FUERZAS MILITARES DE COLOMBIA
FUERZA AÉREA
Santiago
de Cali, 20 Oct. 1999
ASUNTO: Concepto observaciones solicitudes
bajas cadetes
AL: SEÑOR TENIENTE CORONEL COMANDANTE
GRUPO CADETES
Basado
en los conceptos dirigidos al señor Brigadier General por los cadetes recién
retirados de la Escuela Militar de Aviación y la orden del director de
estudiarlos, me permito darle mis puntos de vista y posibles soluciones como
contribución a sus análisis, conclusiones y aplicaciones que usted implante en
su área, así:
La
normatividad está bien definida en los reglamentos de incorporación,
capacitación, disciplinario, etc. En esta área estamos avanzados y con
frecuencia complementamos con nuevas normas llenando los entreclaros o los
casos no previstos que surgen de la práctica. La tarea de adoctrinar se hace y
reduce el esfuerzo de solucionar el número de alternativas que son factibles de
suceder.
El
propósito es mantener un constante empeño de enriquecer los procedimientos
reduciendo cada día la incertidumbre y la necesidad de intervención del
superior para que cada uno puede autoevaluarse con claridad.
El
alumno ingresa con la presunción de la máxima aptitud y calificación para
actuar con acierto en su ambiente, teniendo la posibilidad constante de
autocalificarse reduciendo su puntaje en la medida que no logre sostener la
posición de excelencia.
El
método se basa en la honorabilidad, sinceridad, ética, moral y lealtad
individual, como principios del “CÓDIGO DE HONOR”.
La
autocalificación parte del principio que presupone el máximo porcentaje de
evaluación para el alumno desde un comienzo y éste se reduce en la medida en
que el alumno no lo sostiene por las deficiencias del conocimiento que no
adquirido después de que se le ha instruido. Así el alumno sabrá en todo
momento cuáles son sus falencias y por lo tanto si su nivel de conocimientos ha
quedado por debajo del nivel mínimo de calidad exigida que es el 60%.
Entonces
por identidad con el código del honor y coherencia con los principios de
identidad y empatía con la institución que el tomara la decisión de apartar
apartarse de la institución. De esa forma no se expone al demérito de tener que
ser expulsado por incompetencia y falta de idoneidad para la carrera
profesional. De esa forma no sólo conserva su dignidad ante el resto de
compañeros sino que por el contrario se le valorará y reconocerá su entereza de
carácter y su ecuanimidad sin tener que sufrir un demeritante desprestigio institucional.
Nota:
Por debajo del 60% el alumno sabe que cayó en el rango de no apto para el
servicio profesional como oficial de la Fuerza Aérea. Es un sistema de
valoración que va en dirección de arriba hacia abajo donde el alumno se valora
a sí mismo en lugar de subiendo y de esa forma es un sistema que crea en el
cadete el sentido de crecimiento positivo porque sabe cuáles son sus
deficiencias que debe superar para no descalificar.
Ya sea
por materias o grupal general, como se considere más conveniente. Ya que
algunas materias o áreas (militar, académica y especialidad) podrían tener más
importancia que otras según circunstancias institucionales, profesionales,
sociales o nacionales. Usando la técnica de ponderación por parte de una junta,
anual o esporádica, que asigna el puntaje a cada materia, área y/o grupo
(curso). Por ello es necesario tener definido el perfil del oficial, suboficial
o soldado que necesitará la FAC en el futuro. A corto plazo (Rango subalterno).
Mediano plazo (Rango superior). Largo
plazo (Rango general).
El
porcentaje de calidad mínima por materia, área o grupal general, de la
calificación promedio obtenida por los estudiantes integrantes de un mismo
curso o clase, es la base para determinar si el alumno aprueba.
El
procedimiento hará que todos tendrán que esforzarse al máximo para no caer por
debajo de ese nivel. Porque cada uno desconoce cuál será el promedio que
obtendrán sus compañeros y no puede arriesgarse a calificar por debajo de dicho
límite mínimo exigido.
Así se impulsa el mejoramiento continuo, en sana competencia entre símiles y no contra un escalafón rígido impuesto por la institución. Y que solo genera dudas de ecuanimidad y justicia en la calificación. La cual, a ves resulta afectada por criterios subjetivos donde pueden darse méritos o deméritos particularizados. De tal manera que la clasificación se hace objetiva al estar libre injerencias personales.
