AERONAUTAS Y CRONISTAS

sábado, 11 de julio de 2020

PODER AÉREO CONTRA LA GUERRILLA



EL PODER AÉREO CONTRA LA GUERRILLA
CADETE DE PRIMERA CLASE DONALO R. BRUNK
ACADEMIA DE LA USAF
Revista Soldier Schokm. Otoño 1995
Las guerras contra movimientos insurgentes y grupos guerrilleros son más frecuentes que las guerras convencionales. La Guerra del Golfo nos demostró que la USAF logró formular tácticas y estrategias muy adecuadas para luchar contra un enemigo convencional acostumbrado al método de guerra soviético.
Sin embargo, los conflictos en Vietnam y Bosnia nos han demostrado que la doctrina de la Fuerza Aérea podría tener algunas fallas que reducen la efectividad del poder aéreo contra determinados grupos subversivos. Al comparar la doctrina que actualmente emplea la USAF en los conflictos de baja intensidad con las ideas de Mao Zedong, Hilsman, Clausevvitz, Che Guevara y Larry Cable, estas fallas son evidentes, en tanto que las medidas correctivas se vuelven aparentes.
Entender la naturaleza de la insurrección es el primer paso en la senda de la victoria. Tal como se plantea en el Folleto 3-20 de la Fuerza Aérea, los movimientos subversivos no pretenden derrotar al ejército enemigo en una batalla campal. Realmente, su meta es más bien producir un cambio político o social. El folleto hace alusión a los movimientos subversivos, sin embargo, no se refiere específicamente a las características de un grupo subversivo y los de un ejército convencional. Por el contrario, se clasifica a la guerra de guerrillas como una simple versión de guerra convencional. Propone la aplicación de las mismas armas, tácticas y estrategias pero a menor escala.
Si para matar a un elefante el cazador tiene que disparar dos veces un cañón, para matar un pato ¿Tendrá que disparar el cañón una sola vez? La respuesta, por supuesto, es NO. cada tipo de cacería precisa de diferentes armas, estrategias y tácticas.
En el Folleto se debería recalcar que las diferencias entre una fuerza guerrillera y un ejército convencional convierten la idea de un bombardeo estratégico en un absurdo. Un comandante puede fácilmente emplear la forma tradicional norteamericana de hacer la guerra, la cual pretende destruir al enemigo en el campo de batalla mediante la aplicación de una maquinaria bélica abrumadora. Tal como se demostró en la Guerra de Secesión, en la II Guerra Mundial y en la Guerra del Golfo Pérsico.
Sin embargo, la conformación y los objetivos de los movimientos insurgentes no son los mismos que las de un ejército convencional. Por ejemplo, una fuerza insurgente no necesita una gran cantidad de abastos. El Viet Cong se abastecía de lo que producía la tierra o procuraba alimentos de las aldeas vecinas, en lugar de depender principalmente de largas rutas de abastecimiento. El bombardeo de fábricas, vías de comunicación, o fuentes de energía eléctrica, con el fin de impedir el abastecimiento de las tropas no afecta tanto a los insurgentes como a las fuerzas bélicas convencionales.
Aunque USAF no sugiere que se deba destruir la capacidad de producción industrial del enemigo, tampoco hace ver específicamente que esos esfuerzos serian inútiles. Lo más probable es que la mayoría de los comandantes, no muy versados en combatir la insurrección, empleen la doctrina tradicional de bombardear al enemigo masivamente hasta abatir su espíritu de lucha o su capacidad de combate.
