ENTRE
LA EMOCIÓN Y LA RAZÓN
Coronel
Iván González U.
“En algunos casos la emoción
es más peligrosa que la razón”
Testimonio del Comandante de
la Base Aérea de Tres Esquinas (TQS), una de las unidades de la Fuerza Aérea
Colombiana (FAC), durante el ataque por parte de los terroristas a la Base de las Delicias del Ejército
Nacional de Colombia (EJC).
Las
Delicias es componente del Batallón de la Tagua y queda sobre el río Caquetá a
60 km al sur de TQS. Esta última está ubicada en la confluencia con el río Orteguaza
con el Caquetá.
Para el comandante de la TQS,
el día 30 de agosto de 1996 empezó completamente normal y terminaron las
labores habituales sin ningún inconveniente. A las 7: 30 de la noche se presentó el Mayor comandante de la Fuerza de Tarea Cándido Leguízamo, componente
destacado en dicha base, para decir que el Batallón de la Tagua se comunicó
pidiendo apoyo aéreo en la Base de Las Delicias, donde había sucedido algo pero
no sabía con claridad de que se trataba.
Como estaba de noche y
nosotros no teníamos capacidad aérea para misiones de apoyo, de manera preventiva
llamamos a Bogotá, al Centro de Operaciones Nacionales de la Fuerza Aérea
(COFA) para hacer una alerta sobre lo que podría necesitarse.
Alrededor de las 8 de la
noche nos llega otra comunicación del Capitán Comandante de la Base de Las
Delicias, el Capitán Lazo; quien murió durante ese combate y se encuentra hoy sepultado
en el panteón militar en Campos de Paz de Medellín.
Había llamado para anunciar
que la situación era muy grave, que lo estaban atacando, que lo bombardeaban,
que necesitaba toda la ayuda posible. Narrarían, después, los sobrevivientes
que luego de ese mensaje los guerrilleros volaron la caseta de comunicaciones,
no hubo más llamados y el Capitán siguió luchando.
Entonces pedimos un apoyo
aéreo de ametrallamiento e iluminación al COFA quien encontró apoyo en
la Base Aérea de Villavicencio. Esta se encuentra a una distancia de unos 400
km del sitio del combate. Además durante esa noche hubo otros ataques a
poblaciones (27), que la base en Villavicencio estaba apoyando. Parece que las FARC
lo hicieron predeterminadamente, para disminuir la capacidad de reacción de la
Fuerza Aérea.
Hubo mucha angustia, no
sabíamos nada, no teníamos la oportunidad de pensar en otras alternativas.
Entonces a media noche
llamaron de Bogotá diciendo que ya habían mandado una escuadrilla de apoyo constituida
por dos aviones Bronco con la que nos comunicamos a las 00:30 por radio,
mientras pasaba sobre TQS. La nubosidad aunque ligera y la oscuridad de la noche no dejó
verlos.
Sobrevolaron Las Delicias y
nos iban informando de las balaceras, los fogonazos, las bengalas. Trataron de
identificar entre amigos y enemigos. Lanzó un ametrallamiento disminuyendo la
intensidad del combate en tierra, pero por agotamiento de combustible debieron
regresar a TQS.
Había un inconveniente, en
ese tiempo. No estábamos equipados para operaciones de aterrizaje nocturno. de ayudas
electrónicas de aproximación no se disponían. Teníamos comunicación por radio
pero no eran suficiente, se necesitan señales visuales, alumbrado y marcas
visibles para aterrizar. Solo se teníamos faro giratorio sobre la torre de
control para realizar el patrón de tránsito para el acercamiento mas no las
ayudas para la aproximación final.
Estábamos corriendo riesgos
muy altos. Presumimos que los pilotos tendrían que eyectarse y abandonar los
aviones para salvarse. Esperaba que si lo hacían al menos fuera sobre la Base
para facilitar su rescate. En la selva que rodeaba a la unidad era muy difícil
lanzar operaciones de recuperación de la tripulación.
Para ayudarles al máximo,
ordenamos poner en marcha y a plena potencia los generadores Diésel,
encender todas las luces, incluyendo las domésticas y el alumbrado público. Sobre
la pista ubicamos mecheros de kerosene y los pocos carros que teníamos para que con
sus reflectores la alumbraran.