La
factible tendencia que surja una cuerdo entre los alumnos de no buscar
corporativamente que el grupo no marque un nivel de promedio demasiado alto,
para no eliminar a los compañeros no tan aptos, es remota. Pues es un recurso
inútil. Ya que de todas formas la FAC debe establecer un nivel mínimo
institucional de rendimiento grupal dejando a fuera a quienes no clasifiquen. Y
los que, definidamente, no sean capaces de dar el rendimiento mínimo exigido
serán descalificados así el promedio grupal se bajó. Solo queda la vía de
competer, entre si, por arriba. En lugar de pretender igualar por abajo.
Y para
estimular a los poco rendidores. La escuela también establece un nivel de
aptitud académica mínima para la institución. Y cuando el promedio grupal sea
demasiado alto no se considera el nivel grupal porque la necesidad
institucional fue lograda. Así los que saquen por abajo del mínimo grupal
clasifican de aptos para graduarse en la carrera profesional como oficiales de
la FAC.
No es la
institución que lo debe demeritar si no él quien se debe superar. Es decir que
es consentido autocrítico sobre sus mismos logros y no el de la institución
depreciando a su aspirante. Y de esa forma es un sistema constructivo para el
aspirante en lugar de destructivo.
Dicho
sistema es funcional y resulta apropiado porque EMAVI es una universidad
privada de estudiantado interno y altamente seleccionado antes de ingresar con
estrictos niveles de exigencia. Donde los alumnos saben que tienen asegurada
una carrera profesional remunerada y de alto reconocimiento que les ofrece,
dentro de la misma organización, un satisfactorio y confiable escalafonamiento
social. No son alumnos que se gradúan
para salir a competir por una plaza laboral en el mercado, casi siempre
limitado. Por esa razón la institución puede demandar un alto rendimiento académico,
tanto en cantidad como calidad. Sino que ya tienen asignación laboral si
califican para ello.
Además
que es el mismo empleador quien define el perfil académico que necesita. A
diferencia de las demás instituciones educativas donde los alumnos, aunque deben lograr los
créditos mínimos necesario para graduarse, no son evaluados académicamente pero
quienes les darán un empleo. Y aunque se supone que son idóneos para ejercer la
profesión, ya que tienen el diploma, pueden de todas formas no ser lo
suficientemente aptos para suplir las necesidades de las empresa y las sociales
de la nación.
DISCIPLINA
POR CONVICCIÓN EN LUGAR DE IMPOSICIÓN
El Acto
de mantener la disciplina no será una obligación impuesta externamente por el
superior inmediato. Será producida por el individuo mismo por la convicción de
aceptar interiormente y en su mentalidad, el espíritu y la cultura
institucional de actuar con acatamiento y orden, tanto de pensamiento como de
comportamiento.
La
persona desarrolla su propia personalidad por autodisciplina y control interno
que lo induzca al perfeccionamiento continuo en lo cotidiano para toda su vida.
También
desaparece el espíritu punitivo, policivo y mortificador del superior que
audita todo con minucia persistente. Con frecuencia el efecto es el contrario,
donde el subalterno rechaza con actitud defensiva, contra el sistema o con su
superior que lo hostiga y en lugar de ayudarlo lo frena y limita para
progresar. El control cercano le incide las más elementales iniciativas.
LIBERTAD
CON RESPONSABILIDAD.
Definidas
las normas y actuando por impulso propio, el individuo conoce su campo de
acción, los límites máximos y mínimos, por lo tanto ha de mantenerse dentro de
su espacio definido actuando por su propia libertad. Esto no quiere decir que
sea una libertad sin vigilancia, pero si con autonomía para que él defina con
libre albedrío, la aceptación institucional.
En la
medida que se aproxime a cualquier limite por exceso o defecto (positivo o
negativo), recibirá una advertencia de orientación, ayuda y acción preventiva,
mas no correctiva, esta sólo será necesaria pe»' desconocimiento pleno de la
norma.
La única
forma de adquirir y/o hacerse responsable de sus resultados, es asignándole el
espacio vital mínimo para asumir las consecuencias de sus actos. Dentro del
margen de oportunidades podrá demostrar la capacidad de respuesta ante el
compromiso adquirido y desarrollar la propia personalidad en su desempeño
institucional.
