LAS DELICIAS (VI)
REACCION
DEL ENEMIGO
Para solventar la situación, los
narcoterroristas recurrieron a la presión social. Adoctrinaron y amenazaron a
los colonos exigiéndoles dejar sus parcelas y desplazarse en manifestación
pública hacia la ciudad de Florencia. En una semana llegaron a los alrededores
de la capital del departamento, aproximadamente 40,000 personas. Una masa humana
compuesta por hombres mujeres y niños, con actitud agresiva donde se escondían gran
cantidad de agitadores e Insurgentes armados, quienes dentro de sus consignas
manifestaban el deseo de ingresar a la ciudad para saquearla.
Como la situación era extremadamente grave,
la operación Conquista 2 debió suspenderse para proteger la capital y controlar
el orden público. Se creó un anillo de contención alrededor de la ciudad cerrando
las vías de aproximación. Al frente de esos puntos se estacionaron las multitudes,
armaron campamentos y se dispusieron a una espera prolongada para obligar a las
autoridades a permitirles la llegada al casco urbano.
El comportamiento no era de manifestación pacífica.
A los 10 días se presentaron algunos choques con las tropas. Como su actitud
beligerante y agresiva no lograba que se les cediera el paso, en uno de los
puentes de las vías que conducen a Florencia, intentaron forzarlo con el fin de
provocar la contención física. Buscaban crear motivos jurídicos para demandas,
por vía tutela, contra las autoridades como así lo lograron. Reclamaciones que
algunos jueces de la región, proclives al movimiento armando y la insurgencia
delictiva, fallaron en contra de los comandantes militares a quienes se les
condenó a penas de arresto por no haber cedido a las reclamaciones de los
manifestantes para en entrar a la ciudad. Y por haber usado la fuerza para
impedirles la libre movilización, supuestamente violando principios
constitucionales fundamentales.
La justicia en esas regiones sufre de pánico
a los terroristas quienes manipulan todos los estamentos y niveles del gobierno
local, que está al libre albedrio de la criminalidad. Hacía poco un gobernador
había sido asesinado y muchos otros funcionarios municipales estaban
amenazados. En un combate fueron dados de baja tres insurgentes que resultaron
ser concejales del municipio de Solano.
Calculamos, basados en la cantidad de víveres
y recursos de sobrevivencia llevados por los manifestantes y las informaciones
de inteligencia provenientes de algunos disidentes que, aunque hacían parte de
la protesta, no estaban de acuerdo con ella y debieron participar ante la
amenaza armada, que la situación sólo podría ser sostenida por máximo de 30 a
35 días. Como se había previsto, a los 40 días se inició un proceso de
deserción de manifestantes y 5 días más tarde se había disipado en su mayoría.
LOS RESULTADOS.
La sensación en la gente fue la de que los
narcoinsurgentes no habían sido capaces de proteger a la población y su narcoeconomía,
de la acción del estado, en la operación Conquista 2. También, que no habían
apoyado bélicamente a la manifestación para la toma de la ciudad y por ello,
ante la inanición, la población se había visto obligada a desistir de tal
propósito y regresar a sus lugares de origen.
Fue un grave descrédito para la influencia ejercida
social de los narcobandoleros, quienes habían dado una demostración real de su
debilidad y del poco poder que supuestamente ejercían. Poder que sólo era
efectivo contra la población desarmada de los colonos, más era totalmente
incapaz ante la confrontación armada con las Fuerzas Militares.
El resultado final fue la de una fuerte
crítica social contra los narcoterroristas y un sentido reproche. Aducían que
para ese propósito de protección era para lo cual los colonos les habían pagado
durante muchos años el impuesto del gramaje. Y que según los pobres resultados
obtenidos fue muy tímida la acción en el empleo de las armas para cuidar sus
intereses. Estaba demostrado que sólo extorsionaban la economía local con
propósitos de simple sobrevivencia y lucro personal, sin ningún interés ni meta
en lo social. Que se había reducido a ser un vulgar grupo de delincuentes que
delinquían por el solo uso de las armas.
Por esa razón la insurgencia se sintió
fuertemente cuestionada. Ante tan grave pérdida del respaldo social se vio acorralada
quedando en la obligación imperiosa de emprender acciones que demostraran lo
contrario y hacer manifestaciones reales de fuerza. En forma apremiante necesitaban
adelantar un ataque o asalto a una población o una unidad militar que
demostrara su capacidad y deseos de respuesta armada. Para ello decidieron
ejecutar una acción contundente y que aunque no lograra recuperar el dominio y
control psicosocial, por lo menos, si pusiera en evidencia que tenían potencia
de combate, contra la operación Conquista 2 cuando los militares les habían
cerrado el paso durante la manifestación.
Así fue como planearon el asalto y toma de la
Base militar de Las Delicias, que ya venían valorando desde hacía algún tiempo.
