AERONAUTAS Y CRONISTAS

martes, 15 de abril de 2014

EL SUEÑO CUMPLIDO. SÉPTIMA PARTE

EL SUEÑO CUMPLIDO
SÉPTIMA PARTE

LOS PARACAIDISTAS

Algo que nos dolía y por eso procurábamos prestar la ayuda necesaria de la mejor forma era el cumplir con la promesa de no abandonar a subalternos, compañeros y superiores cuando ellos habían cumplido con su máximo y ultimo deber. Los héroes inmolados en combate que sabían que se les cumpliría la palabra de llegar al lugar donde quedaba su morada eterna. Todo eso nos impulsaba a cumplir lo máximo y de la mejor manera también con nuestra misión.
Los desastres naturales también se atendían en cuanto podíamos. Inundaciones donde las gentes quedaban aisladas. Los evacuábamos a lugares seguros. Les llevábamos abastecimientos recogidos por la Cruz Roja, la Defensa Civil y otros organismos de socorro. Se hacían brigadas de salud en zonas remotas donde los servicios médicos eran escasos. Los organismos del gobierno también recibían auxilio trasportando profesores, médicos, enfermeros, policías, suministros, junto a muchos equipos y materiales de todo uso.

RESCATE EN LA TRAGEDIA DE ARMERO

Para eso fue invaluable la flexibilidad, resistencia y capacidad de operación de los legendarios C 47. Después de sus servicios en la Segunda Guerra Mundial todavía toleraban las pistas disparejas, blandas y cortas. Muchas de ellas ni siquiera figuraban ni estaban oficializadas en el Manual de Rutas Aéreas. Las rutas debían ser trazadas y calculadas en forma puramente manual usando cartas de navegación, compas, regla de escala y trasportador. Además del computador mecánico para navegantes. Eso se hacía desde el día anterior recopilando los datos en el “Plan de Navegación”, que muchos pilotos jóvenes, después, confundían con el Plan de Vuelo que se entrega en las dependencias de la autoridad aeronáutica.

REGLA DE CALCULO DE NAVEGACIÓN

No tenían servicio de información meteorológica. Las señas las daban los baquianos que hacían de empíricos controladores aéreos que por medio del telégrafo y radios de aficionados comunicaban la noche anterior alguna idea sobre la nubosidad, el estado de la pista. Le informaban a los moradores no invadir los predios del primitivo aeropuerto para evitar un accidente. No solo por usarla como vía publica sino por tenerla invadida con sus ganados. Los mismos que prestaban el servicio de poda del prado cuando no se anunciaban la llegada de los aviones.



CARTA L 26.

(Estas cartas se editaban con tintas luminiscentes que al ser alumbradas con linternas de luz negra, disponibles en las cabinas, resaltaban los colores facilitando la lectura. La penumbra durante la noche era necesaria no solo por razones de combate sino para facilitar la lectura del instrumental que era todo análogo y con marcas y manecillas fosforescentes, que irradiaban luz al ser estimuladas con las linternas violetas).

Todo esto hacia casi que cotidiano el convivir con los riesgos y eran tan naturales que ni caíamos en la cuanta que estábamos próximos a cruzar la línea del no retorno. La satisfacción del deber cumplido era superior a cualquier temor que por ello nos pasaba desapercibido. Además de volar por tantas y diversas regiones sin itinerarios, los mismos que por lo repetidos y rutinarios se hacen mecánicos. Toda misión de vuelo era un enigma, algo nuevo y fantástico. No había lugar ni región del país donde no se vieran cosas diferentes, paisajes exóticos, rincones por descubrir y aventuras por vivir. Tanto por las altas cordilleras, las montañas, los valles, las inmensa selva amazónica o la del océano Pacifico. En los profundos rincones de los Llanos orientales en donde siempre había un misterio por descubrir.    

TRAZANDO LA NAVEGACIÓN

Después de considerables años en estas correrías, llegó el momento de la jubilación. Mantenía aún la inquietud por la original aspiración juvenil. Así que nuevamente me alisté para regresar a la universidad y estudiar la ingeniería aeronáutica. Me di a la tarea de cumplir con el viejo anhelo. Algunas de las materias ya las había cursado con anterioridad. Sin embargo decidí estudiarlas nuevamente. Como la aerodinámica que sería la tercera vez que la hacía. Ya la había visto en los estudios básicos como alumno de vuelo y después durante las clases en la especialidad de Seguridad Aérea. Rama dedicada a la prevención e investigación de desastres aéreos.

PLAN DE NAVEGACIÓN

La había aprendido desde los aspectos de la operación de vuelo mas no la conocía desde el punto de vista de la ingeniería. En verdad que resultó diferente y muy interesante junto a otras materias complementarias para los ingenieros. De esa forma me deshacía de inquietud que traía desde joven.

PLANOS DE INGENIERÍA

Para algunas personas era una curiosidad que yo, a mi edad y después de jubilado, decidiera estudiar y emprender una nueva profesión. Cuando me preguntaban al respecto explicaba que era simplemente por el placer de hacer lo que tanto había anhelado. A la cual no había podido dar satisfacción a esa vieja aspiración. Además el deseo de conocer nunca se acaba si se tiene inquietud por el conocimiento. El mismo que le ha permitido al hombre ejecutar hazañas tan asombrosas como la de poder surcar los aires de una manera rápida, cómoda y, sobre todo, con seguridad. De esa manera quedó cumplido el viejo sueño. Más que por un diploma era por un placer.

El ser humano siempre ha querido poderse mover en forma oportuna y a grandes distancias para ampliar su radio de acción y aumentar las posibilidades de mejorar la calidad de la vida humana. o para simplemente satisfacer sus deseos de aventura, de exploración y de conocimientos.


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