El
cadete sabrá que los resultados, favorables o desfavorables, serán siempre el
resultado de su responsabilidad y el producto de su comportamiento. Así
desaparece la costumbre de asegurar su estabilidad y permanencia por la
capacidad de burlar o engañar el sistema, donde lo aplicable es el espíritu
astuto, en lugar de ponderar la honestidad y la respuesta sincera ante el
deber.
Habiendo
dado lo anterior, la Escuela lo único que debe hacer es orientar sus esfuerzos
a la esencia de “disciplina por excepción”, donde lo requerido es la de
mantener lo estipulado por la norma.
Como de
antemano está definida la acción a tomar, para quien ha infringido los limites,
no será necesario complicados procesos de evaluación usando múltiples niveles
que lo único que propician son la duda y la posibilidad de desacierto en la
solución de cada caso particular. Por otra f>arte, el exceso de
gradualidades es interpretado como incapacidad o indeterminación en la toma de
decisiones por parle de la superioridad donde la subjetividad se hace factible,
ofreciendo la posibilidad de salir bien librado, así sea como remota
alternativa.
AMABILIDAD
PERO ESTRICTA SEVERIDAD.
Siendo
la norma quien da la pauta para cada caso, la objetividad es la condición
primaria para aceptar plena y naturalmente la disciplina, aun siendo exigente.
Para el
superior es fácil imponer la acción a tomar porque está explícita en la norma y
adicionalmente no es posible adaptarla o ponerla en duda por su albedrío.
Únicamente existirá la acción de estudio de un caso no estipulado pero será una
condición remota.
Las
amenazas, para someter al subordinado remiso, dejan de provenir del superior y
pasan a ser del entorno y la cultura general donde todos acatan y respeta la
norma por conciencia colectiva por ser conocida y asumida desde el inicio de su
vida militar. El espíritu cantaletozo y regañón no es necesario porque de
antemano cada uno sabe lo que se merece y en el caso de no aceptarlo, con el
sólo hecho de aducirle la norma con un sencillo protocolo o procedimiento, será
suficientemente para imponerle la acción requerida sin mayores argumentos o
discusiones.
Las normas
genéricas protegen y cubren ambientes amplios. Desconocerlas implica respuestas
contundentes, efectivas y castigos mayores. Por lo tanto las deficiencias más
significativas son las relacionadas con las reglas principales sin caer en una
multiplicidad de subdivisiones de normas o faltas menores que en muchos casos
no son oficiales, ni explícitas, pero si costumbristas^ usadas para mortificar
al subalterno como retaliación por causarle molestias o inconvenientes al
superior pero no forman el carácter del oficial y por tanto pierden valor
institucional.
MENOS
CEREMONIALISMO Y MAYOR SOLEMNIDAD.
El
exceso de protocolos y su constante aplicación, cae en la condición de baja
sinceridad y que de no hacerlo constituye falta de subordinación. La ausencia
de interés en lo ceremonial ha sido interpretada en forma reactiva-El no
practicar los protocolos es interpretado como desconocimiento de la autoridad y
esto es algo que un superior no puede tolerar y por tanto debe exigir.
El
procedimiento contrario es el que la institución debe infundir. Enseñar lo
ceremonial y las costumbres de cortesía. Como el habito donde el subalterno,
por su propia convicción, demuestra su espíritu de cuerpo, acatamiento a sus
supriores y sentido de pertenencia.
Más no
por exigencia del superior, sino por estímulo individual. Deja de ser un acto
mecánico de cumplimiento de un deber, para convertirse en expresión sincera del
respeto y adhesión a sus comandantes. Infundir o crear el espíritu de la amplia
cortesía, es una acción difícil para todo superior porque demanda significativo
esfuerzo de adoctrinamiento y especialmente ejemplo al subalterno. Ante dicha
dificultad, la técnica, implantada por costumbre, ha sido la obligación del
superior requerirla que deber del subalterno practicarla. El resultado final
que hemos logrado, es el de la cortesía como exigencia y no como lo que el
subalterno ofrece porque al mismo tiempo, su superior se lo merece.
Por
supuesto que si la actitud indica que el alumno no practica la cortesía para
demostrar su rechazo y animadversión contra el espíritu militar, se está
demeritando para pertenecer a la institución debiéndose reflejar en la
evaluación de desempeño aplicando el reglamento disciplinario para corregirlo y
reduciéndose de aceptación institucional.
