MODERNIZACIÓN MILITAR 1
GERENCIA DE LA SALUD
La Carnetización. El sistema de salud exige obtener
nuevos carnes de sanidad militar, con motivo del retiro del servicio por pasar
a la reserva como pensionado con derecho a los servicios de salud. Se pide
diligenciar personalmente la solicitud de los mismos por no ser un
procedimiento regular institucional. Es
bien sabido que es un derecho adquirido donde no existen motivos para pensar si
será deseo del usuario aceptarlo y menos que tenga que demandarlo. Además le será cobrado de antemano por ley
así no quiera hacer uso del mismo.
Por demanda. Desde un comienzo se establece
el criterio de hacer las cosas por demanda del beneficiario cuando de origen
tienen que ser por oferta de quien lo presta.
Y mucho mas si es de norma, se aporta cuota de sostenimiento y la
incorporación es obligada. De igual
forma debe darse el trámite de afiliación por ser parte del servicio de salud,
sin que ni siquiera tenga que mediar requerimiento previo, ni exigencia alguna,
por parte del afiliado.
La respuesta que se le da, al que lo
sugiere, es la de que deje de ser tan iluso por que esos procedimientos no
existen. Que tanta belleza en gestión y
perfección en la eficiencia institucional, está lejos de lograrse, como si
fuera un imposible insuperable.
Indicando todo, siendo lo grave, que tampoco tienen el más mínimo deseo
o interés de que existan.
Un favor. Recomiendan, a manera de un
favor por dándole un concejo, que para no tener tropiezos, pues parece que lo
normal es que existan dificultades para el usuario y continúen existiendo, lo
mejor es que personalmente haga todas las diligencias, asegurándose de obtener
radicadas las copias firmadas de cuanto documento trámite para disponer de
posibilidades de reclamo. Como si fuese lo habitual el tener que reclamar
porque saben, de antemano, que el procedimiento lo harán mal.
Es decir, que los usuarios tienen que
buscar la forma de protegerse de los funcionarios de turno y las incompetencias
de las dependencias debido a la evidente y aceptada incapacidad de adelantar
trámites normales y regulares sin errores sistemáticos.
El viaje. Lo presunto resultó efectivo y
el concejo válido. Viajamos a Bogotá para hacerlo personalmente en la oficina
de carnetización de la carrera 10. En
ella dan una Certificación provisional por tres meses, supuestamente mientras
elaboran la tarjeta. De antemano se está presumiendo e indicando que la
elaboración de una carne de identificación, que en el mundo moderno es algo
rápido y simple, demora varios meses en una dependencia militar presuntamente
diligente y oportuna. Y que es innecesario pues no solo el usuario está
registrado en las bases de datos sino que el número es el mismo de cédula de ciudadanía.
Una redundancia inútil.
También le afirman al usuario que se los
mandarán por correo a su domicilio indicando un inusitado modernismo que
inicialmente sorprende. Con eso
desvirtúan un poco el hecho anacrónico de tener que ir personalmente desde
otras regiones del país hasta la capital por el carne. Pero solo después de
cuatro renovaciones de permisos temporales, cada uno de tres meses, fue posible
obtener las tarjetas. Y sin mencionar que es dificilísimo obtener, cada nuevo
trimestre, una renovación de la certificación porque no disponen de suficientes
medios de comunicación. Los pocos
disponibles se mantienen saturados debido a la cantidad de usuarios
desesperados que constantemente están llamando de todo el país.
Muchos optan por viajar personalmente a
Bogotá. Esfuerzos y gastos inevitables debidos al asfixiante centralismo y la
incapacidad de delegación. Esa incapacidad de descentralizar que es
demostración del temor que tiene las superioridades por su baja capacidad
gerencial para administrar un recurso empresarial.
La delegación. Cuando no se delega, es por el
miedo de los superiores en que los subalternos a los que se les delega cometan
errores. No confían en ellos. Ya sea por falta la idoneidad del subalterno para
ejecutar esos deberes o la presunción de que hará mal uso de las potestades concedidas.
Porque eso mismos superiores saben que ellos no han entrenado a sus colaboradores.
