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DÍAS EN EL VAUPÉS
PARTE
11
• NATAPÍ-CACHIVERA. Nos recogimos hasta
la cintura nuestras sotanas, al hombro los zapatos, nos echamos la bendición y
echamos andar entre el agua. No era ésta tan honda que nos hundiéramos y tan
torrentosa que nos arrastrara. Pero perdí mi santo equilibrio por culpa de la
mucha lama de la larga roca inclinada de la orilla. Rodé y rodé, ahora sobre la
maleta, luego la maleta sobre mi. Me esperaba el río, pero los factores
favorecieron: la espía (grueso lazo de la quilla de la canoa, ya amarrada la
orilla) y el padre Elorza, sin arrojar lejos sus propios tercios, me echó mano
de dónde pudo. No sé cómo él, a manera de gato cazador, con rapidez felina,
echo mano, al mismo tiempo de las orejas de la maleta y creo que las mías, y
arriba los dos, maleta y obispo. Ni me rompí el cráneo ni las rodillas ni los
codos. Fui de buenas. Lo dice maravillosamente saltimbanqui con mis saltos
mortales "a estas horas". Sin consecuencias desagradables.
• SOLEMNE GOLPE. Como desgraciadamente si
las tuvo la que me di esta noche en la posada la selva. Me levanté a tomarme un
poco de agua fresca y me fui de golpe con las rodillas y los codos sobre las
imprudentes rocas que me recibieron de malos modos y me pusieron morados el
codo derecho y la rodilla. Todavía estoy de luto en esas dos cuasi extremidades
de mi cuerpo humano, morados rodilla y codo. Por salir en el oscuro.
• INVENTANDO LA PALANCA. El vicario
Javerianos dijo: vamos establecer el método de las palancas que usan los bogas
en nuestros ríos del norte. Diciendo y haciendo, hizo cortar una barra
resistente y la aplicó a la labor con bastante buen resultado. Animado por el
éxito prosiguió ayudando hasta que habiéndose reducido gracias al agotamiento
el caudal del río, el prefecto dijo: padre no sigua que se cae al rio. No había
acabado de hablar cuando ¡chumblúm! A lo mas hondo con palo y todo. Por fortuna
se agarró muy bien de la canoa. Por lamerse mejor le tocará a mí el turno.
Estamos en la maloca y después de tender mi hamaca, no la abrí lo suficiente
para aprobarla y me senté. Bien, de espaldas en aquel cemento. Dicen los padres
que mi sotana quedó atrás como mapamundi desde la cintura y desde nombres de
nuestros derechos.
• LEYENDA DE LA TAPIRA. De cómo la Tapira
perdió en tiempos pasados la supremacía sobre los demás animales.
"Antiguamente la Tapira era la reina de los animales. Su bramido era más
fuerte que el del tigre. Todos los animales le temían. Era dueña de todas las
frutas del bosque. Su morada estaba edificada sobre un monte donde había toda
clase de frutas. Nadie se atrevía a subir a aquella montaña y la Tapira nunca
bajaba de ella, ni siquiera para beber agua. Sus nietos le llevaban agua
sirviéndose de unas hojas. Un día, cansado de tantos viajes inútiles le rogaron
que fuera a deber en la quebrada, garapé. Aceptó la propuesta y bajo. Como el
agua está muy fresca, limpia y buena, no sólo bebió sino que se bañó.
Entretanto los demás animales aprovecharon la ausencia de la Tapira subieron y
tiraron por tierra, con la mayor rapidez, todos los árboles frutales. Luego, huyeron
cargados de frutas.
TAPIRA
• Cuando la Tapira regreso vio todos los
árboles derribados, llena de cólera, rugió con tanta fuerza y furor, que los
árboles que rodeaban la mansión dejaron caer sus hojas. La trapera persiguió a
los demás animales hasta que los cansó. Les quitó todas las frutas a los
animales.
Cuando
solo le queda el último, éste le pidió prestado el pito grande que ella usaba.
La Tapira se lo prestó. El macaco se lo cambió maliciosamente por otro
semejante, subiéndose luego un árbol altísimo. La Tapira, antes de retirarse
quiso usar pito para asustar los animales, pero en vez de producir el grito de
siempre, produjo solamente un destemplado chillido que arrancó una sonora
carcajada a todos los animales. Por eso la Tapira perdió la supremacía sobre
todos ellos, pasando el macaco, cuando ruge, a hace estremecer las
selvas."
• POCAS PROVISIONES. 4 noviembre. Lo más
grave hoy es la situación de la caja que conduce los víveres, que es
verdaderamente de angustia por la desaparición casi absolutas de provisiones.
He aquí porque el almuerzo que siempre nos ha llevado media hora, se despachó
en diez minutos. "Sin bien lo sabe, presto reza", dice el adagio.
• EL PEZ CARIBE. Pensaba en un pobre
joven indio que encontramos ayer mordidos por un pez carnívoro, el Caribe, en
una corva, y el pobre muchacho no da un paso. Monseñor Valencia lo vendó y no
aplicó nada porque no llevamos remedio. Cuán útiles por esos mundos son esas
drogas que sobran en las farmacias. Es el Caribe un pez de aterradora voracidad
y fiereza y nada siempre en manada. De modo que acometen siempre reunidos
contra su víctima y en un santiamén dan cuenta de ellas. Es eso también me
recordó el pasaje de La Vorágine donde se describe la muy fea muerte de
Barrera.
PEZ
CARIBE
• INVASORES EN TARACUA. 5 noviembre.
Volvemos al Oaxaca no hay esperanzado de que el motor del fin diera chispa.
Vana ilusión. Una bobina está quemada y la otra no da señales de vida. La
comida, una sopa bien caliente, más agua que "gente", pues entre
ellas sólo había flotantes unos pedacitos de chicharrón de Guagua. Casabe y a
dormir. No dormimos porque la maloca estaba sola. Llegarían a la medianoche y
nos reñirían. A las 2:30 de la noche empezaron a llegar alumbrando con cáscaras
de Tupi. Pero quedaron todos ellos extasiados al contemplar la multitud de
hamacas extrañas colgadas aquí y allá. Nosotros no nos dimos por notificados,
ni los dueños nos tomaron razón de nuestra conducta, se fueron a una gran
cocina contigua a nuestra maloca y allí pernoctaron, dejándonos tranquilos. Al
amanecer no nos riñeron por nuestra osadía. Antes, más bien, nos ayudaron a
desayunar. Si el motor no se compone, nos quedaremos bogando este río por 10
días sin llegar a Mitú. A las 2 PM prendió eñ motor y siguió trabajando
oficiosamente. Todos los padres y los bogas dejaron sus remos y respiramos.
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