La solemnidad y el respeto en las demostraciones de cortesía para con los símbolos patrios los superiores y las costumbres, surgirán de la interioridad individual y no de la imposición externa. Lo primero es una acción genuina de su convicción y lo segundo una respuesta artificial a una norma.
Los
anteriores criterios son un cambio grande en la forma tradicional de hacer las
cosas y el modo de vida del militar Colombiano.
Es por
ello que soy consciente de lo difícil que es implantarlos en forma rápida. En
primer lugar, requiere romper esquemas de carácter sacramental, fundamentales y
tradicionales donde suponemos que no hay discusiones y modificaciones. En
segundo lugar, causan el natural temor de ingresar en campos no dominados que
podrían salirse de nuestro control. Adicionalmente, requieren vencer la inercia
de toda la institución o el impulso creado por muchos años de hábitos
continuados. En cuarto lugar. Generar cambios significativos pueden causar
traumas, secuelas y riesgos que debemos evitar porque molestan e incomodan a
los demás
El
motivo de estas propuestas es la de propiciar el mejoramiento ideológico y la
calidad militar/ por un personal interés en el progreso y la profesionalización
del futuro oficial Colombiano. La calidad del recurso humano es el primer
peldaño por donde debemos contribuir a la modernización de las Fuerzas
Militares/ para afrontar el próximo milenio.
Teniente
Coronel Iván Darío González Urán
Subdirector
Escuela Militar de Aviación
FUERZA AÉREA
Santiago
de Cali Julio 12 de 1999
Señor
Brigadier General
DIRECTOR
ESCUELA MILITAR DE AVIACIÓN
Me
permito informar al señor Brigadier General las causas de mi retiro de la
institución.
Quiero
aclarar que la entrada a la escuela fue una decisión personal que después de
mucho tiempo se hizo realidad. Cuando me entere que había pasado los exámenes
para ingresar a la escuela, me puse muy contento pues muy pocos habían llegado
donde yo estaba, me parece que era más una satisfacción personal.
Sin
pensarlo dos veces continúe mis papeleos que la Fuerza Aérea me solicitaba. En
ese momento yo estaba muy bien enterado de cómo era la vida en la escuela, todo
lo relacionado con el estudio, vuelo y hasta el ejercicio físico que se veía en
los cuatro años de carrera.
Cuando
por fin me iba de la casa, con mucha tristeza de dejarlo todo, yo sabía que me
iba a enfrentar a una vida totalmente nueva en donde el único que saldría
adelante seria yo mismo. Al llegar a la escuela me di cuenta que las cosas eran
diferentes a como yo las había pensado. Todo era raro y diferente para mí, pero
esto era normal en los primeros meses (eso decía la gente), así que no le puse
mucho cuidado y seguí adelante.
Durante estos meses realice cosas que no podré olvidar, como disparar un anua, montar y conocer aviones de la Fuerza Área Colombiana, concurrir eventos de mucha importancia, viajara Palanquero y realizar un terreno, y muchas cosas más. También estuve rodeado de personas muy buenas, como mis compañeros que siempre estuvieron ahí presentes para cualquier cosa que necesitara. No quiero demeritar el trabajo que hicieron el grupo de oficiales y alféreces tanto en la instrucción como en el trato personal.
Durante estos meses realice cosas que no podré olvidar, como disparar un anua, montar y conocer aviones de la Fuerza Área Colombiana, concurrir eventos de mucha importancia, viajara Palanquero y realizar un terreno, y muchas cosas más. También estuve rodeado de personas muy buenas, como mis compañeros que siempre estuvieron ahí presentes para cualquier cosa que necesitara. No quiero demeritar el trabajo que hicieron el grupo de oficiales y alféreces tanto en la instrucción como en el trato personal.
Pero
existían ciertos problemas, yo no estaba adaptado al régimen militar, pero yo
hacia todo lo posible para que esto no me afectara. Pero después del primer
semestre me di cuenta que la vida militar no iba con mi personalidad y yo
encontraba en ella monotonía bajo
criterio. Algo de irracional e incoherencia. Me parece que la libertad es necesaria
para el desarrollo de una persona, y me parece que esa libertad se le priva, en
cierta manera al cadete. Personalmente la vida militar no va conmigo y pienso
que no puedo seguir en un lugar donde no soy feliz y en donde no puedo
realizarme como persona.
