EL LIBRO ROJO DEL PUTUMAYO
CAPITULO 5
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Míster Simmons súbdito inglés que
vive en Colombia desde 1882 escribió sobre el tratamiento que le dan las
autoridades colombianas a la población nativa: “Colombia, al contrario de la
mayor parte de las repúblicas sudamericanas, ha mostrado invariablemente
interés profundo y benévolo por los indios que están bajo su jurisdicción. Las
leyes del país prestan mayor protección a los indios que a los mismos blancos.
Solamente los motilones, que habitan el contrafuerte oriental de los andes en
la región del golfo de Maracaibo ha sido inquietud para la nación. Como durante
la dominación española se les tratará muy mal, no ha sido posible los
colombianos entraran relaciones con ellos debido al antiguo resentimiento. El
resentimiento se originó en Villanueva, ciudad situada sobre la falda
septentrional de la Sierra Negra. Los indios fueron invitados a una fiesta y se
les hizo entrar, por medio de engaños, a una granja a la cual se prendió fuego,
haciendo perecer entre las llamas 300 hombres con sus mujeres y sus niños.
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Existían relaciones de comercio
que, a causa tal vez del asesinato de algunos negociantes, los españoles vengaron
de esa manera. Sea como fuere, esta era época en que ingresaron en guerra los
colombianos. Las aldeas colombianas en el valle del Cesar, tales como Becerril,
como, Palmira y espíritu Santo, están en perpetuo estado de sitio. Llegué con
el jefe principal de los indios de San Blas, quien había ido a Bogotá a ofrecer
sus servicios y los de su tribu al gobierno de Colombia, con el fin de rescatar
a Panamá. Los indios de San Blas son muy belicosos y viven en las montañas que
separan el aparato del mismo. Los indios que habitan en la región situada entre
el Putumayo, río que desembocan en el Amazonas, forman parte del territorio
nacional y se les gobierna directamente desde Bogotá.
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Casement registra el hecho de que
los indios huían de los peruanos en busca de colombianos que los protegiera. Un
considerable número de aborígenes atravesó el Caquetá en dirección a territorio
colombiano. En su informe dice que los peruanos efectúan invasiones más allá
del Caquetá con el fin de apresar a los infelices salvajes que habían huido de
la persecución peruana que efectuaban los agentes de Arana en el Putumayo.
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El Perú declara que el Putumayo
es un territorio neutral y que como tal, no tiene sobre el, derechos
establecidos para ejercer jurisdicción. Así dejó la puerta abierta por donde
puede entrar la diplomacia, en representación de la civilización, para que
ponga fin al crimen constante y a la brutalidad sistemática.
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El Perú ha dicho que ha emitido
más de 200 órdenes de arresto contra gentes criminales de la Peruvian y contra
el mismo Arana. Pero estos usan mano de obra inteligente para engañar a la
civilización, porque el Perú es absolutamente incapaz de efectuar arrestos en
esa región. Lo declaró el mismo doctor Paredes, nombrado por el gobierno
peruano para efectuar las reformas del Putumayo, cuando dijo: “entre la mayoría
de los peruanos que habitan esa región del Putumayo no consideran el asesinato
como un crimen”. Idea que también confirma Casement cuando en su informe
también dice: “en la región del Putumayo, en donde ejerce explotación los
peruanos, es como un el sistema de trabajo forzado que se efectúa
corrientemente con la trata de indios. Los peruanos no consideran como delito
punible el asesinato de los indios en la selva”.