Porque también no saben los procedimientos y menos son capaces de enseñar lo que
no saben. No son hábiles en sus funciones en los cargos a los que se les ha
nombrado. Saben que son incompetentes en sus propios deberes. Como el de entrenar
al personal En definitiva, ambos casos son debidos al deficiente
adoctrinamiento y la pobre capacitación que le dan los superiores a los
subalternos y que es el principal deber de toda persona con autoridad.
También para evitarse la incomodidad
futura de tener que sancionar o el parecer severo ante los subalternos cuando
definen su evaluación profesional. Porque
comandar implica, no solo dar ordenes sino también preparar a sus hombres para
que puedan obrar correcta y eficientemente sin la dirección estrecha y policiva
de sus superiores. Se desconoce la capacidad de crear una fuerza militar
motivada que se automoviliza. Que solo se mueven cuando es empujada.
Una decisión. Si la cabeza marcha mal las
extremidades lo hacen peor. Tomé la desafortunada determinación de escoger el
establecimiento de Sanidad Militar de la Cuarta Brigada por la comodidad en
cuanto a proximidad a la residencia.
Aunque se me había hecho el ofrecimiento de ser atendido en el lejano y
pequeño, pero muy eficiente, cordial y bien tenido, Establecimiento de Sanidad
de la Base Aérea de Rionegro Antioquia.
Durante el mes de diciembre del año
pasado (2003) asistí a las instalaciones de Medellín donde me sorprendió un
servicio viciado de inconvenientes, deficiencias y limitaciones. Que durante mi
vida profesional, transcurrida en gran parte en las Bases Aéreas, no había
visto. Ni siquiera imaginado que existieran en las unidades militares y menos
en las de considerable magnitud como lo es una Brigada.
Es razonable que esas imposibilidades se
presenten en zonas remotas, durante operaciones de combate o en condiciones
adversas. Situaciones en nada parecidas
a las de una instalación fija, de tanta antigüedad y trayectoria histórica como
lo es una Brigada. Ubicada en medio de
una ciudad como Medellín con tantas facilidades potenciales.
El recurso humano. Sin embargo, podría pensarse
que el asunto era individual, pero no es así, porque es evidente que lo mismo les
pasa a los demás usuarios de esta guarnición, que son muchos. Quienes atienden
al público se apenan teniendo que disculparse frecuentemente explicando que no
disponen de personal. Los traslados, los cursos de ascenso, las vacaciones, las
licencias, los permisos de descanso por fin de año, los excusados de servicio y
otros motivos dejan desprotegido el servicio de sanidad en especial el fin de
año. Y cuando el paciente logra culminar
con éxito un procedimiento, no hay en existencia las medicinas o se requieren
autorizaciones administrativas especiales para suministrarlas, adicional a la
prescripción medica.
Pero eso es todavía poco. Las
dificultades inducen a los usuarios, lo sé porque lo hice personalmente, a
buscar a las personas que tienen bajo su potestad las soluciones. Eso requiere
consultar con diferentes empleados solo para localizarlos. Por extraña razón es
bastante difícil encontrarlos. La avalancha de solicitudes de toda índole los
obliga al aislamiento de tantos problemas que diariamente tienen que atender,
causados por la deficiencia del sistema.
Su trabajo se ve reducido a solucionar dificultades ocasionales,
viéndose limitados para generar ideas de mejoramiento continuo. Duraderas y fundamentales.
La protección. Además, los empleados a los que
uno debe recurrir en busca de orientación, asumen automáticamente actitudes despectivas
con el usuario. Lo normal es que cuando un beneficiario visita sus oficinas,
los funcionarios ya tienen previstas poderosas protecciones contra quienes se
les aproxima. Una de ellas es hacerlo
esperar lo máximo posible. Incluso
sosteniendo, en forma descarada y delante de quien espera ser atendido, fogosas
conversaciones sobre asuntos puramente personales, sin relación con el servicio
y que en nada son parte de sus deberes profesionales o contribuyan a la eficiencia
de su trabajo. Es una desvergonzada
burla con los pacientes de un servicio que se supone tiene un máximo componente
de sensibilidad humana y presunto deseo de servicio.
