limpiar con la colaboración de diez indígenas y veinte colonos.

Caquetá a la izquierda. Orteguaza a la derecha. Internet

En noventa días prepararon el terreno para las primeras instalaciones construidas en madera y paja. Una vez se terminaron, los hombres y el equipo aeronáutico fueron reunidos y transferidos a la nueva Base.

Se suprimió la Base Auxiliar en el Sur y surgió definitivamente la “Base Aérea de Tres Esquinas”, como se llamó, por la forma de la desembocadura de los ríos.

 
El hidropuerto de Tres Esquinas. Internet

En su primer periodo presidencial Alfonso López Pumarejo y su Ministro de Guerra Alberto Pumarejo, a finales de la década de 1930, dispusieron que esta unidad dependiera de la dirección General de Aviación con la misión específica de prestar el servicio de transporte aéreo en la región.

La planta de personal fue conformada por cuatro oficiales, siendo el Comandante un Mayor, un farmaceuta, un enfermero, un mecánico segundo, un mecánico tercero, un ecónomo, un Jefe de rancheros. Un Sargento Primero, tres Sargentos Segundos, un Corneta, tres Asistentes, dos Rancheros y ciento tres Soldados.

Para 1962 el Comando de la FAC, encargó al Fondo Rotatorio de las instalaciones para supervisar la ejecución del Plan Orión, en pro del fomento agropecuario de la región y cooperar estrechamente con la compañía de Servicio de Transporte Aéreo Nacional SATENA, recién creada.

En 1963 el General Gustavo Rojas Pinilla es recluido en Tres Esquinas para cumplir un mes de cárcel condenado en el juicio por la toma del poder en 1953. Además fue privado de sus derechos políticos. Habitó “La Casa Rojas”, como se le ha llamado y que aún existe.

El 04 de abril de 1969 se inaugura el primer acueducto. La ingeniería continuó y se abren trochas y avenidas para los futuros cuarteles.

En 1986 se reestructuraron las unidades de la FAC asignándole la categoría de “Grupo Aéreo”. Le asignaron la misión de “conducir operaciones aéreas en apoyo del Comando Unificado del Sur, CUS, con sede en Leticia, en guarda de la soberanía nacional, el orden público y prestar servicios para el desarrollo de la región”.

El 4 de diciembre de 1989 la FAC,  la Base Aérea de Tres Esquinas fue bautizada CT. Ernesto Esguerra Cubides en honor al ilustre pionero de la aviación militar, quien perdió la vida en accidente aéreo en 1933 en el conflicto con el Perú,

Nueva Misión. Desde la década de 1980 el narcotráfico se venía fortaleciendo con el proceso de la pasta de coca llegada de Perú y Bolivia, más la producción local, creando una potente economía clandestina. A comienzos de la década de 1990 estaba en su máximo auge en la región.

La insurgencia, específicamente las FARC, encontró una rica fuente de financiación con el cobro de cuotas denominado El Gramaje. Llamado así por ser proporcional al área cultivada, el peso del narcótico producido o los químicos comerciados. También por la prestación de servicios de protección, alquiler de pistas y el chantaje a los cultivadores y narcotraficantes. Adquirieron fuerte influencia además de manipulación económica, política y armada.

Otro grupo terrorista que intentó conquistar esa región fue el M 19. Pero no logró prosperar. Aunque ejecutaron una acción novelesca como lo fue el secuestro de un avión Curtiz cargado con varias toneladas de armas. Lo hicieron volar desde la pista clandestina de Dibulla, entre Santa Marta y Riohacha, hasta el Orteguaza. Allí lo obligaron a acuatizar pues la pista que prepararon era inoperable. 

Los cambios requeridos. Los EE UU ofrecieron mejorar las instalaciones para controlar los espacios aéreos fronterizos con el Ecuador y el Perú, que eran usados por el narcotráfico. Por vía aérea los narcotraficantes traían ilegalmente la pasta de coca de estos dos países más la proveniente de Bolivia, para ser purificada en los laboratorios y seguir, luego, con destino a los EE UU.

Las necesidades eran: la pavimentación de la pista de aterrizaje, construir una plataforma con hangares para talleres, asignación de aeronaves y una estación de radar. Además de las logísticas correspondiente.

Eso modificaba totalmente la tradicional misión y la dotación. Fundamentalmente se requería de un cambio de mentalidad y doctrina del personal para instalar el CACOM. Como lo habíamos dicho.

La maquinaria y los materiales fueron traídos por carretera del centro del país hasta la ciudad de Florencia  y al municipio de Solita. Después, vía fluvial por el río Caquetá en bongos hasta la Base.

La Nueva Seguridad. Para dar seguridad al proyecto se creó la Fuerza de Tarea Conjunta Cándido Leguízamo FUTACAL, en octubre de 1993 y se comenzó la obra por parte del contratista  de ingeniería civil CONTECO. La ejecución sufrió retrasos por diversos inconvenientes de planificación del contratista. Los que después, para finales de la década, se iniciaron y culminaron por otros medios.

