LAS DELICIAS (V)
OTRA PREOCUPACION.
Además de la base de la Infantería de
Aviación en el municipio de Solano, otra unidad amiga, que nos preocupaba, era
la Base Militar de las Delicias, a cargo del Ejército Nacional y bajo el mando
directo del Batallón de la Tagua.
La base militar de Las Delicias está ubicada
a medio camino, entre el GASUR y el caserío de la Tagua. Del GASUR aproximadamente
a unos 60 km hacia el sur y del Batallón de la Tagua unos 80 hacia el norte en
la margen derecha sobre el río Caquetá, jurisdicción del Putumayo, ya que el
rio es la frontera entre los dos departamentos. Esa ubicación proviene desde
cuando el coronel Herber Boy creó las Bases Auxiliares para los hidroaviones tales
como la de Curiplalla, Puerto Boy, el Encanto y otras, actualmente
desaparecidas y de las cuales solo queda los nombres y restos de equipos en
abandono copados por la selva. Labor necesaria durante el conflicto fronterizo,
incitado por los caucheros de la Casa Arana.
EL ANTIGUO PUERTO BOY DE 1933. PRECURSOR
DE LAS DELICIAS
El único medio de comunicación para llegar a
ella, en caso de requerirse un apoyo militar de carácter rápido, es sobrevolando.
En segundo término, navegando por el rio y por tierra es imposible. No hay carreteras
ni facilidad para aterrizaje de aviones ni disponíamos de hidroaviones.
Existían algunas trochas y algunos estrechos ríos por los cuales se puede llegar,
pero eso sólo se logra empleando mucho tiempo y en forma lenta. Tal como lo hacen
los pocos colonos que habitan en la región en un aislamiento casi total.
Población que también era controlada y sometida por la insurgencia para sus
propósitos terroristas.
Durante el primer semestre de 1996,
aprovechando que el comandante del Batallón de la Tagua pasaba por el GASUR, le
sugerimos evaluar la posibilidad de replegar dicha base debido a la
vulnerabilidad que le veíamos. Nos dijo que lo consideraría aunque era bastante
improbable ya que, según él, suelen ser decisiones que debían tomar los altos
mandos en Bogotá y que no estaban dentro de su autonomía y sus posibilidades. Y
mucho menos que él debía tomar por su cuenta.
Confirmaba la regla de que todo debía ser decidido
por los superiores a nivel Bogotá. También nuestras dudas sobre la recomendación.
La cual no fue vista con razonables motivos para darle el merecido valor. Habíamos
sido compañeros de estudios y ante esa relación anterior, a si fuese somera, nos
sentíamos con derecho a hacer ese tipo de sugerencias aprovechando la amistad que
se da entre alumnos de una misma clase.
Habíamos tenido la oportunidad de apreciar su
personalidad y su perfil de oficial para el comando de unidades mayores. Su actitud
era el de las personas que nunca toman iniciativas por sí mismas y son
ciegamente subordinadas evitando la valoración de las circunstancias. Las que
solo piensan que nunca serán responsables de ningún error si se limitan a
cumplir mecánicamente una misión en los detalles más mínimos, así eso sea la pérdida
del objetivo.
El de los que creen que lo único correcto es
no agregar su creatividad según los hechos, las circunstancias del momento y las
características del lugar para mejorar los resultados y cumplir la misión de la
mejor manera, aun por fuera de la meticulosidad ordenada.
De todas formas, esta unidad nos preocupaba
tanto como la de La Chorrera o la de la Araracuara, que se encuentran a mayor distancia
y con menos posibilidades de apoyo todavía.
Años después y según la investigación que se
hizo sobre el desastre, es razonable pensar que el comandante del batallón de
la Tagua había sido también, como se creyó actuar con nosotros, nombrado en ese
destino por las evidentes incompetencias de comando a manera de castigo,
cuando, al contrario, en estos puntos de confrontación debe ser asignados los idóneos.
Es factible deducir, porque era otra de las costumbres habituales, que el
concepto no favorable inmediatamente anterior como Comandante del Batallón Colombia
en el Sinaí, fue motivo para enviarlo a ese remoto lugar a manera de retaliación
profesional por su pobre resultado. Allí la vida no era tan cómoda, se le aislaría
institucionalmente y era una de las unidades de mayor peligro en el país. Cuando
al contrario debió ser el motivo para asignarle cargos de tipo administrativo y
de menor responsabilidad de combate. O en caso tal evaluar su continuidad profesional.
