40
DÍAS EN EL VAUPÉS
1950
PARTE
12
• INGRESANDO A COLOMBIA. Esta tarde,
después de seis días de jornadas, llegamos a bocas del que era el lugar hasta
donde llegó la invasión brasilera, límite por consiguiente con dicha república
y lugar donde reside el retén sostén o vigilante de nuestra frontera. Este amable
centinela de nuestra patria, responde al nombre de José del Carmen Bejarano,
cundinamarqués. Amable y atento nos vino a visitar a la casa muy vecina donde
pernoctamos. Volví a sentir molestia por la dolorosa expoliación y de nuevo
comprendí que si el gobierno colombiano no guarnece estas fronteras, el apetito
insaciable hará volverá a la carga a los "insaciables". Pienso que la
mejor manera de impedirlo es hacer caminos y carreteras y campos de aterrizaje,
y provoca la inmigración de familias cristianas del interior.
MACUCU
CACHIVERA
• HACIA TIPIACA. 7 de noviembre. el motor
trabajo muy bien hasta la maloca del jefe del activo Gabriel de Macucú, situada
en la cachivera Macucú. Gabriel tenía una fuerte infección en una mano desde
hacía cuatro días por lo cual nos rogó alguna medicina. Le aplicamos dioxogen.
Lo mismo con uno de los mozos, picado de culebras. Dos terribles horas nos
gastó la bendita cachivera. Apoco divisamos la gente de Tipiaca. Al entrar
tuvimos con gran pena, el humo y las llamaradas de la maloca del jefe indio del
pueblo que se incendió mientras nos recibían en el puerto. Encontramos los
preparativos para el cachirí que se va haciendo en cada maloca. Especialmente
en este mes de diciembre hasta la Navidad. Al fin de año y principios del
siguiente, se celebran con entusiasmo febril estos cachiríes, abandonando las
labores.
• LA LEYENDA DE UAKTÍ. Es natural que el
que lea estas líneas desee conocer en qué consiste. El cachirí es el nombre que
le dan al demonio de quien de su existencia nadie duda. Dicen que el Uaktí es
muy malo y que hace a los hombres el mayor mal posible. Los indios tienen miedo
al Uaktí. A cualquier figura que represente al demonio, enseguida le arrancan
los ojos las uñas para que no los vea y también en señal de desprecio con en el
pasado. Hace tiempo dos niños salieron por futas y el Uaktí los secuestró y
como condición para devolverlos le dijo a los indios que debían estar con de su
lado y que ellos deberían seguir todas sus instrucciones. Entonces les enseñó
cómo debiera ser la fiesta del cachirí.
• LA FIESTA. Se llama Juruparí-Uaktí y
Dabucurí, como fiesta en general, consta de tres partes. Primero. Recepción del
Uaktí en el puerto. Segundo. Entrega de las afrentas de los convidados.
Tercero. Danzas, cantos y guerrillas. La víspera se reúnen todos en lugar de la
fiesta para pintarse y adornarse, trabajo que dura varias horas, entre
carcajadas y los más variados comentarios. La fiesta se comienza siempre al
anochecer. Los hombres embadurnados de aceites y pinturas. Con sus instrumentos
de música en las manos, se dirigen al puerto. Apenas se toca por primera vez la
trompeta del Juruparí. Este es un tubo de madera largo que parece como un
clarinete ordinario. Produce un ruido cavernoso profundo y penetrante. El
sonido se parece al mugido de un toro.
JURUPARI
• OFRENDAS. A las mujeres les está
prohibido ver al Juruparí so pena de muerte. Se dirigen en fila a la plaza de
la maloca donde se va a celebrar las fiestas, y dan vueltas y revueltas
alrededor del Juruparí. Terminadas esas evoluciones entran a luz a la maloca
todos los hombres. Las mujeres salen de sus escondites y ban a tomar parte en
la danza. Entonces los convidados entregan Bakzaiá (Jefe de la fiesta) los
presentes que le habían reído. Antes de comenzar la danza, las mujeres llevan a
los hombres, grandes cuyas o totumas de cachirí. Todos beben grandes sorbos,
sin respirar.
• EL FUROR. Un círculo formado por
parejas de hombres y mujeres, unido sencillamente por la mano de cada uno sobre
el hombro de su pareja, danza al son de toscos instrumentos y entonan diversos
cantos que terminan casi siempre con gritos y silbidos. Al principio de la
fiesta hay completa separación entre hombres y mujeres. Con las bebidas
fermentadas se calientan la cabeza y debilitan las piernas de manera lastimosa
hasta no poder dar siquiera dos pasos en línea recta. Desde ese momento ya no
hay separación de sexos y comienzan las groserías. Las liviandades y las peleas
son frecuentes con heridas a veces mortales. Cuando no muertes violentas, como
consecuencia, hay tristeza, con deseo de venganza.
• LOS NIÑOS. Tales fiestas duran 2 días.
Los niños de pecho sufren las más deplorables consecuencias, porque las mamás,
durante esos días, nada comen, preocupadas sólo por beber y bailar. Los indios
Tarianos que viven cerca de la misión de Yavaraté en estos últimos ocho años,
habiendo ellos abandonado por la influencia del misionero esas orgías y
desórdenes y habiendo morigerado sus hombres, los niños crecen más fuertes y
sanos.
• EL REMATE. El viajero que llega a una
maloca después de un dabucurí contempla un cuadro degradante y desolador.
Hombres tendidos por los suelos y por todas partes la inmundicia más asquerosa.
Mujeres que parecen demonios con sus cabellos en desorden, horriblemente
pintadas y llevando en brazos niños enflaquecidas de manera inconcebible. El
remate de la borrachera es el Caapí, a saber la infusión de la cáscara del
Cipo, árbol del mismo nombre. El fin es embriagarse dejando al sujeto en una
especie de somnolencia y privación momentánea de los sentidos. La persona
permanece extraña a todos. Cosas pequeñas le parecen extremadamente grandes.
Las figuras más extrañas, las escenas más curiosas, y todo lo que cada uno
siente, pasa completamente desapercibido para los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario