EL LIBRO ROJO DEL PUTUMAYO
CAPITULO 4
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La navegación por el Putumayo de
los vapores de la compañía Reyes Hermanos no ocasiona ninguna protesta por
parte del gobierno peruano durante los nueve años en que estos señores tuvieron
en su poder la circulación por el río. El Drama había sido adquirido en Iquitos
y partió de este lugar con documentos oficiales de sarpe hacia el Putumayo como
nave propiedad de empresa colombiana. No fue sino hasta fines de 1900 cuando
salió de Iquitos la lancha de guerra Cahuapanas, que fue el primer barco
peruano que navegó en el Putumayo llevando a bordo una escolta militar que
desembarcó en Cotuhé a 43 millas de la desembocadura del Putumayo.
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El general Reyes cuenta: “en el
año de 1874 exploré el Putumayo. Durante 10 años navegamos el río Putumayo, el
Napo, el Caquetá y otros afluentes del Amazonas. Establecimos un servicio
cuatro vapores. Construimos caminos al interior de Colombia. Abolimos el
tráfico de esclavos con los indios y combatimos contra los traficantes a
quienes hicimos prisioneros y los entregamos a las autoridades brasileñas.
Sensibilizamos muchas tribus salvajes. Mantuvimos la soberanía de Colombia
sobre el Putumayo, aunque actualmente el Perú pretende avanzar hacia la cima
las montañas y hasta las mismas puertas de paz de Quito. Todo esto lo hicimos
con nuestro propio dinero y sin apoyo ni protección de gobierno alguno”.
IMAGEN 4
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En 1892 un peruano llamado
Benavides propuso al gobierno del Brasil encargarse de la concesión otorgada a
Reyes en 1875, con el fin de efectuar operaciones de comercio entre los puertos
del Amazonas y los del Putumayo de la República de Colombia. El contrato
liberaba de derechos de importación todos los productos naturales que vinieran
de Colombia que fueran llevados en buques brasileños a los puertos de Manaos y
Belén. A la muerte de Benavides la concesión pasó a manos de un colombiano
llamado Manuel Vélez Uribe, quien hizo dos viajes en vapor en 1890 y tres
viajes de 1900. En su viaje del 11 febrero de 1901, Vélez Uribe, que estaba a
bordo del remolcador Victoria, cobijado con el pabellón brasilero y navegaba
hacia el Putumayo, recibió una descarga de las fuerzas peruanas acantonadas en
Cotuhé.
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Fue la primera tentativa
deliberada de autoridades peruanas de usurpación de territorios bajo la
exclusiva jurisdicción de Colombia. Con ello facilitó el que Arana Hermanos
iniciaran, bajo el consentimiento de la administración peruana, las terribles
atrocidades que todos conocemos. Es fácil comprender que lo grandes éxitos
comerciales alcanzados por Vélez Uribe despertaron la codicia y la ambición de
los traficantes de Iquitos entre los cuales se contaba el célebre César Arana.
En 1903 quedó definitivamente establecida en Iquitos la infame Casa Arana Hermanos.
Es claro entonces, que la llamada jurisdicción del Perú sobre las regiones del
Putumayo tiene su origen en la codicia que despertó a los traficantes peruanos
por los negocios de caucho establecidos por los colonos colombianos.
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Ante la codicia comercial privada
se creó en el Perú la codicia oficial, como lo demuestra un mapa oficial
publicado en Inglaterra en 1903 por orden del ministro de Relaciones Exteriores
del Perú donde muestra como territorio peruano la región del Putumayo.
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A fines del siglo XVI y
principios del 17 algunos capitanes españoles, misioneros jesuitas y
franciscanos, dependientes del gobierno de Popayán, en Colombia, fueron los
primeros exploradores de las regiones de Mocoa, Sucumbios y Cofanes, en las
cabeceras del Putumayo.
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En 1541 Hernán Pérez de Quesada,
que fue el primero en descubrir las regiones bañadas por el Caquetá, salió de
Bogotá. La región situada entre el río Napo y el Putumayo y entre este último
y el Caquetá, eran conocidas con el nombre de misiones de Mocoa y Sucumbios,
respectivamente. Y Mocoa era la capital de la región que dependía del gobierno
de Bogotá y por ello soberanía colombiana.
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En 1609 el capitán Juan de Sosa,
explora las cabeceras del Putumayo haciendo de ella un curioso relato, que aún
se conserva. Con eso demuestra que el gobernador de Popayán ejercía
jurisdicción positiva sobre el Putumayo.