El hecho es que el desastre se sintió hasta
el otro lado del mundo. Sus superiores cuando fue comandante del Batallón
Colombia como parte de las Fuerzas de Paz que mantienen el equilibrio entre los
dos contrincantes en la guerra del medio oriente, especialmente Egipto e Israel,
le observaron deficiencias profesionales. Cuando terminó su comisión el concepto
emitido por ellos recomendaba que no debiera ser asignado en un cargo donde
tuviese mando de tropas. Justo lo contrario de lo que hicieron los altos mandos
colombianos a su llegada.
Por eso al comandante entrante del Batallón Colombia
le asignaron claramente la misión primordial de recobrar el prestigio del
batallón ya que se encontraba en unas condiciones de desempeño deplorables.
Hasta el punto que los altos mandos de las fuerzas internacionales combinadas
de paz en ese lugar del planeta vieron que el prestigio general se había degradado
como consecuencia del desempeño de ese oficial.
Cuando esos comandante se enteraron de los resultados
negativos del combate de Las Delicias, expresaron diplomáticamente sus condolencias
y solidaridad a los Soldados colombianos del Batallón Colombia por la pérdida
de sus compañeros. Pero a sus comandantes, en forma personal, le demostraron su
alterado disgusto por no haber tenido en cuenta el concepto de desempeño
enviado a los altos mandos del Ejército colombiano sobre el oficial. Y porque lo
acontecido confirmaba su apreciación. Pensaron que, en cierta forma, habían previsto
que bajo el mando de un oficial de ese perfil podían suceder dolorosos desastres
militares.
Por otro lado creemos, para darle oportunidad
a las dudas, que también fue una casualidad, si queremos atribuirlo a la
suerte, que comandantes a medio mundo de distancia habían abrigado dudas
razonables similares como las que habíamos presumido cuando le propusimos
replegar la base militar de Las Delicias.
LA INFLUENCIA DE LAS OPERACIONES ENTRE REGIONES.
OPERACIÓNES CONQUISTA
Desde otro ángulo geopolítico más amplio, lo
que acontecía en la región no era ajeno ni estaba aislado del resto de la
región y la realidad nacional En el año 96, la opinión y los medios de
comunicación social, comenzaron a develar el grave problema que se presentaba
en la frontera amazónica relacionado con el fortalecimiento de la insurgencia,
alimentada con los dineros de narcotráfico. Los análisis obligaron al gobierno a
concentrar su atención, especialmente en la región del Guaviare, ignorando completamente
que igual fenómeno y en mayor magnitud se presentaba en la región del Caquetá.
De todas formas, por determinación del poder
político, presionado por intereses extranjeros, las Fuerzas Militares ordenaron
la famosa operación Conquista, en la región del Guaviare. En ese tiempo era
comandada por un general intelectual, inquieto por los análisis sicosociales,
mucho espíritu combativo, capacidad operacional y de una amplia visión
nacional. La problemática narcosubversiva en el Guaviare era grave y sin temor
a duda afirmamos que la del Caquetá era mayor. Pero a esta última no se le
prestaba mucha tensión. Después, el teatro de operaciones y el interés nacional
saltaría como un relámpago del Guaviare al Caquetá. Las verdades y los
argumentos que pregonamos, para que no se nos privara del equipo aeronáutico, seria
evidente por sí misma.
En el planeamiento de la operación, el
comandante detectó que la operación en el Guaviare fracasaría o tendría resultados
muy pobres, si no se ejecutaba una operación simultánea de contención en la
región del Caquetá, colindante, por el occidente, con el Guaviare. Por esa
razón y como no disponía de los recursos militares necesarios para hacer su
propio cierre, pidió a sus superiores, ordenar al comandante militar del
Caquetá, adelantar otra operación similar de cierre forzado. Así no fuese de
igual magnitud como la operación fundamental ofensiva en el Guaviare pero indispensable.
La dimensión de ambas operaciones exigía una coordinación de nivel regional, que
implicaba una concepción de nivel estratégico.
LAS OPERACIONES.