El lenguaje altanero, de espíritu
enojoso, contestando solo lo indispensable, usando monosílabos cortantes,
buscando hacer sentir incomodo al cliente, son otras formas de alejar a quien
acude a ellos de buena fe. Es la manera
de demostrar que no se tiene el deseo de ser propiciador y ninguna inclinación,
ni deseo, de querer ayudarlo. Es la
norma general en la mayoría de ellos, donde se nota que esas técnicas son
cotidianas. Que ya crearon cultura institucional, siendo no solo toleradas, por
todos los niveles de la jerarquía, sino también practicadas con plena
naturalidad, creyendo erróneamente que es lo correcto.
Incluso, si el interesado es un poco
insistente, puede descubrir que al final ellos disponían de toda la información
que requerida para solventar el impase y se la negaron, calculadamente, desde
el comienzo. Es la manera premeditada de hacerle difícil la búsqueda de la
solución, con la esperanza de deshacerse lo más rápido posible del solicitante si
este no es persistente. Para que dicha intencionalidad no se note demasiado, solo
le suministran los datos o detalles a cuenta gotas o con respuestas alejadas del
tema tratado y en tono despectivo.
Esa predisposición se evidencia con
facilidad, para quien observa los comportamientos rutinarios con lucidez. Por
supuesto, si el usuario se da por vencido desde el principio, debido a tanta
indiferencia y trato tan áspero, el funcionario ha logra zafarse, rápidamente,
del solicitante que incomoda con sus inquietudes. Así sean presentadas con
cortesía, que es lo pretendido de antemano. Razón por la cual es normal encontrar
a usuarios que recurren a la lambonería con los empleados para conquistar su favorabilidad.
Y estos hasta la incitan, pareciendo buscar beneficios personales de parte de
aquellos. Quienes saben que tienen el sartén por el mango, respaldados por una
ineficiente organización, y deben aprovechar esa oportunidad.
Según lo mostrado, la atención medica
del Seguro Social, que tanto criticamos por muchos años, todavía no ha
desaparecido del país y por el contrario subsiste, se reproduce y es una
beligerante e invasiva infección dentro de nuestras facilidades de la Sanidad
Militar.
Otras opiniones. Condición tan desfasada de lo
correcto ameritaba consultar otras opiniones. Los Oficiales y suboficiales
retirados locales fue una buena fuente. Aunque es verdad algunos tienen
inclinación a exagerar, también es igualmente válido que están libres de las
limitaciones de los activos. No son cohibidos por la debida subordinación, la
tolerancia y la abnegación que les impone el servicio a los activos, quienes
solo pueden hacer tímidos reclamos cuando se presentan deficiencias en la
atención. Acatamiento también mal entendido de quien está en el servicio
activo, porque es todavía mas distorsionante al propiciar las deficiencias por
omisión, conestando con ella su existencia.
Las reservas. El criterio general de los
retirados es el de que esa situación es una realidad tan antigua que en nada es
un descubrimiento. Incluso los afectados han adelantado tantos trámites,
buscando que sea corregido, que ya se dieron por vencidos. Algunos,
especialmente quienes pueden, determinaron ignorando sus aportes mensuales al
Sistema de Salud Militar y se han afiliado por su cuenta en otros particulares,
así les resulte en doble costo. Es la medida desesperada de quienes no tienen
ninguna posibilidad de encontrar el adecuado servicio.
No importa que con la tarifa que aportan
al Sistema Militar, se pudieran pagar un mejor servicio en las empresas
prestadoras de salud prepagada. Al fin y al cabo esos dineros son aportes que
de alguna manera, así sean usados en un servicio, burdamente despersonalizado,
contribuyen al sostenimiento de la salud del personal activo quien está
soportando los rigores del combate. Al menos se tiene la satisfacción de
continuar contribuyendo, de alguna forma, a la búsqueda de la victoria total
para alcanzar la paz duradera, tan anhelada por todos.
Claro que eso no signifique tampoco que
los retirados hayan renunciado al derecho de comunicar las fallas y proponer
los mejoramientos debidos. Y especialmente si eso contribuye a mejorar la
condición de los activos y los lisiados en los combates. Son ellos quienes lo necesitan en mayor
medida, al tiempo que no están en condición de quejarse con mucha libertad.