Mi
retiro de la escuela es una decisión personal, la cual la he pensado durante
mucho tiempo y creo que no se le puede dar más tiempo. Los conocimientos y
enseñanzas adquiridos fueron muy importantes para mí y estoy seguro de que van
a ser de mucha importancia para un buen desarrollo y desempeño en mi vida. Me
retiro bien, sabiendo que no fui nunca malo y que cumplí con todos mis deberes,
esta experiencia va a ser inolvidable para mí.
Atentamente,
Simón Uribe González
Santiago
de Cali Julio 12 de 1999
Señor
Brigadier General
DIRECTOR
EMAVI
Durante
el tiempo de Cadete en la Escuela, viví momentos gratos como momentos malos,
los momentos malos en determinado tiempo pueden ser llevaderos ya que con el
tiempo se acostumbra a esto, aunque muchos de estos malos momentos son causados
por errores de otros, va que por esto todos somos castigados, en-ciertos casos
no comparto esta situación debido a que la acción a castigar es injusta y como
cadete nuevo se es castigado seguidamente con motivo o sin motivo.
Mis
Alféreces en determinados momentos se desquitaron con nosotros y sin ninguna explicación nos gritaban por tal
motivo, yo como persona, me sentía desconcertado preguntándome cual fue mi
error.
Muchas
veces al estar en el bar de cadetes anunciábamos los reclutas y de un momento a
otro teníamos que dar vuelta al polvorín, por orden de mis Alféreces con la
excusa de que no habíamos anunciado, por esta situación me sentía muy ofuscado.
Antes
del juramento de bandera, los fines de semana eran terribles, ya que en las
mañanas del sábado y domingo se hacía aseo dando vuelta al polvorín. Esto, en
ocasiones nos estresaba demasiado lo cual nos hacía pelear entre compañeros.
La diana
todos los días entre semana eran muy duros puesto que en la conciencia se
sentía un aburrimiento de hacer lo mismo todos los días.
De saber
que seriamos castigados de cualquier forma, el aseo de los baños del dormitorio
me correspondía a mí, hice todo lo posible para que siempre quedara bien el
aseo. Pero mi alférez Rincón nunca le gusto el aseo que hacía, todos los días
era lo mismo, grito tras grito cual empezaba el día sin ánimos.
La parte
de armamento y tiro me gustó mucho, conocer en si el funcionamiento de un amia
y sentir lo que es disparar un arma de combate.
Una
experiencia muy gratificante fue el terreno en Palanquero, el sentir la
instrucción que reciben nuestros combatientes, las técnicas de combate, el
patrullaje nocturno, todo esto me mostró como es la vida de estos hombres en el
campo de combate y de comprender en cierto modo lo difícil que es estar en el
monte.
Cuando
empecé las académicas sentí que todo iba a ser diferente, que se iba a sentir
un ambiente Universitario, un sentido de investigación más "profundo, pero
en ese sentido me equivoque ya que el tiempo de estudio y el de investigación
que se lleva en la escuela es muy reducida debido al régimen militar, por otra
parte la parte de vuelo se ve muy
tarde, no hay un sentido de pertenecía con el vuelo ya que el cadete se
mantiene ocupado en el académico y militar todos estos factores fueron
decisivos en mi decisión de pedir mi retiro de la institución, aunque no todo
fue malo ni malas experiencias, ya que la experiencia vivida fue muy
gratificante, el sentimiento de compañerismo aumento y el amor hacia la patria,
todo esto fue una gran experiencia ya que mi formación personal aumento, la
responsabilidad inculcada me será de gran ayuda en un futuro próximo para con
el vuelo, ya que el cadete se mantiene
ocupado en el académico y militar todos estos factores fueron decisivos en mi
decisión de pedir mi retiro de la institución, aunque no todo fue malo ni malas
experiencias, ya que la experiencia vivida fue muy gratificante, el sentimiento
de compañerismo aumento y el amor hacia la patria, todo esto fue una gran
experiencia ya que mi formación personal aumento, la responsabilidad inculcada
me será de gran ayuda en un futuro próximo.
En si
todo lo que viví fue una experiencia más en mi vida la cual me ayudo a entender
muchas cosa, como de saber que todo en la vida no es fácil y que si uno quiere
lograr algo en la vida hay que lucharlo, de una manera honesta y no utilizando
ventajas deshonestas las cuales dejarían mucho que decir.
