AERONAUTAS Y CRONISTAS

sábado, 30 de noviembre de 2013

EL LIBRO ROJO DEL PUTUMAYO. CAPITULO 1

 

EL LIBRO ROJO DEL PUTUMAYO

N. THOMSON

LONDRES.

CAPITULO 1

Por una casual coincidencia, el próximo año se cumplen los 100 años de la publicación de la invasión al territorio colombiano más los atropellos de los peruanos a nuestra nación, con lo que ahora nos está sucediendo con el archipiélago de San Andrés y Providencia. Por ello les resultará muy interesante conocer un resumen de dichos acontecimientos. Ellos fueron publicados en un libro titulado "El Libro Rojo del Putumayo”.

Encontraran falta de concatenación y continuidad en los conceptos debido a que el libro es una recopilación de testimonios y opiniones sobre el tema. Además de algo de repetición. Pero en este resumen es poco comparado con el libro original, ya que yo los suprimí en lo posible para lograr compactación y facilidad de lectura.

Calculo que este resumen me saldrá en unas diez partes. Pero no se desanimen en leerlas porque es un panorama geopolítico, geoeconómico, militar estratégico, histórico y sobre todo en soberanía nacional de mucha aplicación en la cultura castrense nacional. para nuestros nuevos estudiantes de las catedras militares, tanto de profesión como de afición y les seria de mucha ilustración.

Coronel Iván González

PRÓLOGO

·       La región amazónica se convirtió, desde la segunda mitad del siglo XIX, en el principal proveedor de caucho natural para el mercado mundial. Una multitud de familias indígenas y campesinas gastaban su vida en el cotidiano trajín de extraerlo. Cada semana, llevaban a la barraca del propietario quien recibe el caucho y como contraprestación les daba herramientas, las medicinas y otras mercancías que les había adelantado previamente. Este avance creaba una relación de endeudamiento permanente, casi imposible saltar por parte de los trabajadores. Laso y obligación que no rompían ni con la muerte pues con frecuencia las deudas pasaban de una generación a otra. El sindicalista patrón controlaba las pesas y medidas e imponía los precios de la goma y las mercancías.

·       A finales del siglo XIX un grupo de caucheros se había enriquecido de manera notable surgiendo el grupo social denominado los “varones del caucho.” La opulencia de Manaos, reflejaba la rentabilidad del negocio. Se dice, incluso, que su élite enviaba a lavar la ropa a Lisboa y en su teatro se gozaba de los mejores espectáculos del mundo.

·       En la década de 1870 los hermanos Reyes, colombianos, (Rafael fue presidente años después) exploraron las selvas del pie de monte del Putumayo y el Caquetá y organizaron una poderosa empresa de extracción pequeña. La corteza cargada en la espalda por los nativos hasta puertos como Sofía o Cuembí, en el río Putumayo, desde donde era transportada, por río, hacia el Brasil. En 1884 cayó en forma abrupta del precio de la quina y la empresa debió ser cerrada. El puerto de Bocón, fue el epicentro de las actividades extractivas.

·       El caucho cosechado en el pie de monte se sacaba a lomo de indio, por las sinuosas trochas y caminos que unían las estaciones de caucho con las poblaciones del acto Magdalena, hasta llegar a la ciudad de Neiva. Los caminos principales eran el que partía de Mocoa y subiendo la cordillera hacia el occidente llegaba Pasto. El otro también partía de Mocoa, hacia el norte por entre cañones que salían al valle del alto Magdalena. La otra salía de Florencia para cruzar la cordillera oriental por el boquerón llamado Gabinete para luego descender al valle del Magdalena a la altura de la población de Altamira. La otra salida de las cabeceras del río Caguán para remontar el río Pato, cruzando una pequeña hondonada llamada las Perlas, luego remontar la cordillera pasando por un pequeño valle denominado Balsillas para descender, posteriormente, por Algeciras, a la ciudad de Neiva.

·       Muchas de esas familias, que se quedaron sin trabajo, se internaron en la selva para extraer caucho. Optaron por descender por el río Caquetá, una tierra en gran parte ignota, debido a la presencia de los formidables y temibles raudales de Araracuara. Algunos fueron hasta los ríos Cahuinarí, Igaraparaná y Caraparaná. El bajo Caquetá y Putumayo estaba habitado por 100,000 personas. Éstas comunidades practicaban una agricultura de rose y quema itinerante, la cacería, la pesca y la recolección de diversos productos.

