CONCORDIA. FRENESÍ Y GUERRA
CAPITULO 16
NUEVAS
POLÍTICAS.
Durante
el gobierno de Alberto Lleras Camargo se consolidó el MRL, por parte de Alfonso
López Michelsen. Era gente joven que en su mayor parte eran de la cantera
liberal. Entusiasmaron con los nuevos eslóganes, consignas, excesos verbales y
hermosas frases, a inmensas masas campesinas. López hablaba de los "
feudos podridos " término tomado de Manuel Azaña. " Los
revolucionarios deben tomar el tren antes de que éste los deje", tomada de
Lenin “El abanico de candidaturas" frase de Sartre.
Los
compañeros Barberena y Juan de la Cruz Varela hablaban de reforma agraria al
estilo Cuba. Jorge Chaires presentaba planteamientos sobre la economía
marxista. Álvaro Uribe Rueda, santandereano, hablaba de un salario mínimo.
Ridiculizaba a Carlos Lleras Restrepo, quien con cabeza caliente y ofuscado
ante un sabotaje en el parque de Berrío por parte de Jaime Isaza Cadavid, los
trató de hampones. Estanislao Posada decía que para hacer la redistribución del
ingreso en Colombia era preciso colgar a todos los antioqueños que tuviera más
de 1 millón de pesos en las ceibas de la avenida la Playa.
El
MRL promulgaba que los problemas colombianos se debían al imperialismo
norteamericano, a los oligopolios, al periódico el Tiempo, a la familia Ospina
y a los Lleras. La Universidad despertó de las tres dictaduras semifascistas,
empezó a leer y a comprender la dialéctica marxista y la fuerza universitaria
ya no fue el convidado de piedra. Lo de la reforma agraria me emocionó
profundamente. La consideraba una necesidad inaplazable y de redención inmensa
de las masas campesinas con los cuales yo había convivido.
Constituimos
un grupo político al que nuestros contradictores denominaron "los
dinamiteros". El ideólogo era Hernán Toro Agudelo. Tomó parte en la
discusión de la ley Guillermo Gaviria Echeverri, ingeniero muy inteligente de
Frontino Antioquia. También Evelio Ramírez ingeniero especializado en
administración pública. El abogado Carlos Moreno de Rio Negro. El administrador
Augusto Mesa. El abogado Elías Espinosa y mi persona, ilusionado con la reforma
agraria y la socialización de la medicina que debía implantarse en Colombia.
Éramos
amigos de todos los del MR y veíamos Alfonso López a un intelectual y a un
político interesante. Veíamos en el Frente Nacional una camisa de fuerza, un
freno al desarrollo político. Atacamos al periódico " el Correo " y
nos oponíamos a la cuarta gobernación de Jaramillo Sánchez.
CAMINO
MÁS SEGURO
Un
martes, a eso de las ocho de la noche, se presentó a mi casa un campesino de la
vereda La Galana, en Salgar. Tenía su señora de parto y trajo dos cabalgaduras.
Fue un parto feliz. El era un hombrecito de apellido Maldonado y me insinuó que
amaneciera en el zarzo, pues su casa era demasiado estrecha. Le pregunté por
qué no había ocupado a los médicos de Salgar, cuya casa quedaba cerca a ese
municipio. Me respondió que había más seguridad en el trayecto de 15 km hacia
Concordia que en los 3 a Salgar, ya que por allí merodeaba el Pálido con su
cuadrilla. Recuerdo la satisfacción de quitarme una ropa empantanada y mojada
después de haber prestado un servicio médico.
EL
SARGENTO TOBÓN. PRIMERO DE TROPA. SUR
Llegamos
a las dos de la tarde a Bolombolo y en ese momento apareció un personaje
pintoresco con altas botas, camisa caqui, adornada de unos galones militares. Se
trataba de Jorge Tobón Restrepo, hombre blanco, pecoso, locuaz, se reía de él
mismo, de Andes, Antioquia, activista número uno del MRL. Su padre y tíos
habían estado en el combate de Aguacatal en el año 1900. Jorge estuvo como
soldado en el dudoso conflicto del sur. Su camisa caqui era de la época de la
Guerra del 32, un buen símbolo Guerrero y político.
Después
de hablar de los programas del MRL y de repartir hojas volantes partió para su
solar natal. (El sargento Jorge Tobón Restrepo, denominado "Uno de
Tropa", escribió su experiencia en la guerra con el Perú en un libro
titulado "Sur". Dejó plasmados todos los malos manejos de los
superiores para con la tropa en esa época y con motivo de ese conflicto).
LA
PERITONITIS DE "EL PÁLIDO"
Un
domingo a las ocho de la noche, se presentaron a mi casa Jaime Posada y Gabriel
González acompañados de varios ciudadanos de Salgar, tanto liberales como
conservadores. En las horas de la mañana se había dado un combate cerca de la
finca Troya. El Pálido y varios de sus hombres estaban heridos en una playa del
río Barroso. Me trasladé con la condición de llevar los heridos a la finca de
un conservador en el cañón del Barroso que era de mi confianza. Que cuando
llegaran a ella me avisaran para asistir lo.