Calcularon la capacidad de reacción, el aislamiento, las posibilidades de apoyo
y las condiciones del área para una aproximación furtiva, debido a la densa
selva que la rodea.
MOVIMIENTO DEL DISPOSITIVO.
Como la Operación Conquista 2 se había
paralizado casi en su totalidad, y las tropas, desplazadas para el cierre de la
desembocadura del río Caguán, necesitaban un descanso de combate, el comando
del Batallón dispuso un relevo con otro personal salido de la Tagua. El destacamento
que ya llevaba tiempo prolongado en dicho cierre, fue enviado a la Base de las
Delicias donde, aunque no era un lugar de descanso, por lo menos, era razonable
suponer que por la distancia, tendría una menor amenaza al alejarlo del foco central
de la operación Conquista 2.
Esa nueva ubicación les daría un relativo
descanso sin modificar ni debilitar el esquema de las operaciones. El Capitán Comandante
de la tropa ya había sido comandante de esa Base Militar, en ocasión anterior,
y por ello era buen conocedor del lugar, así como lo relativo a las fortalezas
y debilidades del destacamento.
Aunque se encontraba desmotivado debido a que
se le había aceptado la solicitud de retiro de la institución, por voluntad
propia, debido a los inconvenientes personales de indisciplina, no se le había
dado el permiso de desacuartelamiento, demorando su salida sin motivo aparente.
Posiblemente debido a las dificultades de su remplazo por las razones ya dichas
sobre la resistencia que el personal ponía para ir a esos destinos aduciendo
toda clase de motivos e inconvenientes personales o profesionales.
LOS PREPARATIVOS DEL ATAQUE.
Los narcoterroristas adelantaron una
minuciosa acción de inteligencia de las facilidades activas y pasivas de la
unidad, estudiaron con detalle el terreno, los lugares donde sacarían el
recurso humano y de armamento para el asalto, evaluaron la distancia,
confluencia y mimetismo de las vías de aproximación. Elaboraron una maqueta de
las instalaciones y del terreno e hicieron prácticas simuladas del ataque. Todo
lo registraron documentalmente. Hasta lo plasmaron en ayudas audiovisuales, las
cuales usaron para perfeccionar la maniobra. Todo eso lo supimos después de la
toma de la Base por medio de documentos abandonados por los insurgentes ante la
fuerte presión a que fueron sometidos durante la posterior persecución.
Calcularon que debían emplear una correlación
de fuerza de 4 a 1 en hombres y armamento para el asalto y de 6 a 1
considerados a quienes prestaron los apoyos. 400 narcobandoleros contra los
aproximados 100 militares, que era la dotación en las Delicias.
Para el comandante del GASUR, el día 30 de
agosto de 1996 las labores habituales terminaron sin inconvenientes. Como a las
19:30 horas se presentó el Mayor comandante de la FUTACAL para informar que
había recibido comunicación del Batallón de la Tagua, en la que se pedía estar
alerta por un posible apoyo aéreo en Las Delicias, donde había sucedido algo
pero no sabía que podría ser. La solicitud era más de alerta que un
requerimiento claro de combate.
Estando de noche y como no teníamos capacidad
aérea ofensiva, de manera preventiva llamamos a Bogotá, al Centro de Operaciones
Aéreas COA de la Fuerza Aérea, para hacer una alerta sobre lo que se pudiese
necesitar. Nos dijeron que harían todo lo posible aunque todo indicaba que
sería muy difícil debido a que se encontraban en múltiples operaciones en
diversas partes en todo el país.
Alrededor de las 20:00 horas nos llega otra
comunicación de la Tagua donde se nos dice que el Capitán Comandante en Las
Delicias, había llamado para anunciar que la situación era muy grave, que lo
estaban atacando, los bombardeaban y que necesitaba toda la ayuda posible. La
comunicación se había cortado y no había sido posible saber más detalles. Narrarían,
después, los sobrevivientes que luego de ese mensaje los guerrilleros volaron
la caseta de comunicaciones, no hubo más llamados y el Capitán se dedicó a
dirigir el combate y la defensa de su unidad.
Ante nuestras limitaciones, pedimos, por
intermedio del COA, en Bogotá, al Comandante de la Fuerza Aérea, un apoyo aéreo
de ametrallamiento e iluminación. Nos informaron que el apoyo más factible sería
desde la Base Aérea de Villavicencio. Esta se encuentra a una distancia de unos
400 km del sitio del
combate. Además durante esa noche hubo otros ataques a poblaciones (27), donde
toda la capacidad de la FAC estabas comprometida, incluido el Comando de Combate
de Villavicencio, el más factible que podía prestar el apoyo.
Eso nos indicaba que los terroristas lo
planearon predeterminadamente, para disminuir la capacidad de reacción de la
Fuerza Aérea causando la mayor dispersión del poder aéreo. Hubo mucha angustia,
no sabíamos nada, no teníamos otras alternativas y solo nos queda el esperar.
LOS ALOJAMIENTOS DESPUÉS DEL COMBATE
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