La operación del Caquetá se centró en una contención
activa. Con ello evitaría la fuga del enemigo cuando se viese presionado en el
Guaviare con la ofensiva. Lo más factible, era que se desplazara al occidente,
por ser el otro centro vital de sus intereses económicos y donde disponía de
recursos logísticos, en espera de amortiguar la arremetida. Por ello la operación
del Guaviare se denominó Operación Conquista 1 y Conquista 2 la del Caquetá.
Esta última implicaba la intervención de la
que acostumbrábamos denominar como Base Aérea de Tres Esquinas, pero realmente
solo era un Grupo Aéreo, el menor rango dentro de la clasificación de las unidades
aéreas. La razón era su conformación como unidad básica, sin ninguna capacidad estratégica.
Era para apoyo o mínima presencia de gobierno, pero con funciones para el orden
público interno. Solo en los últimos años se le consideró y se iniciaron tareas
preparatorias para combatir el narcotráfico de manera más definida. De todas formas
era el único recurso disponible en el área para la operación Conquista 2, por
su posición geográfica.
AVION C 47 FAC. AVION DE APOYO LOGÍSTICO
PARA LA BASE NAVAL DE PUERTO LEGUÍZAMO, LA BASE DE TRES ESQUINAS Y LA BRIGADA
12 DEL EJÉRCITO EN FLORENCIA.
El GASUR era el lugar, con facilidades
militares, más próxima a la parte media del río Caguán y, en especial, del objetivo
central de la operación Conquista 2, la población de Remolinos del Caguán. Es
por ello que el comandante de la Brigada 12, acantonada en Florencia, capital
del Caquetá, desplazó tropas y el puesto de mando a GASUR, donde se le apoyó
con las máximas facilidades disponibles.
ORDENES SORPRESIVAS
En GASUR fuimos sorprendidos con esas
operaciones ya que eran muy secretas y elaboradas sólo en el íntimo entorno del
Ejército que, aunque necesitaba nuestra colaboración, no nos fueron compartidas
con antelación. Se daba evidente desconfianza entre fuerzas y hasta celos
institucionales, en especial con el manejo de la información de inteligencia.
Se tenían muchas prevenciones y se creía que las consecuencias de la improvisación,
debida a la inadecuada reserva con la información, se podían amortiguar y
corregir a fuerza de simple uso de la autoridad.
De no haber sido inapropiado el hermetismo, se
habrían podido prever y destacar apoyos aéreos, en especial helicópteros, para
su ejecución. Por lo cual lamentamos más la grave reducción del componente
aéreo que se había ordenado el año anterior, según lo ya mencionado. Sin
embargo, seguimos adelante con todo el mayor empeño, ya que veíamos que era una
necesidad fundamental del orden nacional.
Rápidamente, la operación Conquista 2 se planeó
geográficamente en los tres sectores naturales del río Caguán. El sector norte,
comprendido entre las poblaciones de San Vicente, cubierto por el Batallón
Cazadores y Cartagena del Chairá, con una Base Militar. El sector medio entre
Cartagena y la población de Remolinos, que sería cubierto por tropas de
Florencia que se desplazaron hacia Cartagena. Allí se embarcaron por el río
hacia el sur hasta llegar a la población de Remolinos, lugar próximo al GASUR. Para
el sector del bajo Caguán, comprendido entre Remolinos y la desembocadura del
río Caguán al río Caquetá, no se tendría ninguna maniobra de movimiento,
exceptuando el cierre de la confluencia por parte de las tropas desplazadas por
río Caquetá partiendo del batallón de la Tagua hasta ese lugar.
Aproximadamente, a las dos semanas de haberse
iniciado las operaciones se había logrado la destrucción de una gran cantidad
de laboratorios, capturado señalados terroristas, en especial, quienes
manejaban los asuntos financieros, el cobro de vacunas, extorsiones y la cuota
del gramaje. El comercio y la economía de la región se vieron afectados puesto
que ellos dependían casi en su totalidad del cultivo proceso y comercialización
de narcóticos. Se bloquearon los ríos Suncilla y Peneya, fundamentales para los
abastecimientos de los delincuentes y terroristas.
DESTRUCCIÓN DE LABORATORIOS
Ante la sorpresiva acción, los
narcoterroristas no pudieron desplegar ninguna respuesta armada para contener
la arremetida de las Fuerzas Militares. Por el contrario se vieron
imposibilitados para apoyar logística y operacionalmente, con maniobras de
distracción, la arremetida de la operación Conquista 1 que se ejecutaba en el
Guaviare.
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