Otra opción. Por mi parte, afortunadamente,
me ofrecieron la agradable oferta de recibir algunos servicios médicos en las
instalaciones de la Base Aérea de Rionegro. En el centro de salud de la Base
Aérea, que aunque retirado, se encuentra espíritu de cuerpo, sensibilidad
humana, acogida y deseos sinceros de servir, así falten medios. Pertenece al mismo sistema de Salud Militar
pero la calidad humana compensa sobremanera lo encontrado en las dependencias
de la Brigada.
Explicación a una vieja duda. Ahora, después de bastantes
años, puedo comprender los motivos por los cuales se tomó la determinación de
asignar la atención medica del personal de titulares y beneficiarios de
retirados, tanto del Ejercito, como de la Armada y la Fuerza Aérea del
Occidente Colombiano, en las pequeñas y poco dotadas instalaciones de Sanidad de la Escuela Militar de Aviación.
Eso fue en los finales de la década de los años ochenta. Pero en su personal se notaba un alto
espíritu de servicio y dedicación constante a toda costa.
La Brigada 3 estaba mejorando su Dispensario Médico, que inauguró posteriormente, donde se incluyó sala de cirugía, capacidad de hospitalización, dotación tecnológica de alto nivel, etc. Tenía mejores posibilidades de atender a los usuarios de su misma fuerza, repartiendo la carga para mejorar la atención. Para el momento, esa determinación la consideré inapropiada porque sobrecargaba a la Base Aérea de una responsabilidad que le era difícil de cumplir y el nuevo dispensario de la Brigada podía ayudar con ese deber.
Si la Brigada compartía la carga, aliviaría considerablemente la congestión generada en EMAVI, además de dar buen uso al nuevo recurso que resultó ser subutilizado. Algo evidente que, cuando propusimos la idea, fue motivo de áspera respuesta, casi reproche, pues significaba que los activos del Ejército, debían hacerse cargo de esa indeseable responsabilidad con su personal retirado. El desdén indicó falta de solidaridad con los retirados de la propia fuerza.
El argumento fue que reduciría las posibilidades de atención para los activos del Ejército destacados en la guarnición. Una apreciación claramente discriminatoria entre activos y retirados, que en nada beneficia la solidez institucional. Pero con lo visto ahora en Medellín reconsidero esa determinación como una decisión razonable.
Y después de eso la atención en la Escuela Militar de Aviación, continúa igual de buena e incluso mejorada con los años. Indicando que la calidad del servicio es posible, porque se hace con voluntad humana y propósito de gestión, así se carezca de mucho recurso humano, económico y material.
Es la demostración de la posibilidad de descubrir oportunidades escondidas de mejorar las cosas. De ser capaz de hacer mucho más y bien hecho, de lo considerado necesario y razonable, cuando existe el deseo y el empeño de mejorar. Producto de la aplicación de Efectiva Gerencia con alto empeño de superación a todo nivel. Es la demostración de la indispensable destreza en la gestión y de una Gerencia Proactiva cuando se están administrando invaluables recurso humanos altamente calificados, costosos materiales e instalaciones de utilidad fundamental, para el bienestar de una fuerza armada.
Podrán construirse muchas clínicas, comprar equipos y contratar personal científico. Sin embargo, poco efecto tendrá ese esfuerzo si la calidad humana se mantiene en la misma tónica de actuar en forma soberbia y engreída con el público, ya sean activos, retirados, subalternos o beneficiarios.
La Brigada 3 estaba mejorando su Dispensario Médico, que inauguró posteriormente, donde se incluyó sala de cirugía, capacidad de hospitalización, dotación tecnológica de alto nivel, etc. Tenía mejores posibilidades de atender a los usuarios de su misma fuerza, repartiendo la carga para mejorar la atención. Para el momento, esa determinación la consideré inapropiada porque sobrecargaba a la Base Aérea de una responsabilidad que le era difícil de cumplir y el nuevo dispensario de la Brigada podía ayudar con ese deber.