Al
otro día, por la mañana, Francisco Tobón alcalde, me llamó mostrando los
retratos de los heridos de el Pálido, el Míster II, el Colorado y de otros
elementos de la cuadrilla liberal. Que los tenían encerrados entre el puente
Troya y la Clara por parte de unos 600 policías, detectives y soldados. Noté
que era una especie de advertencia de un alcalde amigo.
Al
viernes siguiente por la tarde se presentó a mi consultorio Julio Gutiérrez de
Salgar informándome que ya tenían los heridos en la finca de Roberto Quijano
apodado (gallinasito). No podía echarme atrás. Hernán Betancur me iba a recoger
en las afueras de la población. Dejé mi saco colgado en la farmacia a la vista
de todo el mundo para que pensaran que me encontraba en ella y por un
subterráneo salí a mi casa en donde me puse atuendo apropiado para disimular.
En Morelia
tenían las bestias muy bien camufladas y hacía pocos minutos había pasado una
comisión del Ejército. Partimos hacia el Barroso donde Marta González y
Herminia Sepúlveda nos indicaron la entrada para la vereda La Amagaseña, ya que
el imposible entrar por la Clara donde habían fuertes contingentes de policías
y detectives. Noté que el vecindario simpatizaba con mi presencia en la región
y me animaba a atender a los heridos.
En
la finca de Quijano estaba el Míster II con un tiro de carabina San Cristóbal.
El proyectil no había salido, vomitaba y estaba en una franca peritonitis desde
el domingo anterior. Era preciso llevarlo a un centro hospitalario. Los
compañeros se negaron diciéndome que lo operara allí mismo. Antonio Rico, el
mayordomo de la finca, ordenó seguir mis consejos. Regresamos al amanecer hacia
Morelia donde nos esperaba Gabriel González, César Posada y su hermano Jaime y
Ernesto Garcés Soto, los cuales habían hecho fuerza toda la noche por mí y por
los heridos.
EL
ESCÁNDALO
El
domingo estalló el escándalo las heridas sufridas por el Pálido y sus otros
compañeros, que no valía la pena que se escapara del cerco. El Míster estaba
gravemente herido y había sido atendido por un médico del suroeste a quien le
iban a dictar un auto de detención. Así informaba la prensa.
El
lunes se presentó a mi consultorio Antonio Londoño de la vereda Piedra de
Candela. Angustiado dijo que al amanecer llegaron con el herido a su casa. Lo
tenían en el sendero tapado con bultos de café. Me pedía que le sacara ese hombre
de allí porque de pronto la autoridad le fusilaba su familia. Con calma llame a
Jaime González (Gardel), sobrino del doctor Bruno, conviniendo con él las
sacadas del herido hasta el Brechón de Concordia para allí continuar por la Comía
a la finca " Aliadas " de Alfonso Montoya sobre el Cauca. Sólo esperaría
allí y así se cumplió.
El
mayordomo nos facilitó un colchón que pusimos en la camioneta de Hernán
Betancur y los pasamos por Bolombolo sin que las autoridades que estaban
avisadas se percataran. Pensé en escudarme en él convenio de Ginebra respecto a
mi conducta médica. Los contactos en Bolombolo entretuvieron al Cabo de la
policía. Pasamos al herido a otro carro y regresé a Concordia. Gardel y El
herido llegaron a la clínica Medellín donde fue operado por los doctores a
Alonso Puerta y Bruno González.
Alonso
me contó después que había encontrado materias fecales hasta en el ventrículo
derecho. Tratábase de una peritonitis de más de 10 días pero el hombre
sobrevivió. El martes la clínica fue militarizada. Una llamada de la casa cural
de Concordia había advertido a las autoridades de Medellín sobre la presencia
del herido en esa clínica. Posteriormente fue llevado a la cárcel de la Ladera.
La Cuarta Brigada tenía el nombre del médico y por eso le pedimos al secretario
de gobierno para qué le hablara a los militares sobre mi buena fe y Jaime Isaza
Cadavid sería mi abogado en caso de detención. El problema no trascendió. Mi
amigo Jesús Urrea, que vivía en un canalón de Penderisco, le llamó fuertemente
la atención al Pálido diciéndole que no abusara de mi bondad y de mis
servicios. Que dejara de estar creando problemas de orden público y de dirigir
delincuentes y desplazados en Salgar.
EL
ACCIDENTE DE CARLOS LLERAS
El
liberalismo de Urrao en el año 61 nos invitó al recibimiento de Carlos Lleras Restrepo.
Al llegar a la San José, entrada al valle de Pabón, acababa de llegar el doctor
Lleras acompañado de Germán Zea Hernández. Pocos segundos antes el chofer del
automotor, de apellido Arroyave, trató de encenderle un cigarrillo dentro de
vehículo al doctor Lleras. El carro perdió la dirección y se fue contra una
barranca. Los ilustres visitantes fueron llevados a una de las mesas de la
fonda principal asustados, donde yo me presenté como médico. (La fonda aun existe).
