EL PRIMER BATALLÓN
Todo el mundo sabe, la disputa
que tuvo lugar aquel día (viernes 20 de julio de 1810) en la calle real, entre
un comerciante español Llorente y don Antonio Morales, con motivo del banquete
que se preparaba para recibir al comisionado regio Don Antonio Villavicencio, santafereño,
educado en España. La revolución se llevó a efecto porque que una simple
disputa personal vino a ser la chispa que produjo la independencia de nuestro
país.
LA DISPUTA
Me sucedió a mí lo que a muchos otros jóvenes de mi tiempo, que de
curiosidad pasamos al entusiasmo y de meros espectadores, nos convertimos, en
soldados. Sin, saber cómo, fui enrolado en las filas de los patriotas, que
engrosaban por instantes y me hallé formando en la plaza mayor con mí lanza al
hombro. Así fue que vi aprehender al virrey Amar y a la virreina, su esposa,
por cierto más varonil que su marido.
Un señor Posada, que entonces era de los gritones, fue figura en los
bochinches y asonadas, pedía las cabezas de Llorente y lo seguía la multitud
pidiendo lo mismo, a manera del eco que
se repite en las rocas, pero muchos no sabían por qué la pedían, ni cuáles
eran los delitos que había cometido.
PRIMER BATALLÓN
Creo, como lo creían entonces, la misma virreina y don Juan Sámano, que
si hubiera salido una compañía del "Regimiento Auxiliar”, que hacía la
guarnición de la plaza, se habría terminado todo en pocos momentos.
Sámano aguardaba por instantes la orden que debía dar el virrey; pero éste
por fortuna era pusilánime y no se atrevió a darla ni a hacerse responsable de
la sangre que pudiera correr. Más entereza tuvo la señora, y así le echaba en cara
a aquel su cobardía.
No hubo más sangre derramada aquel día que la de un sombrerero llamado Florencio,
a quien hirió uno de los patriotas por haberle oído decir que tumbaban a los
virreyes, por la ambición de mandar ellos, y que esto era peor. Por donde se ve
que aquellos primeros patriotas no pensaban todavía en la absoluta libertad de
la palabra.
BANDERA DE HÚZARES DEL CENTRO
Restablecida al fin la calma y organizado el gobierno, comenzaron a
formarse los cuerpos militares, El “Batallón de Guardias Nacionales”. Había
venido a esta ciudad un cuerpo veterano llamado “El Fijo de Cartagena”. Este
cuerpo estaba acuartelado en el convento de Las Aguas, y sus oficiales se
prestaron voluntariamente a enseñar el manejo de las armas. Concurrían a esta
especie de academia varios señores del comercio y muchos jóvenes, a quienes los
de Cartagena llamaban los paisanos, así como éstos llamaban a aquéllos los chungos,
sin duda por ser, casi todos, gente de color. Y de entre esos jóvenes paisanos salieron
varios ingenieros de gran provecho, como D'Eluyart, Macedonio Castro, Pedro y
Atanasio Girardot, Hermógenes Maza, el ilustre Caldas, Santander y otros.
JOSE MARIA ESPINOSA "EL ABANDERADO"
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