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El TC. Fawcett, oficial inglés
que viajó extensamente por el Perú, conto: “las atrocidades del Putumayo han
llamado la atención pública sobre el tráfico cauchera de los peruanos. Además
de las tribus del Putumayo hay muchas otras sometidas a la esclavitud. La
nación, como comunidad, estima demasiado la floreciente industria cauchera y no
se preocupa por los métodos que aseguran el éxito de su empresa. La inmunidad y
las grandes ganancias pueden tentar a agentes avaros a emprender una
explotación barata de las riquezas cauchera, haciendo uso de los indios
salvajes hasta el punto de hacerlos trabajar gratis y a matarlos de hambre. No
creo que haya un solo oficial del Perú que no tenga la convicción sincera de
que los indios sólo sirven para ser esclavos o para ser fusilados”.
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Míster Lange hizo un relato de
sus expediciones en el Amazonas donde demuestra que es el peruano quien, a
causa de su perpetua hostilidad hacia los indios, se ha granjeado su odio. En
el Perú se venden los indios salvajes como semovientes de las haciendas.
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Otro explorador francés fue
Eugenio Robuchon quien visitó las posiciones de Arana en 1904, por cuenta del
gobierno peruano, pero siendo pago por la Casa Arana y quien también hizo un
interesante relato: “los indios Huitotos son caníbales en contradicción con lo
que contó el doctor paredes quien niega el hecho enfáticamente”.
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El tratado de amistad, comercio y
navegación, celebrado entre la Gran Bretaña y el Perú el 10 abril 1850 estipula
que el Perú se compromete a cooperar con los británicos para abolir totalmente
el tráfico de esclavos. Por ello es muy curioso que en el mercado Iquitos se
vendan públicamente niños indios importados del Putumayo.
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Casement también dice: “en 1904
la casa Arana había adquirido dominio completo de la región del Putumayo, la
cual estaba ocupada desde 1880 principalmente por caucheros colombianos hasta
cuando llegaron los peruanos. La región del Putumayo ha sido violentamente
usurpada por el gobierno del Perú, por ciudadanos peruanos y por la Peruvian.
Según los peruanos la posición de dominio sobre esa región y la explotación
fructuosa de las selvas cauchera es envolviendo solamente el asesinato de los
indios sino también la exterminación de los colonos colombianos.
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En 1891 Colombia presentó una
reclamación al gobierno del Perú contra ciertos actos de vandalismo cometidos
por un peruano establecido en el territorio colombiano del Putumayo. El Perú
contestó asegurando que se habían hecho investigaciones pero el criminal, al verse
perseguido, había huido a Aguarico o Prioritaria, que queda en territorio
colombiano. Por ello es muy extraño que varios años
después, en 1903, el gobierno peruano incluyera justamente esta misma población
dentro de su mapa jurisdiccional.
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En 1998 la casa Arana abrió su
sede en Iquitos. Y un año más tarde el gobierno colombiano, alarmado por los
actos de vandalismo que con los indios del Putumayo ejecutaban las autoridades
y los ciudadanos peruanos, llamó al efecto la atención del gobierno peruano. La
respuesta del gobierno del Perú no contenía negativa ninguna de las
afirmaciones de Colombia relacionadas con el proyecto de apoderarse
gradualmente del Putumayo. El gobierno
de Colombia se daba cuenta perfecta de los designios del gobierno del Perú
sobre adquisición de soberanía en ese territorio. Pero una prolongada
revolución en Colombia impidió que el gobierno prestar atención a lo que
sucedía en ese territorio. Nuestra famosa guerra de los
1.000 días.
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Hay pruebas evidentes de los
ataques hechos por Arana Hermanos contra colombianos, tanto en el Putumayo como
en el territorio al norte del Caquetá, apoyados por autoridades civiles y
militares del Perú. El 18 febrero 1903 Colombia presentó la siguiente nota al Perú:
desde hace algún tiempo, las autoridades del departamento de Loreto vienen
ejerciendo actos de dominio en los territorios situados en la margen Septentrional
del Amazonas, sobre los ríos Napo, Putumayo y Caquetá, territorios que Colombia
considera como suyos. Se trata de medidas que un plan perfectamente
preconcebido y combinado con el objeto de ir tomando posesión de sus
territorios”.
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