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El capitán describía así las
cabeceras del Putumayo: el Caquetá nace en una meseta de la cordillera y corre
en línea recta hacia el oriente, pasa cerca la ciudad de Agreeda, Mocoa, que
está situada en una zona montañosa, al oriente de la cordillera. El suelo esta
región contiene mucho oro, aunque de calidad pobre. En un valle cubierto de
pradera sin árboles, llamado Sibundoy, nacen los ríos: el San Francisco, el San
Pedro y el Quinchoa O Santiago. En su extremo oriental, se encuentran esos
rios, que atravesando la montaña por el oriente, llegan a la llanura y
reciben el nombre de Putumayo”.
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En 1639 el padre Acuña hizo un
interesante relato de un viaje por el Amazonas: “el río Putumayo antes de
llegar al Amazonas recibe las aguas de 30 grandes ríos. Los habitantes del país
lo llaman el Y. El río baja de las cordilleras de Pasto y contiene mucho oro”.
ACTUAL CASA ARANA EN LA CHORRERA
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En el siglo XVIII, los franciscanos
de Colombia fundaron algunas aldeas en el Putumayo, como Santiago, San Pedro y
Mocoa. Otros franciscanos que viajaban por el Fragua y el Orteguaza fundaron
las aldeas de Tunguillo, Descanso y Simón, sobre la ribera del Caquetá. Los
acompañaban oficiales del gobierno de Colombia.
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Extractos de notas hechas por un
misionero francés que visitó el Putumayo en 1895, donde declara que los
colombianos habían fundado innumerables iglesias en esa región. Este misionero
vivió cinco meses en el Putumayo y algunas de sus notas son: “nos visitó el obispo
de Santiago en el hospital y hablamos largamente de los indios de esa inmensa
región de su diócesis, que se llama el oriente o Caquetá y que está
completamente abandonada por las autoridades políticas, más si existe la
gobernabilidad eclesiástica. Esa región bañada por el río Putumayo y Caquetá es
tan grande como Francia. Llegué a Lagunos, lugar denominado así porque allí
habitan muchos nativos de ese nombre. Esos buenos indios se ofrecieron
acompañarme hasta Santiago y después hasta El Devisadero a más de 4000 m de
altura. Es maravillosa la vista de las selvas y el alto valle en donde nace el
Putumayo. Ese valle es una inmensa cuenca húmeda en donde nacen innumerables arroyos
en los que juntándose forman el gran río que se precipita través de la montaña
tan pronto como abandona la llanura”.
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“Hace cosa de 40 años lo jesuitas
viven con los indios de Santiago que son en su mayoría grandes, fuertes y viven
en relación tranquila con los blancos. San Andrés del Putumayo, está situado sobre la
fuente de ese gran río y está a menor distancia que Santiago del primitivo lago
de Coucha. Después decidí emprender viaje a Sibundoy. Y después a Mocoa.
Posteriormente, después de dos vías de viaje, saliendo de Mocoa, llegamos a
Guineo. Más tarde fuimos a San Vicente y al cabo de un día de viaje llegamos a
San Diego. Poco después me embarqué para San José que queda sobre la ribera
izquierda del Putumayo”.
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“Como el Putumayo tiene sobre el
Caquetá la ventaja de ser navegable, los transportes serían fáciles. La
construcción de ferrocarriles en aquellas vastas regiones sería juego de niños.
Es de lamentar que no se establezcan con esos benévolos indios comunicaciones
que facilite la evangelización de los pueblos que habitan los valles del
Putumayo, el Caquetá y el Napo”.
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“La República de Colombia, debido
a su extensión, a la naturaleza montañosa de su suelo y a la falta completa de
ferrocarriles, no hay país del mundo en donde las comunicaciones sean más
difíciles. Grandes regiones de Colombia, con el nombre de territorios nacionales,
están reservados exclusivamente para la población india. El gobierno no ahorra
esfuerzos para llevar las ventajas de la civilización a esos seres que, por
vivir en las profundidades de la selva, quedan fuera de su influencia benéfica.
El gobierno de Colombia lleva su celo por los aborígenes hasta un extremo
ridículo habiendo iniciado por una suma de auxilio que sean libres y que terminó
siendo 20,000”. Yo agrego: pero por todo este
auxilio y sin proponérselo Colombia ganó respaldo para el tratado fronterizo
que acordó años después. Sin ese respaldo Colombia habría perdido mucho más
territorio.
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