Para detener a una guerrilla, los estrategas primero deben determinar las necesidades de la guerrilla y luego enfocar su campaña aérea en impedir que esas necesidades se vean satisfechas
Hay muchas teorías sobre cómo llevar esto a cabo con éxito. Pero hay diez elementos claves que contribuyen al éxito de la insurrección, los cuales brotan de las ideas que al respecto han planteado los más grandes genios militares. Entre ellos, Mao, Che Guevara, Clausewitz y otros. Los que planean las campañas aéreas deben comprender a cabalidad estos puntos si han de lograr neutralizarlos:

Primero, los mencionados pensadores plantean que la guerrilla debe prolongar la guerra. La guerrilla no posee el personal o el poder de fuego que se requiere para vencer a una fuerza convencional en un ataque masivo. Por consiguiente, debe prolongar la guerra y apuntarse pequeñas victorias. O, por lo menos, impedir ser derrotada. Se ha visto a lo largo de la historia que a los movimientos insurgentes más famosos les tomó muchos años establecer su supremacía. La II Guerra de los Seminólas duró siete años. El conflicto de Vietnam persistió desde finales de la II Guerra Mundial hasta mediados de 1970.
Segundo, también indican que el teatro del conflicto debe estar constituido por una extensa región. Pero solamente lo suficientemente grande como para poderse esconder en ella.
Tercero. Igualmente sustentan que el terreno debe ser accidentado. Mao razona esta opinión diciendo que no necesariamente debe ser accidentado siempre y cuando la región sea suficientemente extensa. Pero que los movimientos insurgentes, de más éxito, han triunfado en lugares donde el terreno es escarpado.
Cuarto, Mao señala que un insurgente necesita bases seguras donde entrenar, organizar y llevar a cabo sus operaciones.
Sexto. Hilsman y Mao explican que las fuerzas insurgentes no toman arraigo. Los movimientos insurgentes no puede darse el lujo de perder sus efectivos. De manera que deben estar dispuestos a ceder terreno a cambio de la seguridad y pensar en continuar la lucha otro día.
Séptimo, Hilsman plantea que la seguridad de un insurgente estriba en su movilidad. Cuando formaba parte del Destacamento 101 en Burma, cayó en cuenta que la inmovilidad significa una muerte segura.
Octavo, Mao sostiene que los insurgentes deben ejercer siempre la iniciativa. Esto desgasta al enemigo y, a cambio, permite a los rebeldes escoger el sitio del ataque.


Noveno. El Che Guevara anotó que la fuerza guerrillera debe mantener flexibilidad táctica.
Por último. Los insurgentes deben evitar a toda costa el encuentro con el enemigo donde esté mejor apertrechado.
Estos diez elementos son una recopilación de las ideas de famosos expertos en insurrección y guerra no convencional, y su importancia ha sido demostrada hasta la saciedad desde el Siglo XIX.
El insurgente lucha por establecer algún tipo de cambio político. Por consiguiente, el ejército debe concentrar su atención en ese objetivo Antes de ponerse a concebir los medios más eficaces para contrarrestar estos diez elementos, nuestros planificadores deben conocer las herramientas con que cuentan los insurgentes.
El Dr. Larry Cable nos dice que los contrainsurgentes y los insurgentes luchan entre sí aplicando principalmente dos herramientas y que la correcta aplicación de estas herramientas determinará quién es el vencedor.
La primera herramienta consiste en lo que se denomina la “Percepción Popular de Legitimidad” PPL. La segunda, consiste en la “Capacidad Creíble de Coerción” CCC.
La PPL es la herramienta más fuerte y de mayor duración. Puede ser utilizada por ambos bandos en sus respectivos esfuerzos por establecerse como la legítima autoridad en la zona. La población va a identificarse con quien crean que posee la legítima autoridad. Se menciona la legitimidad como un importante elemento del Conflicto de Baja Intensidad CBI y el folleto USAF le concede cierto grado de utilidad. A manera de ejemplo, los colonos norte­americanos no veían al Rey Jorge III como su legítima autoridad. Esto obligó al monarca a utilizar la CCC, a fin de mantener el control.
Por otra parte. Con la CCC un comandante pretende obligar a la población a que acate sus mandatos. Hay tres elementos que deben tomarse en consideración para que la CCC sea eficaz: Presencia. Persistencia y Paciencia PPP. El ejército despliega "Presencia" al involucrarse con la población local. Al no rendirse, demuestra "Persistencia." Y "Paciencia'’ al enfocar su atención en el objetivo final y no desgastándose en los eventos de cada día.