Mientras tanto durante 1996 y 1997 se le asignó al GASUR la misión de combatir las dos amenazas: la subversión y el narcotráfico. E iniciar la transformación para pasar de ser un Grupo Aéreo para llevarlo a ser un CACOM. Para eso desarrolló múltiples actividades logísticas y operaciones contra las FARC. Se presentaron fuertes combates y graves trastornos de orden público.

En octubre de 2.000 mediante contrato entre el Cuerpo de Ingenieros de los EE UU y la empresa CODINEM se inició la construcción de la rampa para las aeronaves.


Instalaciones entre la pista, sin pavimentar, y el río Orteguaza

Luego la dotación del radar fue contratada por los EE UU y el consorcio IURB. El proyecto fue entregado por la Embajadora de los EE UU, Ann Paterson, en noviembre de 2001 al Presidente Andrés Pastrana, al Ministro de Defensa y a los comandantes de las FF MM.

Mediante Disposición 003 de febrero de 2002 el Grupo Aéreo del Sur GASUR es denominado COMANDO AÉREO DE COMBATE 6, CACOM 6, asignándole la misión de “Conducir operaciones aéreas para ejercer soberanía nacional”. Siendo su primer comandante el Coronel Hugo Enrique Acosta Téllez quien declaró: “Gracias a las inversiones realizadas en los últimos años nos hemos convertido en CACOM y seguimos hacia la modernización, como la Unidad insignia de la Fuerza Aérea Colombiana”.

El gulag amazónico. Conocido el origen y el final de lo que es esta unidad militar, regresemos al recuento. Los comandantes eran nombrados por períodos de dos años.
La unidad se consideraba, por su aislamiento, lejanía y pobre infraestructura militar y logística, como la unidad de extradición. No era la política ni la doctrina oficial de la FAC, y por tanto no explícita, más si era tácita, vivencial, cultural y real. Una norma no de derecho aunque sí de hecho. Por eso los factibles candidatos hacían lo posible por esquivar ese nombramiento. 

A ella enviaban a los miembros de la Fuerza Aérea considerados poco competentes, negligentes, remisos para el servicio o, más bien, indisciplinados y perturbadores. Era el lugar para deshacerse de los considerados imprudentes e incómodos con sus ideas y sus formas de pensar innovadoras y por ello molestos. O los suficientemente subordinados y dóciles como para no protestar por esa asignación. 

Pensamiento que se había convertido en el dogma corriente que predominaba en la mentalidad colectiva de la Fuerza Aérea. Con los años, terminó siendo la justificación de un profundo y continuo relegamiento de esa Base en los planes de desarrollo nacional y militar. Por ello no se mejoraba su infraestructura ni era abastecida adecuadamente. Todo era viejo y descuidado. 

La vida era austera, con limitaciones en todos los sentidos. Con alta amenaza insurgente por parte de las FARC y el M19, junto con los cortos períodos de comando, que hacían imposible ejecutar proyectos de largo plazo.

La máxima aspiración de quienes eran asignados al lugar era terminar a salvo y sin mayores traumas personales y profesionales, su tiempo de destierro. Y lograr ser reasignados a otras guarniciones del país más benévolas y con menores restricciones o inconvenientes. En definitiva, un desarraigo similar a un Archipiélago de Gulag siberiano de donde era un logro salir salvando el pellejo, cual la famosa novela de Aleksandr Solzhenitsyn

Incluso muchos creían que bastante tenía de similitud, por estar en la misma región de la nación, con la Colonia Prisión de la Araracuara. Desmantelada a finales de 1950 trasladándose a la Isla Prisión de Gorgona. Al menos para el ciudadano corriente poco conocedor del país, eso le sonaba como lo mismo.
Por esas circunstancias, el nombramiento a ese lugar de un comandante era visto por compañeros, superiores y subalternos, como una degradación profesional y una descalificación personal. Era casi que exponerlo a pedir el retiro del servicio y truncar su carrera militar.

Una sublevación. Evidencia de ello fue el que, en años anteriores, ya se había dado una insubordinación armada de toda una Compañía de tropa de la Infantería de Aviación, por las pobres circunstancias, el descuido y el modo de vida en que se les mantenía. Rebelión que no fue instigada por ningún mando sino que surgió espontáneamente desde la misma soldadesca, exasperada por las malas condiciones. Hecho que nos recordaron lo contado sobre la guerra con el Perú por el Soldado Arturo Arango en su libro “180 Días en el Frente”.

La única forma cómo se logró que cesaran en el intento de rebeldía, fue con la presencia física y el diálogo directo con el General Comandante de la FAC, quien fue a la selva donde se habían aposentado. En ese momento, pero con grado de General, era el mismo oficial, que siendo de grado Teniente Coronel en Emavi, había sido el protagonistas de los hechos contados en la otra crónica titulada "Ideas Raras".

Para ello les debió prometer buen trato, licenciamiento y amnistía a su delito militar. De lo contrario estaban dispuestos a llegar hasta el combate. Con el grave peligro de que decidieran, al verse acosados, a pasar a engrosar las fuerzas de los subversivos.