Le pedí que se acostara para examinarlo pero se negó.
Ya
calmado pidió un cigarrillo y un aguardiente. En esa época tenía cuatro
pasiones: estudiar economía, beber, fumar y hablar mal de los godos. Herlindo
Montoya, secretario general del Capitán Franco, brillante guerrillero y rodeado
de muchos seguidores, entre ellos Octavio Caro, le presentó el saludo a nombre
del movimiento guerrillero del municipio de Urrao. La comitiva lo llevó al
valle de Pabón quedando abismado de su topografía y paisaje. Insinuó que la
reforma agraria en Colombia debía empezar en Urrao. El ML de Urrao estuvo muy
activo. Lo dirigía una mujer llamada Marta Montoya y mi amigo Carlos Restrepo Arbeláez.
El
M-19
En
1959 Carlos Lleras, en el Valle del Cauca mencionó una posible reforma agraria.
Fue el creador del Instituto de Crédito Territorial, del IFI, intervino en la
creación de las cuotas cafeteras. En su gobierno del 66 al 70 el café estuvo a
37 centavos de dólar, no obstante frenó la inflación y el costo de vida. La
ocupación fue satisfactoria. No se dejó imponer las condiciones del FMI. Creó
el estatuto cambiario para que Colombia no cayera en la política económica de
los países del cono Sur. Legalizó la interconexión eléctrica y aprobó la reforma
constitucional del 68. Trato de hacer nuevos y mejores propietarios agrícolas
creando una profunda conmoción en el campo por las tensiones y muertes entre
aparceros y los propietarios. El país no aceptaba la modernización del campo,
sólo quería las antiguas relaciones feudales de producción. Creó la Asociación
de Usuarios Campesinos. Se le enredaron las escuelas políticas con el caso de
Nacho Vives. Terremoto político que después de la elección de Pastrana fue el
motivo para formalizar el brazo armado de la Anapo, conocido como el M-19.
JULIO
CÉSAR TURBAY AYALA
Como
jefe del Partido Liberal estaría un viernes en Manizales, el sábado en la plaza
de Cisneros de Medellín, el domingo en la población de Andes en la mañana y en
la tarde en Bolombolo. Debía trasladarme a Altamira, Salgar y Bolívar durante
sus tres días. Esperando las bestias en el Brechón de Betulia, llegó un
ciudadano de apellido Rueda quien me entregó un revólver 38 para qué se lo
guardara en mi consultorio y un dinero bastante con el fin de que hicieron pago
de ganado en la finca de la familia Ospina. Eché el dinero y el revólver en las
alforjas.
Me
acompañaba Joaquín Montoya (el indio), sobreviviente de la guerra civil y con multitud
de cicatrices y Ernesto Vasco. Llegamos a la vereda las Vargas donde entrada la
noche hicimos una maravillosa concentración. Esa misma tarde regresamos a
Betulia. Allí encontramos la comisión enviada desde Bogotá por Julio César
Turbay, compuesta por unos jóvenes bogotanos muy educados y asustados
políticamente. Esa misma noche estuvimos en Concordia a las dos para la
concentración. En Bolívar a las seis de la tarde.
En
esa población en 1934 y en plena hegemonía liberal, un ciudadano de los lados
de Farallones, de apellido Restrepo, gritó vivas al Partido Conservador
suscitando un abaleo con cuatro ciudadanos muertos. Con las dos visitas hechas
por Mariano Ospina Pérez, el conservatismo se envalentonó y parte de él se hizo
agresivo. Cuando López Michelsen, en compañía de Jorge Tobón Restrepo habló en
la plaza, trataron de hacerle una "guachafita”. Yo tenía en mente estos
antecedentes. Yo hablé de último y ataqué al MRL y a la Anapo. Por esos días
ambos estaban unidos. La multitud fue aumentando formada por anapistas y
emerrelistas.
Empezaron
tirándome cáscaras de naranja y de plátano, seguido de un estribillo,
"médico HP, ándate a matar gente a Concordia, déjanos en paz, viva López,
viva Rojas". Un anarquista de apellido Puerta sacó el revólver. Mis
seguidores me llevaron y me encerraron en el club social de Bolívar. La
autoridad no apareció por ninguna parte. Los liberales bolivianos amigos me
proporcionaron un carro con el cual llegue a Bolombolo. A eso de las cinco de
la tarde llegó Julio César Turbay proveniente de Andes. Viajaría al día
siguiente temprano a Bogotá para entrar en contacto con Carlos Lleras.
Yo
debía figurar en las próximas listas de la asamblea. Fue elegido presidente en
1978. Veía en él a un gran combatiente por la causa liberal. Pero me decepcionó
un poco debido a la aplicación, parte de la alta cúpula militar, del tenebroso
y represivo Estatuto de Seguridad. En el gobierno y en la mente del Dr. Turbay
predominaron ampliamente las ideas de tesis militaristas.
José Ignacio González Escobar
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