Si la Brigada compartía la carga, aliviaría considerablemente la congestión generada en EMAVI, además de dar buen uso al nuevo recurso que resultó ser subutilizado. Algo evidente que, cuando propusimos la idea, fue motivo de áspera respuesta, casi reproche, pues significaba que los activos del Ejército, debían hacerse cargo de esa indeseable responsabilidad con su personal retirado. El desdén indicó falta de solidaridad con los retirados de la propia fuerza.
El argumento fue que reduciría las posibilidades de atención para los activos del Ejército destacados en la guarnición. Una apreciación claramente discriminatoria entre activos y retirados, que en nada beneficia la solidez institucional. Pero con lo visto ahora en Medellín reconsidero esa determinación como una decisión razonable.
Y después de eso la atención en la Escuela Militar de Aviación, continúa igual de buena e incluso mejorada con los años. Indicando que la calidad del servicio es posible, porque se hace con voluntad humana y propósito de gestión, así se carezca de mucho recurso humano, económico y material.
Es la demostración de la posibilidad de descubrir oportunidades escondidas de mejorar las cosas. De ser capaz de hacer mucho más y bien hecho, de lo considerado necesario y razonable, cuando existe el deseo y el empeño de mejorar. Producto de la aplicación de Efectiva Gerencia con alto empeño de superación a todo nivel. Es la demostración de la indispensable destreza en la gestión y de una Gerencia Proactiva cuando se están administrando invaluables recurso humanos altamente calificados, costosos materiales e instalaciones de utilidad fundamental, para el bienestar de una fuerza armada.
Podrán construirse muchas clínicas, comprar equipos y contratar personal científico. Sin embargo, poco efecto tendrá ese esfuerzo si la calidad humana se mantiene en la misma tónica de actuar en forma soberbia y engreída con el público, ya sean activos, retirados, subalternos o beneficiarios.
CONCLUSIONES:
Como persona
independiente, hace pocos meses, estoy sorprendido con estas situaciones. Mientras estuve activo solía escuchárselas a
los Oficiales pensionados y pensaba que eran producto de un exceso de
sensibilidad injustificada y de hechos magnificados. No las creía razonables y han resultado ser
ciertas.
La verdad es que
la atención con el público se degrada dramáticamente debido a la inclinación
distorsionada, tanto de militares y civiles activos, de servir con diligencia según la condición de autoridad de
quien recibe la atención. Por supuesto, si se trata de alguien en el servicio,
buscan causar buena impresión para ganarse el reconocimiento del superior, por
la inmediata conveniencia personal, sin relación con la institucional. Y por tanto, no solo pierden esa
predisposición de servir, cuando esa persona ya no tiene condiciones de
ofrecerle un favor particular, sino que la agravan por no ser de su interés
para beneficiarse a título individual.
La Calidad basada
en el Proceso y no en el Producto. La Cultura Proactiva en lugar de Reactiva.
La Gerencia del Servicio al Cliente, externo e interno. La predominancia del
interés institucional sobre el personal. El principio del Mejoramiento
Continuo. La Calidad Total. La práctica del Control Interno Individual. El Cero
Error. La Acción por Convicción antes que por Imposición y el deseo de superar
la incompetencia militar, son criterios modernos que de ninguna manera pueden
estar ajenos a la institución militar. Pilar del
destino y el futuro de la nación.
Por supuesto,
estos asuntos solo pueden exponerse cuando se está libre de las restricciones
de la jerarquía, que son la principal limitación de la Modernización
Interna. E, incluso, callarlos seria
propiciarlos por omisión. Así se corra
el riesgo de salir mas afectado, de lo que ya se está, por exponerlos con
sinceridad. O como mínimo, de no lograr ningún efecto benéfico, así la
justificación sea la de elevar la Eficiencia Productiva.
Por eso, con
frecuencia, el cambio debe surgir de factores externos ante las dificultades
internas para acometerlo con agresividad y determinación, que lo convierten en un proceso lento y difícil que
se extiende en el tiempo. Es de tener en
cuenta que el principio de la Reingeniería de las organizaciones, es acometerla
con franqueza sin temor de fracasar.
Coronel FAC Iván González U.
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