Algo paradójico. El superior de ese momento en Tres Esquinas, un buen hombre y un abnegado comandante,  fue retirado del servicio por el suceso. Él también fue  víctima, como su tropa, del olvido en que se tenía esa unidad. Y, luego, fue el piloto que voló el avión Curtiz secuestrado para transportar las armas del M19, desde la costa atlántica hasta las proximidades de la que había sido su Base Aérea pocos años antes. Como ya se dijo.

El estigma. Estando en condición de jubilado se desempeñaba como piloto de una empresa comercial carguera. En una ocasión fue secuestrado por el M19. Lo obligaron a hacer un vuelo desde una pista ilegal en Dibulla, en proximidades de Santamarta, donde los rebeldes habían descargado clandestinamente parte de un lote de armamento adquirido en el exterior. Con varias toneladas voló directo, atravesando todo el país, hasta las riveras del río Orteguaza en el sur.

Ante la imposibilidad de aterrizar sin peligro de estrellarse, por lo corta y rudimentaria pista que habían improvisado los terroristas, debió acuatizar en el río a poca distancia de la Base. El mismo lugar donde había sido su comandante y había acontecido el percance de la insubordinación de parte de su tropa. Salvó la vida. Los ilegales recuperaron parte del armamento y el avión se perdió.

Aún podíamos ver el estabilizador vertical de la cola del avión, en medio del río cuando bajaba de nivel. Parecía hacernos recordar que la región le hubiese tenido a este comandante un infortunado sínodo en varios aspectos de su vida. Y que estábamos en el mismo lugar, francamente, enigmático en muchos aspectos.

De nosotros, igualmente, se podía esperar que fuésemos sacrificados por el estigma inevitable. El reservado para quienes nos atrevíamos a invadir sus soberanos predios de república independiente insurgente.  Debíamos esperar ser otra víctima más de la inefable historia del lugar.


Después del acuatizaje. Internet.

Sin cambio. La realidad es que las condiciones sociales, políticas, desarrollo y económicas no habían cambiado mucho desde los tiempos del conflicto colombo peruano. Cuando se dio la invasión y la inhumana explotación de los aborígenes colombianos por parte de la empresa cauchera del peruano Julio Cesar Arana a comienzo de siglo XX. Tal como lo cuenta el Sargento Tobón en su libro “Sur”.

También, a mediados de siglo, la Base fue escogida como prisión y destierro del expresidente Gustavo Rojas Pinilla (su título oficial, como se hacía denominar era: Excelentísimo Señor, Presidente, Teniente General, Jefe Supremo) después de su juicio por haber intentado perpetuarse en el poder.
Casa de Rojas Pinilla bajo los árboles.

Lo que llegó a ser. La Base Aérea de Tres Esquinas en el Caquetá, desde la guerra con el Perú, estuvo prácticamente reducida a una condición de subsistencia básica y en algunas ocasiones se propuso el desmantelamiento. Sin embargo, resistió varios ataques y amenazas insurgentes, logrando mantener la fortaleza suficiente sin haber estado en inminente riesgo de ser destruida o dominada.

Por el contrario, en los años posteriores, pasó de ser el pequeño Grupo Aéreo del Sur, como lo fue durante 60 años, para ser el actual CACOM 6. Ha sido objeto de reactivación operacional contra el narcotráfico y el terrorismo convirtiéndose en un fuerte centro de combate narcoterrorista en el sur del país. Cambio que es el principal motivo de esta narración, junto con la transformación de conceptos militares sobre el conflicto.

La Base ganó su actual importancia estratégica, partiendo de una acción continua de repotenciación desde mediados de los años noventa. Demostró lo efectivo que resulta el estar próximos al enemigo, en posición de avanzada ofensiva. Se ratificó como punto fundamental de reacción y lanzamiento de operaciones contundentes, después de la lamentable perdida de la Base de Las Delicias del Ejército Nacional, EJC.

Justo lo que necesitábamos. Demostrando que la amenaza se confronta a la distancia con ofensiva remota. No en el repliegue defensivo pasivo en las ciudades y centros urbanos, como mero y débil principio doctrinario, el que aprovecha el enemigo. Lo que no compartíamos en el EMC.

Creíamos, desde 1992, que así no era como se debía combatir fuerzas irregulares, mimetizadas, bastante dispersas, móviles y adaptadas al entorno. Con una vida casi que elemental, usando solo lo indispensable para la supervivencia. Cómo actúan los combatientes irregulares bajo las doctrinas de los conflictos de baja intensidad. Por eso pedíamos un cambio doctrinario fundamental que debía implantarse a nivel nacional y político.

Actualmente, y sin haber sido un plan colombiano premeditado en esa dirección y con esa intención, solo por la fuerza de las circunstancia de una necesidad extranjera de combatir el narcotráfico, se ha convertido en uno de los principales bastiones contra la insurgencia en Colombia.
Únicamente cuando, después de mucho tiempo, se hizo evidente que las FARC, finalmente, se habían acantonado en los Llanos del Yarí en su trashumar desde Marquetalia, en la década de 1960, pasando antes por Colombia, Huila. El Río Pato (1970) y el Guayabero (Casa Verde) en 1990.


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