Los EE UU utilizaron la CCC en contra de los Indios Seminólas durante su campaña expansionista en la Florida a comienzos del Siglo XIX. Pese a que los Seminólas nunca reconocieron al Ejército como legítima autoridad. Le faltó al Ejército establecer la P/P de Legitimidad y Autoridad. Solo convinieron en ser reubicados luego de que el Ejército quemó sus hogares y sus cosechas.








En el Folleto 3-20 se analiza el significado de persistencia y paciencia en el contexto de "perseverancia." No se menciona la presencia como elemento de coerción. Tal como lo hace la Policía al realizar sus rondas, el Ejército debe desplegar una determinada visibilidad o presencia para ser eficaz.
Por lo general, un gobierno adquiere legitimidad a través de la adopción de medidas políticas. Haciendo obras que beneficien a la población. Protegiendo a sus ciudadanos o conduciendo programas de reconstrucción nacional.
En contraposición a lo anterior, un gobierno ejerce coerción estableciendo zonas de seguridad militar para la población local. Llevando a cabo patrullajes. Racionando los recursos. Reubicando a la población y persiguiendo a los insurgentes.
Larry Cable señala que para establecer un gobierno legítimo debe eliminar el apoyo de los elementos auxiliadores con que toda organización cuenta. Pero que el núcleo conformado por los radicales ideológicos y armados casi siempre persiste. El Ejército, mediante la coerción, debe eliminar o capturar a aquellos elementos que conforman el grupo radical.
Grecia es un buen ejemplo de la teoría de Cable. Después de la II Guerra Mundial los comunistas trataron de tomar el país. Los EE UU ayudaron a Grecia a establecer un gobierno legítimo y posteriormente colaboraron con ese gobierno legitimizado, mediante operaciones militares a eliminar el núcleo de comunistas.
Para emplear correctamente la CCC. Deben neutralizarse o eliminarse los diez elementos que contribuyen al éxito de la insurrección. La doctrina de la USAF debe, por consiguiente, planear sus acciones a la medida de estos factores.
Algunos de ellos no pueden contrarrestarse con medidas aéreas:
Primero. El poder aéreo generalmente no es el factor determinante del tiempo de duración de la guerra, tal como quedó demostrado en Vietnam. El Viet Cong, pese a la derrota de Tet, pudo replegarse y reagruparse hasta que el momento fuera propicio. Puesto que el plan concebido por el Viet Cong fue el de prolongar el conflicto. La USAF debía continuar bombardeando fábricas y líneas ferroviarias mientras la guerrilla se congregaba en sus aldeas a planear el siguiente ataque.
Segundó. Lo que sí puede el poder aéreo es achicar el tamaño de una región. Una región muy extensa propicia la movilidad. Las aeronaves pueden efectivamente reducir el tamaño de una región haciendo que esa región sea accesible a sus fuerzas aliadas. Cuando Clausewitz y Mao escribieron que era necesario contar con una región amplia, ellos presumieron que el tamaño de una región impediría el acceso de las tropas convencionales a ciertas zonas de esa región. Pero no sabían que mediante el uso del poder aéreo sus enemigos tienen acceso a cualquier parte del mundo.
La tercera medida. El terreno accidentado contribuye a la seguridad tanto de las bases como a la de las tropas en su desplazamiento hacia y desde una zona El poder aéreo puede anular esta facilidad. Con el reconocimiento aéreo. El uso de equipo de visión nocturna. Mediante sensores térmicos, las aeronaves pueden localizar las bases desde el aire. El rastreo de los elementos guerrilleros por entre la selva luego de un ataque puede ser un tanto difícil, pero con los últimos avances de la tecnología, esto se hace cada vez más fácil.
La cuarta se relaciona con la anterior. Con las aeronaves se pueden infiltrar comandos en un área determinada. Proveer apoyo aéreo cercano a esos comandos. Y atacar las bases de operaciones enemigas directamente. La base de operaciones es un área crítica para el insurgente, si la pierde es muy difícil ganar la guerra y hasta perderla. Lo más seguro es que los líderes guerrilleros al darse cuenta de que su base ha sido descubierta la reubiquen en otro sitio. Los planificadores de las incursiones aéreas militares deben mantenerse continuamente al acecho de esos movimientos.