Despertamos e incomodamos a
toda la gente, incluidos los hogares, pero era necesario. En medio
de la selva cualquier luz, por tenue que sea, se ve desde muy lejos y fue una
gran ayuda para que la tripulación, carente de combustible, sin sistemas de
navegación electrónica, pudiera viajar en línea recta y aterrizar a salvo.
Los reabastecimos de
combustible y munición. Pero surgió otro inconveniente: empezó a caer una
llovizna, con nubes bajas y una densa neblina. Los aviones, en esas circunstancias
podrían despegar, pero si lo hacían era definitivo que no volverían a
aterrizar.
Si se daba la orden de
despegar, estaríamos mandando la tripulación a una critica emergencia y
posiblemente la muerte.
Siempre en estas
circunstancias hay algunos que quieren y otros que no, todos tienen un
criterio, unos creen que pueden hacer más. Todos en las FF AA tienen horizontes
y puntos de equilibrio distintos, entre lo que se puede hacer y lo que no se
debe hacer. Algunos son más temerarios que otros. Debíamos cuidarnos del exceso de prudencia pero también de osadia. Los subalternos suelen
pensar en lo inmediato. El comandante debe tener un intermedio pensando en la
conveniencia macro, en cómo las decisiones van a afectar a todo el país y a la
preservación de sus hombres, como factor inmediato.
Ordenamos no despegar.
La relación costo-beneficio no lo justificaba, si se les mandaba con esas
condiciones se perderían mejores alternativas futuras.
El combate duró más o menos
toda la noche, desde las 19:30 de ese día hasta las 07:00 del siguiente. El
Capitán Lazo fue herido, pero sobrevivió. Alrededor de las 06:00 trató de
salvar cuanto más pudo y a esa hora se enfrentó, prácticamente solo. Le
quedaban muy pocos soldados sobrevivientes. Más tarde, mientras suplicaba, ya
en forma incoherente, una cobija porque sentía mucho frio por la perdidad de sangre, los
terroristas lo asesinaron con un disparo de infamia.
Al día siguiente, como no
teníamos como rescatar heridos, sobrevivientes o recuperar los cuerpos,
llamamos a Bogotá y enviaron un helicóptero Black Hawk para esta misión, el más
cercano estaba a 4 horas de vuelo. En ese traslado se le hizo de noche, pero
logró rescatar a varios sobrevivientes.
Cuando empezaron a llegar
los heridos sentimos varias cosas: lógicamente lástima y congoja, pero se tiene
que mantener el control y un dominio que permita actuar con racionalidad. No
quiere decir que se deba tomar una posición de insensibilidad. Todo lo
contrario, hay que mantener la cordura, la lucidez y así actuar con el mejor
beneficio posible.
Tratábamos de controlar la
parte emocional, que en estos casos es más peligrosa que la racional, por eso no
le poníamos mucha atención al sentimentalismo, todo está enfocado en la parte
operativa.
Cuando dábamos instrucciones
sabíamos que eso podía costar vidas o evitar rescates posteriores. Se siente
una combinación de sensaciones que debe tratar de controlar. Primero. La
emoción y la euforia de la adrenalina fluye, con muchos deseos de colaborar y
mucho empeño, pero al mismo tiempo hay mucha tristeza debido a la adversidad,
al darse cuenta que no podíamos hacer lo que se quiere hacer y se siente
impotencia.
Todos estos sentimientos
revueltos hay que intentar combinar para encontrar las acciones más atinadas.
De esta experiencia tanto el
país como nosotros aprendimos varias cosas.
El país entendió que no se
pueden dejar bases militares estratégicas sin posibilidades de apoyo. También
que se debía mejorar la capacidad de Fuerza Aérea. Actualmente somos más
poderosos, tenemos más equipo en combate nocturno, estamos mejor preparados,
tenemos mayor capacidad de reacción y de sorpresa.
A nosotros para aprender algunas cosas más. Conocíamos
mucha teoría pero nunca lo había visto tan real. La teoría suele ser muy
general, vaporosa e irreal. En esas situaciones uno puede ver cómo funciona en la vida práctica y
en un momento específico. También que se debía tener en cuenta la parte
emocional del ser humano para así tomar las decisiones de mayor conveniencia.
Pos Data: luego les participaremos
esta experiencia con mas detalles.
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