40
DÍAS EN EL VAUPÉS
PARTE
10
• RARA IMAGEN. No habiendome quedó pieza
seca y habiéndose mojado totalmente la maleta me tuve que vestir la bata de
baño, la que me ceñí bien elegantemente con un cordón. Me puse mis botines
blancos sin medias, y heme aquí un animal raro, objeto de admiración de todos,
cuando me paseaba solo junto al río.
• SAN MARTÍN NOS VALGA. Cuantas
peripecias. El motor está emperrado desde ayer. Se le acaricia, se le seca, se
le ruega, y es, como el diablo, ranchado, sin una chispa, y si le excita y se
apaga al minuto. Entonces todos nos trocamos en marinos. Ahora si he podido ver
bien la resistencia de estos queridos indios. Por raticos solamente y
renegando, servía el motor un poco. Llegamos a la cachivera de Yundú y
recibimos la orden de salir a la trocha.
EL
PEQUE PEQUE
Un
motor de podadora de jardín al cual se le acopla un eje para la propela
COMENTARIO:
El Peque Peques una denominación que proviene del Brasil Amazónico. Pero algunos
aborígenes del bajo Caguán y del medio Caquetá, en Colombia, en ocasiones llaman
a este improvisado motor fuera de borda, cuando es fabricado por ellos mismos,
como el Taca Taca, por imitación del ruido que hace por el silenciador del
escape. Años después de cuando viví en esas regiones, un familiar que trabajaba
en el departamento de ventas de una connotada firma comercial distribuidora de potentes,
elegantes y modernos motores de diseño industrial para votes deportivos de alta
velocidad en Medellín, conversamos sobre el tema y me expresé de esa forma recordando
a los primitivos colonos remotos de la selva. Eso le causo hilaridad y me hizo
algunas observaciones un poco burlonas porque según él nunca había escuchado
esa expresión. Me di cuenta, de inmediato, que él no había vivido como yo en esas
regiones y por eso no tenía por qué conocerla, aunque se daba algunas ínfulas de
ser muy experto del tema. A pesar de que me molestó un poco decidí aceptar, no
dando explicaciones a su displicencia. Entendí la diferencia entre ambos y además
que el silencio es más elocuente que la palabra. Y a palabras necias oídos sordos.
Así él siguió creyendo que su concepto era totalmente válido. Ahora le queda clara
la razón de mi fingida humildad, que es la mayor de las soberbias. Los detalles le dicen que de él se trata. Fin de mi comentario.
• GARANTÍA MÉDICA. Al comenzar esta trocha encontramos en puras cenizas las malocas y las hierbas del contorno. Preguntamos la causa y nos dijeron: vivía en allí el Payé (médico, curandero, soplador) llamado Marcelino, quien habiendo sido llamado por un enfermo, no le resultó y el enfermo se murió. Como el indio es sumamente vengativo, se reunieron los amigos de la familia del muerto en número de 10. Ya armados de escopetas prendieron fuego a la maloca. La mujer huyó al monte y el pobre payé no tuvo más recursos que lanzarse al río donde, sin embargo, sufrió un impacto en un dedo. Hoy está abajo en Yavaraté porque, si vuelve al lugar, la venganza inexorable volverá también.
• VARIAS COSAS. Pregunté por la manera
como pagan los servicios médicos. Dijeron que principalmente con canoas, los
vestidos del paciente, si es hombre u otros objetos. Seguimos nuestro viaje
admirando las pajas o yerbas de verde intenso, llamadas carurú, que según los
indios producen sal. Pero será tan reducida la cantidad de sal que procesa la
hierba que no es explotable y nuestros indios siguen comiendo sin sal, mientras
logran conseguir alguna onza traída por blancos. Nadie puede subir una
cachivera cuando peligra la vida y saber cuantas penalidades acompañan estos
viajes, sino cuando se hace. Se nos entró la noche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario