MODERNIZACIÓN MILITAR 2
CAMPO SOLIDARIDAD CÍVICA Y
SICOSOCIAL
El soldado solo
Esta es mi Colombia.
Quiero compartir con ustedes (mis amigos en la red) una experiencia
desgarradora que vivimos Juliana y yo el sábado pasado (posiblemente el 20 de
Abr) Me encontraba estacionada en la Calle 117 con carrera 9 en Bogotá, no
lejos del Cantón Militar del Norte, esperando que Juliana bajara porque allí
está prohibido estacionar, cuando de la nada se me apareció un soldado, de la
edad de mi hijo Jaime Enrique o quizás un poquito mayor. Se me acercó a
preguntarme que tan lejos quedaba la autopista.
Venía con su uniforme de camuflaje, que
decía su apellido (VEGA) y el escudo que dice Batallón Contraguerrilla. Le dije
que aproximadamente a unas 15 o 18 cuadras y que lo mejor era que se fuera
derecho por la 116. Luego me preguntó que para qué lado era la 116. Entonces me
di cuenta que realmente estaba desorientado y le pregunté qué necesitaba en la
autopista. Su respuesta fue, que tenía que coger una flota para irse a su casa
en Sogamoso. Ante esto le dije que mejor se fuera hacia la 127 porque las
flotas pasaban por la autopista pero solo de la 127 hacia el norte. Su cara se
asombró aún más porque se ve que no tenía ni idea donde era la 127.
Me puse a conversarle y me contó que
acababa de llegar de Arauca, donde hacia dos días había combatido a la
guerrilla y en el combate murieron 18 compañeros y se salvaron 12. Sin embargo,
cuando su mamá llamó de Sogamoso al comando a preguntar por él, le dijeron que
había muerto. La mamá sufría del corazón, le dio un infarto y murió.
Al muchacho no le dijeron nada en
Arauca, solo que el viernes en la noche cuando regresó al comando le dijeron:
"entregue el armamento que usted sale mañana para Bogotá en el helicóptero
con el General". Él hasta se puso contento. Cuando el helicóptero llegó a
la 106 con 9, allí un Sargento le dijo la verdad: que su mamá había muerto y
tenía 8 días de permiso para irse a Sogamoso al entierro.
Al
muchacho lo soltaron en esta "jungla" Bogotana, sin más razón, ni
piedad, ni indicación, excepto "vaya a la autopista que allá consigue la
flota".
Cuando se topó conmigo traía una cara
entre asombro, dolor, desubique, que yo no se las puedo describir. Solo sé que
en ese momento vi a mi propio hijo y sentí una impotencia, una rabia conmigo
misma, pues cuando él me habló del combate que había librado, yo ni siquiera me
había enterado de ese combate. Ya estamos tan desensibilizados con esta guerra
absurda que no le ponemos bolas a las noticias.
Por supuesto que fui cobarde y no le
admití a este joven (casi niño) que yo, su compatriota, no estaba enterada del
combate donde él casi pierde la vida por nosotros. Esperé a Juliana y por
supuesto hice lo que tocaba, lo monté al carro y lo llevé hasta la estación de
la flota Libertadores en la paralela con 165.
En el camino nos contó que solo tenía
una hermanita de 12 años, que era soldado regular y llevaba 15 meses prestando
el Servicio Militar. Su incertidumbre sobre su futuro y el de su hermana, sobre
cuánto tiempo más le faltaba para completar el servicio (los regulares prestan
18 meses), su incredulidad sobre porque no se fijaron bien antes de decirle a
su mamá que él había fallecido.
En fin, era tal el desconcierto de este
muchacho que Juliana y yo estábamos hechas trizas. Cuando llegamos a la
estación no sabía como agradecernos. Finalmente se me ocurrió preguntarle si
tenía plata para el pasaje, me dijo que no, pero que no me preocupara porque él
hablaba con el chofer para que lo llevara gratis.
Le compramos el pasaje y mi hija además
le dio cualquier centavo que tenía en su billetera para que se comprara un pan
y una gaseosa. Cuando salimos de allí nos echamos a llorar por sentirnos
miserables, impotentes, egoístas, insensibles. Todos los calificativos
negativos nos caben a personas como nosotras que REALMENTE no sabemos lo que es
esta guerra. Yo personalmente sentí rabia.
¿Cómo es posible que echaran a ese
muchacho a la jungla bogotana, con semejante noticia a cuestas sin ni siquiera
acercarlo a la flota? ¿Qué clase de insensibles nos hemos vuelto? Pienso que
Dios puso a ese muchacho en mi camino para mostrarme en carne y hueso quienes
son los que están luchando esta guerra absurda.
Por eso quise compartir esto con
ustedes, para que por lo menos cada noche nos acordemos de orar por estos
valientes muchachos y sus madres que viven la angustia en forma permanente. Les
juro que ese muchacho pudo haber sido mi hijo, o el de uno de ustedes. “No
podemos seguir haciéndonos los de la vista gorda, solo porque la desgracia no
nos ha tocado a la puerta."
Sin importar tus creencias religiosas o
políticas, acuérdate todos los días de aquellos colombianos que mueren, que son
heridos, que son desplazados, que están siendo ignorados y que sufren a diario
sin la menor solidaridad. Haz votos para que entre todos derrotemos no solo a
los violentos, sino también a nuestra peor reacción negativa: la indiferencia. Comparte
este mensaje con cuantos puedas, para que entre todos formemos una cadena de
reacción positiva.
LUZ
ESTELLA GONZÁLEZ E.
Secretaria Gerencia General. PRODESAL S.A.
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