·       Algunos grupos tuvieron relación con traficantes de esclavos brasileros que acostumbraban remontar los ríos Caquetá y Putumayo, al remo, desde la segunda mitad del siglo XVIII. Con ellos intercambiaban hachas de acero y otros implementos por huérfanos y prisioneros de guerra indígenas. En otras ocasiones, los traficantes de esclavos asaltaban las malocas y se llevaron por la fuerza a los aborígenes.

·       Julio César Arana, el fundador y principal socio de la Casa Arana, era de origen peruano. En sus años mozos recorrió las principales poblaciones del Amazonas comerciando sombreros y artículos. Logró hacerse a un capital que le permitió comprar varias lanchas para comerciar por el Amazonas y el Napo. Así descubrió el río Putumayo y pudo constatar sus promisorias riquezas naturales y humanas. En 1902 se asoció con los propietarios del campamento de “Indiana”, la actual “Chorrera”, en el río Igaraparaná. En 1903. La Casa Arana Hermanos, rápidamente, se apoderó, mezclando compra y coacción, de los diversos campamentos fundados por los caucheros colombianos. 10 años después controlaba una extensa zona del Putumayo y era un influyente comerciante en la ciudad de Iquitos.

IMAGEN 1

·       La compañía se organizó en torno a dos grandes distritos: la Chorrera sobre el Igaraparaná, y el Encanto, en la región del río Caraparaná. Cada uno de estos distritos estaba bajo la dirección de un capataz y contaba con empleados de gente de color, traído de la colonia inglesa de Barbados a disposición de los caucheros. Los distritos controlaban los barracones de dónde provenía el caucho que se acopiaba en ellos y sus empleados se encargaban de que la gente cumpliese con las cuotas de caucho asignadas por medio de la autoridad que ejercía un jefe o capital. Los nativos eran obligados a traer el caucho a la barraca cada 10 días. Dos o tres veces al año todo el mundo se desplazaba, a pie, hacia la Chorrera o el Encanto. Hombres, mujeres y niños cargaban el pesado producto de toda la temporada.

·       Desde 1903 comenzaron a llegar al gobierno colombiano diversas cartas y rumores sobre los atropellos contra los indígenas y caucheros colombianos, por parte de la Casa Arana. El Periódico informó sobre la posibilidad de un conflicto entre las dos naciones debido a una eventual invasión peruana al Putumayo. En 1910 se encontraba en la jefatura del estado pionero de la colonización del Amazonas, el general Rafael Reyes, y las denuncias no lo conmovieron. Se comentaba en los altos círculos oficiales de la capital que restaba importancia a estas revelaciones con el argumento de que eran cosas de caucheros. Ni siquiera, en 1908 con la publicación del libro del general Rafael Uribe Uribe, “Por la América del Sur”.

·       El ingeniero W. E. Hardenburg partido de Panamá y a través del Putumayo y el río Magdalena, llegó a la región con el propósito de construir un ferrocarril en 1907. En este viaje pudo presenciar el asalto del campamento colombiano de La Unión, (como el de La Pedrera, Tarapacá y Leticia) sobre el río Caraparaná, por parte de tropas peruanas y trabajadores de Arana. Fueron tomados como prisioneros y llevados a Iquitos donde fueron liberados solo ellos por ser norteamericanos.

·       Hardenburg contó que la Casa Arana había implantado un auténtico régimen de esclavitud. Los indígenas eran obligados a trabajar duras jornadas, carecían de alimentos, no podían cultivar, cazar y pescar, les arrebataban sus mujeres a quienes convertían en concubinas. Aquellas familias indígenas que no cumplieran con las cuotas de caucho eran severamente castigadas, torturadas en el cepo e incluso asesinadas. Numerosos nativos fueron mutilados, destrozados por los perros, quemados, condenados a la inanición, ahogados o muertos a balazos. Morían en los barracones invadidos por epidemias. La población activa desaparecía rápidamente como consecuencia del genocidio.

 
·       La Casa Arana se había transformado, en 1908, en la Peruvian Amazon Company PAC, inscrita en Londres como una compañía inglesa. Su socio mayoritario era Julio César Arana. Arana se presentaba asimismo como un civilizador de pueblos salvajes y caníbales.

 

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