El quinto elemento, que hace referencia a un buen liderazgo y una eficaz dirigencia, podría ser difícil de afectar. Las operaciones aéreas difícilmente podrán desmejorar la calidad del liderazgo guerrillero, a menos que en una misión aérea perezca uno de sus líderes.
El sexto elemento. Con el poder aéreo se puede alterar seriamente la capacidad despliegue o retirada del enemigo. En el pasado, el insurgente no se quedaba a luchar en un sitio determinado si no quería. Cuando una fuerza poderosa atacaba desde una dirección, el insurgente se replegaba hasta donde la fuerza enemiga no pudiera adentrarse más. Solo aumentaba la distancia entre él y el adversario. Gracias a la movilidad, rapidez, oportunidad, alcance y sorpresa, que brinda el poder aéreo, ahora es posible obligar a los insurgentes a continuar luchando. Mediante el uso de fuerzas de asalto, paracaidistas y apoyo aéreo cercano es posible impedir el repliegue de los insurgentes y, por ende, obligarlos a combatir deteriorando su capacidad de lucha en muchos aspectos. Para ello lo único que necesita la Fuerza Aérea es un buen suministro de información. En especial la de superficie se agrega a la inteligencia aérea.
A la Fuerza Aérea le puede resultar difícil afectar el séptimo elemento. La premisa de que la seguridad del enemigo yace en la movilidad, en una espesa jungla o terreno escarpado, la Fuerza Aérea va a experimentar dificultades para eliminar esa seguridad a pesar de su alta velocidad. Aunque que las aeronaves pueden patrullar y encontrar las rutas enemigas de desplazamiento, la guerrilla simplemente cambiará esas rutas, obligando así a las aeronaves a trabajar más arduamente para que la guerrilla no tome la delantera.
En cambio, la Fuerza Aérea si puede afectar seriamente el octavo elemento, al igual que ejercer la iniciativa. Los que abogan por la conveniencia del empleo del poder aéreo han defendido por mucho tiempo que uno de sus mayores beneficios es el hecho de que puede desplazarse en una misión ofensiva. Facilitando a la infantería adelantar una posición defensiva. Llevar  a cabo un repliegue o cualquier otra maniobra táctica de combate. En un conflicto de baja intensidad, a las fuerzas guerrilleras les es imperativo tomar la iniciativa a fin de marcar el ritmo del conflicto. Mediante el empleo de ataques aéreos esporádicos de lugares estratégicos, el poder aéreo puede reducir la habilidad de la guerrilla para iniciar los ataques y de esta manera obligarlos a reaccionar en lugar de ser ellos los que marquen el paso del conflicto.
El noveno elemento, cual es desplegar flexibilidad táctica, es difícil de afectar con medidas aéreas. La Fuerza Aérea debe desplegar, por lo menos, el mismo grado de flexibilidad que la ''guerrilla. Es difícil destruir la flexibilidad táctica del enemigo, pero lo que la Fuerza Aérea puede hacer es contener y disuadir, utilizando aeronaves dotadas de la capacidad bélica necesaria para realizar una variedad de funciones y misiones. Usando aeronaves multipropósito y de rápida conversión. Que fácilmente puedan hacer desde reconocimiento hastas ametrallamiento, logística y demás actividades. Porque lo que cuenta no es disponer de un alto poder de fuego que pueda destruir grandes bancos estratégicos sino flexibilidad según la situación. Porque es imposible matar un mosquito con un bate. 
La flexibilidad táctica está directamente vinculada al décimo y último elemento: Evitar  confrontar al enemigo donde se encuentre mejor apertrechado. Como es el caso del uso de la población simpatizante para mimetizarse o como escudo humano.
La principal táctica de la guerrilla en el campo es encontrar los puntos débiles del enemigo y luego explotarlos. Por lo general, el número de seguidores de la guerrilla no es mayor que el número de efectivos con que cuenta un ejército convencional. Por consiguiente la Fuerza Aérea debe concentrar sus esfuerzos en atacar unidades pequeñas y solas, quizá aisladas, sobre las cuales pueda tener ventaja táctica. Para arrebatar esa misma ventaja al enemigo.
