ENTORNO
Y EVENTOS QUE HICIERON PARTE DEL COMBATE DE LAS DELICIAS
Oigan lo que aconteció,
y aunque es suceso que admira,
no piensen, no, que es mentira,
que lo cuenta quien lo vio.
(José
Manuel Marroquín)
LAS DELICIAS (I)
INTRODUCCION.
La siguiente es la secuencia de
circunstancias y sucesos que llevaron al desastre de Las Delicias. Situación en
la cual fuimos conducidos por la confluencia de factores sociales, políticos y
militares, en forma tal que llegó a ser imposible que la derrota militar se hubiese
podido prevenir de manera razonable o evitar, por ser la consecuencia producto
de causas insuperables.
Lo que contaremos es para dejar evidencia de
los hechos y para enaltecer a quienes dieron su vida en tan fatídico combate, a
los que sufrieron heridas, los que padecieron un largo secuestro y a todos
cuantos colaboraron, con su máximo empeño, haciendo lo mejor que podían en ese
critico momento.
Solo nos limitaremos a narrar con apego a la
verdad y a hacer nuestras apreciaciones de lo vivido.
LOS ANTECEDENTES DEL FENÓMENO DELINCUENCIAL.
El único intento real, efectivo y decidido,
contra el delito del narcotráfico se había dado solo durante el gobierno del
presidente Turbay, a comienzos de la década de los años 80, en la costa norte,
contra los famosos marimberos. La mariguana era cultivada en las estribaciones
de la Sierra Nevada y exportada a los Estados Unidos por medio de un puente
aéreo armado con aviones sacados de los cementerios en Norteamérica. Esa acción
tuvo resultados satisfactorios pero mientras esto sucedía en el norte, el
narcotráfico de la coca tomó fuerza en el centro del país.
Durante todos los años, 80 la sociedad
colombiana y las autoridades nacionales, habían sido débiles para afrontar la
delincuencia alimentada por la poderosa industria del narcotráfico. El delito
se había arraigado en dos lugares específicos de la amazonia, las regiones del
Caquetá y del Guaviare. Y los dos actores que lo impulsaban eran las mafias
narcotraficantes de Cali y Medellín. Las mismas que habían permeado los campos
políticos, económicos y sociales.
Este fenómeno era evidente para todos, en
especial para nosotros los pilotos militares, que sobrevolamos esas áreas
observando los grandes tumbados de selva donde cada día surgían cultivos de
coca. Sin embargo, aunque se pedía combatir la mariguana, nos extrañaba
sobremanera como el gobierno nacional era tolerante y hasta complaciente con el
fenómeno de la cocaína. Combatía la mala yerba en la costa Caribe y no daba los
recursos necesarios para combatir los grandes cultivos de la cocaína en el Amazonas.
Al tiempo que no expedía las leyes necesarias. Aunque en sus declaraciones
públicas eran en contra del fenómeno y sobre la necesidad de combatirlo. Eso
era lo que se decía más no lo que hacía.
AVION MARIMBERO
Cuando finalmente el gobierno nacional se
percató de que era necesario confrontar el narcotráfico de la cocaína,
especialmente presionado por los Estados Unidos quien estaba muy interesado en
combatirla, se decidió por crear un cuerpo especial contra el narcotráfico
dentro de la Policía Nacional. Esa unidad fue quien destruyó los famosos laboratorios
de Tranquila en el área del Caquetá, especialmente en la región del río Yarí.
Estos laboratorios refinaban la pasta de coca traída de Bolivia, Perú y
Ecuador. Sin embargo, ya se estaba cultivando la planta en las fronteras de la
selva Amazónica para no tener que traerla desde tan lejos y hacer el negocio
completo.
Los llanos del Yarí los sobrevolábamos con
frecuencia haciendo las rutas comerciales de Satena a la Araracuara y la
Chorrera. Podíamos ver las pistas clandestinas. Algunas de esas pistas eran el destino
de las misiones de vuelo que se nos ordenaban. Algunas de ellas eran las de Tunía,
Candilejas, El Recreo, Canadá, Caquetania, Araracuara.
Sabíamos que eran clandestinas porque no tenían
registros aeronáuticos, ni figuraban en el manual de Rutas. No se tenía ni se
daba información aeronáutica oficial. Aunque se reportaban como destino en los
planes de vuelo no tenían objeciones por parte de las autoridades aeronáuticas
y todo eso trascurría de manera normal. Solo entre pilotos se trasmitían los
datos mínimos necesarios para la operación. Y quien hiciera algún comentario,
al respecto de esa irregularidad, era tenido como un desubicado y un tonto,
porque en la mentalidad general eso era plenamente admitido como parte de la
cultura que imperaba en esas regiones.
Los colonos ofrecían, casi que suplicaban,
que les cambiaran sus dólares por moneda colombiana ya que no les eran de utilidad.
Eso podía ser un gran negocio pero preferimos no involucrarnos porque algún día
eso sería tenido como un grave delito, así en ese momento todo mundo lo
ignorara, aunque era ya oficialmente ilegal. Es decir, que la inteligencia si
existía pero eso no inquietaba ni era de interés para nadie, ni siquiera para
la inteligencia aérea.
Desde el aire nos era muy evidente la gran
cantidad de círculos de foresta derribada para sembrar. Y aunque esto se
comentaba en el ámbito militar, especialmente en el de la Fuerza Aérea, no se
notaba ninguna intención por hacer algo. Tampoco el gobierno central, no mostraba
ningún interés real de combate. Y mientras no exista el objetivo político y
éste no sea un problema social, una fuerza militar está totalmente impedida
para actuar por su libre albedrío, si es que es una fuerza con pleno sentido democrático.
CLAROS EN LA SELVA
En los últimos años de la década del 80 y
comienzos de los 90, el combate al narcotráfico se convirtió en un objetivo político
nacional. El fenómeno había crecido exageradamente y había comenzado a alimentar
a los grupos insurgentes. Estos encontraron un gran tesoro para cubrir sus
necesidades económicas proveyéndose de los dineros necesarios para adquirir
gran cantidad de armamento y logística. Llegaron, incluso, a pasar, en estas
regiones, de la fase de insurgencia clandestina a la de conformación de tropas
con posibilidad de ejecutar operaciones de guerra regular. Les faltaba solo el
adoctrinamiento necesario que adquirían rápidamente.
BANDOLEROS FARC
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