JULIÁN PEÑA
RODRIGUEZ
Santiago de Cali, 12 de Julio de 1999
Señor
Brigadier General
GONZALO
MORALES FORERO
Director
Escuela Militar de Aviación “Marco Fidel Suarez”
Me
permito informar al Señor General, la retroalimentación durante mi estadía en
la Escuela:
Primero
que todo yo decidí entrar a la escuela puesto que veía una oportunidad para lo
que siempre he deseado que es convertirme en piloto; en ese momento estaba
cursando primer semestre en la universidad cuando recibí la carta de
incorporación lo primero que pensé fue en rechazar el cupo ya que en la
universidad parcialmente estaba llegando a mi objetivo puesto que la ingeniería
aeronáutica me planteó desde un principio un contacto cercano hacia el mundo de
la aviación, pero luego al meditarlo mucho me dije que era un mérito haber sido
seleccionado entre tantos aspirantes y que iba a arrepentirme luego si lo
rechazaba, puesto que muy seguramente no se volvería a presentar la oportunidad
de ingresar a la escuela y a su vez debería estar dentro para saber cómo es en
realidad y no como se pinta en los folletos de incorporación.
Se tomó
la decisión y con el apoyo de mis padres decidí incorporarme, luego de llegar a
la escuela me encontré con una amabilidad que no esperaba. Los oficiales y
alféreces eran muy respetuosos con todos nosotros lo cual me perece bueno para
este tipo de procedimientos. Ese mismo día se llega con muchas expectativas y
lleno de energía por este nuevo paso en la vida, no se puede negar que la vida
desde ese momento cambia de una manera brusca pero es superable fácilmente en
los primeros días por el hecho de estar tan lleno de expectativas, la
instrucción militar que desde ese momento empezábamos era muy interesante
porque en realidad son cosas que realizan los militares pero que no son la
esencia de lo que yo esperaba encontrar. Obviamente yo sabía que al siguiente
día iba a tener mi avión pero sí que al menos se viera en el ambiente de escuela
lo relacionado con el vuelo, imagine de pronto ver por qué vuela o cosas por el
estilo. Pero ver a los cadetes de tercer y segundo año que en conversaciones
como las que se plantean en cualquier momento no saber ni siquiera qué tipo de
aviones se vuelan o que características tienen al menos los entrenadores
primarios, uno se puede dar cuenta que se interesan más por cosas del aspecto
superfluo como reuniones, uniformes, ceremonias o cosas por el estilo que por
lo que entraron a la escuela aunque ese no es un motivo suficiente si es parte
de un conglomerado de detalles que me llevaron a la decisión que estoy tomando,
mas así cuando se está en primer año cuando no se ve nada que lo encariñe con
el vuelo y que de la moral para sumirse a un régimen que no valora en lo
absoluto su modo de pensar y que en cambio crea actitudes negativas hacia el
modo de vida en una escuela de estas características.
La
instrucción militar en los primeros meses fue difícil tanto psicológicamente
como físicamente, pero estuvo llena de cosas nuevas que lo planteaban
interesante y motivante de este período es en el que más conocimiento se
adquiere y en el que se aprende a comportarse en la escuela y a lo largo de su
carrera, de este periodo vale la pena destacar los ejercicios de orden abierto
que se convierten en temas muy atractivos en su forma; luego de este tiempo y
cerrando con broche de oro con la ceremonia de juramento de bandera la cual fue
sin duda motivante, puesto que mis padres y yo mismo veía como después de este
tiempo era una persona mucho más madura y con más carácter para desenvolverme
ante los problemas que se me pudieran presentar.
La vida
en la escuela luego de los tres primeros meses cambia mucho y se vuelve
rutinaria y sin interés y las salidas son las que lo mantienen trabajando a
diario en el área militar y académica.
No se
puede negar que la calidad de la instrucción es muy buena pero debe mejorar en
cuanto a la investigación. Para mí estos seis meses estuvieron llenos de cosas
tanto agradables como desagradables que al final vienen a formar el carácter de
un militar y que sin duda son herramientas que me servirán en el
desenvolvimiento de cualquier carrera profesional.
Atentamente.
MAURICIO
ENRIQUE BOLÍVAR LUNA
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