En este rango se encuentran los blancos de ocasión, que pueden ser muy rentables como blancos de oportunidad. Por ello las unidades combate en el aire deben disponer de flexibilidad por parte del comando central para que las tripulaciones, en coordinación directa con los comandantes en el terreno, puedan actuar. 
Con ataques individualizados y de emboscada, la guerrilla aspira debilitar a las tropas  que cuentan con un número mayor de efectivos, hasta que los números se igualen. Como la guerrilla espera y le conviene que la guerra se prolongue, dispone de todo el tiempo del mundo para desgastar al enemigo. El poder aéreo puede utilizarse para contrarrestar esa táctica.
REFLEXIONES ADICIONALES
El comandante del teatro de operaciones debe colocar sus aeronaves de tal manera que puedan negar al enemigo aquellos puntos de mayor probabilidad de ataque en el menor tiempo posible. El asunto está en llegar a esos puntos antes que la guerrilla pueda explotar su ventaja táctica, negándole así, la opción de debilitar o desgastar a un ejército más numeroso.
El Folleto no analiza estos elementos adecuadamente. En él se tratan muchas misiones, tales como el Apoyo Aéreo Cercano (CAS), el apoyo de fuego, la reacción inmediata y el reconocimiento. Sin embargo, en el folleto no se establece la relación entre estas misiones y los diez elementos. Ni a nada de importancia substancial, si hemos de ser sinceros. Se señala que estas son las misiones que conviene realizar, pero no describe en suficiente detalle cómo es que estas misiones van a contribuir a derrotar la insurrección.
Le otorga mérito a algunas ideas importantes que mejoran la efectividad cuando se trata de contrarrestar un movimiento insurgente. En él se indica que la insurrección con la que más probablemente nos enfrentemos es aquella que se basa en las tres fases de la insurrección de que habla Mao. También analiza la importancia de las operaciones psicológicas. Ofrece una explicación en cuanto a cómo el ejército anfitrión debe estar organizado para funcionar a su nivel más alto de eficiencia v efectividad.
El folleto también hace referencia a conflictos de baja intensidad no son de insurrección y contrainsurrección. Particularmente se refiere al terrorismo y a las operaciones en tiempo de paz. Además, incluye otras ideas importantes que un comandante debe tener presente durante un conflicto de baja intensidad.
Si bien es cierto que el folleto contiene mucha información y, que en efecto, brinda a los comandantes orientación, en alguna medida, hay que admitir que no explica cómo usar e implementar el poder aéreo. Un comandante necesita saber cómo utilizar, de la mejor manera posible, los poderosos recursos a su disposición. Sin este conocimiento el poder aéreo es como una bomba accionada por láser que carece de haz lasérico para ser dirigida. Así la bomba se desplazará sin dirección y hasta puede perjudicar la operación si yerra el blanco.
La respuesta al problema consiste en analizar los elementos claves que he descrito anteriormente y luego profundizar en el actual poder aéreo de que se dispone para encontrar la forma de enfrentar estos diez elementos. Yo he comentado apenas unas pocas formas de contrarrestar estos elementos, pero las posibilidades son muchas y nuestros líderes deben tener suficiente autonomía como para dar rienda suelta a la creatividad.
Debemos tener presente que los diez elementos claves que se mencionan en este documento representan el pensamiento de los genios en materia de guerra no convencional: Mao, Che Guevara, Hilsman, Clausewitz y Cable. Estas ideas han sido probadas una y otra vez en todas partes del globo terráqueo. Sabiendo el papel vital que estos elementos juegan en la insurrección, es responsabilidad de la dirigencia analizarlos y encontrar sus propias formas de combatir. Según los recursos disponibles y las características propias del terreno, clima, cobertura, oportunidad y demás.

Nota: Muchos de estos aspectos los identificamos cuando pensamos en el concepto de la Aviación Contrainsurgente ACOIN, por el año de 1994. Luego los comprobamos, especialmente, en 1995.


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